Partida Rol por web

Un extraño olor llenó las fosas nasales del aviador. Un olor jamás experimentado, que le puso los pelos de punta. Acre, intenso.

Pickwell se introdujo por un túnel casi al azar y se agazapó tras unas rocas. El sonido se hizo más y más cercano. Algo estaba cruzando la gran sala. Algo muy grande que emitía muy pocos sonidos para el tamaño que debía tener. Desesperado, miró hacia dentro del túnel, para preveer una ruta de escape... y estaba cegado con escombros pocos metros más allá. Se asomó, aterrado de que lo que fuera que había ahí le hubiera percibido, porque ahora se podía escuchar como el olfateo de cientos de narices y el babeo de por lo menos el mismo número de bocas. En la hórrida penumbra de la sala, brillante por algún tipo de fosforescencia putrefacta, se podía ver el más horroroso engendro que había visto nunca...

Cubría con su enormidad todo el espacio que dejaba libre la boca del túnel y olfateaba buscando. Olfateaba, escuchaba y quién sabe qué otros sentidos ponía en juego con los órganos que constantemente tomaban forma y se deshacían para volver de nuevo desde otros lugares de la masa caótica que era su mole.

Los temblores que hasta el momento solo asaltaban a Pickwell cuando trataba de tomar los mandos de un avión volvieron. Casi no podía respirar. Se mantuvo aferrado a la poca cordura que le quedaba, agazapado como una rata en el rincón más miserable de todo el orbe. El ser se movía por la sala, olfateando...

De súbito la criatura de pesadilla se estremeció. Se escucharon algunos trinos torpes, débiles, incongruentes con la enormidad de carne y sangre que los emitía. Había encontrado un rastro y se lanzó a la caza de ese nuevo y extraño aroma que percibía... pero comenzó a seguirlo en dirección contraria a donde estaba la temblorosa presa.

El ser desapareció rápido, pero lo más seguro es que pronto volviera, al darse cuenta de su error. La oportunidad era clara. Pickwell se movió antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo. Cuando recuperó el control de si mismo, de nuevo se encontró en algún lugar desconocido. Por la temperatura pudo deducir que ya no estaba tan profundo como antes. El frío era intenso. Pero no podía dejar de pensar en algo de lo que no se acordaba muy bien que olfateaba sin descanso, y que seguía su rastro incansable, que lo haría sin pararse siquiera a dormir hasta encontrarle y devorarle.

Ya en lo alto de la roca, en medio de esos curiosos montones de nieve con forma de estrella, oyes un sonido incongruente que te trae la brisa gélida. Jurarías que es algo así como el trino de un pájaro, aunque no reconoces el canto. Cuando miras en la dirección en la que te parece que viene no ves sino lineas de escombros y siluetas de edificios.

Te vuelves para comentarlo con tus compañeros, pero cuando vuelves a mirar, te parece que una piedra que había como a medio kilómetro, en medio de una serie de muros parcialmente derribados, ya no está. Y crees que antes estaba. Tenía un perfil ahusado y era gris.

Ya en lo alto de la roca, en medio de esos curiosos montones de nieve con forma de estrella, oyes un sonido incongruente que te trae la brisa gélida. Jurarías que es algo así como el trino de un pájaro, aunque no reconoces el canto. Cuando miras en la dirección en la que te parece que viene no ves sino lineas de escombros y siluetas de edificios.

Te vuelves para comentarlo con tus compañeros, pero cuando vuelves a mirar, te parece que una piedra que había como a medio kilómetro, en medio de una serie de muros parcialmente derribados, ya no está. Y crees que antes estaba. Tenía un perfil ahusado y era gris.

Contemplas el paisaje desde la roca. Das una vuelta en redondo, pero cuando vuelves a mirar al lugar donde habías comenzado la rotación, te parece que una piedra que había como a medio kilómetro, en medio de una serie de muros parcialmente derribados, ya no está. Y crees que antes estaba. Tenía un perfil ahusado y era gris.

Chester empezaba a pensar que finalmente había perdido la chaveta. ¿Cómo era posible que las piedras se movieran? Pero allí estaba - o mejor dicho, no estaba - la prueba: estaba seguro de haber visto una piedra gris y alargada como a medio kilómetro de distancia, pero ahora había vuelto a mirar, y ya no estaba. Cerró los ojos con fuerza; ¿quizás era aquel horrible viento lo que le estaba afectando y haciendo que viera visiones? Sí, tenía que ser el viento, que a ratos parecía gemir como el trino de un pájaro desconocido.

El viento, el frío, el hambre... o una combinación de los tres. A saber cuál era la causa, pero Chester se estaba volviendo definitivamente loco, siguiendo los pasos de otros tarados en aquella expedición.

Chicos, si os dijera que hay una piedra gorda y gris que antes estaba ahí - dijo señalando en dirección a unos muros que apenas se mantenían en pie - y que ahora ya no está, ¿qué me diríais?

Si no hubiera sido Pooster el que bajo a sacarla del atolladero, Menez se hubiera dejado caer al vacío tal había sido la angustia del ascenso. Finalmente todos llegaron a la cima sanos y salvos, Menez encantada de aferrarse al fuerte brazo de su protector, así que no hubieron de comprobar si la pequeña mujer poseía la sorprendente habilidad de emular a los carambolos y desplegar alas membranosas que la sacaran de ahí en un pis-pas. Una vez en la cima la muejr señaló los montones.

- Mirad allí. Cuatro montones de nieve. ¿No deberíamos ir a ver?Rompehuevos, Pickwell, Nandan...y me sobra uno. Ups, ¿lo he dicho en alto?- Miró a Pooster toda apurada. Ante la pregunta de Chester tuvo que reprimir lo que de verdad pensaba para sólo añadir.- Pues que no sería una piedra. Quizá fuera un Carambolo.

Mucho me temo que le diria que esta en lo cierto, yo tambien he visto desaparecer esa piedra y o mecho me equivoco o no era una piedra. Solo rezo porque no fuera un soghothh.... Solo espero que no tenga que volver a cruzarme con uno nunca mas, son temibles. Algo se ha movido no muy lejos de aqui, algo grande y no creo que queramos verlo cerca.

Considero que hemos de tomar notas y aprender al maximo de todo esto, pero no jugarnos el tipo en demasia, aqui ya empieza a haber demasiadas varianbles que podrian jugar en nuestra contra. 

Busquemos a esos locos y volvamos al campamento, creo que seria lo mejor, dadas las circuustancias.

Corro hacia el frio, hacia arriba, el calor es malo, lo profundo es malo, corro como un loco lo mas rapido que puedo hacia la superficie. Ya no reparo en sutilezas, los obstaculos que me encuentre los derribo hasta lograr llegar a la superficie y refugiarme en esos aviones, que una vez en vuelo, la cosa que me sigue no podra alcanzar...

No hay ninguna duda. Algo enorme se ha movido - confirmó Charlene, con un tono de voz de inusual nerviosismo en su voz - y a no ser que esos seres puedan trinar, como haría un pájaro de proporciones descomunales, no creo que sea un carambolo o uno de esos "soghothhs". Deberíamos ponernos a cubierto, y pronto. Por cómo ha desaparecido, lo que sea eso debe poder desplazarse a una velocidad increible. Sugiero que volvamos a la plaza cuanto antes, escogiendo los pasos más protegidos que sea posible... - terminó, mirando con preocupación al cielo, como si pensara que el peligro llegaría desde arriba - Esperemos que puedan regresar por si mismos - añadió, con una nota de desesperanza.
 

Igual tiene razon, amiga. No se porque pero un picor en una pierna que no sentia desde niño ha vuelto a mi, y fue en el encuentro con una sombra heladora. tengo un mal palpito, vayamosnos, sera o mas prudente.

Acompañeme, amiga. Tim  coge suavemnete de la mano a Menez y la ayuda a bajara de la roca. 

Venga por aqui, no tenga miedo, yo la sujeto.

Bajemos, amigos.

Vaya, o sea que no eran imaginaciones suyas; una cosa gorda y gris se había movido, y trinaba como un pájaro.

Por una parte, a Chester le alegró comprobar que no estaba más loco que de costumbre, y que aún conservaba algo de su escasa cordura.

Por otro lado, el saber que una cosa gris y enorme se movía a gran velocidad y probablemente en su dirección era algo realmente preocupante.

Quizás la locura sería en algunos casos una bendición - pensó, no sin ciertos tintes shakespearianos. Pero no había tiempo para ponerse literarios.

Bien pues, decidido. Volvamos deprisa; no querríamos toparnos con un monstruo gigante y silbante, ¿verdad? 

Chester intentaba quitarle hierro a la situación, pero no podía evitar preocuparse por el destino de Nandan, Starkweather y - sobre todo - el pobre Dominique. Pero había momentos, y el piloto lo entendería perfectamente, en los que cada hombre debía valerse por sí mismo si quería sobrevivir. Y aquella era un de esas.

¡En marcha, señoras y señores! ¡El último es un carambolo feo!

Cuando los que habían salido a explorar ya hacía unas buenas seis horas volvieron, Starkweather estaba a punto de enviar un grupo de búsqueda. Junto con Nandan, había reunido una buena cantidad de souvenirs.

Este chico es un tesoro, decía a quien quisiera oir, tras mirar con aire indignado a los que habían tenido preocupado a todo el mundo. Sabe moverse por este sitio como pez en el agua.

El camino había sido duro, pero se había podido recorrer pianito y con cuidado, una vez vista la zona donde estaba la plaza. La calle a la que habían accedido antes de subir por la colina de granito era una de las que antaño desembocaban en la planicie donde estaban los aviones, pero ahora estaba cegada por los escombros y el hielo. Había sido cosa de trepar arriba y abajo durante otra hora más.

Todo el mundo os recibió alborozado. Los mecánicos iban bien con el patín estropeado, reforzándolo con cintas de hierro al menos para que pudiera aterrizar otra vez sin problemas (en el despegue os encargaríais de despejar de obstáculos la pista, así que por ese lado no habría riesgos).

Hirsch, más silencioso que la mayoría, observó a los recién llegados. Pensativo, puede que preocupado. Vuestras caras largas y vuestro silencio ante el alborozo reinante no habían pasado desapercibidos al psiquiatra.

¿Todo ha ido bien? ¿Algún problema?

¿Y dónde mierda se ha metido Dominique? Miles acababa de darse cuenta de que no iba con vosotros. El primero de todos. En descargo de los demás había que decir que no había pasado ni un minuto.

Oh, papá, realmente es muy fácil. Solamente hay que mirar los planos que hay por todas partes. Como en las paradas de los autobuses. A cada paso tienen uno, ¿no os habéis dado cuenta? Tras mirarlos solamente hay que imaginar cómo era todo antes de derrumbarse. Algunos detalles no son iguales, claro, pero las calles y las vías principales siempre están bien representadas. ¡Mira! ¡Por ahí viene!

Acababa de preguntar Miles por el aviador canadiense. Del otro lado de la plaza, de entre unas piedras enormes, Dominique apartaba nieve para abrirse paso, como si estuviera naciendo de nuevo. Corrió hacia los aviones con un curioso paso irregular. Tropezó un par de veces.

Sykes todavía estaba afectado. Nada más salir de la sala donde habíais guardado parte de los pertrechos, para despejar las cabinas, se había sentado sobre una roca. Parecía cansado.

Algo le pasa. Id a ver, puede que necesite ayuda. Mirad, tiembla como una hoja.

- ¡Nada de Sogoths o como coño se diga!¿Es que nadie a leído el texo de Dyer? Esos hacían...como era...ah sí, TELEKKI, TELEKII- Puesto que Menez sólo lo había leído en papel no sabía que entonación darle así que optó por una siniestra y con voz de ultratumba.- ¿No habrán visto la sombra de un avión?- Alargó la mano para tomar la de Tim, se lanzó sobre su protector pecho mirando hacia arriba. Tomó de nuevo su rostro entre sus manos y le forzó a besarla de nuevo.- Dudé de ti, mi buen Tim. Llegué a pensar que todo era un fraude.- Mientras se confesaba le manoseaba las orejas, los pómulos, incluso se atrevió a toquetearle el bigote para cerciorarse de que no era falso.- Pero si hay algo verdadero es el sentimiento que me has despertado.- El camino de regreso fue un sufrimiento, pero al menos tuvieron una recompensa. Nandan estaba en perfectas condiciones. Starkweather por su parte les mandaba miradas de reprobación y fanfarroneaba de vástago. En cuestión de pavonearse, Menez no iba corta tampoco.

- ¿Y si le digo que hemos encontrado a Gedney?¿Cómo se queda? Pues siéntese  porque ni usted quedará de pie cuando le relate, con pelos y señales, cómo estaba su cuerpo enterrado.- En eso llegó Picwell saliendo de entre una espesa capa de nieve.- Todo arreglado, entonces.- Ya habían recuperado al piloto y así no hacía falta dar explicaciones a Starkweather sobre que lo habían perdido y no habían ido a buscarlo. - ¿Por aquí cómo les ha ido? No habrán visto a los alemanes, ¿no? Farsantes...- Cuando Hirsch se dirigió a ellos, Menez le devolvió una suspicaz mirada de ojos entrecerrados.- ¿Qué sabe usted de la hipnosis, Doctor?