El magos observó en sus pantallas la desaparición repentina de la nave xeno tras un pico de energía. El tecnosacerdote lejos de sentirse disgustado como habría hecho un mortal. Sintió una punzada de ávida curiosidad y quizás una marcada envidia. Tal tecnología esta fuera del alcance del Imperio. ¡Tal efusión energética!
Eso le recordó que las concentraciones de gases tóxicos de los niveles inferiores estaban llegando a niveles críticos, suficentes para que una porción reseñable de la población irrumpiera en toses y abandonara sus puestos de trabajo. Tal blasfemia no debía ser permitida y el magos redirigió la energía hacia servicios secundarios, como iluminación, calefación, procesado de residuos y conservación de alimentos. Hecho esto tecleó una última línea de código que apareció en el monitor del capitán.
+ Persecución fracasada. Redistribución de energía revertida +
Hecho esto, avisó a sus ayudantes, se apartó de las consolas y se colocó de nuevo en la camilla de formateo/primeros auxilios, donde se reconectó a una gran cantidad de terminales neuroeléctricas. Su curación, física y espiritual aún no habían terminado.
Sebastien dio un puñetazo al brazo del trono de mando cuando la imagen de la nave xeno salió de las pantallas. La habían puesto en jaque y habían demostrado que la Effrayant podría terminar con naves que tenían armamentos desconocidos, pero ahora tenían algo más importante entre manos.
-Rumbo hacia la estructura de la energía desconocida. Si la nave xeno la defendía, será importante -respiró profundamente- quiero un escaneo de la estructura completo, no sea que nos guarde sorpresas desagradables. Buen trabajo durante el combate, caballeros.