Partida Rol por web

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

- "Ekaterina, hija, ¡qué cara más mustia! Anímate y tómate una cerveza, que esta noche son gratis." -

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

Aquel nuevo habitante tan raro también había acudido a aquella ceremonia, aunque no había sido desde luego de los primeros en aparecer, y no parecía muy contento por encontrarse en un espacio abierto a plena luz del día. Ocupó el puesto que encontró más alejado de la incidencia directa de la luz, así como de las personas que habían acudido allí, y simplemente observó. 

Desconocía de qué iba aquella ceremonia, aunque conforme vio su breve desarrollo comprendió. Esta gente sabía donde vivía. Sabía cuales eran las posibilidades de verse en una situación así. Y habían desarrollado una tradición y un rito al respecto, algo que podría parecer macabro para otros, sin duda. Sin embargo, Dragos no tenía necesidad de emitir juicio de valor alguno. Eran las tradiciones del lugar donde ahora residía, y no era su voluntad contrariar a las gentes que parecían haberle acogido.

No se unió al griterío tampoco. Por un lado, era muy poco dado a alzar la voz, prefiriendo comunicarse en un tono bajo pero audible, seguramente debido a algún truco mágico menor. Por otro... No le parecía adecuado. En cierto modo, era apropiarse de una identidad que no era suya, cosa que al llevar algunas semanas allí no parecía la mejor de las ideas. 

LOS COMUNES:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

Durante la ceremonia Haluk Molok pudo observar a toda la multitud que se reunió en los comunes. La gran parte de Trunau se encontraba allí, muchas de las personas le sonaban pero tampoco se había abierto socialmente con todos y solo con pocos había logrado compartir unas palabras o una pequeña conversación.

La ceremonia había comenzado y escuchó con total atención las palabras de la defensora jefa Halgra de las Cuchillas Ennegrecidas. Pudo ver a su hija, una semiorca. El hobgoblin odiaba a los orcos, podía llegar a tolerar a los semiorcos y sentir pena por ellos, pero él prefería llamarlos semihumanos. El odio que sentía hacia esa raza era indiscutible. Con una seriedad absoluta presenció cada segundo de la ceremonia del Cuchillo de la Esperanza. Observó a su alrededor  y pudo ver a cada uno de los miembros de la comunidad con el arma colgada en su cuello. En el momento que Halgra finalizó sus palabras, el coro del resto de habitantes de Trunau puso la piel del hobgoblin de gallina, sintió esa adrenalina recorrerle todo su cuerpo y no pudo evitar hacer una mueca de sonrisa. Estaba a punto de ilusionarse y derramar una lágrima, pero aguantó como un campeón e intentó demostrar serenidad mientras afirmaba. Lo que había visto aquella noche le llenó de orgullo y valor, aquella comunidad se había ganado totalmente al hobgoblin.

Los labios de Haluk Molok susurraron unas palabras – “Por Asmodeus que haré lo que haga falta para proteger este pueblo humano” – allí que una pequeña lagrima desbordó por su tosca mejilla.

- “¡Trunau por siempre!” – levantó  su puño como si fuera uno más, no pudo evitarlo, sintió esa adrenalina que recorrió todo su ser y necesitaba ser expulsada con ese gesto y esas palabras.

Después de los vítores y las palabras de todas las personas que había en los comunes, empezó el jolgorio y Haluk Molok se acercó para tomarse una cerveza y celebrar la ceremonia de aquel día.   

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

Intentando pasar desapercibido en la medida de lo posible, si es que fuera posible tal cosa dado su aspecto, manteniéndose ligeramente alejado del grueso de gentes y acogiéndose a la protección de esquinas y sombras, el Ghoran recién llegado a la ciudad observó no sin cierta fascinación la ceremonia que se estaba llevando a cabo.

Había acabado allí de casualidad, impulsado por su curiosidad, al ver cómo pequeños grupos de conocidos y familias recorrían las calles de Trunau con gesto decidido y con una meta bien visible en sus pasos. También habían gentes solitarias, pero los saludos oficiados para con unos y otros, hablaban de convivencia y mutuo conocimiento. Y ante aquel fluir de gentes, para el Ghoran lo más natural fue seguirlos.

Y tal y como había llegado, es decir, con idéntica discreción, se situó en un segundo plano, atento con todos sus sentidos a aquel ceremonial de iniciación, algo que parecía un ritual de madurez donde la consciencia del dolor y el sufrimiento así como el suicidio y el homicidio eran los ejes de cuanto se decía y juraba.

El Ghoran observaba y absorbía aquel pequeño drama de anticipación al horror que los orcos podían representar para cualquier forma de vida, algo de lo que el ghoran podía haberles hablado largo y tendido. Quizá las dudas que podían alcanzar a verse en unos pocos rostros desaparecerían si hiciera una pequeña intervención acerca de mutilaciones, torturas, desollamientos y fracturas, así como del empleo del fuego, el agua, el hierro y la piedra por parte de aquellos monstruos de la naturaleza que eran los orcos. Hubo incluso un pequeño paso adelante, totalmente insconsciente, antes de que la prudencia contuviera su cuerpo y su lengua. No le pasaban desapercibidas las miradas que en ocasiones atraía y en las que creía apreciar cierta gula.

Ante el griterío final en favor de la ciudad, se abstuvo igualmente de intervenir. El Ghoran no era de allí y un juramento tal, carecía de sentido. Sonaría falso y la mentira no era algo que entrara en su universo. No al menos por gratuidad.

Y tal y como había comenzado, todo acabó, dejando al Ghoran con una cierta sensación de vacío, sin saber muy bien qué haría a partir de ese momento. Afortunadamente una mujer habló en sus inmediaciones y venciendo sus reservas naturales, se acercó a ella.

-Perdone señora mi atrevimiento -dijo con un encanto del que no era consciente-. No he podido evitar escucharla y saber de esa cerveza gratuita que quiere compartir con esa muchacha. ¿Podría decirme dónde se sirve dicha cerveza y cómo podría llegar hasta allí?

- "Mirad, mirad, Ruby va a elegir a sus campeones. Apartáos y dejarla pasar y decidirse." -

Trog olisquea a Ruby, y después se aparta, regresando junto a Garinya.

El Capitán de Patrulla Rodrik alza las manos y recibe algunos vítores de la multitud, es muy popular en Trunau, siendo un miembro muy destacado de la milicia, además de escritor famoso localmente, lo que le convierte prácticamente en una celebridad a nivel local.

Él y su hermano Kurst se acercan a su posición en la cuerda del juego del "tirón-de-guerra". Ellos serán los representantes de la guardia en esta prueba, y se enfrentarán a Ruby y a los cuatro campeones que ésta elija.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

-Trunau por siempre...

El eco de los vítores de la multitud aún resuena en la cabeza de Dagfinnr. Por momentos, le había recordado a su pueblo natal. Había algo en la voluntad de Trunau de resistir ante la adversidad, de no doblegarse ante el enemigo más fuerte, que le resultaba familiar. Y Dagfinnr respetaba eso. Y el cuchillo como rito de iniciación, aunque el objetivo final de aquel cuchillo, lo que simbolizaba, le parecía una aberración.

Les roba de la posibilidad de morir como guerreros...

Aún así, le estaba cogiendo cariño a este pueblo y a sus gentes. El vikingo se había puesto una muda limpia de ropa, y se paseaba entre la multitud hasta encontrar un lugar donde servían cerveza gratis. Saboreó la malta y volvió a llenar la jarra. Entonces vio al pálido Dragos Florescu, al que había conocido la otra noche. Le saludó desde lejos alzando su jarra.

El anuncio de una competición de fuerza captó su atención, y sin querer sus pies le llevaban en esa dirección. No esperaba ser elegido para participar, apenas conocía a nadie. Ni tampoco era tan fuerte como algunos otros guerreros de su pueblo, aunque eso nunca le había amedrentado.

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MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

El pequeño goblin llegó casi cuando la ceremonia daba comienzo y desde entonces no se movió. Tapado casi por completo como estaba, permaneció atento a todas las palabras y actos que se iban sucediendo. Nunca en su vida había presenciado algo similar y por eso mismo quería no perder ni uno solo de los detalles de la ceremonia. Cuando ésta finalizó llegaba el turno de continuar con un juego. El mismo era completamente desconocido para él pero a juzgar por el nombre no parecía constar de un mecanismo demasiado complicado. 

La muchacha desgarbada debía elegir al resto de integrantes de aquel juego. Comenzó a andar entre los espectadores con poca gracia y menos belleza, algo que no agradó demasiado al inquisidor. Él estaba tranquilo pues sabía que no sería uno de los elegidos si la prueba requería fuerza física. Su menudo cuerpo bastaba para disuadir a alguien inteligente de seleccionarlo para emprender una aventura de ese estilo.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

La jefa Halgra dice sus palabras con orgullo y toma el juramento de su hija, que ahora es toda una mujer y ciudadana de Trunau, recibiendo su daga de la esperanza. La muchedumbre muestra su alegría y felicidad pues un miembro nuevo y listo para aportar a la defensa del pueblo es algo que siempre se agradece.

Peludo, por su parte, estaba ocupado en cosas más urgentes e importantes.

Así hasta que Win le alza en brazos y el gato baja las orejas para demostrar su molestia por ser interrumpido, aunque no es una protesta que su humano vaya a captar. Win le pide que relate lo que ve y Peludo lo hace:

 - "Grrrrrr. Miau." (La humana le toma el juramento a la chica semiorca. Le pasa una daga y todos felices.)

Todos se ponen a celebrar y sacan esa asquerosa cerveza que tanto parecen disfrutar estos primates. Peludo se lo indica a Win con un gruñido, por si quiere beber de esa porquería. El gato cree que les causa mucha felicidad y está seguro de que el ciego novicio necesita cualquier cosa que le suba el ánimo, por efímero que sea.

El juramento de los ciudadanos no se hace esperar y maullaría para repetirlo, pero me da pereza y tengo hambre. Se me apetece un poco de carne.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: EL SOL SE HA PUESTO.

Justo el Sol se acaba de poner, y la visibilidad disminuye considerablemente en los Comunes, pese a que la gente enciende braseros en varios lugares.

El Vikingo anda buscando el lugar donde se jugará el juego del "tirón-de-guerra" cuando de repente, varios lugareños se apartan para dejar pasar a una niña. Ella le pone la mano en el brazo a Dagfinnr, sonríe y le dice:

- "¡Tú serás mi primer campeón!" -

LOS COMUNES:

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HORA: EL SOL SE HA PUESTO.

- "¡Sí! ¡Buena elección, Ruby, ese norteño parece fuerte!" -

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: EL SOL SE HA PUESTO.

La niña semiorca se acerca al grueso Cruzado de Asmodeus Hobgoblin, Haluk Molok, y le toca el brazo.

- "¡Tú también!" -

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: EL SOL SE HA PUESTO.

La Consejera y herrera local Sara Morningstar asiente con aprobación ante la elección de Ruby, el Hobgoblin tiene unos brazos gruesos y nudosos como árboles jóvenes.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: EL SOL SE HA PUESTO.

Que Momo conociera de memoria toda la parafernalia de la Ceremonia hacía que pudiera estar atenta a otras cosas. Más que acostumbrada a los habitantes de Trunau la joven y curiosa gnoma no podía evitar fijarse en las incorporaciones más recientes. Trunau no podía permitirse ser demasiado exquisito con los valientes, o estúpidos, según se mirase, que decidían vivir allí, con todo el peligro que aquello suponía. Era diferente para alguien criado en Trunau, pues desde pequeño se impregnaba del sentimiento de amenaza eterna de las hordas orcas, de forma que se veía como algo normal.

No es extraño hasta que viajas a otros lugares...- ¡Ah, viajar y conocer mundo! Eso le daría la oportunidad de empezar de cero, de forjar un grupo de amigos. Los desarrapados extranjeros no la molestaban, todo lo contrario. Los veía como carne de cañón para abordarlos y poder hacerse conocer. ¿Qué la podía decir sobre su tartamudez un goblin, un hobgoblin, un cegato o el paliducho ese?

En un mundo de ciegos el tuerto es el rey. - Se consolaba así a sí misma. Una rápida mirada le sirvió para saber que Ruby estaba eligiendo ya a sus campeones para los juegos. Era evidente que no la iba a elegir a ella, así que podía dedicarse a observar. Se hubiera reído al ver que elegía a Haluk Molok, si no fuera porque sintió ciertos celos. Había hablado con el hobgoblin en la fiesta de la Cerveza y no quería que la semiorca, hija de quien era, aprovechara su posición social para robarle su tesoro, su amigo en potencia. Pero si hubo alguien que llamó su atención entre todo el gentío fue el ghoran. No daba crédito a lo que veía. Se soltó del agarre de su padre y correteó habilidosamente entre la gente hasta llegar hasta donde Cham. Tiró de las faldas de la mujer para que se percatara de su presencia.

- Uhm yo yo mmme ocupo.- La mujer estaría atereada y seguro que podía asustarse por ver a aquel peculiar ser. Momo había leído alguna cosa sobre ellos y le parecía fascinante. Todo lo relacionado con ingredientes de la alquimia la volvía loca. No era escrupulosa y le gustaba probar, manosear, y oler todo tipo de fluidos y materiales.

- Hola hola. Mmme llamo um Mo-mo-Monique, pppero puedesss llamarme Mmomo.- Estupendo. No empezaba bien. Como su cuerpo se movía mucho más rápido que la lengua ya le estaba mostrando al ghoram la jarra de cerveza que ella había conseguido y le señaló hacia donde podían cogerse más. Era gratis. La gnoma, entusiasmada por la oportunidad de estudiar de cerca a aquel especímen, se atrevió a cogerlo de la "rama". ¡Estaba tocando su corteza! Antes de que salieran las palabras de su atrofiada boca ya estaba tirando de él en direccion al mostrador.

- Vvveen co-conmigo. Hoy esss gra-gra-gra...-¡Puta mierda!- ¡GRATIS, joder!- Se tapó la boca con la mano libre maldiciéndose para sí misma.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: EL SOL SE HA PUESTO

El hobgoblin estaba con la cerveza en la mano y bebiendo varios tragos, era la primera y se había juntado con el pueblo de Trunau para compartir la experiencia de la ceremonia.  Haluk Molok estaba hablando con un grupo de personas, allí se enteró de los juegos que se iban a iniciar.

- "Tirón-de-guerra…" - allí que dejó la jarra vacía en una barra – "Quiero participar ¿Qué tengo que hacer? ¿Dónde tengo que ir?" – Allí que se empezó a mover sin esperar la respuesta de sus interlocutores, al ser bajito, no podía ver nada – "Joder…" - Haluk intentó saltar, pero sin mucho éxito, la armadura le impedía moverse con total libertado y se escuchaba el golpeteo de las escamas – “Maldita altura…” – regruñó entre dientes y allí que fue avanzando.

<< Tengo que buscar a la semihumana ¿Dónde se habrá metido? >>

En ese momento notó que le tocaron el brazo y allí se giró para observar a la semiorca, le había tocado un ser que media parte de ella odiaba hasta hacerle hervir la sangre, pero por otra parte sentía una especie de compasión. Tener que vivir en su situación, teniendo sangre orca por sus venas y estando en Trunau, es un claro ejemplo de querer hacer las cosas bien y arreglar el caos y horror que dejan los orcos a su paso.

<< Pobre… la vida que le ha tocado vivir. Asmodeus escucha mis palabras y apiádate de la muchacha, dale la fuerza necesaria para matar a tantos orcos como pueda. Yo me sacrificaré para ayudar a la semihumana, tener que ayudar a alguien que porta sangre orca en sus venas… es un sacrificio a tener en cuenta, que todo sea por la niña medio humana y por Trunau. >>

Haluk Molok al no saber qué hacer decidió seguir a Ruby << Hablaron de cuatro campeones ¿Quiénes serán los otros? >>

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HORA: EL SOL SE HA PUESTO.

Aguardó pacientemente a que la mujer le respondiera. Sin duda, estaba ocupada en asuntos que exigían mayor prioridad, como respirar o hacer la digestión, aspectos fisiológicos fundamentales que sin duda afectaban a su proceso sináptico, impidiéndole el control del área del habla salvo que los interrumpiera. Y fue entonces cuando sintió que una mano le agarraba de la suya, al tiempo que un torrente de palabras le alcanzaba como la lluvia en un día de primavera.

- Uhm yo yo mmme ocupo. Hola hola. Mmme llamo um Mo-mo-Monique, pppero puedesss llamarme Mmomo. Vvveen co-conmigo. Hoy esss gra-gra-gra... ¡GRATIS, joder!

El ghoran bajó la mirada y observó la pequeña mano que le cogía y tironeaba de él, para luego elevarla levemente hacia el rostro de la dueña de aquella extremidad. Ladeó la cara, curioso, apreciando su pequeño tamaño, su acelerado metabolismo y sus orejas puntiagudas. Repasó entre sus fragmentados recuerdos y aunque por un momento pensó que podía tratarse de una musaraña de buen tamaño, pronto lo descartó. Era una joven hembra de gnomo. Sin duda lo era.

-Hola, hola -repitió convencido de que debía ser la forma adecuada de hacerlo. El efecto eco proporcionaba sin duda una mayor fuerza al saludo. Permaneció reflexivo unos segundos, resistiendo el empuje de aquella manita-. Hay una cosa que no entiendo. Si te llamas Monique, ¿por qué debería llamarte Momo? -debía ser algo parecido al saludo quizá. Un elemento cacofónico redundante que incidiera en la fuerza de la vocal más abierta-. ¿Quiere eso decir que si te llamaras Piero, debería llamarte Pipí? -preguntó casualmente-. No me parece muy oportuno -y aquellas reflexiones le condujeron al punto de la necesidad de presentarse. Sabía que tenía un nombre. El problema era que en la transferencia de recuerdos de sus vidas pasadas, este se había perdido, algo sobre lo que no había reflexionado hasta aquel momento, por lo innecesario de referirise a sí mismo de algún modo en concreto durante los largos meses de soledad en el páramo de Belkzen-. En cuanto a mí, no sé cómo me llamo -dijo algo azorado-. Problemas de memoria que aún no he resuelto pero que espero solucionar con el tiempo.

La mirada del ghoran se centró en los enormes ojos de la joven gnomo y esbozó una sonrisa llena de encanto.

-Iré contigo como propones, pero a cambio, deberás ayudarme a encontrar un nombre adecuado que me defina. ¿De acuerdo? -volvió a sonreir de forma aún más embelesadora-. No sé si me gustará la cerveza -metió un dedo en la jarra y saboreó la bebida, amarga y un tanto caliente-. No está mal, pero realmente lo que me gustaría beber es agua, que confío también sea gratis -se puso en marcha, venciendo la resistencia inicialmente ofrecida a dejarse arrastrar, pero tras dar unos pasos se detuvo de nuevo-. Espera -dijo y cogiendo a Momo con ambos brazos, la colocó a horcajadas sobre sus hombros-. Ahora puedes irme indicando hacia dónde ir y mientras podemos hablar. Me gustaría saber qué hace la gnomo Momo en un lugar como este.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: EL SOL SE HA PUESTO.

- "Sí, Maese Hobgoblin, veréis que es fácil. Ahora extenderemos una recia sogra a lo largo, sobre el escenario. Como veis, mi hermano Kurst ya la está desenrrollando. Con una tiza, marcaremos una línea horizontal en el centro del escenario, y pondremos la marema perpendicular a esa lína, que debe quedar justo en la mitad. Desde donde estamos ahora, a la derecha del escenario estará el equipo que representa a la milicia local. Ese equipo lo componemos mi hermano Kurst y yo.

Comprobaréis que mi hermano Kurst es tremendamente fuerte. En los juegos anuales de la Patrulla solemos ganar casi siempre contra cuatro guardias cualesquiera. A veces incluso contra cinco o seis.

El equipo de Ruby debe situarse en el lado izquierdo del escenario. Cuando ambos equipos estemos listos y dispuestos, la Defensora Jefa dará la señal con un fuerte silbido y ambos equipos empezaremos a tirar de la maroma y del otro equipo.

Ambos equipos empezamos distanciados a nueve metros desde los miembros más cercanos de los dos equipos. Inicialmente, cada equipo tiene cuatro metros y medio de cuerda hasta la línea central trazada con tiza. Si uno de los miembros de un equipo cruza la línea de tiza, ese equipo pierde la competición.

Vos parecéis muy fuerte, pero mi hermano Kurst es casi un ogro. Si no fuera porque somos mellizos, diría que su padre fue un gigante y su madre una trollesa, jejeje." -

Rodrik sonríe a Haluk Molok con una cálida y agradable sonrisa, es evidente que está de broma, invadido por el ambiente festivo y jocoso de la celebración.

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MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: EL SOL SE HA PUESTO.

- "No soy tan fuerte..." - Dice el hermano menor de los Grath mientras prepara la recia sogra sobre el escenario.

- "El año pasado me ganaron unas amas de casa en este juego." - El joven omite decir que participaron veinte amas de casa contra él solo y aún así tuvieron serios problemas para ganarle, y muchas acabaron resbalando y cayendo.