Partida Rol por web

LOS COMUNES:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: TRAS EL OCASO.

- Siempre hay un punto de suerte en estas competiciones. Lo cierto es que mis compañeros han demostrado una gran fuerza física, y los dioses nos han sonreído. Sin duda buenos augurios para la joven Ruby. Pero gracias por la parte que me toca, claro. 

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ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: TRAS EL OCASO.

- Esssso no e-es vvverdad verdad.- Dijo ofendida cuando el ghoran le dijo bien claro que era ella la que se aprovechaba de un nombre tan corto y de sílabas repetidas. - La gggge-gente umh nnno tiene pa-paciencia para escucharlo mmmm al com-commmpleto.- Se estaba poniendo nerviosa y ni el efecto relajante de la cerveza le ayudaba ahora. Por si acaso dio otro gran sorbo de la refrescante bebida. Los halagos que le profesaba después la criatura la reconfortaron por dentro, haciendo que un calor emergiera de la boca de su estómago y se irradiara por su pequeño cuerpo hasta teñir de rojo sus mejillas.- Gra-gracias.- No sabía ni qué decir puesto que no le había pasado nunca nada parecido.- Tú eeeeres un ttttron-tronquito muy simpático y uhmuy e-educado.- Aún así el ghoran parecía fuera de su ambiente y, por lo tanto, cometía errores comprensibles, pero no por ello menos divertido. Si no fuera porque temía que Ekaterina se ofendiera se hubiera reído a carcajada limpia con aquella confusión de su apellido. Para no llamar la atención de la muchacha le pasó rápidamente la cerveza mientras asentía a lo que ella decía acerca de los nombres.

- Po-por cierto umh. A-ahí donde veis a Rrrodrik Grath...- Dijo señalando a uno de los integrantes del equipo que había perdido contra el de Ruby.-no sólo e-es fu-fuerte sino que es un gran uhm poeta poeta. -Los publica empleando la pequeña imprenta en la Contaduría de Trunau.- Oooos re-recomiendo "Balada de la Marcasangrienta".- Le había salido el nombre sin una sola traba, quizá efecto del alcohol que ya recorría sus venas.- os a-ayudaría a co-comprender essste ffffervor uhm mi-li-ta-ris-ti-co. Y "Hommel y Brekka" es es mmmuy bo-bonita ta-también.

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ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: POR LA NOCHE.

Rodrik es un hombre confiado, con una risa fuerte y una honesta sonrisa. Es un hombre seguro de sí mismo, un excelente espadachín, y un escritor respetado localmente. Kurst es más reservado, y aunque es tan capacitado como su hermano, parece contento con permanecer a la sombra de Rodrik.

Ambos mellizos entablan conversación durante la fiesta con las personas que están cerca, en particular con Piero Augustus, Dagfinnr el Vikingo, Win y Haluk Molok, pero también con otros como Momo, Willbur Cole, o Tronquito.

Durante la conversación queda claro que Rodrik es el hermano mayor (aunque sea sólo por unos pocos minutos) y el dominante en la relación. Mientras que el tímido Kurst hace un modesto esfuerzo por hablar con la gente, está claro que Rodrik es el más agradable, el de mayor talento y el más abierto de los dos hermanos.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: TRAS EL OCASO.

-¿No es tu apellido? -dijo con cierta decepción-. Lástima. Me parecía muy bonito y original. Hola, soy la señorita Noesnadie y busco justicia -comenzó a teatralizar, declamando con una voz impostada, poniéndose el dorso de una mano de tal modo que parecía cubrir sus ojos y el brazo opuesto estirado dramáticamente-. Juro por mi apellido Noesnadie que sufriréis mi terrible venganza -en esta ocasión el rostro miraba al cielo con fiereza y alzaba un puño al cielo, en tanto que su voz sonaba acerada como el filo de una navaja. Y como había empezado, terminó-. Una pena. No sé cuál es tu apellido pero deberías cambiártelo por este.

Escuchó entonces cuanto Ekaterina tenía que decirle acerca de los nombres, guardando silencio en el proceso aunque negaba con la cabeza, en abierto desacuerdo.

-No pretendo que nadie me imponga ni decida mi nombre -dijo pacífica y amistosamente-. Tan solo pido ayuda, pues no recuerdo el mío. Debe ser un nombre sonoro y que me defina, que englobe el cómo me ven los demás y el cómo me veo yo, que condense en un solo término mis conocimientos y vidas pasadas, que cuando se pronuncie se sepa que soy yo y ningún otro. No es una labor sencilla y sería pretencioso por mi parte creer que yo solo puedo hacerlo. Por eso pedir ayuda es bueno, porque los demás pueden apreciar cosas que yo no. Quien te puso tu nombre, Ekaterina, vio en ti pureza. Aunque también una sombra -una vez más el ghoran era asaltado por sus recuerdos y sabía que otro de los posibles significados de aquel nombre era el de tortura-. Y de todos modos, nada impide que si no te gusta, te hagas llamar de otro modo. ¿Quieres un nombre nuevo? Porque Monique y yo podemos ayudarte en ese trabajo.

Enarcó los pétalos que formaban sus cejas en un signo interrogativo cuando la pequeña gnomo asentada sobre sus hombros habló.

-Gra-gracias. Tú eeeeres un ttttron-tronquito muy simpático y uhmuy e-educado.

Monique pudo sentir bajo sus piernas cómo el ghoran parecía sacudido por un ligero y prolongado temblor.

-Angus -se le oyó musitar. Bien porque los dioses lo hubieran querido o por simple azar o porque en el universo todas las leyes fueron escritas en los orígenes, Monique había descubierto el nombre que le dio, ochenta años atrás, un viejo y entrañable sacerdote del dios muerto Aroden al que tenía en gran estima. Su recuerdo se había ido difuminando a lo largo de cuatro vidas, pero el cariño y el aprecio que le tuvo regresaron con la fuerza de un torrente en el deshielo y decidió, allí y en aquel momento que, en su honor, debía recuperarlo-. Tronquito. ¡TRONQUITO! -acabó gritando antes de echar a reír y dar unos pasos de baile en medio de todo aquel gentío-. Oh, Monique. Lo has sabido. Has sabido cuál fue uno de mis nombres, lo has encontrado en el polvo de mi memoria y lo has traído al presente. Gracias, gracias, gracias -las risas fueron en aumento y tomando a Ekaterina de su mano libre y pasando su otro brazo por la cintura de la muchacha, bailó con ella, riendo contagiosamente-. Tronquito, Tronquito -repetía feliz.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: TRAS EL OCASO.

Comenzó el juego de estirar la cuerda y allí que Haluk Molok estaba preparado para hacer toda la fuerza posible y así ganar esa competición. Sujetó con firmeza la cuerda y allí que estiraba a las ordenes del granjero, haciendo toda la fuerza posible para intentar recortar la distancia que había entre sus adversarios y la línea que debían de pasar.

- “¡Con fuerza! ¡Estirad!” – allí que animaba una vez Piero daba la orden de estirar – “¡Vamos! ¡Vamos!” – el hobgoblin ponía todas las ganas que tenía en intentar ganar. Poco a poco iban retrocediendo y eso era bueno, porque ganaban cada vez más recorrido. Finalmente sintió como los contrincantes dejaron de hacer fuerza, la victoria había llegado.

- “¡Ganamos!” – hizo un gesto de victoria y fue a felicitar a Ruby y al equipo – “Enhorabuena Ruby, hemos ganado. Muy bien Piero,  hiciste un liderazgo astuto y correcto” – sonreía el cruzado que allí observó al vikingo y al ciego – “Mi nombre es Haluk Molok, ha sido un placer poder compartir la competición con vosotros” –

Allí que se quitó el sudor de la frente con su mano y empezó a mover los brazos para soltarlos, hizo tanta fuerza que se le estaba engarrotando. El goblinoide estaba sorprendido del aguante y la resistencia que ofrecieron sus contrincantes, eran solo dos personas.

- S"ois realmente fuertes ha sido todo un  honor competir contra vosotros, Rodrick y Kurst" – le dijo a ambos hermanos mientras volvía con el grupo de competidores de su equipo.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

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La semiorca elige a Win como su último campeón, lo que Peludo observa sorprendido por un momento, aunque rápidamente saca en cuenta que aquellos "campeones" no necesitan ver para hacer fuerza tirando de aquella soga. No entiende muy bien que es lo que se espera demostrar con aquello pues considera una idiotez basar tantas esperanzas en la fuerza física.

"Los gatos no tenemos la fuerza de los primates y aun así somos muy poderosos."

Pero cree que los pequeños cerebros de los simios probablemente también limiten su capacidad de entender aquello. Se baja de un salto desde el hombro de Win, liberándolo para que vaya a ganarle a sus oponentes.

El juego comienza y el equipo donde participa Win, junto con el hobgoblin fanático y otros dos hombres que no termina de reconocer bien, gana fácilmente. Todos celebran aunque a Peludo no le importa nada de eso, solo que Win se haya divertido, se haya sentido útil y esté feliz.

Mientras Win está divertido con ese asunto, Peludo reconoce a la mujer que le invitó a comer hace días. Se acerca a ella y le maúlla:

 - "¿Ekaterina, no? Hola. Acaríciame."

El gato se frota en su pierna, llamando su atención, a ver si ella se siente generosa y puede regalarle un poco de ese apreciado placer que generan los humanoides al pasar sus extraños dedos sin garras sobre el pelaje. Al lado ve a una gnoma subida sobre un árbol y se le ocurre que puede darle una muy buena utilidad a ese árbol.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: TRAS EL OCASO.

- "Muchas gracias, Maese Haluk Molok, el honor ha sido nuestro." -

Rodrik ve al gato negro a los pies de Ekaterina, reclamando su atención con unos maullidos, y lo acaricia.

- "Acólito Winslow, tenéis un gato precioso. Siempre he pensado que los gatos negros eran augurios de buena suerte. Creo que Nuestra Señora, la Doncella de la Justicia, os depara grandes cosas, Winslow." -

Rodrik observa el estallido de Tronquito y sonríe:

- "Ciertamente, los nombres son muy importantes." -

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: TRAS EL OCASO.

No había entendido a qué había venido tal derroche de imaginación por parte del hombre-planta en cuanto a un simple equívoco con su apellido, pero a Ekaterina le había gustado su espontaneidad. Las rarezas de las que hacía gala le habían hecho gracia, si bien de sus labios no escapó la carcajada. Lo más que consiguió fue que asomara un brillo al ojo que el parche no tapaba, un brillo que no tardó en verse ahogado por la desesperanza que despertó una realidad que temía y de la que no hablaba.

Aquella sensación se apoderó de ella, tensó sus músculo y la hizo impermeable al mundo que la rodeaba. Rígida como un palo se dejó llevar en el baile iniciado por Tronquito sin querer arruinar su alegría pero sin compartir su entusiasmo. Tan ensimismada estaba que no se dio cuenta de que sus dedos perdieron el agarre sobre la jarra.

La cerveza se derramó con estrépito tan pronto el recipiente que la contenía chocó contra el suelo. Como quien acaba de despertarse de una vívida pesadilla, Ekaterina se revolvió ante el mundo que la rodeaba.

- Lo... Lo siento- se disculpó sin mirar a nadie a la cara. Se agacho y recogió la jarra, desde donde aprovechó para disculparse con el gato, aquel que había venido a saludarla, con una caricia rápida y descuidada.- Lo siento- le susurró a él también aun cuando sabía que no llegaría a entenderla.- Debo irme- añadió una vez en pie y, a zancadas, emprendió su camino de regreso hacia la posada.

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El vikingo saludó efusivamente a Rodrik Grath. - Ha sido una justa contienda, Rodrik. Podía haber terminado de cualquier forma, sóis muy fuertes tu hermano y tú. He oído que eres poeta, o que sabes historias. ¿Conoces por casualidad alguna de Alvar Gridstor, el legendario Matagigantes?

Luego se presentó también a los de su equipo, que apenas habían tenido ocasión de hablar. - Dagfinnr es mi nombre. Y estoy de acuerdo con Rodrik. Los nombres son muy importantes, nos dicen de dónde venimos. Y puede que sea lo único que dejamos atrás después de nuestro paso por esta vida. El placer ha sido mío, Haluk Molok.

Lo mejor de la vida es la vida misma. Asegúrate de que disfrutas cada momento y dejas un buen nombre tras de ti. No hay nada mejor que estar vivo y contento.

Recordó las palabras de su madre, y entonces no dudó en buscar algunas jarras de cerveza para celebrar el éxito. - ¡Por la victoria! ¡SKOOL!

Mientras saboreaba la cerveza, pensaba en si esa prueba podía tener algún significado adicional para la pequeña Ruby.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

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- "¡¿Alvar Gridstor?! ¡Naturalmente que sí, es la persona más célebre que jamás ha pisado Trunau! Fue nuestro maestro, de Kurst y mío, y nos salvó la vida luchando ferozmente él solo contra doce orcos hasta que llegaron los refuerzos. Quedó malherido y tuvo que pasar unos días en el Santuario, pero gracias a su gesta heroica, Kurst y yo sobrevivimos a aquel día, hace ya muchos años." -

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: TRAS EL OCASO.

Había acudido junto a Wilbur a la ceremonia, en parte por curiosidad, en parte porque era lo correcto. Intentaba formar parte de aquellas gentes y, como algunos ya me habían señalado en contadas ocasiones, participar en ese tipo de actos de índole pública facilitaría que la gente se acostumbrara a mí, o cual es un primer paso para ganarse su confianza.

Pasó poco tiempo antes de no arrepentirme definitivamente de acompañar a mi mando: primero, vi a Piero, al que saludé con aprecio y respeto, y segundo, me di cuenta de la cantidad de "criaturas" que rondaban el lugar, y me hacían parecer menos extraña. Quizás, después de todo, ser parte de aquel lugar no era tan difícil como yo había pensado.

Por otra parte, ya nombrada, estaba mi curiosidad. Aquella ceremonia se parecía mucho a los ritos llevados a cabo por las Strix para nombrar adultas a las componentes de la tribu. Sin quererlo, se removió dentro de mí la nostalgia y el miedo. Y me sentí sola. No mucho rato, ya que Trog salió corriendo sacándome de mis ensoñaciones.

- ¡Eh!

Demasiado tarde, el jabalí ya había alcanzado a la homenajeada, y la olisqueaba. Sin consecuencias negativas, para mi tranquilidad. Me preocupaba que la chica se enfadase o le tuviera miedo.

- Estáte quieto aquí, lechón. - Terminé por decirle con una sonrisa, para después dirigirme a mi superior en la milicia. - Wilbur... ¿quiénes son esos? - Acompañé mi pregunta de un gesto que señalaba a los diferentes personajes curiosos de la escena. Mi interés se centraba sobre todo en un ser que parecía un árbol con capacidad para moverse y comunicarse como si fuese un animal, pero el goblin, el hobgoblin y la gnoma también habían captado mi atención.

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HORA: TRAS EL OCASO.

El baile quedó truncado en el momento en que Ekaterina se desasió del abrazo y, farfullando una disculpa, se alejaba del recién rebautizado Tronquito. No fue algo que le molestara personal o particularmente, aunque el que la jarra de cerveza se rompiera contra el suelo le hizo pensar que la muchacha había sentido cierto desasosiego que no alcanzaba ni pretendía comprender. La realidad era la que era y su felicidad podía contrastar con la, quizá, atormentada alma de la ciclópea muchacha, poco dispuesta a la luz y propensa a la oscuridad.

-Quizá sí sea tormento -murmuró.

Bajó la mirada hacia los fragmentos, momento en el que fue consciente de la presencia de un gato negro. Por un instante se le quedó mirando asombrado, antes de esbozar una gran sonrisa.

-Oh, me pareció ver un lindo gatito. Y ciertamente aquí está -dijo con alborozo.

Ni corto ni perezoso, extendió uno de sus brazos y tomó al felino con suavidad por el pelaje de su nuca y lo depositó sobre la palma de su otro mano. Una vez allí empezó a acariciarle el lomo.

-Mira Monique, un minino. ¿Crees que tendrá dueño? -preguntó al tiempo que pisaba con uno de sus pies el charco de cerveza derramada que empezó a menguar rápidamente-. Hola pequeñín. Soy Tronquito. Y ella es Monique, aunque también la conocen como Momo.

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DÍA: 3, DÍA DEL TRABAJO.

HORA: TRAS EL OCASO.

Una voz desconocida pero aparentemente perteneciente al grupo de personas que tirarían de una cuerda en favor de Ruby, dio las instrucciones para que así se hiciera. Al parecer tirarían cuatro y la niña contra dos fortachones. Win pensó una de dos: o la contienda estaba muy desequilibrada o los dos eran muy fuertes y los cuatro muy enclenques.

La competición fue rápida y sin complicaciones, al menos desde el punto de vista, o no-vista, de un ciego. Se hizo caso a las instrucciones de la voz, se echó el peso del cuerpo hacia atrás y se empleó la fuerza en los momentos indicados para hacer más presión. El resultado fue una victoria rápida y limpia, agradecida por una entusiasmada Ruby.

El dueño de la voz, alguien que fue referido como Piero Augustus por varios de los participantes, felicitó a la niña, a los competidores y hasta dio gracias a los dioses. Tiempo suficiente para que el invidente pudiera localizar el foco del sonido y acercarse a él.

- ¿Augustus? Buenas y precisas indicaciones las suyas. Ha hecho esto fácil, incluso para un ciego - dijo el joven con buen humor a modo de felicitación mientras sus ojos ciegos parecían, no obstante, observarlo. Después escuchó una voz gutural, de alguien de talla más baja, hablando un rudimentario común. Por un instante le recordó a la voz de los orcos, sin embargo esta era distinta. Su nombre le hizo sospechar que se trataba de alguna criatura trasgoide, aceptada en Trunau. También lo miró de arriba a abajo, como si pudiera verle, quizás por el remanente de la costumbre de cuando tenía visión. Gracias al tal Haluk Molok supo que los nombres de los oponentes. Dagfinnr era el nombre del cuarto compañero de estiramiento de cuerda, proclamado con solemnidad por su propio dueño. Rodrik, jefe de la Guardia, poeta y el que actualmente le hablaba. Oído atento.

- Rodrik, supongo - contestó cuando uno de los oponentes se dirigió a él -. No lo definiría como bonito, honestamente - replicó cuando se refirió a Peludo. Y la verdad es que Peludo, visualmente, no era nada excepcional. Sí que tenía un porte majestuoso e inquietante, según lo recordaba cuando aun veía, debido a su intenso color negro, algo que por lo general tendía a hacer pensar que un gato era de mal agüero. No para Win -. Es un gato único, sin duda. Y no es mío. Sencillamente está conmigo - contestó de manera críptica -. Y sí, yo también creo que Ella espera cosas de mi. De eso no tengo ninguna duda - dijo con una sonrisa radiante -. Gracias por sus palabras - agradeció la deferencia del hombre. Después apretó los párpados, como si cerrara los ojos ciegos, y se concentró en el entorno, rastreando a su amigo felino.

Poco a poco, su oscuridad absoluta se fue llenando de auras ruidosas y parlantes, aportando dimensión, profundidad y distancia a la perpetua negrura de Win. Llenándola de personas, animales y objetos. Nada como saber escuchar.

Escuchó los cercanos maullidos de Peludo y supo que el muy sinvergüenza ya estaba demandando vicios. Al parecer a una mujer que tras un pequeño estruendo, quizás un pichel caído al suelo, se disculpaba con el gato por no poder otorgárselos antes de marcharse. Escuchó una voz crepitante acompañada de unos movimientos crujientes, como los ruidos que emiten los árboles cuando se tronchan, jugueteando con el felino. Escuchó el tartamudeo de una voz aguda, como el de una niña, pero con un lenguaje más adulto. Oyó el sonido de gruñidos y rezongos porcinos. Escuchó las voces y risas del jolgorio. Escuchó el romper de los toneles y el correr del amargo líquido. Escuchó los ruidos de los gaznates al beber cerveza y los eructos posteriores. Escuchó el crepitar de las antorchas, denotando el comienzo de la noche. Y escuchó el rugir de su estomago.

- ¿Quizás hay algo para comer en la celebración? - preguntó a los presentes junto a él, esperando aclaración y en caso afirmativo indicaciones para llegar hasta las viandas.

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- "¿Quién es un cerdito bonito, quién es un cerdito bonito?" - Dice alborozada mientras le hace cosquillas a Trog.

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Trog emite unos extraños chillidos porcinos y después corre a refugiarse detrás de las alas de su ama. Definitivamente, no parece que le guste nada que le hagan cosquillas.

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HORA: TRAS EL OCASO.

- "¡Ja, ja, ja, ja! ¡Vaya, Garinya, parece que a Trog no le gustan ciertos mimos!" -

Después escucha a Win.

- "¡Oh, sí, claro. Tenga." - Coge la mano derecha de Win y le pone en la mano una brocheta de pollo.

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Las palabras de Rodrik impactaron con fuerza en Dagfinnr quien se quedó petrificado. No pudo reaccionar. -¿A-Alvar Gridstor ha estado aquí? ¿Os... os ha enseñado?

A mí nunca me adiestró, y aún así he seguido sus pasos desde que recuerdo.

-Me ha guiado, me sigue guiando cada día, dijo con voz entrecortada y tuvo que respirar hondo. De repente, su presencia en Trunau cobraba un significado muy distinto. Absorto en sus pensamientos, apenas escuchaba lo que sucedía alrededor. Se llevó nuevamente la jarra a los labios, y miró hacia el infinito. Hacia aquel lugar donde su vista se perdía y si miraba fijamente, ella aparecía por unos fugaces instantes.

¿Lo sabías, Madre? ¿Sabías que aquí podía hallar la Senda? Claro que los sabías.

-¡POR TRUNAU!, gritó emocionado.

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El hobgoblin continuó con la fiesta después de ganar en el juego, allí el trasgo se bebió una cerveza y se llevó algo al estomago, compartió palabras con los presentes intentando sociabilizar un poco y compartir esos momentos con los habitantes de Trunau, la comunidad que lo había cautivado durante los últimos dos meses.

Haluk Molok brindó junto al vikingo llamado Dagfinnr y escuchó la conversación entre él y el hermano mayor, Rodrik Grath. También fue partícipe de la conversación entre Win y el hijo del líder de la patrulla. El hobgoblin observaba y escuchaba, prefería estar en un segundo plano para ir aprendiendo de las costumbres de esos humanos.

Durante la ceremonia pudo observar a una strix llamada Garinya, ella ingresó en la milicia y era la prueba viviente que un ser de otra raza había servido bien en Trunau. Se fijó también en el lechón que acudía a las espaldas de la strix.

En un momento dado, el hobgoblin se acercó a Rodrik – "Disculpa Rodrik Grath, no será el momento más oportuno pero hoy hablé con vuestro padre. Le pregunté si podía ingresar en la milicia de Trunau y la conversación finalizó en que te lo preguntara a ti. Ahora es momento de celebración, pero si me lo permites me gustaría poder hablar mañana o dentro de unos días, cuando le vaya bien." – Haluk Molok intentaba utilizar un correcto lenguaje, el hobgoblin quería poner en conocimiento al capitán de la patrulla de su intención de ingresar en la milicia de la mejor manera posible.

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Uno de los humanos se fija en Peludo e indica a Winslow que posee un gato bello. Las orejas del gato bajan de inmediato hasta pegarse a su cabeza, muestra de su molestia y solo vuelven a su posición original cuando Win deja en claro que no es de su propiedad. 

 - "Mrrrr." (Pobre tipo, piensa que soy tú propiedad. Desconoce el verdadero orden de las cosas.)

Pues para Peludo son los gatos los dueños del mundo y a veces tienen la compasión para adoptar a algunos de estos simios y velar por ellos. Claro, no es algo tan frecuente como estos pobres diablos necesitan pero, bueno, el mundo no es justo.

"Win y yo bien lo sabemos."

Pero Ekaterina no parece estar en condiciones de regalarle cariños a Peludo y se retira rápidamente. El gato la mira con cierto desconcierto pero este aumenta mucho cuando siente que algo le alza del suelo y no es otra cosa que el árbol, que se mueve y habla como si fuese una persona. Peludo baja las orejas, molesto por el alzamiento pero la molestia le dura poco cuando aquella planta comienza a acariciarle.

"No está mal para ser un árbol. Estaba a punto de orinarte, pero estás haciendo un buen trabajo."

Tronquito le saluda y se presenta. A Peludo se le pasa por la cabeza responderle pero, bueno, simplemente no se le apetece. Se queda en silencio y comienza a ronronear cuando los cariños se hacen más placenteros. Mientras aquella planta siga en eso, podrá seguir disfrutando de su presencia.

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Rodrik saluda y sonríe al Hobgoblin, y es una sonrisa franca y sincera, verdaderamente libre de prejuicios raciales.

- "Bienvenido, Haluk Molok. Creo que serás una muy buena incorporación a la milicia. Pásate por la Casa Larga mañana a mediodía y formalizaremos todos los trámites para tu admisión en la Patrulla de Trunau, que es como se llama oficialmente la milicia." -

El hombre asiente todavía sonriendo y le da un fuerte apretón de manos a Haluk Molok, el apretón de un guerrero acostumbrado a empuñar una espada.