Partida Rol por web

CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR. ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA.

HORA: POR LA NOCHE.

Win asintió a la demanda de la mujer alada y sintiendo cómo Peludo se repantingaba sobre una mesa, volcó su atención a la inspección que Garinya hacía en el gato. El pequeñajo no se quejó en absoluto, por tanto la mujer debió ser cuidadosa con él. Asintió con la cabeza cuando ella afirmó el contagio de los lobos, pues él así lo entendía, pero se sintió algo decepcionado al no hallar ella tampoco la respuesta de qué tipo de dolencia o enfermedad concreta se trataba. Sintió la canalización de la mujer que se tradujo en la sanación total de la herida del minino.

- Muchas gracias por intentarlo, Garinya y por la curación - agradeció el ciego al ver cómo Peludo se sentía mejor, pese a tener un leve temblor febril que sintió cuando lo acarició -. Dime los pasos a seguir y lo haremos - aceptó de buen grado. Si la mujer tenía respuestas para combatir aquel mal, por supuesto que los seguiría.

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AÑO: 4715 RA.

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MES: FARASTO.

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR. ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA.

HORA: POR LA NOCHE.

El pequeño goblin escuchó jarana y algarabía en la posada, debido a que llevaba todo el día vagabundeando y dormitando decidió acercarse al grupo que acababa de entrar para averiguar que pasaba. De refilón logró escuchar algo sobre un ataque de lobos lo que hizo que los rojizos ojos del goblin se abrieran más y apresurara su corto paso para presentarse frente al grupo.

—¡Chaludoch! Choy Ertiznao y och he echcuchado algo de un ataque de pechtochoch loboch ¿Qué ha pachado? Chi necechitáich ayuda contáich con mi fuerte brazo.

Levantó su minúsculo y escuálido brazo derecho que estaba coronado por un pequeño puño cerrado con unas largas uñas en forma de garras.

—Chelyn me protege y chi echtáich cerca mío vochotroch también echtaréich protegidoch.

Tras eso y usando la misma mano derecha que anteriormente había levantado, se dio unos golpecitos en el pecho para darse importancia.

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MES: FARASTO.

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR. ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA.

HORA: POR LA NOCHE.

Estaba aún inclinada sobre Peludo cuando una nueva criatura se nos acercó. Su aspecto hizo que me pusiera recta, inclinara la cabeza levemente a un lado, y las puntas superiores de las alas, agachadas hasta el momento para no ocupar mucho espacio, apuntaron al cielo. El equivalente strix a una mirada minuciosa de curiosidad. 

Tras un instante, busqué a Momo y a Tronquito entre la gente. Entonces también vi a Haluk y a Dragos. De repente ya no me sentí tan extraña. 

- Sí, unos lobos enfermos. Eran jóvenes y no muy fuertes, pero aún así algunos salimos heridos. Yo soy Garinya. 

TRANSCURRE TODA LA NOCHE.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA.

AÑO: 4715 RA.

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MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA.

Haluk escuchó atentamente las palabras de la gnoma y se acarició la zona de la barbilla atendiendo a la explicación de la muchacha con algo de polvorín por el rostro.

- "¿Es normal los ataques de animales salvajes?" –

Los ojos del hobgoblin se fijaron en Garinya como trató con magia la herida de Peludo, el gato de Win. Se extrañó que el gato hubiera participado en la pelea, parecía ser que tenía aprecio por su dueño. Sus ojos volvieron a Garinya y escuchó todo lo que iba diciendo sobre los lobos. Acto seguido se percató de Win que atendía los consejos de la strix y luego venía el goblin.

<< Maldito ser… si encima tendrá razón y será un fiel seguidor de Shelyn. No puedo compartirlo y respetarlo… debería de respetarlo porque su fe es sincera, pero si muere no tendría porque respetarlo… >>

En la mente del hobgoblin había un par de ideas que chocaban entre ellas, no le caía nada bien ese ser, tal vez el único de todo el grupo que había en la posada, si debía de prescindir de alguien sería del goblin.

<< Pero odia a los orcos… si odia a los orcos es un sujeto más para combatirlos, por lo tanto un activo del que no se podría prescindir. ¿Se podría sacar algo de provecho de ese Goblin? Físicamente parece un enclenque, pero su mente… ¿Cómo será? >>

Dejó escapar algún que otro gruñido por lo bajo, se terminó la bebida y comida con toda la intención de irse a rezar y dormir para dar paso a un nuevo día.       

TRANSCURRE TODA LA NOCHE.

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MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA.

Tronquito había estado especialmente reflexivo ante todo lo ocurrido. Desde su germinación, aquel había sido el primer encuentro en el que tenía que hacer uso de las armas. Era algo sabido. En aquel mundo y aquellos tiempos, tarde o temprano todo el mundo tenía que hacer uso del arco o la espada para defender su vida. Pero no era lo que le preocupaba. No, era otra cosa. El hecho de que sus agresores hubieran sido unos lobos. Era harto curioso que tales animales se hubieran metido en la ciudad y que pasearan por sus calles, máxime cuando, tal y como había afirmado Garinya, estaban enfermos. ¿Quizá se tratara de rabia? Era algo que podría explicar tan sorprendente comportamiento.

Cansados como estaban a su llegada a la posada y ante lo ocurrido, el ghoran no quiso que Monique regresara sola a su casa, de modo que le ofreció compartir su habitación. Tronquito no respondía al esquema de vigilia y sueño de los mamíferos y no necesitaba tumbarse para descansar, de modo que cedió la cama a su amiga mientras él reposaba en una silla y se sumergía en sus propios pensamientos.

Al llegar el alba, zarandeó levemente a Monique para despertarla.

-Buenos días, pequeña -le dijo-. Imagino que querrás desayunar y me apetecería hablar con todos vosotros antes de seguir con nuestros interrogatorios. Tenemos mucho trabajo por delante y visto lo visto ayer, creo que lo de mantenernos en grupo es una gran idea.

Se acercó a la ventana y abrió los postigos dejando que la luz solar bañara todo su cuerpo. No pudo evitar una sucesión de pequeños gemidos de placer que, sin duda, alertarían a quienes los escucharan y pondrían en entredicho la reputación de la gnomo. Al menos de llegar a pensar que dos especies tan diversas pudieran llegar a copular.

Momentáneamente ahíto de sol, el ghoran se acercó a la jofaina y sirvió en la palangana una buena ración de agua. Colocó la mano sobre ella y unos pequeños zarcillos se extendieron hasta alcanzar el agua que no tardó en desaparecer.

-Nada como un buen desayuno -se le oyó murmurar alegremente, antes de empezar a cantar. Era como si todo lo del día pasado hubiera desaparecido con las nuevas luces del día-. ¿Bajamos? -preguntó al tiempo que abría la puerta y se disponía a bajar a la amplia sala comunal. Una vez en ella, miró alrededor buscando a la strix-. Buenos días, Garinya. Oye, tengo una preguntita. Ayer dijiste que los lobos estaban enfermos. ¿Sabes de qué? ¿Podría ser rabia?

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DÍA: 4, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POR LA NOCHE.

Win escuchó una vocecilla aguda mezclada con gruñiditos y checheante. Sospechó que podría ser una de las criaturas goblinoides que había oído por la mañana en la taberna, mostrando fervor religioso. Resultaba sorprendente encontrarse a un tipo de goblin siendo adorador se Shelyn, pero en el tiempo que llevaba en Trunau el ciego había advertido una variedad inusitada de razas moradoras y permitidas.

- Win - se presentó parcamente a la pequeña criatura con un leve asentamiento de cabeza, mirando sin ver al goblin -. Gratitud a tu diosa - se limitó a decir, girando la cabeza hacia un lado cuando escuchó otra voz ronca y gutural hablar. También estuvo seguro que se trataba de otra criatura de tipo goblin, aunque posiblemente más grande y fuerte que la primera. Volvió a girar su rostro en dirección a su dueño y por unos instantes el invidente pareció que lo observaba.

- Es la primera vez que un grupo de animales salvajes se adentra dentro de la ciudad, desde que estoy. No me explico por dónde se habrán colado y resulta inverosímil que ese tipo de animales se adentren en lugares habitados - contestó el invidente, dejando claro que algo muy anómalo había detrás de todo.

Recogió a Peludo y acariciándolo permaneció en silencio ante los presentes. Pronto se iría con el gato y deseaba saber si los que habían permanecido en la posada habían sacado algo en claro, si requerían información de los que habían salido o sencillamente pretendían darse a la pitanza. En el último caso, abandonaría el lugar. En el Santuario le esperaban a Peludo y a él una buena cena, una confortable cama y asuntos que tratar. 

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA.

Había pasado toda la noche sentado en la posada, agotado y con gesto hosco. Esta no fue una noche en la que Dragos optara por pasear, ni mucho menos. No, no era buena idea dado su estado, así que simplemente permaneció allí, a la espera de que el sol surgiera para que el volviera a la cómoda seguridad del lecho que había alquilado en aquella posada. Y así lo hizo, en cuanto los rayos de sol empezaron a bañar las tierras, él se retiró con paso cansado, esperando que el sueño que le aguardaba fuera más fructífero que el del día anterior. 

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA.

La noticia de los lobos le había inquietado a Dagfinnr. Tras oír las nuevas, había subido a su habitación y se había puesto la armadura y ahora llevaba siempre la espada en el cinto. -Propongo hacer guardias esta noche, y que algún guerrero acompañe a cualquiera de aquí si se mueve por el pueblo. Ésas habían sido sus palabras, y había mirado uno a uno a los presentes. Era evidente que los guerreros no abundaban en aquel grupo variopinto. En realidad, él, Haluk Molok y alguno más se iban a tener que cargar la responsabilidad de la defensa, además de la patrulla local.

-¿Qué hay de los milicianos? ¿Dónde estaban cuando sucedió el ataque de los lobos?

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA.

- "¿Lobos en Trunau? Pero eso no es posible, a menos que fueran compañeros animales como el jabalí de Garinya, o el gato." - Dice con un movimiento de cabeza hacia ambos animales.

- "Si eran animales salvajes, no hubieran podido cruzar las murallas y empalizadas." -

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA.

Tronquito dio una fuerte palmada, sobresaltando a los presentes, al tiempo que asentía de forma vehemente ante las palabras de la posadera.

-¡Eso es! -exclamó-. O alguien los ha introducido con algún tipo de fin, como extender la enfermedad que incubaban, o escaparon de su dueño fruto de la enfermedad. Pero imagino que poseer tres lobos no es algo que hubiera pasado desapercibido y que casi todo el mundo lo sabría, empezando por Cham. Así que me atrevo a pensar que alguien los introdujo en Trunau de forma furtiva, eludiendo a guardias y demás.

Aprovechó la ocasión para acercarse al ciego y murmurarle al oído.

-Win, ayer dijiste que serías capaz de apreciar si Cham está sujeta a algún tipo de magia que la haya obligado a olvidar quién ocupaba la habitación en la que dimos con la carta. ¿Crees que ahora podrías...? -hizo un pequeño gesto de cabeza hacia la posadera invitándole a descubrir si sus sopechas eran fundadas o no.

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

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La verdad es que Tronquito parecía ser capaz de penetrar en su mente y leerle el pensamiento. Justo por eso Momo le había preguntado si dormía, porque había pensado en simular que ella cerraba los ojos, hasta que el ghoran cayera en un profundo sueño, para luego poder espiarlo a placer. Parecía que su plan iba a ser inviable. El ghoran no necesitaba del sueño como los aburridos mamíferos a los que ella pertenecía. Sin embargo, tampoco parecía mostrar un pudor como del que solían hacer gala los humanoides, y así lo demostraban los embarazosos gemidos que emitió cuando el la luz del sol incidió en su rugosa piel. Momo miró azorada a un lado y a otro, como si alguien fuera a entrar en la habitación o darle unos golpes en la pared por el escándalo provocado. Luego estalló en una carcajada.

- ¡Mmme ca-caigo mmuerta!- Gracias a esa falta de vergüenza que mostraba el ghoran había podido examinarlo de cerca sin reparo alguno. Era un espécimen fascinante y no se acostumbraba a sus rarezas. La gnomo, una vez que vio que el ghoran no se negaba, pasó la mano por la áspera corteza, por entre la frondosa cabellera, nunca mejor dicho, y sobre todo detuvo su mirada en la cavidad que tenía por ombligo. 

- ¡Wow!- Exclamó.- ¿E-es pppor uhm a-ahí...- Volvía a ponerse roja como un tomate.- ...po-por ddonde...?- Había leído alguna cosa sobre la reproducción de los ghoran pero verlo de cerca era otra. Su curiosidad innata le llamaba a meter el dedo ahí dentro para palparlo. Cuando su amigo le invitó a bajar a desayunar Momo no rechazó la oferta. Estaba hambrienta. 

Una vez en el comedor de la posada rostros conocidos se iban agolpando en torno a las mesas. El ataque de los lobos en las calles de Trunau había causado un gran revuelo.

- Ha-ha-habría que mmm mmmm re-revisar la la em-emmpalizada.- Dijo pensando que quizá hubiera un agujero en la misma por la que podrían haber entrado los lobos hambrientos.

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

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Apenas desperté, me preparé y fui a la posada. Tenía ganas de comprobar si la noche había sido tranquila allí. 

Tras saludar y conseguir algo de desayuno, localicé a algunos de los compañeros del día anterior. Y algunos tenían tantas ganas de hablar como yo. 

- No, ehm... Tronquito. - No estaba segura de que ese fuese su nombre o un apodo cariñoso que le había puesto la gnomo. - Ni los cuerpos de los lobos ni los síntomas del gato me revelaron qué enfermedad tenían. Pero como ya comentan todos, todo es extraño alrededor de esos lobos. 

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- La posadera, la dama Cham, ha dado con la clave- intervino Piero- O los lobos han sido introducidos, o peor, la empalizada tiene algún agujero. Ambas cosas suponen un riesgo grave y evidente para todos en el pueblo. Por otro lado es también evidente que salir, sea por uno u otro motivo, a realizar las investigaciones, ha pasado a ser peligroso. Lo primero debería ser recuperar la seguridad de la población, y seguir investigando lo ocurrido. Sería conveniente hablar con la milicia, para informarle de lo ocurrido. Por otro lado... los interrogatorios realizados ayer no han tenido éxito, en el sentido de localizar posibles sospechosos. Pero tal vez sí en localizar posibles aliados. Tanto Ekaterina, como Dragos como el propio Ertiznao creo que tienen habilidades que podrían ser convenientes para resolver estos problemas. Y es esencial poder coordinaros de forma correcta para resolver estos asuntos. 

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Tras un reparador sueño, el pequeño goblin se puso en pie y se ciñó sus ropajes para camuflarse entre los humanos, con un pobre resultado. No tardó mucho en aparecer por la zona común de la posada en la que encontró a un grupo heterogéneo al que saludó con su natural entusiasmo de goblin creyente de Shelyn.

—¡Chaludoch! ¿Hay alguna novedad?

Su estridente e incómoda voz resonó con alegría mientras se presentaba al grupo. Buscó un pequeño taburete en el que colocarse y se sentó a la mesa esperando para desayunar algo que sirviera para llenar su pequeño cuerpo y le permitiera afrontar el día que le quedaba con energía.

—He penchado en chalir y organizar una procechión por toda la ciudad en honor a Chelyn, para que noch ayude en echte momento ochcuro. Podéich uniroch.

Todo lo dijo gritando para que los presentes se enteraran y pudieran participar en el paseo que él iba a dar por la ciudad. Dicho aquello se concentró en engullir algo y así callar durante unos instantes.

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Con la tripa llena podía pensar mejor. Piero determinaba que había que avisar a la milicia del ataque de los lobos, comprobar que la empalizada no estaba dañada y continuar con las investigaciones.

- Nnnosotros i-iremos a ver al herrero.- Declaró Monique, imaginando que irían el mismo grupo del día anterior.

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Dagfinnr asintió a las palabras de Piero. El granjero parecía un líder nato. Era respetado por la mayoría, y sus palabras rebosaban sensatez. -Haluk podría hablar con la milicia, ya que Rodrik le dio un puesto allí antes de morir. Reitero que los grupos que se formen deben ir armados y acompañados de algún guerrero. Por si se repite un ataque.

Miró uno a uno a los investigadores. Ciertamente era un grupo de lo más variopinto e interesante, pero para los lobos, para los orcos y para los demás seres malignos del mundo poco les importaba eso. Frente a los enemigos solo podías defenderte con el acero y con la fuerza, y a simple vista la mayoría carecía de ambas cosas. Aunque finalmente el grupo había derrotado a los lobos el día anterior.

-Si queréis os puedo acompañar al herrero. Otro sitio que deberíamos visitar es el Santuario. Para recuperar el diario de Rodrik.

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El desayuno había sido servido, un desayuno al que los inquilinos acudían mucho después de que la propia Ekaterina hubiera tomado el suyo. Pero su trabajo no había terminado aun cuando permanecía desde hacía un buen rato detrás de la barra con mirada sería y algo soñolienta. Había sido una noche larga no porque realmente hubiera dispuesto de mucho tiempo, sino porque había sido capaz de contar hasta el último de los segundos desde que se había tumbado en la cama hasta que se había levantado harta de intentar rendirse a un cansancio que no ganaba.

Aburrida salió para coger un taburete de los dispuestos en paralelo al otro lado y tras llevarlo a donde se encontraba, se sentó en él y apoyó cabeza y brazos sobre la barra. Desde allí observó cuando ocurría en la posada como una gata que dormita sin perder nunca la alerta, presta a saltar ante cualquier estímulo que lo requiera.

Vio pasar rostros viejos que tomaron asiento en alguna de las sillas mientras otros pasaban de largo de camino adonde fuera. Enarcó una ceja al pensar que por un instante se había preguntado hacia dónde se dirigían todos aquellos, pero no tardó en volver a ser ella misma: le daba igual, no le importaba, como a nadie le importaba realmente el resto siempre que no fuera por puro egoísmo. Hasta aquel grupito, el que creía que iba a salvar al mundo resolviendo un único asesinato, lo hacía en última instancia por interés propio.

Con un largo suspiro se puso en pie y se estiró enérgicamente intentando desperezarse. Seguro que Cham le decía algo si no se acercaba a preguntarles si querían o necesitaban algo, así que adelantándose a los deseos de su jefa, se acercó al grupito heterogéneo de bienhechores para evitar la charleta.

- ¿Queréis tomar algo? ¿Necesitáis algo?

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Sintió cómo Peludo entraba con rapidez dentro, seguramente al sentir los olores a comida y en busca de un segundo desayuno.

Eternamente insaciable, no pudo evitar pensar el ciego con una sonrisa que tintineante entró en la Posada. Gracias al silencio que se formó con su llegada pudo escuchar una voz femenina, familiar, al parecer de la camarera de la Casa Enredada, preguntando por lo que deseaban desayunar los comensales. Dudó un instante, pues ya había desayunado pero algo frugal, y finalmente, animado, habló.

- Un poco de pan y queso, por favor... Ekaterina - pidió recordando el nombre de la joven que Cham mencionara a gritos el día anterior y que trabajaba en el lugar, mientras avanzó hacia los presentes haciendo leves ruidos metálicos. Del ciego desaliñado y mal vestido solo quedaba la venda en sus ojos. Ahora lucía imponente con una armadura escamosa, brillante, y una mandoble cruzada a su espalda. Guanteletes y botas reforzadas y un aspecto arreglado, peinado y afeitado, conservando una perilla adecentada como vestigio de la desordenada e hirsuta barba que lucía hasta el día anterior.

Ante el silencio incómodo el invidente carraspeó y tomó la palabra.

- Estoy de acuerdo con lo que dijo el hombre de voz recia - dijo refiriéndose al bárbaro de nombre desconocido para él pero que sintió por la posada el día anterior -. Además me han dicho que funcionan bien contra los lobos - afirmó con una sonrisa jovial dando una palmada al pecho de su armadura y al mango de su mandoble. Caminó hacia los comensales y sus manos palparon cabeceras de sillas, hasta que sintió que una era fácil de mover, deduciendo que estaba vacía -. Con vuestro permiso - dijo antes de sentarse.

Escuchó entonces a Momo y su intención de visitar al herrero y asintió con la cabeza. Sin embargo tomó la palabra de nuevo.

- Antes de abandonar este lugar para continuar con las pesquisas... creo que debería compartir algo con los aquí presentes.

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El grupo había demostrado que podía cuidarse solo, pero no iba a rechazar ayuda cuando se la estaban ofreciendo. El día anterior hubiera negado cualquier posibilidad de ataque dentro de las murallas de Trunau y al final les había pasado. Era mejor que mantuviera la boca cerrada. Lo único que no le parecía bien es que los interrogatorios podían acabar siendo un poco intimidante si entraban todos a abordar a cada persona que tenían que preguntar.

Al ver al ciego embutido en semejante armadura se quedó observándolo fíjamente con la boca abierta. Era una suerte que no pudiera ver el descaro con el que lo miraba. Desde luego venía preparado para lo peor. ¿Cómo iban a tomárselo los interrogados? Eso ya no lo sabía. Se quedó esperando a ver qué les tenía que contar sobre lo que había averiguado en el Santuario.