Partida Rol por web

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA.

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: AL ALBA.

Peludo llega a la Casa Enredada antes que Win, principalmente porque corrió más rápido de lo que el ciego caminaba. Peludo sabe que Win no necesita de un lazarillo pues sabe perfectamente moverse a pesar de su ceguera, pero la paciencia no es el fuerte de los felinos y la velocidad que el ciego perdió con el peso de su armadura es algo Peludo no estuvo dispuesto a perdonar esta vez.

Probablemente sea porque está ansioso por ver al resto y saber qué es lo que harán este día. La verdad es que al gato no le importa demasiado la muerte de Rodrik ni eso, pero investigar es divertido pues no tiene nada mejor que hacer. Es eso o cazar ratones y tiene claro que los ratones no irán a ningún sitio.

"Además esto suena importante."

Quizás un poco de crédito que le brinde algo más de comida deliciosa no le vendría mal. Está dispuesto a trabajar un poco para así poder conseguir ricos alimentos. 

Win entró en el salón y habló. Se sentó en la mesa y el gato saltó sobre la mesa, nuevamente mirando que Cham no esté cerca ni dispuesta a espantarlo. Una vez allí, se quedó expectante, preparado para opinar aunque solo Win pueda entenderle.

CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POR LA MAÑANA DESPUÉS DEL DESAYUNO.

Don Piero ha retornado a la posada, al igual que Haluk Molok. Peludo y Win han llegado recientemente, así como Garinya y Trog.

Ekaterina está recogiendo. Dagfinnr está a la mesa, ya ha terminado de desayunar. Momo está comiendo queso y pan, junto con un tazón de leche. Ertiznao lleva bastante rato roncando sentado en una silla.

Dragos y Tronquito están en sus respectivas habitaciones. Willbur está en la Casa Larga.

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AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POR LA MAÑANA DURANTE EL DESAYUNO.

Win advirtió que había captado la atención de los presentes, más interesados en comer el desayuno y escuchar que en hablar. El momento era el idóneo y por tanto el ciego habló.

- Ayer anoche, después de que Peludo y yo os dejáramos, nos dirigimos al Santuario de Iomedae, el lugar donde residimos. Quisiera señalar que ese lugar tiene diversas celdas y habitaciones donde muchas personas se recogen o aíslan, en busca de ayuda, refugio y paz que la Heredera y su orden conceden, como es mi caso - comenzó a relatar el iomedano -. Nada más llegar hablé con la Alta Sacerdotisa Tyari, señora del santuario. Ella se había encargado de limpiar y preparar el cuerpo para las exequias. Me reveló que advirtió en Rodrick un perfume alquímico extraño. Quizás lo portaba o empleó su asesino, como simple aroma perfumado o tal vez como narcótico para dormir al fallecido - relató encogiéndose de hombros al no saber cual de ambas era la respuesta correcta, aunque no pudo evitar girar su rostro ciego hacia la silla de Momo, la pequeña gnomo cuyas ropas olían a perfumes extraños desde que la conoció, mas no dijo nada -. Tyari también me reveló que Rodrick solía hablar mucho y tenía gran contacto con una de las personas allá hospedadas que pidió asilo en el Santuario. Junto a él debió el capitán de patrullas escribir su obra y su diario, y fue a él, al parecer, a quien encomendó guardar sus escritos. Se trata de un semiorco llamado Katrezra - reveló, esperando que, quizás, alguno supiera algo sobre él -. Un individuo muy peculiar y especial. Huido de su antigua tribu orca después de sufrir atrocidades, atormentado por continuas visiones, buscó un remanso de paz en el Santuario para dar descanso a su cuerpo y a su espíritu. Allí debió conocerle Rodrick y tal vez, en sus vivencias y visiones, se inspiró este para escribir su obra - teorizó el invidente sin tener muy claro si era exactamente así -. Mas la Sacerdotisa me aseguró haberles visitado en ocasiones y sorprenderlos en conversaciones sobre temas variados e incomprensibles: fantasmas, semiorcos, Cuchillos de la Esperanza y Espadas Blancas - enumeró girando su rostro vendado, por si alguno tenía algo que añadir o sabía sobre estos temas más allá de lo evidente. Especialmente el significado de Espadas Blancas.

- Katrezra, casualmente, - dijo haciendo el gesto de comillas con los dedos de ambas manos - desapareció ayer mismo, por la mañana, llevándose los escritos y el diario de Rodrick. Tyari me ha asegurado que es una persona de buen corazón, por tanto me inclino a pensar que nada más saber el fatal destino de su amigo, tomó los escritos y huyó del Santuario, tratando de ocultarse y ocultar lo escrito. Sin duda sabiendo, antes de que se iniciara investigación alguna, que su amigo había sido asesinado, consciente de los peligros que rodeaban la obra que el fallecido emprendía. O así lo entiendo yo - relató a los presentes dando su punto de vista subjetivo -. La Alta Sacerdotisa también me explicó que Katrezra tiene un cuerpo y una mente maltrechas y que su capacidad de movimiento es limitada - informó, sintiéndose bastante indentificado con ese semiorco en muchos aspectos -. Duda que haya podido abandonar Trunau y que quizás haya encontrado cobijo y ocultación en la casa de algún vecino, ya que el semiorco tenía diversas amistades aquí. Otra opción que, personalmente, no descartaría sería que quizás sí haya logrado escapar de Trunau, ayudado y camuflado por otros semiorcos - dejó caer, recordando el grupo que estuvo hospedado en la Posada y dejaron todo hecho un desastre -. Encontrar a Katrezra, a mi entender, creo que es fundamental para comprender lo ocurrido - concluyó.

Posteriormente volvió a barrer con su rostro cegado la gran mesa donde desayunaban los presentes, esperando reacciones y directrices de actuación para el presente día.

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ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POR LA MAÑANA DESPUÉS DEL DESAYUNO.

La reconfortante oscuridad y la relativa paz de su habitación ayudaban a que el dhampir se recuperara del despropósito que había sufrido ayer, con ese inútil interrogatorio y, sobre todo, con el hecho de tener que esperar expuesto a la luz del sol una cantidad de tiempo indigna. Sin embargo aún le quedaban muchas horas para estar recuperado plenamente, y su agotamiento iba acompañado de oscuros sueños.

En esta ocasión no se trataban de sueños de persecución, no... Estos eran aún peores. Eran los recuerdos de sus padres, las memorias que guardaba del terrible conde Alexandre Florescu y sus maldades. Demasiadas para contarlas, aunque no para revivirlas desordenadamente en el mundo onírico... Con especial incidencia en la violenta muerte de su madre, y sus primeros días de escape. Una, y otra, y otra vez...

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MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POR LA MAÑANA DURANTE EL DESAYUNO.

Y allí seguía, cumpliendo con el que parecía ser su sino: llevar a la mesa aquello con lo que se encaprichaba la clientela. Hasta aquel ciego, que aquel día había ido vestido de gala para enfrentarse a un ejército, la usaba como el resto. Pero qué iba a hacer ella, ese era su trabajo, el único que conocía. Si escuchaba a su madre, si respondía a su llamada quizá... Meneó la cabeza apartando aquella idea y salió corriendo hacia la cocina sin molestarse en dedicar un "Si, por supuesto" o un "Ahora mismo, señor" al ciego. No iba a molestarse en hacer uso de inútiles cortesías que lo único que conseguían eran hacerla perder el tiempo.

No tardó en regresar con lo que se le había pedido así como el cuenco de leche que el día anterior había sacado para conceder un capricho al gato. La noche anterior no había podido dárselo porque se había marchado antes de que ella hubiera salido de la cocina, pero aquel día, por cómo se había sentado el animal encima de la mesa, parecía que no tenía intención de marcharse a corto plazo.

Dejó sobre la mesa lo que le había pedido el ciego antes de depositar el cuenco de leche para el gato en el suelo esperando que este se bajara de la mesa para bebérselo. Si como en anteriores ocasiones Cham no quería al felino sobre la mesa, en opinión de la camarera lo que acababa de hacer obtendría mejores resultados que echarle a manotazos.

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MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POR LA MAÑANA DURANTE EL DESAYUNO.

Momo escuchaba atónita las palabras de Win. Había sido bien fructífera la noche en el Santuario.

- Nnno pu-puede mmm ser.- Murmuró para sí cuando el Oráculo mencionó las apreciaciones de la Alta Sacerdotisa acerca del cuerpo de Rodrik. Ella misma había examinado el cadáver y no había encontrado nada. Arrugó el gesto herida en su orgullo. Se distrajo algo al ver bajar a Tronquito de la habitación y le hizo un gesto con el brazo para que se sentara cerca de ella si lo deseaba. Después volvió a sumergirse en la conversación con Win de lleno, indignada por lo que contaba acerca del tal Katrezra.

-Bblanco y uhm en en bbbotella:¡LECHE!- Win de bueno parecía tonto. ¿Huido porque no tenía nada que ver con la muerte de Rodrik, porque tenía miedo de que lo asesinaran? No se lo tragaba.

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POR LA MAÑANA DURANTE EL DESAYUNO.

El pequeño goblin se había adormilado en el taburete que usaba de silla después de desayunar frugalmente. La típica siestecilla de después del desayuno que servía para coger todavía más fuerzas en lo que resta de día. Movió la cabeza de un lado a otro para despejarse y bostezó antes de ponerse en pie con su habitual energía. Apoyado en su arma que en ocasiones le servía como bastón se dispuso a salir de la posada.

—Voy a empezar mi pacheo mañanero para convencer a la gente de que rece a Chelyn. Chi alguien quiere venir echtáich a tiempo. A loch que no, quizách och venga bien que la gente venga a verme y así podáich moveroch mách tranquiloch.

Dicho eso movió la mano para despedirse y se puso camino a la calle mientras preparaba sus cánticos para animar a la gente a que rezaran junto con él a Shelyn.

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La explicaciones de Win a Piero fueron buenas en relación a la prometida de Rodrik y sorprendentes en cuanto a todo lo referido con posterioridad a su marcha e ingreso en el Santuario.

—Bblanco y uhm en en bbbotella. ¡LECHE!

Tronquito miró sorprendido a Monique, incapaz de entender lo que esta decía o quería decir.

—¿Qué dices, Monique? ¿Blanco y en botella, leche? No comprendo. La leche sí es blanca pero nunca la veo en botellas. El cristal es demasiado caro como para destinarlo a ese uso. Y de todos modos, ¿qué quieres decir con esa extraña expresión? —preguntó, esperando a que su nueva y joven amiga aclarara aquella extraña incógnita-. Así que tenía un amigo en el Santuario, cuyas vivencias y visiones le sirvieron de material para su libro. Recuerdo que alguien mencionó que Rodrik tenía una musa en el Santuario. Sin duda, era ese semiorco del que nos hablas. Mmm, —añadió pensativo— ¿qué pudo contarle ese ser para que Rodrik haya sido asesinado? Sin duda, creyeron que el diario o la obra estaría en la habitación de la posada, pero no tardaron en darse cuenta de que no era así. La siguiente parada tenía que ser el santuario. Es lógico que ese tal Katrezra huyera. Y es muy importante que demos con él. ¿Dónde se refugiaría un semiorco perturbado creyéndose perseguido por los asesinos de su amigo?

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La exclamación de la gnoma que nombraba precisamente el contenido del pequeño cuento que había dejado en el suelo, lo suficientemente alejado de los pies del ciego como para que con un involuntario movimiento de sus pies no pudiera llegar a derramarlo, la hizo alzar la cabeza y prestar oído a la conversación. Lo hizo no porque realmente le interesara, que no lo hacía más de lo que le podía interesar el zumbido de una mosca, sino por si estaban diciendo algo de ella. Resultó que no era el caso.

Dejó de prestar atención y la conversación tornó a ser de nuevo un zumbido que se sumó al resto de charlas que unos y otros mantenían en el salón. No obstante, lo último que había dicho el efusivo Tronquito la dejó pensando durante un rato.

Salvando las diferencias, conocía lo que el semiorco del que hablaban podía estar experimentando. Ella misma había huido, ella misma había escapado, y no era culpable de nada más que de ser hija de quien era y tener la familia que tenía. No hacía mucho había huido de su pasado como esclava y de un futuro que aun hoy la atormentaba en sueños, todo ello en busca de una libertad que en ocasiones dudaba si poseía porque había acabado haciendo más o menos lo mismo que ya hacía cuando trabajaba como esclava.

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No estaba acostumbrada a que se extrañaran del sentido de sus palabras en vez de cómo las decía así que Monique tardó en comprender que Tronquito no entendía aquella expresión que había utilizado.

- ¡Aaaaah!- Se golpeó la frente con la palma de la mano abierta.- E-eso es po-porque no has vvvisto el uhm la-laboratorio.- A ojos de un extraño el pequeño laboratorio de la trastienda de Esto y lo Otro era un puro desorden. Allí había de todo tipo de productos en todo tipo de contenedores. Era imposible a ojos de un inexperto clasificarlo todo de un vistazo y tampoco ayudaba la amalgama de olores que hacía el ambiente opresivo y viciado.- Po-por ejemplo la la  le-leche de bbburra re-regenera la piel, pe-pero no ssssirve si la guardan en  mmm ti-tinajas de barro. Pi-pierde sus pro-pi-e-da-des.- Trataba de explicarle al ser arbóreo.-Ya mmme has mmm vi-visto en la habitación. Re-recuérdame que un mmm día te te lleve a verlo.- Le dijo mostrándole dos pequeños viales de cristal que había usado para hacer sus mezclas. Su pequeño artefacto explosivo necesitaba un contenedor de dicho material o sus reactivos no se mantendrían estables y no podría guardarlos consigo.

- La la uhm frase es es u-una ex-pre-si-ón que se uti-utiliza para decir que algo es ob-ob-obbbbvio. A lo mejor la has uhm o-ído como "blanco y en tinaja, lo sacas de la vaca".- Momo había terminado ya de desayunar hacía un rato y empezaba a impacientarse. Podía echárseles la mañana encima si no se ponían en movimiento. Fue entonces cuando el pequeño goblin llamó su atención.

- Di-disculpa.-Le dijo haciéndole un gesto con la mano.- Nnnno se si uhm has e-escuchado. Es peligroso a-andar sólo ppor las calles de Tttrunau. A-ayer nos atacaron unos unos lobbbos.

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POR LA MAÑANA DURANTE EL DESAYUNO.

Win esperó impresiones, comentarios y aportes o directrices a seguir a partir de los datos que Peludo y él habían logrado, mas a excepción de botellas, leches y procesiones a Shelyn, no hubo contribución alguna. El ciego enarcó una ceja incrédulo ante el pequeño goblinoide checheante, a pesar que no se pudo ver bajo la venda, que deseaba atraer gentes, atenciones y lobos, si fuera necesario. Se encogió de hombros y negó con la cabeza a Momo cuando esta recriminó al tal Ertiznao sobre su imprudencia de salir por la calle. Quizás por allá fuera el pequeño goblin lograra atraer esa atención que pretendía y de ser la de los lobos, probablemente no estaría solo. Y una molestia que les evitaba, o quizás varias.

Ante la pregunta de Tronquito, el invidente carraspeó y trató de darle una respuesta a partir de la información de la que disponía.

- Según me han informado Katrezra sufre dolores físicos y mentales. Si yo estuviera en Trunau con esos padecimientos, sin duda iría al Santuario, donde la tranquilidad y la ayuda de una orden benévola con poderes curativos, sin duda, paliarían mis sufrimientos - dijo con cierto conocimiento de causa -. Pero si evito el Santuario, ¿Cual sería mi segunda elección? En el tiempo que llevo aquí no he oído de ningún otro templo con poderes divinos que aporten curación y corregidme si me equivoco - dijo refiriéndose a los presentes oriundos de Trunau -. No disponiendo ya de ayuda sobrenatural, personalmente buscaría ayuda natural para los dolores - opinó girando su rostro ciego hacia la pequeña gnomo -. Alguien que pueda paliar mis dolores y sufrimientos - reiteró sin dejar de dirigirse a Momo -. Solo se me ocurre un herbalista o un alquimista. O alguien que les compre dichos productos a estos - expuso creando unas directrices de inicio de plan, uno que había tenido tiempo de imaginar por la noche -. Si hubiera un semiorco en tu casa creo que nos lo habrías dicho, Momo, ¿No? - dijo con una sonrisa sardónica el invidente a la alquimista -. Así que descartando tu hogar, ¿Sabes si a lo largo del día de ayer o esta mañana han comprado drogas o tónicos calmantes en tu tienda? - preguntó a la pequeña -. Y de no ser así, ¿Existe algún herbolario en Trunau? - volvió a preguntar. No sabía si sus sospechas darían fruto, pero era una manera de descartar posibilidades muy probables.

- Si realizamos un conjunto de investigaciones que, a mi entender, deberíamos hacer, nos llevará cierto tiempo pues son muchas áreas que cubrir: el alquimista y sus clientes recientes con opiáceos, el herbolario y sus clientes recientes, el herrero, el sargento Omast Frum en la torre de guardia Sur e incluso el cuerpo de guardia de la entrada principal de Trunau. Estos últimos debieron ver a los semiorcos de esta posada saliendo con celeridad ayer por la mañana. Tal vez alguno conociera a Katrezra y lo viera con ellos, o aunque no lo conociera personalmente viera como entre varios se llevaban a otro semiorco relativamente inválido - opinó dando opciones, muchas, por donde los presentes podrían empezar a buscar e investigar.

- ¿Cómo nos organizamos? - preguntó.

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-Nno he uhm dddormido en casa.- Protestó Momo pues entonces no sabía si allí había un orco escondido.- Ppero ayer cu-cuando fffui a avisar a mmis pa-padres no había nnnada raro.- Ahora bien desde entonces no sabía. Desde luego en Estoy lo Otro iba mucha gente a tratarse de sus dolencias, ahí sí que le había dado el ciego. Ella en un suspiro podría comprobar el registro de clientes y productos.

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Haluk Molok madrugó al día siguiente después del día de los interrogatorios. El hobgoblin se colocó su cota de escamas y escudo de púas, luego la maza fue ajustada en el cinturón. Sin deleitarse mucho con la primera comida del día, se llevó una fruta a la boca y salió a dar una patrulla por la empalizada de Trunau, bordeando toda la muralla.

Su paso era firme y continuo, sus ojos observaban cada trozo de madera de la empalizada mientras el sol empezaba asomarse en el horizonte y los primeros rayos de luz impactaban en Trunau.

Todo parecía normal, algo que le enojó un poco fue la pasividad de la guardia de Trunau, parecían un poco dormidos, desganados. El hobgoblin dudaba si el asesinato de Rodrick les había afectado a tal punto, pero un poco de odio sintió al verlos con una actitud pobre, eso, en el ejército no se permitía. Le faltó poco para llamar la atención, pero con todo lo que había pasado decidió mantenerse calmado y seguir con su caminata.

Algo que le extraño mucho fueron unas cruces blancas que un soldado intentaba borrar, parecía un poco ebrio. No pudo comprender el significado de aquel símbolo.

<< Debería preguntar qué significa ese símbolo de cruz blanca. ¿Alguna deidad? ¿Algún símbolo de alguna tribu, grupo? >>

El trayecto terminó de nuevo en la posada, parecía ser que el ambiente iba cobrando vida y ya había personas desayunando en la taberna.

- “Buenos días” – dijo al entrar para acomodarse en una de las mesas, en la que estaba el ciego Win, Tronquito y Momo. El hobgoblin pudo ver también a Ekaterina en la posada, finalmente su vista se poso en el goblin y terminó de nuevo en el grupo de la mesa y allí que prestó atención para atender toda la conversación.

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El ciego parecía que era el que en aquellas circunstancias llevaba la voz cantante. Curioso que la autoridad hubiera pasado en un día de un viejo cuyos interrogatorios se habían probado injustificados e inútiles, a un ciego. Pero bueno, a ella qué más le daba. Aunque sí había algo que le importaba, y eran esa panda de animales que habían dejado las habitaciones de la posada como una verdadera pocilga, orines y excrementos incluidos. Y esas marcas en las paredes... Aun si conseguían borrarlas quedarían marcas para siempre.

Si tenía la oportunidad de encontrarlos le encantaría hacerlo para contarles unas cuantas verdades que deberían haberles enseñado sus madres si hubieran hecho bien su trabajo. Pero claro, las madres no siempre hacían su trabajo, y cuando hacían algo, ese algo podía ser peor que si no hubieran hecho nada. Aunque aquello también era aplicable a tías y todo tipo de familiares, así que al final lo que una aprendía era que lo mejor que podía hacer era preocuparse por uno mismo, ser egoísta, porque al final nadie se había preocupado por ella. Los únicos intereses que había despertado, y el día anterior había sido prueba, eran de desprecio y desconfianza.

Curioso que justo mientras pensaba en ello, entró por la puerta uno de los protagonistas de la jornada anterior responsable de aquellos sentimientos. Con un suspiro volvió a lo suyo sin ni siquiera preocuparse en mirarlo.

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La gnomo relató a los demás lo que recordaba de Katrezra mientras se levantaba y ayudaba a recoger los platos que había utilizado para desayunar.

- Su-subo un uhm mmmomento a re-repasar unas co-cosas y bajo.- Así le daba tiempo a Tronquito para terminar tranquilamente.- Lu-luego vamos al herrero.

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Win escuchó el sonido tintineante de una armadura metálica, como la suya, que entraba en la posada. El andar pesado y la voz gutural pero familiar le hicieron recordar que se trataba del otro ser goblinoide con el cual había coincidido tanto en la fiesta como en el primer día de investigación, en la habitación del fallecido.

- Buenos días... Molok - logró responder al saludo, recordando justamente su apellido. Haciendo un poco de memoria recordó que había ingresado recientemente en la guardia de Trunau, concretamente por mediación de Rodrick durante la Ceremonia del Cuchillo de la Esperanza. Él fue testigo, al menos auditivo. Ató los cabos con rapidez y dedujo que entrando a desayunar, a primera hora de la mañana y con la armadura puesta, probablemente vendría de hacer la guardia -. Vienes de hacer la guardia, ¿No? - preguntó el invidente -. ¿Has visto algo interesante por tu ronda? ¿Quizás alguna parte imperfecta del muro por donde se pudieran colar los lobos? - preguntó aunque él mismo lo dudaba, pero a saber.

Escuchó a Momo y asintió con la cabeza coincidente ante la información sobre Katrezra que él, mayormente, ya conocía. El detalle de la tribu a la que pertenecía y el episodio del Arúspice, desconocidos para él, llamaron su atención. De nuevo asintió con la cabeza a modo de gratitud hacia la pequeña gnomo.

La alquimista insistió en que fueran primero al herrero, pero... ¿Todos? Eran un número elevado de personas. Sin duda podrían dividirse en dos o tres grupos para realizar diversas funciones y abarcar diversas áreas simultáneamente. Y tenían múltiples posibilidades, como él mismo había enumerado ante todos.

- ¿Alguien se animaría a buscar al sargento Frum y a hablar con los guardias de la entrada sobre los semiorcos que abandonaron apresuradamente Trunau el día del asesinato?

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Dagfinnr escuchaba las palabras de todos mientras desayunaba, aunque cada vez parecía haber más voces dando su opinión. Ciertamente eran un grupo numeroso.

Le había sorprendido gratamente la armadura y las formas de Winn. A pesar de su ceguera era evidente su habilidad con las armas. -Si hay varios que se van a hablar con el herrero, y no se me necesita allí, pues en ese caso puedo ir yo a buscar al sargento y a los guardias y preguntar por los semiorcos. ¿Hay alguien que sepa rastrear y quiera acompañarme?

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Peludo, como siempre, es capaz de mantener interés en las conversaciones solo durante los primeros instantes. Cuando el resto comienza a conversar del semiorco "amigo" de Rodrik que desapareció, el gato comienza sutilmente a distraerse, lavando con su lengua sus patas delanteras y luego pasándolas por sobre su cabeza para asearla. Luego se lame las costillas, la barriga y finalmente los genitales, ya completamente ajeno a lo que el resto está diciendo.

Hasta que una palabras lo saca de su lejanía mental:

"¡Leche! ¿Quien dijo leche? ¿¡Quien me dará leche!?"

Levanta la cabeza rápidamente y mueve las orejas, intentando detectar donde suena a líquido derramándose para él pero pronto entiende que solo es una analogía. Baja las orejas nuevamente, molesto y frustrado por la emoción desperdiciada. Vuelve rápidamente a asearse y luego se recuesta en una silla a dormir, a la espera de que Win decida donde ir para poder acompañarlo. Realmente no le importa donde, solo que irá con él para cuidarlo por si aparecen más lobos apestosos.

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Cada paso adelante iba acompañado de nuevas preguntas, e nuevas posibilidades, en una especie de creciente tela de araña cuyos límites no parecían quedar claros. La muerte de Rodrik, o mejor dicho su asesinato, era una puerta abierta a mil enigmas. ¿Qué contenían su diario y la obra que escribía? ¿Qué papel ocupaba el semiorco en aquel embrollo? ¿Cuál era la importancia del cuchillo de la esperanza supuestamente desaparecido? ¿O no había desaparecido y ni siquiera había sido robado, sino que simplemente lo había ocultado Rodrik? Aquel cuchillo pertenecía a su prometida, también semiorca. ¿Era casualidad? El cerebro de Tronquito hervía inquieto con todo aquello y solo las palabrasde Monique y de Win, le devolvieron a la realidad.

-Acompañaré a Monique al herrero. Y quizá, podamos hacer una visita rápida a tus padres para comprobar si el semiorco pasó por allí. Monique, ¿quieres que suba contigo?

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HORA: POR LA MAÑANA DURANTE EL DESAYUNO.

Aquella era la segunda vez que lo hacían en muy poco tiempo y por ello, cuando la gnoma ayudo a recoger los cacharros del desayuno, la miró con la misma extrañeza con la que había mirado la noche anterior a Dragos. No tanta, quizá, porque ella al contrario que él no los había limpiado con algún tipo de truco del que desconfiaba un poco... bastante, razón por la que se había cerciorado limpiando ella misma el plato nada más echarlo a la pila.

- Gracias- musitó en un tono apenas audible, quizá por la vergüenza de verse obligada a pronunciarlo delante de tantos.

Tal y como se esperaba de ella, repitiendo el mismo recorrido que ya le aburría, fue a dejarlos en la cocina y regresó de nuevo a tiempo de escuchar a uno de los "machotes" que habían estado durante su interrogatorio y cuya única función había sido intentar intimidarla para obtener "la verdad" sobre el asesinato, tarea en la que había fallado estrepitosamente. Después de todo no iba a ser ella la que se amilanase ante un montón de músculos.

- Yo sé rastrear- dijo con seriedad. Lo de si quería acompañarle a él a cualquier lado era harina de otro costal.- Y Cham querrá encontrar a esos semiorcos- añadió con una seguridad a la que sumó su propio interés por hallarlos teniendo en cuenta cómo habían dejado las habitaciones que habían alquilado.