Partida Rol por web

Comí en silencio sin poder quitar la mirada de mis hijas, por un segundo sentí paz dentro de mi y quise conservarla, pero sabia que dudaría menos de un suspiro o este caso hasta terminar de comer los escasos alimentos.

Cuando finalmente terminamos de comer y Ted decidió que ya era hora de ponerse en marcha, quise recoger todo aquellos y guardar lo poco que hubiera sobrado, aun si fueran migas. -Cariño ayúdame a recoger. -Le pedí a Stacy, mientras echaba un ultimo vistazo alrededor.

Ya era un hecho la tranquilidad y la paz, se acabarían en el mismo instante que diéramos el primer paso fuera de esa habitación, solo esperaba que aquello que había hecho realmente hubiera servido para algo.

Pero antes de continuar con la pesadilla me permití un segundo para mi y tras las palabras de mi marido me acerque a él para quitarle un par de migas de esa barbilla poblada y suave y aprovechar para robarle un beso de sus labios. -*Yo también. -Le acaricie tiernamente la mejilla antes de posar la mochila en mi espalda y volver a la cola de la comitiva.

-Venga vayámonos. Salgamos de aquí. -Aleccione a la familia Krammer con mis ultimas palabras, ya estábamos de nuevo listos.

Ayudé a mamá a recoger aquello como buena hija y cogí la mochila.

-La llevaré yo un rato, si quieres-le digo a mi madre.

Luego me dispongo a partir con toda mi familia de camino a la planta baja en la que no sabremos qué encontraremos. 

Giro mis ojos y los encuentro con los de Dorothy. Apartó los míos rápidamente sintiéndome estúpida al ver como me afecta sólo su mirada.

"Me gustaría que todo fuera como antes" pienso mientras recuerdo lo unidas que estábamos.

Con los brazos cruzados, y con la cabeza gacha, Dorothy hace frente al espontáneo "buen rollo" de su familia. No iba a decir que le molestaba que le hablasen bien y con educación, pero ya no era una niña, y si su familia le seguía hablando como hace cinco años, sentía que la veían como una cría. "Filo" sí le hablaba como una adulta, con esa dureza que se merece, aunque tras pensar estas últimas palabras, se sintió algo confundida.

- Está bien - dice, liberando los brazos y andando hacia el tubo -. Bajemos.

Dorothy se asoma abajo por el hueco y golpea con el puño sobre la superficie.

- Creo que no va a ser muy complicado. - Dice girándose con un brillo en los ojos.

El descenso en el tubo es más fácil de lo previsto. El interior está bastante deteriorado por algún tipo de golpes o arañazos, de manera que son un punto de apoyo perfecto para pies y manos. En ocasiones, a Dorothy y Stacy les recuerda a cuando trepaban de niñas a una silla, luego a un cajón semiabierto y por último a la encimera para llegar hasta el tarro de cristal repleto de galletas que mamá guardaba para los fines de semana. De lejos, mamá las miraba desde la sala familiar con una sonrisa feliz en el rostro.

La planta de abajo (la vuestra) se asemeja a una ciudad extraña vista desde arriba. No hay movimiento, ni sonidos. Su superficie es bastante grande, y las únicas fuentes de luz son los diversos tubos como éste repartidos por toda su extensión, como arterias luminosas que conectan las plantas de un edificio gigantesco. Seguís bajando y comprobáis que la planta de abajo es igual que la vuestra. Mismos habitáculos formando "manzanas", mismo silencio y mismo escalofrío en la espalda. ¿Dónde demonios estáis?

La planta inferior, descrita por Joanna como "Archivo y salida del complejo", se presenta más pequeña que las superiores, pero aún así, enorme. Es, además, más alta, así que aún os quedan unos metros para llegar hasta abajo del todo, con las extremidades casi entumecidas. Aprovecháis el descenso para otear todo lo que podéis. A primera vista, destaca una serie de gigantescos monolitos oscuros, quizá del mismo material oscuro y de aspecto aceitoso, que conforman una especie de bosque de torres negras. Un pasillo central atraviesa toda la planta hasta finalizar en el otro extremo, donde hay un portalón con una placa negra al lado. La puerta tiene un agujero irregular en la parte inferior.

Al llegar al suelo apoyó las manos en las rodillas para descansar un momento, mientras miraba a su alrededor.

-Reconozco que me daba más miedo bajar de lo que me hubiee gustado. Pero no ha sido para tanto. Y este sitio...

Parecía que ina a añadir "tampoco está tan mal". Ted empezaba a abrirse, a compartir sentimientos con su familia como no hacía desde demasiado tiempo atrás.

-¿Todos bien? -dijo, mirando a sus hijos. -Bravo, chicas -añadió, aludiendo a las gemelas. Guiñó un ojo a su hijo y dedicó una sonrisa cómplice a Joanna. -Me gusta que estemos bien y todos juntos. Veamos cómo se sale de aquí, y qué son estos monolitos. ¿Vamos hcia allá? -concluyó, señalando la lejana puerta.

Me cuesta un poco bajar. Es un esfuerzo que hace mucho tiempo que no tengo que hacer, pero en comparación a subir esto es fácil. Aún así sudo y, si miro hacia abajo, me mareo un poco.

"Ay, Dios" pienso mientras busco el siguiente punto donde apoyar mi pie.

De repente, acude a mi memoria esos maravillosos días compartidos con Dorothy. Qué bien se nos daba escalar para robar galletas, o lo que hiciera falta.

Cuando me quiero dar cuenta, hemos llegado a esa enorme sala. Todo allí me parece enorme, pero es que creo que jamás había visto techos tan altos, ni estancias tan largas.

Miro todo con ojos enormes y no puedo evitar pensar que sería un buen sitio para crear aventuras, esconderse y jugar. Mi padre me saca de mis pensamientos y entonces veo la puerta al fondo.

-Tal vez esa sea la salida-les digo señalando con el dedo, pero sin atreverme a moverme. ¿Y si me encuentro con otra cosa de esas de las de ahí arriba?

Un dolor de cabeza amenaza a Ted. Nace como un foco de dolor en la parte frontal de su cráneo nublándole los pensamientos y secuestrándole la concentración. Quizá haya sido el estrés acumulado, o la visión de tanto monolito, que puede haberle abrumado. Va a necesitar estar un buen rato tomándose las cosas con más calma.

Baje con cuidado, pero mas preocupada de la familia que de mi misma, para cuando finalmente todos llegamos a salvo, miro con respeto y orgullo como nuestras hijas. Estaban de una pieza sin aparentar cansancio alguno, evocandome los días donde ambas se ayudaban y que tanto añoraba, pues todo era mas fácil. Pronto me puse en marcha, una vez mas cerrando el grupo pero no sin antes ceder la mochila a Stacy tal y como me habia pedido antes de empezar a bajar. -Si te cansas me avisas. -Le dije mientras apartaba su pelo de su cara.

Solo cuando estuvimos abajo y me tome un segundo para ver todo aquello con detenimiento, pude darme cuenta de lo grande que ella aquello, tan grande que casi daba miedo y no sabia a donde mirar. Por suerte las niñas eran mas espabiladas que su alelada madre y señalaron lo obvio.

-Bien hecho, ¿Nos vamos? -Pregunte sin esperar una respuesta real, pero el gesto que hizo Ted me puso en sobre aviso y me preocupe una vez mas. -¿Ted estas bien? -Apoye mi mano en su hombro. -¿Te duele la cabeza? Ojala hubiera traído aspirinas... Esto puede superar a cualquiera. -Comente intentando consolar a mi marido mientras alce la mirada para observar todo lo que me rodeaba.

El agujero irregular de la puerta parece ocasionado por algún corrosivo, que ha desnaturalizado el material original, ahora esparcido por el suelo. A un lado de la puerta, a una altura de un metro y medio, aproximadamente, se encuentra una placa de material negro, como la que tienen los tubos que conectan las plantas, la que tiene cada uno de los habitáculos de las dos plantas intermedias, como el del cubo de la planta superior que tocaste hace un rato y como el del bosque de monolitos que puebla el lugar.

-No pasa nada, cariño -respondió con una sonrisa algo forzada a Joanna. -Estoy bien.

El caso es que le dolía, más de lo que quisiera admitir. Echó de menos una aspirina también él. Pero había que seguir. Se presionó el puente de la nariz y cerró los ojos con fuerza durante un momento. No quería que los miembros de su familia lo vieran flaquear, pero se notaba.

-Vamos allá. Con cuidado. Estad atentos a todo.

Atravesáis el pasillo flanqueado por los enormes monolitos negros. Torres altas del extraño material negro que se comunicó con la osada Joanna en la planta superior. Son como gigantes acechantes e inmóviles que siguen el curso de la familia Krammer por aquella instalación.

A veces, la superficie de los monolitos parece moverse. Como si su estado fuese semilíquido y "chorrease" aceite, pero parece ser un efecto óptico de la luz incidiendo sobre el particular objeto.

Al fondo, la puerta presenta está cerrada, pero presenta un agujero en la parte inferior. Una abertura irregular hecha con algún ácido, pues ha corroído el material y ahora está esparcido por el suelo. A la derecha de la puerta, casi a la altura de vuestros ojos, hay un panel rectangular plano incrustado en la pared del material oscuro.

Los monolitos me impresionan, son enormes y hacen que yo me sienta pequeña, insignificante. Miro con preocupación a papá cuando se agarra el puente de la nariz y hace presión. ¿De dónde ha venido ese dolor de cabeza repentino y tan fuerte? Lo que estaba claro era que aquello no era normal, nada de lo que estábamos viviendo era normal.

Llegamos hasta la puerta. Estoy cansada, imagino que ellos también. ¿Cuánto tiempo habrá pasado? Ni siquiera sé ni cuánto tiempo llevamos allí, pero sé que ha pasado bastante y está siendo todo tan intenso que mataría por una siesta en el sofá de casa frente a la chimenea encendida.

Recoloco la mochila en mi espalda y miro esa puerta.

-¿Eso es como la sangre de aquel bicho?-comento al ver la abertura realizada con algún tipo de ácido.

"Sabía que habría sido buena idea coger la cola esa" pienso para mí rogando que la salida de esta pesadilla esté al otro lado de la puerta. 

Sabia que Ted mentía, eran demasiados años juntos como para notar que no estaba bien, pero quien lo estaba a estas alturas. Así que lo deje en eso, acepte su mentira asintiendo levemente con la cabeza y continuamos caminando hacia la "salida".

-No lo se cariño. Tal vez hubiera algo aquí y la seguridad se encargo de ello y esto es lo que quedo. -Comente en alto ante la pregunta de una de mis hijas sin llegar a reparar en quien era, sus voces eran tan parecidas...

Pronto repare en aquel panel de color negro cerca de la puerta. -Entiendo que esto controla esta planta como en las otras dos que hemos visto antes. -Apoye mi mano en la barbilla mientras miraba los monolitos. -Y por el nombre de la sala, tal vez esos bloques gigantes serian los libros donde este recopilada la información. -¿Información de que? Esa era la mayor pregunta que me rondaba la cabeza.

Pero también tenia otra mala idea en ella, una que casi podría producirme una migraña. Y era la dolorosa idea que quien estuviera apoyando su mano en esa placa, pudiera ser alguien como nosotros, intentando salir de aquí o puede que alguien que conociera el lugar y pudiera ayudarnos, nosotros, YO, lo había condenado a morir sin escucharlo o saber siquiera de su existencia. Pero debía mantenerme firme y apartar esas ideas, para centrarme en sacar a mi familia de esa locura.

-Creo que funcionara de la misma manera, debemos tocarlo y esperar que sea la llave. -Sin darme cuenta hable crípticamente, pero sencillamente no pude evitarlo.

Los monolitos se extendían por muchos metros en todas direcciones. Caminaron silenciosos hasta la entrada, sobre todo Alex y Dorothy, que llevaban largo rato sin abrir la boca. Aunque suponían que eran los únicos seres vivientes e aquel enorme complejo, no podá evitar sentir cierta aprensión, como si fueran a ser descubiertos de un momento a otro haciendo algo que no debían. Ted asintió a las observaciones de Stacy y Joanna.

-Quizás quieras... examinar uno de estos monolitos antes de irnos -dijo a su esposa. Le gustaban las bibliotecas, aunque aquella no se parecía a nada que hubiera visto antes, por supuesto. Pero tenía curiosidad por saber qué clase de información almacenaría.

Se acercó un poco al agujero de la puerta, echndo un vistazo al otro lado sin asomar la cabeza.
 

El agujero corroído parece ya no estar bajo los efectos del ácido. De hecho, los bordes parecen titilar de una manera extraña. Al fijaros con más atención, creéis notar que el agujero se va cerrando muy lentamente. Ahora mismo, la abertura es de unas dimensiones como para permitir el paso de Dorothy o Stacy, pero no de otro miembro de la familia. El otro lado es más oscuro. Cuando los ojos de Ted se aclimatan, percibe una sala circular cuyo suelo parece ser una plataforma móvil. Recuerda mucho a un ascensor.

-¿Se está... se está cerrando?-digo observando con los ojos muy abiertos la abertura-. Yo aún entro. Puedo ir y ver qué hay al otro lado. Tendré cuidado, como mamá me enseño, pero debemos avanzar en este laberinto o tal vez no salgamos nunca... y eso parece que se cierra-explico atropelladamente mientras me voy quitando la mochila.

Mi intención es entrar, pero si se niegan no podré hacer nada pues mi tendencia a hacer siempre las cosas bien a ojos de papá y mamá no me permitiría llevarles la contraría. Miro de reojo a Dorothy pues ella podría acompañarme, pero seguramente ni siquiera se le ocurra decir nada.

-Os dejare la mochila-añado intentando que suene concluyente.

- ¿Estás segura, Stacy? - Salta Alex, preocupado. - Tal vez... mamá... pueda volver a abrir la puerta con el panel de al lado, como antes. - Dice el joven, en tono protector, señalando el panel negro. - Parece que el material interactúa con el tacto.

Las palabras de Ted se perdieron en mi mente al escuchar que el agujero de la puerta se cerraba.
-¿Como es posible que se regenere?

¿Dejar sola a la niña? Con que propósito y si se queda al otro lado sin poder volver a nosotros. ¿O quedarse ella sola? Admiraba la valentía de mi hija y en otro momento lo hubiera alabado, pero perderla de vista en un lugar tan peligroso no hizo mas que agravar, mi instinto protector.

-Espera, has caso a tu hermano, déjame probar antes esto, Alex busca algo para apoyar en el agujero que no se cierre. -Era tan difícil tomar una decisión correcta... Pero el tiempo empezaba a echarse me encima y perdí el raciocinio por un momento. Por lo que apoye mi mano en aquella cosa, como hiciera con las anteriores. Pensando en la salida, en como podría levantar de nuevo aquella puerta y pasar todos nosotros, sin peligro a separarnos.