Partida Rol por web

-¿Quiénhahabladocontigo? -pregunto desafiante estrechando los ojos, no como había hecho hace un momento con el bárbaro-. ¿Tecreesconderechoaespiarconversacionesajenasquenisiquierateimportan? Voyadisfrutardejándoteenridículodelantedetodoelmundo -ya lo había convertido en algo personal, en un primer momento sólo me interesaba por tantear las habilidades del resto-.

Había pasado por alto lo que me había dicho Jon, casi ni le había escuchado. Mucho menos prestaba atención a Aylandris, a pesar de que ahora empezará a decir que la búsqueda del mago estaba antes y alguna cosa más, pero no me iba a mover de aquí hasta que, al menos, me inscribiera en la competición.

Imita su forma de mirarla, estrechando también los ojos, dejando ver algo de verde -fácil. Si no quieres que me meta en la conversación no hables en voz alta delante de los demás, porque entonces no sería ajena- sonríe con suficiencia y orgullo -ya veremos quién deja en ridículo a quién, yan.

-Telodirécuandoencontremosa... -empezó a responder a Khazlian, pero se detuvo cuando vio que este le hacia el mismo caso que a una mosca verde y centraba su atención en el humano.

Ah! havenidoaverle.

Y no pudo evitar estrechar los ojos cuando escuchó la estridente, o eso le pareció a ella, voz de la feérica que estaba junto al humano. ¿Acababa de decirle eso a Khazlian? Se volvió para mirar a Khazlian a ver si era cierto, justo en el mismo momento en el que este le contestaba a la feérica siguiendo su mismo tono.

¿Porquépierdeltiempoconella? ¿Quepasaaqui?

-Puessiquesoissimpaticos,esciertotodoloquesedice -dijo rápidamente mirándola de arriba a abajo un instante antes de devolverle la atención a su compañero- ¿Vasaapuntarte? -preguntó, sopensando si aquel retraso merecería la pena y viendo en los ojos de Khaz la determinación por participar.

-Notepreocupes, cuandoacabecontigopodrásvolveratubosqueasubirtealárbolmásaltoyesconderteparaquenadietevea. YaeshoradequesedemuestrelasuperioridadYanypongamosalosfeéricosenellugarquelescorresponde -si se pudiera verme la cara estaría mostrando una sonrisa socarrona, a pesar de no haber cambiado mi mirada-.

De fondo a este conflicto culturar que se acababa de formar, puedo escuchar la voz de Aylendris. Al menos esta vez parece que sus palabras están de mi parte, ya no soy yo el blanco de sus comentarios.

-Claroquevoyaapuntarme, comositengoquequedarmeaquíelrestodeldía, perohoyvoyadarleunalecciónaalguien.

Lo sentía mucho por ella y por su búsqueda, pero tras esto no podía dejar que la feérica se fuera sin más.

Aunque no estaba demasiado acostumbrada a tal velocidad a la hora de hablar, parece pillar por lo menos la esencia de sus palabras. Mira de soslayo a la chica, también yan, que acompañaba al que iba con el trapo tapándole la cara, aunque no tarda en dejar de prestarle atención, mirando fijamente al tipo que le estaba empezando a tocar realmente las narices. 

-Aquí el único que va a ir a esconderse a unas dunas desérticas eres tú. Mucho hablar, pero a ver si demuestras lo que vales con el arco- se gira dándole la espalda, con una sonrisa burlona -aunque claro... eso no será suficiente ni de lejos.

Vuelve su mirada hacia June, sonriendo casi de manera inocente -¿y tú?, ¿vas a participar también?

Miro a ambos, el yan y la feérica, y una sonrisa asoma a mi cara. Como niños, no puedo evitar pensar. Pero tampoco presto demasiada atención, la cola sigue moviéndose y yo estoy deseando llegar ya para apuntarme y poder ir a otros lados, especialmente a ver qué puedo hacer con el problema de los bárbaros. Así pues, ignoro el resto de la conversación de los yan y la feérica y sigo haciendo cola, como si no los conociera. Si la cosa no va a mas, no me meteré.

Aylandris miró a uno y a otro mientras estaban enzarzados en aquella batalla dialectica que, gracias a los Soles, no duró mucho. Pero si lo suficiente como para hacer cambiar su orden de prioridades inmediatas que tenía en mente.

-Deacuerdo.Apuntateydemuestraqueunyanconunarcovaleporunadocenadefeéricosporlomenos -soltó sin apenas pestañear, pero tampoco sin inmutarse demasiado. Consideraba que no merecía la pena prestar atención a aquel ser tan presuntuoso al hablar, pero no le parecía mala idea que Khaz le demostrase la valía de los yan con el arco- Ydespuésseguimosconloqueibamosahacer -le dijo a su compañero señalándole al pecho con su dedo índice. Un pequeño retraso no importaría demasiado. Y asi, de paso, ella averiguaría lo bueno que era con el arco y vería tragarse a la feérica aquel tono al hablar.

Miró a la cola, intentando ver cuanto quedaba para llegar al final y apuntarse, pero había mucha gente y no distinguía el final. Escuchó a la feérica dirigirse al yan que parecía estar con ella y con el humano, y no pudo evitar meterse en la conversación al escuchar la pregunta que formuló.

-Esperoquetutambienparticipes.Nuncahevistoaunadeturazadispararunarco.

Realmente nunca había visto a un feérico en persona, pero las descripciones que le habían dado de aquella raza había hecho que los distinguiera rápidamente al cruzarselos por  primera vez. Y sí, la sensación que transmitían no era en absoluto amigable. No tenían nada que ver con la azul dueña de la posada en la que había pasado la noche.

Sobresaltada, la varu se volvió para escuchar la retahíla de palabras que salían por la boca de la féerica, tratando de ocultar la molestia que le causaba la interrupción. Aun así, no pudo evitar sentir una especie de negra diversión en sus adentros. -Reza para que se la haya llevado, y que así nunca sufra todo lo que he sufrido yo...-

Sin embargo, no debía demostrar ni su desinterés ni su morbosa alegría, por lo que adoptó una expresión compungida y comenzó a dirigir sus pensamientos a su mente con lo que esperaba que fuera una irritante calma. -Sí, soy una sacerdotisa. Lamento las condiciones en las que te encuentras, pero piensa que los Seis siempre protegerán a tu hija de todo mal. No tienes por qué preocuparte. Es probable que solo se encuentre perdida en la inmensidad de la ciudad- tras hacer una pequeña pausa, como para ordenar sus ideas, continuó -Aun así, en vistas del posible peligro en el que pueda encontrarse, te ayudaré si así lo quieres. Dime, ¿la puedes describir? ¿sabes si conocía a alguna de nosotras? ¿dónde la viste por última vez? Y especialmente, ¿qué clase de relación podía unir a una féerica con un hijo del desierto?

Esperaba retrasarla con su charla, aunque esta no fuera completamente inútil. No es que tuviera ninguna intención de impedir que Elara entrara en la Iglesia, realmente no le importaba en absoluto. Únicamente sentía un ligero placer sádico en la desesperación de la mujer y dudaba de que la joven se encontrara en verdaderos problemas. Y además, ¿por qué debía preocuparse por otra persona aparte de sí misma? ¿Quién se había preocupado por ella?

Varios celestes que estaban por la zona se giraron al empezar a escuchar las palabras de la conversación. Su rostro fue mostrándose cada vez más dolorido e, incapaces de aguantar ese enfrentamiento entre razas, se alejaron, algunos con lágrimas en los ojos.

La cola se iba reduciendo por minutos y al final llegasteis a la mesa donde os teníais que escribir.
 

El humano que estaba allí no dejaba de tomar nota de aquellos que querían apuntarse.

Decidme vuestros nombres y mostrarme vuestro arco, si tenéis dijo, mirando al grupo que se había formado.

Los dos bárbaros, que eran los primeros, dieron sus nombres y le cedieron su arco. El humano lo miró , tensó las cuerdas como si estuviera preparando una flecha para dispararlas y se las devolvió a su dueño.

Muy bien, siguientes.

El feérico le escucha, pero no parece mostrarse muy receptivo. Le acusa de que todo lo que ha pasado es por su culpa. Si ella ha desaparecido, sólo el fuego de su raza la puede haber destrozado el corazón como lo había hecho. Al final, el feérico se marcha y se funde con los árboles. El joven yan se queda entristecido, apoyándose en un árbol. Unas lágrimas caen al suelo, eran lágrimas de dolor.
 

Claro que puedo definir a mi hija contestó la feérica con la potencia de los de su raza. Es muy parecida a mi. Tiene el cabello un poco más oscuros, los ojos totalmente verdes y el rostro más afilado. La nariz es un poco más pequeña, pero más ancha. Delgada, pero no escuálida. Sus movimientos son suaves, recuerdan a la danza de las hojas en un día de brisa suave. Su piel es de un verde, pero muy claro, como el de una hoja que está naciendo.

Se echó los cabellos que le rozaban el rostro hacia atrás, aunque sin el efecto deseado, pues volvieron a su lugar.

No, no os conocía. Pretendía apartarla de ese yan del que dice que está enamorada. ¡Cómo una hija de Wina puede enamorarse de una criatura de Aldun! Es algo impensable. Somos totalmente opuestos, ¡no pueden enamorarse! Siempre estaba atormentándonos, acercándose a mi familia, por eso impedimos a Elara que se juntara con él. Pero ella parecía una polilla, siempre arrimándose a la luz del fuego.
 

Jon-Asgeir, dice el bárbaro, tendiéndole su arco con una sonrisa. Mucha competitividad va a haber aquí, eso siempre es bueno... y no siempre para los que compiten. Él por su parte sólo intenta divertirse, así que... que se enfrenten lo que quieran.

Ahora lo importante, una vez se apunten, es saber qué sucede con el ganado de los bárbaros... eso me tiene desconcertado. Miro a los yan. Igual ellos ayudarían? Lo desconozco. Bueno, veamos.

¿Cuándo se realizará el concurso? ¿Cuánto falta?

Decide ignorar las palabras de la yan "ya se tragarán sus palabras", definitivamente parecía una muchacha demasiado orgullosa. Lo que más le llamó la atención fueron los rostros de las personas celestes con escaso pelo o ausencia del mismo, parecían realmente dolidos, pero, ¿por qué? No era demasiado consciente de lo que calaba en esa raza las emociones o pensamientos de los demás. 

-Ceya- dijo al llegar su turno en la cola, descolgando el arco que colgaba de su espalda y tendiéndoselo al hombre para que lo revisara. Tras esto presta atención con su agudo oído a lo que el hombre respondiese al bárbaro, sentía también cierta curiosidad, ya que no se le habían despertado esas dudas hasta ese momento. 

La cola avanzaba, que no era poco, pero con lo breve que fue la conversación con el tipo que estaba allí esperando, ya podía haber durado un poco menos. Aunque la pregunta que había planteado el bárbaro también me interesaba, aunque al menos había hecho entrar en razón a Aylandris y se esperaría a que terminara.

-Khazlian -digo mi nombre sin destaparme la cara, haciendo que la tela frente a mi boca se mueva levemente- y este es mi arco -me lo descuelgo del hombro y se lo tiendo. Parece ser que era obligatorio para participar en la competición-.

Un paso más cerca para derrotar a la feérica, ya quedaba menos.

La actitud brusca y repentina del dependiente al principio hizo retroceder a Geblu de nuevo hasta alejarse a una distancia que le permitiría salir huyendo si fuese necesario. No obstante, cuando vio que el yan no estaba furioso con el si no disgustado por la situación decidió acercarse hasta él.

Muchas gracias por el ofrecimiento, es un detalle- le pensó como breve reseña a lo que acaba de decirle.

Este hombre es muy amable, y eso me pone nervioso. Pero aún así tengo que ayudarle. Pensó para si mismo con decisión.

Escucheme. Yo le ayudaré, buscaremos a alguno de los habitantes natales de esta ciudad. Parecen ser muy inteligentes y justos. Si alguien le ha robado yo le ayudaré señor... ¿Cómo se llama? Geblu no espero la invitación y pasó detrás del mostrador a observar las cajas y la zona por donde el yan había estado rebuscando. ¿Faltan muchas cosas? No creo que nadie haya podido irse con mucha comida sin que le viese nada. Pensó "en un tono" lo suficientemente alto para que más que un solo pensamiento fuese una frase lanzada a la mente del camarero.

El humano apuntó vuestros nombres y repitió el mismo ritual para cada uno de los arcos. Terminaba siempre con las mismas palabras, como si sólo supiese decir eso.

El concurso se celebrará a media tarde. Será una buena forma de esperar a que llegue la noche, a ver si se presenta el Unicornio contestó. Hizo un movimiento con las manos, para que os apartarais y la fila pudiese continuar.

Las palabras de la feérica provocarón una punzada de dolor en el corazón de Meerelu, viéndose involuntariamente reflejada en la situación de la joven. -Ninguna persona debería enamorarse, en eso tiene razón. El amor siempre se termina marchitando y envenena el corazón de quién lo siente. Elara se dará cuenta tarde o temprano, cuando ese yan la abandone... pero hasta entonces puede que sea feliz- Asintió con la cabeza, mostrando únicamente un profundo vacío en el fondo de sus ojos acuosos.

-No la juzgues demasiado duramente. Mucha gente, posiblemente mayor y más sabia que ella, ha sido confundida y seducida por la ilusión del amor.- ¿Qué era mejor, vivir engañada por un sentimiento falso o despertar cuanto antes a la cruda realidad y ser encerrada en una prisión de blancas paredes? La falsa sacerdotisa no tenía la respuesta, aunque en el fondo seguía soñando con el día en el que vió el mar desierto y rotas sus esperanzas. Mientras seguía comunicándose telepáticamente con la preocupada madre, estuvo a punto de dejar escapar un suspiro. -Aunque trataré de buscarla a partir de la descripción, la ciudad está demasiado plagada de gente como para que sea fácil, así que antes de nada avisaré al resto de mis hermanas. Si la encuentro, ¿a qué lugar debería acudir para localizarte?-

Ni siquiera ella tenía muy claro si estaba mintiendo o no, ni lo que pensaba hacer. El asunto no iba con ella, pero debería encargarse de él para seguir con su coartada de perfecta sacerdotisa. Aun así, condenar a otra joven a su misma tortura era algo que le resultaba repugnante... aunque eso no significara que fuera incapaz de hacerlo.

Me despido del arquero con una inclinación de cabeza y me giro a los bárbaros, una vez estos también se han apuntado.

Ahora, si no os parece mal, podríamos ir a ver qué sucede con vuestro ganado...

Dicho esto, me quedo esperando que me indiquen el camino.