Partida Rol por web

-¿Esunmalmomento? -a juzgar por la reacción del otro yan, seguro que si. No sé que le pasa, pero seguro que puede esperar un momento a que Aylandris le haga la dichosa pregunta que me ha tenido de un lado para otro de esta ciudad-. Bueno, notengodemasiadacuriosidadporsaberloquetehapasado -le digo al desconocido-. EstababuscandoaShelaporquelaniñaqueríahacerleunapreguntasobrelamagia -o eso creo, porque ha dicho más bien poco, salvo que necesitaba un mago. Le pongo la mano en el hombro a Aylandris y la acerco más hacia Shela-. Asíque, estaesShelalamaga, yestaesAylandris -hago las presentaciones pertinentes-. Yyaqueestoy, comonosécuandovolveréaverte -si es que piensa regresar al desierto- estoydurmiendoenelHaaidePlata, paraquevengasabuscarmecuandoestotermine, oparacualquiercosaquemenecesites -todo sea dicho-. AhoratedejoconAylandris, yotengoquehacerlemorderelpolvoaunafeéricaeneltorneodetiroconarco.

Dos pájaros de un tiro, sabía que Shela estaba bien, todo lo bien que pudiera estar en la compañía que frecuentaba, y la había encontrado, liberándome del favor que había aceptado de Aylandris.

-¿De verdad es eso lo que Wina desea? ¿Le importamos algo acaso?- pensó la sacerdotisa, sin dejarse intimidar en absoluto por la furia de su interlocutora y sin demostrar en absoluto sus pensamientos. -De acuerdo. Allí acudiré con cualquier noticia. No pierdas la fe en los dioses y ellos la traerán de vuelta-

La varu sumergió distraidamente las manos en la fuente para humedecer su piel y se las pasó por la cara para refrescarse, antes de dar media vuelta y perderse nuevamente entre las calles. La situación se le antojaba totalmente irónica, e incluso se habría reído de no ser porque le traía a la mente recuerdos que no eran en absoluto agradables. Que fuera precisamente ella la encargada de atrapar a otra muchacha enamorada parecía una broma de mal gusto.

Y además, ¿cómo pensaba esa féerica que la encontrara? No conocía la ciudad. No conocía apenas nada del mundo de los pielseca. ¿Qué se pensaba esa mujer? -Cálmate- terminó pensando para sus adentros -Tienes que controlarte. Nada de esto va contigo y los sentimientos solo nublarán tu juicio. Ahora lo importante es mantener la cabeza fría-

Aprovechó esos momentos a solas para volver a volver a protegerse bajo su coraza de indiferencia y para detenerse a pensar con claridad. El resto de sus hermanas no volverían a reunirse hasta el medio día, así que tenía hasta entonces para actuar con libertad de movimientos, antes de verse obligada a avisarlas y sellar de una vez por todas el destino de la joven. Mientras tanto, podía tratar de encontrarla por su cuenta.

La raza a la que pertenecían les ataba a la naturaleza. Por ello, lo más probable es que se encontrara en una zona plagada de naturaleza. Así que si no se encontraba en el bosque del que habló su madre, solo tenía que preguntar a los celestes por otras zonas similares que hubiera en la ciudad o sus alrededores. Tampoco podía haber tantas, después de todo.

El varu escucha las palabras de Garamm atentamente, en algunos puntos tiene que concentrarse mucho en intentar entender que es lo que dice porque habla a mucha velocidad.

Frunce un poco el entrecejo al escuchar los prejuicios que tiene Garamm Yo soy desconfiado, si, evasivo por naturaleza, pero no sé si me parece bien discriminar a toda una raza por ser como es. Piensa solo para si mismo por lo que dice Garamm, Geblu desconocía de hecho a que se refería en concreto, o cuales eran los atributos de aquellos a los que estaba difamando.

Asintió a sus palabras sin decirle nada, ni de uno ni de otro. Se acercó de nuevo al punto del cual habían substraído las cosas por si se percataba de algo nuevo y tras unos momentos, dió la espalda al puesto y siguió las ordenes del destilador.

Se empezó a mezclar con las diferentes gentes que reían, charlaban, discutían, lloraban. Se movía por la calle con mayor agilidad que otras veces, con más desenvoltura, casi parecía olvidar que había extraños junto a él. Aunque la mayoría procuraba no acercarse demasiado y desde luego nadie llegó siquiera a rozarlo. Geblu conscientemente no se daba cuenta de estas cosas, si no que más bien su cerebro iba asimilando esta información en un segundo plano para luego trasmitírsela.

Iba inmerso en su mente, intentando esforzar al máximo su telequinesis por si pudiese darse cuenta de algo, escuchar algo incluso oler alguno de los productos exóticos del Yan; de su sentido de la vista no podía fiarse tanto, pues a su alrededor había tantas cosas nuevas que le costaba concentrarse en lo que tenía que buscar y no observar con detenimiento cada cosa.

Camino bastante, y estaba de lleno en la ciudad, había recorrido varias plazas y se movía entre las calles; ya alguans las conocía. No quería alejarse demasiado del puesto, pues su instinto le decía que había algo cerca.

-Nosoyunaniña-dijo con aire ofendido a Khazlian en voz baja, aun a pesar de que su tamaño y el tono de su voz decían claramente lo contrario.

Aquel grupo con el que se habian juntado era curioso y, en el aire, se había instaurado un ambiente tenso que Aylandris había jurado no percibir en la distancia mientras se acercaban al grupo. Había pasado algo importante, algo que había afectado bastante al yan y, al parecer, tambien al varu, pero ¿que era? era imposible que Aylandris lo intuyera siquiera. Así que centró su atención en ella, en la maga.

Sus ojos eran bonitos, y taladraban. Se sintió estudiada cuando Shela la miró, inquisitiva. Y no pudo evitar parpadear y ajustarse su túnica sobre su rostro, con un movimiento automático cuando está preguntó quien era.

Iba a responder cuando Khazlian hizo las presentaciones....y decidió desaparecer. Aylandris lo miró y rápidamente adivinó a donde iba a ir, lo que hizo que sonriera sin querer. Se volvió hacia Shela e inclinó brevemente la cabeza a modo de saludo-EncantadadeconocerteShela. Hevenidohastaaquiabuscarunmago, peronoesporquequierapreguntaralgoesporquenecesito... -dudó un instante antes de seguir. Tenia que hacerlo bien, tenía que conseguir que ella le ayudara. Como fuera...- ....necesitolaayudadeunmago- Se volvió hacia Khazlian- Gracias por traerme hasta ella. Suerte con esa feerica -le dijo con una pequeña sonrisa que se intuyó tras el la tela que cubría parte de su rostro.

Se volvió de nuevo hacia Shela, expectante. Allí estaba ella, al fin. Después del largo camino desde casa, al final había encontrado un mago.

Al notar la mirada de la mujer fija en ella, Ceya no dudó en enfrentarse con ella en un duelo de miradas. Entrecerró sus ojos verdes, dejando solo una rendija por la que le parecía lanzar algún tipo de rayo (por lo menos en su  mente). 

Se vio obligada a apartar la mirada cuando al fin alcanzaron al bárbaro. Una pequeña derrota que le sabía amarga por muy simple que pareciese. Era demasiado orgullosa.

-No me gusta que me miren como si pudiesen atravesarme el alma. O peor, como si me juzgasen sin conocerme- masculló entre dientes, quizás demasiado alto para su gusto. El encontronazo con los yan la había descolocado y había hecho que demasiados sentimientos que de normal trataba de mantener a raya saliesen a flor de piel con demasiada fuerza. Esperaba no volver a cruzarse con ellos. Sobre todo con el bocazas de la capa. 

Sacudió la cabeza para quitarle importancia. Debía dejar de pensar en ello. Se dirigió entonces hacia el bárbaro y algunos de los allí presentes. 

-¿Se sabe algo de los robos?, ¿podemos ayudar de alguna forma? 

Shela no apartó ni un segundo sus fogosos ojos de la joven Aylandris. La estaba midiendo y examinando cada uno de sus movimientos y palabras. Si su velo no hubiese tapado su rostro, se podría ver una sonrisa petulante en sus labios, de superioridad e incredulidad.

Muchacha, todos necesitan a un mago. ¿Por qué crees que han venido a ver al unicornio? Pero no les convertirá en magos. Dudo que siquiera puedan ser semi magos... Mediocres fue la primera vez que apartaba la mirada, para centrarla en los tres soles. Al volverla, sus ojos parecían arder más todavía.

¿Y qué necesitas tú que sea tan especial para que un mago te haga caso?

La bárbara se sintió ofendida ante la oferta de Ceya. Dispuesta a usar su lanza, el bárbaro tuvo que detenerla, contándole quiénes érais y que él os había ofrecido acompañaros. La bárbara clavó su arma en el suelo y se acercó más a Ceya.

¿Qué ser tú? ¿Maga? Yo creo que delicada flor. ¿Qué poder hacer tu para ayudar?

Quizá había demasiadas personas, o que todas decidieron pensar en "voz baja", pero apenas podías escuchar más allá de lo que tu cabeza analizaba. ¿Habría habido más robos? ¿O sólo le interesaba la destilería? ¿Y por qué? Quitando lo espectacular que era el puesto, no parecía que hubiese nada llamativo... ¿O sí?

Podías seguir intentando escuchar los pensamientos de la gente y, casi fruto del azar, localizar al ladrón, o quizá tenías más suerte buscando casos de robos o de sucesos raros...

No era complicado encontrar los pequeños bosques que había por la ciudad. Los feéricos, mostrándose egoístas, no parecían querer dejar que nadie se acercara demasiado. Siempre salía algún sátiro a defender los dominios, su bastón por delante, preguntando quién eras y qué querías. Todos parecían conocer la historia de la muchacha feérica y el joven yan, todos ponían cara de asco, como si estuviesen oliendo algo muy desagradable y todos echaban la culpa al joven yan.

Sólo uno fue capaz de decir que habían visto al yan cerca de la entrada, quizá era una pista a seguir.
 

Hubo algo en el tono de la maga que hizo sentirse incómoda a la pequeña yan. Pero ignoró esa sensación, la impaciencia por saber si le ayudaría era más grande que todo lo demas.

-Enmipobladotenemosundragón.Yoayudoacuidarloenloquenecesite, peronoestabien. Mimaestrodicequeestaenfermomuyenfermo...ycreemosqueunmagopuedecurarlo-los ojos de la pequeña yan trasmitian una fuerza y determinacion implacables casi- necesitoencontrarunmagoparallevarloconmigoyqueintentecuraraldragon... sino.... morirá....¿vendriasconmigo? -rogó, su manos enlazadas, sus ojos mirando fijamente a los de la maga.

Geblu estaba algo cansado de danzar sin rumbo por la ciudad. No le parecía haber sentido nada en especial y empezaba a desmotivarse. Lo cierto era que el ánimo de la gente estaba muy alto, o quizás muy bajo; las emociones flotaban por el aire y eran casi tangibles.

Cuando estaba apunto de tirar la toalla e ir de nuevo con Garamm pasó delante de la biblioteca. Esta vez se detuvo, y se fijo en la puerta. Allí había dos celestes, uno a cada lado de la puerta, y aunque tenían el semblante pacífico y conciliador de todos los celestes parecía algo más rudos.

Quizá sean los encargados de que no haya líos allí dentro pensó para si mismo Quizás sepan algo sobre casos parecidos.

Con ese pensamiento se encaminó hacia lo que podrían ser los vigilantes y cuando llegó a su lado carraspeó (mentalmente) y les dijo (mentalmente también):

Hola, perdonad. de repente se sentía muy estúpido, y no sabía que era lo que se suponía que tenía que decir. Pasaba por aquí... y... veréis, a un amigo le han robado... dijo sin especificar demasiado. ¿Habéis visto a alguien con una comida o algún objeto que os pareciese que no debía tener? ¿Tal vez a alguien vendiendo algo raro que no le pegase?

Ya que habíamos llegado hasta aquí, no iba a irme hasta escuchar la petición de Aylandris, era mera curiosidad y porque me había cruzado toda la ciudad para encontrar a Shela. Tras la presentaciones me mantuve al margen, dejando a las mujeres que resolvieran el asunto. Hasta que la palabra dragón apareció en la conversación.

-¡¿Undragón?! Yamelopodríashaberdichoantesyhabríapuestomásempeñoenlabúsqueda -hablaba rápido hasta para ser un yan. ¿Cómo demonios podrían tener a un dragón en el poblado? y, más increíble aún, ¿cómo no me he enterado de eso en el desierto? ¿acaso hay algo más interesante de lo que hablar?-

Me quedo mirando a Shela, con los ojos muy abiertos, hasta llego a asentir con la cabeza. No podía rechazar esa oportunidad, si ella iba a ver al dragón, yo iría con ella, y yo quería ir.

Tras agradecer fervorosamente la información al féerico, la sacerdotisa le envió un rápido mensaje telepático para preguntarle acerca del aspecto del yan para poder reconocerle si le encontraba. -Soy una sacerdotisa de las Tres Lunas- añadió, tratando de ganarse la confianza del sátiro -Mi intención es, con la ayuda de Neliam, lograr hacer entrar en razón al hijo de Aldun, aunque todo lo que puedo hacer es confiar en mis palabras. ¿Sabe de algún lugar dónde los yan se reúnan o dónde pueda encontrarle?

Por lo menos tenía a alguien que les defendía en el lugar... sino ya sería un pincho moruno. Aunque, cómo no, Ceya tampoco es que pensase demasiado en sus actos. 

Se cruza de brazos orgullosa mientras levantaba la cabeza. La habían comparado con una delicada flor, aunque ella pensaba más en alguna flor carnívora. 

 Pues no. No soy ninguna maga. Pero soy buena cazando y escondiéndome. Puedo pasar desapercibida e intentar controlar el rebaño. Incluso seguir alguna pista que me lleve hasta el lugar a donde llevan el ganado ¿Se las llevan con algún truco mágico?, ¿desaparecen sin más, con teletransportación o levitan?, ¿los habéis visto desaparecer? 

De pronto parecía que se le había soltado la lengua, su curiosidad tenía hasta un toque... ¿infantil? 

Entu se detiene cuando Drack le dice que se quede. Ante la extraña conversación que está viviendo se queda completamente perplejo, sin atreverse a interrumpir ni a marcharse. ¿Un dragón que necesita un mago para curarle? Es lo que le ha parecido oír, aunque la rapidez y el acento de los yan no le permiten estar seguro de que haya entendido bien.

El único gesto perceptible que hace es cuando Shela se refiere a los no magos y a los semimagos como mediocres. El varu se siente ligeramente ofendido por el desmán de la mujer, y la mira con algo de enfado.

Los ojos de la yan se iluminaron de codicia mientras observaba a la muchacha. Le faltaba frotarse las manos mientras se reía en voz baja.

Pero rápidamente, recuperó la normalidad y negó con la cabeza. Suponiendo que sea cierto que un dragón se haya acercado tanto a unos yan, me temo que no puedo ir. Si sabes algo de dragones, niña, deberías saber que sólo dejan acercarse a unos pocos elegidos. Suelen ser ellos quienes los buscan, y generalmente los quieren usar para sus juegos... Y mi destino es ser una archimaga y rivalizar con sus poderes, pero todavía me queda mucho camino por delante.

Aún así... ¿Qué le pasa al dragón?

A los bárbaros les costaba entender las palabras de Ceya. Hablaba a tanta velocidad que eran incapaces.

Por favor, tú más despacio. Si querer, poder venir esta noche y vigilar con mujeres señaló a la bárbara. No saber cómo se llevan al ganado. Desaparecen sin más, así que pensar que ser magia. ¿Cómo si no? Nuestros oídos ser finos y mirada profunda. ¿Querer venir esta noche? Tú y tus amigos invitados

Los celestes hicieron una pequeña inclinación con la cabeza al verte llegar. Tus sentimientos pasaron a ser también los suyos, pero se mantenían con gran entereza.

Saludos dijo uno de ellos se bienvenido a las puertas de nuestra Biblioteca

El otro tomó la palabra Me temo que no, no hemos visto a nadie de su descripción. Pero es cierto que se están produciendo robos. Hemos escuchado a todos los implicados, y alguno de ellos nos dijeron que vieron una especie de sombra aparecer y moverse con agilidad hacia la entrada de la ciudad. Hemos ido allí, pero la gente está poco comunicativa por esa zona.