Partida Rol por web

-Vaya, una buena noticia al fin -hablo para nadie concreto, pero centro mi mirada en la feérica-. Tienes hasta media tarde para irte corriendo, antes de que te aplaste como si fueras un insecto de esos que abundan en tus bosques. Si consigues sacar algo de valor y quedarte, te darás cuenta de que te falta mucho para llegar a mi nivel -sonrío bajo el turbante y hago un ademán con la mano, dejándole vía libre para que se fuera-.

Sin mucho más que añadir, me quedo mirando a Aylandris un momento, esperando a que dijera alguna otra cosa sobre el mago y la búsqueda que estábamos haciendo antes de llegar a la fila para apuntarme al torneo. Ya era hora de seguir la búsqueda y dejar que se templaran los ánimos con respecto a la feérica, con la sangre revuelta no se podía hacer nada bien.

No lamentes eso, no te preocupes. Te agradezco de todos modos que seas tan amable conmigo. No... No estoy acostumbrado. le transmite al Yan. Yo soy Geblu, Garamm, encantado. Acoto seguido le tiende la mano como alguna vez había visto que la gente se saludaba al decir el nombre. Pero no estaba muy seguro de como proceder a continuación.

Los celestes parecen saber muy bien lo que siente la gente. Y nosotros los varu tenemos cierta capacidad de oir pensamientos. Tal vez junto a uno podamos hacer algo. No es justo que un hombre trabajador y luchador como tú se vea fastidiado por alguien. Dice en tono solemne, recordando a su padre. Hincha el pecho con orgullo pero se le desinfla con rapidez al mirar alrededor y no ver nada claro como empezar a buscar. ¿Conoces a alguno que pueda ayudarnos? Yo ni siquiera conozco la ciudad termina pensando para sí. De todos modos no puede estar lejos, si va cargada será más fácil verle continua.

Aylandris esperó, impaciente, a que todo aquello terminara. No entendía porque aquel interés en disparar con el arco, ni en hacer aquella eterna cola que parecía no terminar nunca.

Comoseantanlentosdisparandoqueapuntandosealtorneo.... -susurró mientras ponía los ojos en blanco, aburrida, en la cola.

Aguantó estoicamente los últimos minutos. Vio como Khazlian se apuntaba casi apunto de echar a correr y, cuando vio que su compañero devolvia la atención a la feérica, se desesperó. Su suspiro sonó claro, sin disimulo, ¿porqué perder el tiempo con aquella criatura? pensó mientras se cruzaba de brazos y le lanzaba a Khazlian una mirada que hubiera achicharrado a los mismisimos soles.

-¿Vienes?¿Novienes?Buscaréyosolaalmagosiquieresquedarteaqui -le dijo cuando este le devolvió la atención- peronovoyaperdermastiempo -inclinó hacia un lado su cabeza, esperando la respuesta del semiyan....solo un segundo, lo que tardó en decidir que la encontraría antes y él la acompañaba. Más que nada, porque él la conocía, y ella no. Así que agarró al semiyan por la mano, con fuerza y decisión y tiró de él al tiempo que echaba a andar- Andavamos.Cuantoanteslaencontremos!antespodrasveniraquiatirarconelarco!

-Sisivámonosabuscaralmago

Esta sería una de las cosas que tendría que arreglar antes de presentarme por la tarde en la competición. No creo que pudiera concentrarme demasiado teniendo a Aylandris insistiendo sobre la búsqueda junto a mi oreja. Ya era demasiado tarde como para abandonar, además, así podría saber cómo le ha ido a Shela durante la noche anterior. Si es que conseguía encontrarla entre tanta gente.

Mientras dedicaba una última mirada a la feérica, la mano de la yan tiraba de mí con fuerza para que siguiéramos el camino. Total, no teníamos nada mejor que hacer hasta que cayera la tarde.

-Nos vemos a la tarde -me despido cordialmente de Asgeir-

Aunque Entu no sabe muy bien qué puede hacer para que el yan se sienta mejor, se siente algo culpable por haber escuchado la conversación a escondidas. Da unos pasos en dirección al chico, de modo que este oiga el ruido que hace y se dé cuenta de que está allí. No sabe qué va a decirle, pero algo le impulsa a actuar así, revelando que está allí.

Os separásteis de la cola, dejando allí a los otros con los que habíais hablado. Aylandris, con un poco de mal humor, encabezaba la marcha. Su objetivo era claro: La maga de Khazlian. Pocos metros más allá, se dio cuenta de que no tenía ni idea de quién era ni cómo era. ¿Cómo iba a encontrarla? Frenó un poco hasta esperar a su compañero, que le alcanzó instantes después.

Caminaron juntos por toda la ciudad, moviiéndose rápidamente, esquivando a la gente para evitar golpearse con ellos. Parques, fuentes, más puestos, más concursos... Pero por ningún lado estaba la maga de Khazlian.

No.

Allí estaba. Una joven con la cara tapada con seda azul estaba conversando con un yan de ojos enrojecidos por las lágrimas.

Antes de que te acercaras, una joven, seguramente yan, se acerca hasta el muchacho. Cubierta su cara con seda azul, apoya la mano sobre el hombro del joven, y le pregunta que le ocurre. El muchacho empieza a hablar, pero se detiene a escuchar tus pisadas. Se te queda mirando, esperando que digas algo o que continúes tu camino.
 

Garamm tendió la mano y notaste cómo su piel estaba más caliente de lo que esperabas. Si hubiese apretado con un poco más de fuerza o durante más tiempo, quizá te hubiese producido alguna quemadura.

Te voy a confesar un secreto dijo, y se acercó para susurrar Los celestes son unos lloricas. No nos ayudarán, porque dicen que meterse en los sentimientos de los demás es de mala educación, porque dicen que invaden su intimidad.

¿Y qué? ¡Ellos no invaden la intimidad, y a mi me roban! ¡En qué momento habré venido! De no ser por las ganancias...

El maldito yan la ha seducido. ¡Seguro que la ha hechizado de alguna manera! La furia de los de su raza se mostró en su rostro, que dejó de ser bello por unos instantes, para demostrar la crueldad de la naturaleza.

La feérica respiró profundamente unos segundos, volviendo a la normalidad.

La naturaleza y el fuego jamás se deberían acercar. Es antinatural. Wina lo quiere así... pareció perderse en sus propios pensamientos hasta que la preguntaste dónde acudir a tí.

En el centro de la ciudad, los celestes han dejado crecer un pequeño bosque para que los feéricos nos sintamos agusto. No es el bosque de Awa, pero mejor es eso que nada. Allí estaré

Partiendo de que la ciudad es enorme, que podría estar en cualquier sitio y teniendo en cuenta que podría no estar siempre en el mismo sitio, encontrar a Shela podría ser toda una proeza. Además de tener que esquivar al resto de viandantes, puestos, mercancías y demás.

Tras aquella reflexión, casi como si se tratara de algún tipo de milagro -o broma- allí estaba ella, con un velo azul que sólo dejaba a la vista sus ojos junto a otro yan que no paraba de llorar. Una extraña situación para un encuentro...

-Vale, notelovasacreer, perolahemosencontrado -le digo a la yan- esesadeallíladelveloazul. ¿Quéesloquepiensaspreguntarle? -le pregunto mientras nos acercamos a Shela-.

-Porfinteencuentro -digo a modo de saludo-.

Geblu se mira la mano con curiosidad, había tenido una rara sensación que nunca había sentido antes. En su mano había sentido una presión, un calor como el de los rayos del sol sobre la piel, pero mucho más concentrados. Infinitamente más concentrados solo en un punto. Estaba mirándose la palma tan ensimismado que no oyó las primeras parabas de Garamm.

No debes arrepentirte de haber venidor, Garamm, estás presenciando un hecho único. Algo histórico. Debemos encontrar al ladrón. Si dices que los Celestes no nos ayudaran tal vez tengamos que buscar otro tipo de ayuda le transmitió sin saber muy bien que hacer.

Miró a su alrededor intentando encontrar al culpable, pero fuese quién fuese seguramente se habría escaqueado ya.

Entonces... si no has visto a nadie, porque, si no hemos visto a nadie con pintas o actitud rara... ¿Piensas que puede ser alguien con el Don? le digo preocupado.

¿Comopuedehabertantagenteenelmismositio?

Esa pregunta pasaba por la cabeza de Aylandris cada diez segundos, cada vez que alguien le entorpecía el paso o cada vez que tenía que esquivar a algún grupo de personas que caminaban hablando sin mirar por donde iban. Aquel lugar era un hervidero de impaciencia a punto de ebullición. Y el detonante sería "la aparición".

Pero para ella aquello tampoco tenía excesiva importancia, no era para lo que estaba allí. Por lo que cuando escuchó las palabras de Khazlian se paró en seco, mirando a un lado y a otro pero sin ver nada en especial en un primer momento, lo que la llevó a mirar a su compañero y dirigir su mirada en la misma dirección en la que él estaba mirando. Y entonces la vio. Sintió como su corazón comenzó a latir más rápido. Una maga.

-¡Si! Esalgoimportante...nadamalo,nadaquelapuedahacerenfadarnotepreocupes ¡vamos! Esperoquepuedaayudarme...

Se acercó a ella siguiendo los pasos de Khazlian y cuando este la saludó, apunto estuvo de lanzarse a pedir lo que necesitaba, pero decidió esperar a que Khaz y ella se saludaran. La miró de arriba a abajo mientras se acercaban y cuando estuvieron a su altura, estudiando como se estudiaria al primer mago con el que uno se cruza en la vida, con los ojos llenos de esperanza y de... ¿temor?¿respeto?¿una mezcla de todo? Y casi cuando llegarón junto a ella, se percató de que no estaba sola, sino que hablaba con otro yan que estaba ¿llorando? Su atención se centró entonces en aquellos ojos velados por las lágrimas, lágrimas que contrastaban con todo el alborozo y alegría que reinaba alrededor.

Ahora ya no sabía qué le producía más curiosidad. ¿La maga o el yan? Su mirada iba de unos ojos a otros mientras, en silencio, esperaba que Khaz y ella se saludaran para intentar averiguar si ella podía ayudarla.

-No pretendía interrumpir, he oído lo que ha pasado sin poder evitarlo.- Se escusa el varu. -Sé lo que es pasar por lo que te ha sucedido.- Continúa en tono más bajo, dejando ver la tristeza de su propia historia en su rostro. -Será... será mejor que me vaya, discúlpame.

A pesar de lo que dice, Entu no hace ademán de irse, como esperando algún gesto del yan para quedarse en lugar de alejarse.

La situación era, cuanto menos, curiosa. La pareja de yan que, hasta hace unos segundos, estaba sola, conversando tranquilamente, se vio acosada por tres presencias

No pretendía interrumpir, he oído lo que ha pasado sin poder evitarlo. Sé lo que es pasar por lo que te ha sucedido. Será... será mejor que me vaya, discúlpame.

-Porfinteencuentro dijo a modo de saludo, observando a la yan.

La muchacha que acompañaba a uno de los recién llegados movía los ojos a gran velocidad, intentando captar cada uno de los detalles que allí se estaban dando.

Pe... pero... ¿Quéestápasando? ¿Quiénessoisvosotros? preguntó el joven mirando a Aylandris y a Khazlian.

Algo en la voz del varu le conmovió, y no pudo evitar decirle en un susurro No,notevayas...

La muchacha cubierta por el velo azul se giró. Sus ojos rojos mostraron sorpresa, pero rápidamente ese sentimiento se apagó para volver dar paso a la frialdad que su mismo cuerpo emitía.

¿Me buscabas? pronunció claramente, separando cada una de las palabras, seguramente debido al estudio de la magia que había hecho.

Sus ojos se centraron en Aylandris ¿Quién eres?

Incontrolabe y curiosa, decidiste acompañar a los bárbaros. Habías oído poco de esa gente, pero sólo podías pensar que eran tremendamente interesantes. Eran humanos, pero más rudos y seguramente más fuertes.

Caminaste hasta que salieron por la puerta de la ciudad. Aún seguía llegando gente, y mucha había acampado en la entrada. La llegada del unicornio era inminente y había convocado a gran cantidad de población.

Los bárbaros daban pasos grandes, pero era sencillo seguirles, pues sus pieles les delataban.

Llegaste unos minutos después, y los bárbaros estaban hablando con otros de su especie. Pudisteis ver varias tiendas formadas de pieles de animales gigantestos por diferentes zonas de un campo abierto y verde. Muchas mujeres bárbaro se apostaban en lo que podrían ser puntos defensivos importantes, con una lanza en su mano y pendientes de lo que pasaba a su alrededor. La mujer que más cerca estaba frunció el ceño y se os quedó mirando hasta que llegásteis al bárbaro con el que habíais hablado.

¿Con el Don? preguntó extrañado eldoneldoneldon...  ¡Ah! ¡La magia! No se, ¿tu crees? ¿Habrán dejado algún rastro mágico? Yo creo que han sido esas serpientes. ¡Cómo les han podido dejar pasar! Gentuza, cuanto más lejos mejor. ¡Aquí no dejo que se acerquen! ¡Y lo han intentando! Les atrae mi fuego y mis bebidas. ¡Pero les echo a patadas!

Los clientes se iban acumulando y Garamm tenía que atenderlos.

Ve a dar una vuelta por la ciudad. Si alguien alardea de que tiene bebida o comida gratis, o intenta venderla más barata de lo común, ven corriendo a avisarme.