Partida Rol por web

Marek sopesó opciones y se encogió de hombros:

- Déjame que examine las apuestas: Podemos jugarnos los cuartos con las patrullas que quizás estén en la superficie repartiendo amistad o podemos saludar a las alimañas mutantes asesinas ya que pasamos por su barrio. Asi que iremos en plan "sube que te llevo" bastarda en mano y granada al cinto, por en medio de una zona de caza y nidada con la esperanza de que sea mejor que enfrentarnos a algunos soldados, ¿No? Me gusta el plan.

Las descripciones que Jorji había hecho de los vigilantes eran precisas y Anna entendía la gravedad del asunto si encontrasen algunos. Más si se trataba de un nido y los números crecían exponencialmente. El objetivo era evitar ser vistos y de encontrar algún centinela, abatirle sin que pudiese dar la voz de alarma. 

Fueron avanzando por aquellas inhóspitas calles, siempre vigilando cada uno de sus pasos, y en un momento dado Jorji pareció advertir uno de aquellos seres. Todos se apretujaron contra la puerta de la maltrecha furgoneta y contuvieron la respiración ¿Estaba olisqueando porque había percibido algo?

Anna agudizó sus sentidos tratando de percibir de dónde soplaba el viento y rápidamente torció el gesto bajo la máscara. Si no querían ser descubiertos debían actuar de inmediato con sumo sigilo y acabar con el vigilante que apoyado en dos patas sobre un capó oteaba el entorno.

- Marek, voy a buscar un ángulo de tiro tras aquel montículo de escombros... A tu señal, disparamos... Se que es algo obvio, pero recuerda usar el silenciador... Susurró la joven, pegada al hombre, en un hilo de voz para no ser detectados. Golpeó dos veces el hombro del mercenario y se alejó con sumo sigilo hasta alcanzar la posición ventajosa. Entonces apuntó y aguardó a la señal de su compañero que estaba haciendo lo propio desde otra posición. ¿Lograrían el objetivo?

Tranquila Anna, ya has disparado muchas veces con "silenciosa" y esto no debería suponer un problema... Vista al frente, fijar al objetivo, culata apoyada entre el deltoides y el pectoral, mano derecha sobre el gatillo y mano izquierda en el guardamanos para asegurar la sujeción...bien, perfecto. Quito el seguro, contener la respiración y...

- ¡Zap, Zap, Zap! Una corta ráfaga de tornillos impactó en el cuello del animal. 

A medida que avanzaban entre las ruinas, Svet escuchó los detalles que les daba Jorji sobre los Vigilantes. Si conseguían acabar con ellos antes de que diesen la voz de alarma, no tenían por qué encontrarse ningún grupo de ellos. Pero el hecho de que hubiese por lo menos cincuenta en un mismo sitio, hizo que la pelirroja reconsiderara varias veces el acceder a dar un rodeo. Con suerte todavía no habría empezado todavía la batalla. "No, Svet, no hay forma de echarse atrás ahora. La mayoría hemos accedido a seguir este camino y perderíamos aún más tiempo dando la vuelta. Y seguro que no quieres matar a más gente..." se recordó a sí misma.

En cuanto Jorji les obligó a detenerse tras la furgoneta, Svet contuvo la respiración, temiéndose lo peor. Por suerte, sólo era uno. De momento. Dejó que Anna y Marek se adelantaran, ya que su Gritona sería obviamente mucho más ruidosa. Sin embargo, se mantuvo atenta y con el arma preparada para cubrirles en caso de que el Vigilante les viera.

Marek se adelantó con Anna hasta un punto ventajoso, donde ella se adelantó de nuevo a cazar al Vigilante mientras él oteaba la zona en busca de más peligros o ventajas que utilizar. Sinceramente, en su fuero interno, hubiese deseado la otra opción. Luchar contra humanos era más sencillo, se podía negociar, se podía intimidar o se podía matar más fácilmente. Con las bestias no había ninguna opción salvo cazar o ser cazado, y a veces, ambas cosas. 

Por unos segundos maldijo el hecho de no haber añadido a su arma un silenciador. En aquella situación hubiera sido de gran utilidad... Aunque el pago de aquella botella de licor y la agradable compañia de aquella mujer que no dejaba de masajearle los pies, no estuvo de nada mal!

Aunque Jorji les había alertado del peligro de aquellos Vigilantes, ver a uno de tan cerca provocó una repentina congelación de los miembros del cuerpo de Gregori. Por unas décimas de segundo, fue incapaz de moverse un solo milímetro. Ahora bien, una avalancha de preguntas bombardeaban la mente de Ratón. Estaba solo o en compañía? Los había avistado? Olído? Se lo comerían vivo o por partes? Por donde comenzarían: por las piernas, los brazos...? Sería consciete del dolor?

"No, no, no... Ese perraco no morderá tu precioso culo, Gregori!" pensó para activar su cuerpo.

Al no tener arma efectiva para aquel momento y comprobar que tanto Anna como Marek habían tomado cartas en el asunto, se dedicó a comprobar lo que el stalker les había avisado: viven en manadas y avisan al resto del grupo en caso de detectar alguna presencia.

Era momento de afinar la vista, el oído e incluso el olfato para determinar si alguna criatura más de aquellas estaba por los alrededores.

La descripción de esos monstruos dada por Jorji me heló la sangre, pero me centré en una idea: se les puede vencer, tienen un concreto modus operandi y pueden ser superados... bien. Cuando en la avenida Jorji de repente se parapeta en la furgoneta y nos avisa del peligro, me pego también a la furgoneta bastante asustado y con una sola palabra sonando en mi mente: ¡Mierda, mierda, mierda! Nunca he estado en la superficie, he matado a muchos hombres pero nunca he combatido contra un monstruo de arriba, esos monstruos que inspiran las pesadillas de los niños... y las de muchos adultos. Nunca jamás he visto uno, y dadas las circunstancias me quedo bien pegadito a la furgoneta, bastante asustado, rezando no sé a quién: Por favor que no nos detecten... por favor que no nos detecten... Yo no soy el silencioso del grupo precisamente, soy uno de los que mejor sabe disparar y reconozco que no me he parado a intentar comprarme un silenciador para la bastarda... por desgracia. Seré un buen recurso si nos detectan, pero ¿de qué sirve mi puntería mientras no nos detecten, para evitar justamente que nos detecten y nos coman? Joder...

Los disparos de Anna atravesaron el pelaje del mutante y se clavaron bien hondo en su cuello, derribandolo. La ráfaga de afilados tornillos le impidió hacer más sonido que un lastimero quejido antes de que su vida fuera segada. La criatura cayó del coche, levantando una pequeña nube de tierra y ceniza al golpear el suelo con un ruido sordo. Nadie se movió ni dijo nada, esperando expectantes. Pero al cabo de unos segundos, quedó bien claro que ningún otro Vigilante se había percatado de la muerte de su congénere.

Pero eso no quería decir que los alrededores fueran seguros. Entre los vehículos, dos figuras más se movían, casi ocultas a causa de hacerlo sobre sus cuatro patas. Había dos Vigilantes más, agazapados y husmeando, uno a cada lado de la ancha avenida. Marek fue el primero en detectarlos, desde la posición en la que se había colocado junto a Anna. Trató de avisar al grupo, pero Gregori también los había divisado.

Estando tan separados, era posible cruzar por el centro de la calla, ahora que el Vigilante de aquella área estaba muerto, y atravesarla sin ser detectados por los mutantes. Era una apuesta arriesgada ya que si los detectaban tendrían que echar a correr mientras tuvieran algo de ventaja, pero si se detenían a acabar con los otros centinelas, podían perder tiempo o causar algo de ruido que alertara a posibles criaturas que hubiera en las cercanías.

Jorji se asomaba cada dos por tres por el lateral de la furgoneta, observando a ambos Vigilantes, indeciso sobre si echar a avanzar o dejar que el resto del grupo lidiara con aquello, ya que él mismo no disponía de armas silenciosas a larga distancia. Si fuera él solo, no dudaría en pasar de largo, pero con un grupo así de grande, era más complicado.

Svet bajó el arma, aliviada de que hubiesen terminado con el Vigilante de una forma tan eficaz y le hizo un gesto con el pulgar a Anna, sonriente. "Bien hecho" quería decirle, pero no sabía si realmente estaban a salvo por el momento. Y efectivamente, no lo estaban. Había otros dos por la zona, aunque todavía parecía que no se habían dado cuenta de su presencia. 

"¿Por qué no habré comprado un maldito silenciador?" se recriminó. Desde allí no podía hacer nada con sus armas, sólo podía confiar en la puntería de Anna y Marek... O simplemente salir de allí. Jorji también parecía preocupado, pero si pasaban de uno en uno, sería más fácil evitarles. Así que, comprobando antes su mascarilla de nuevo y haciendo un gesto a los demás de que iba a moverse, salió del escondite de la furgoneta. No podían quedarse allí eternamente.

Manteniendo el arma firmemente sujeta contra su pecho, Svet comenzó a andar entre los coches semidestruidos, agachándose para evitar ser vista y avanzando lentamente, sin mover los cascotes que había por el suelo... 

Marek estaba lo bastante cerca de Anna como para tocarle el hombro y negar con la cabeza ante su intento de ir a por los clavos. Ir al centro de la calle sería delatarse casi con total seguridad, eso era un riesgo para el equipo y para ella que no podía permitirse como experto en reconocimiento, ni para su bien escondida conciencia maldita fuese en tantos otros momentos. Tras este gesto a Anna, se adelantó a mostrar un camino seguro, al igual que Svet había hecho momentos antes.

"Bien por Anna!" pensó Gregori al ver como el disparo de su compañera había dado en el blanco y había acabado con el Vigilante en un abrir y cerrar de ojos. Pero no era momento para lanar cohetes ya que otras dos criaturas mutantes estaban realizando la ronda por la zona.

Ratón estaba convencido que acabar con una de aquellas cosas entraba dentro de lo posible, pero arriesgarse a darle muerte a dos más era algo atrevido, por no decir arriesgado y difícil. Mejor salir por otros medios más "desapercibidos".

Marek y Svetlana habían iniciado el movimiento silencioso entre todos aquellos escombros y coches abandonados, evitando entrar el arco de visión de la pareja de Vigilantes. Se movían lentamente, afianzando sus pasos para evitar provocar ruido alguno.

Gregori les siguió, aprovechando sus habilidades para moverse como si un fantasma se tratara. Si algo sabía hacer, era aquello: ir de un lado a otro si hacer ni un peñetero ruido.

"Silenciador para mi fusil no tengo, pero qué bueno soy haciendo esto!", pensó Gregori. Como muchas otras veces, poco le faltaba para animar el ego de Ratón.

Anna sonrió satisfecha al ver que sus disparos habían sido precisos, logrando acabar con aquella criatura. Tras suspirar un instante, aliviada por no haber sido detectados, levantó el pulgar en respuesta a los gestos de su compañera Svet. Siendo consciente de que había realizado cinco disparos certeros, estaba convencida de que acercarse al cadáver le permitiría recuperarlos todos. No obstante, inmediatamente sintió como Marek, quién se había movido sigilosamente hasta su posición, le indicó con sensatez que tratar de recuperar los tornillos podía provocar que les detectaran,...al parecer todavía habían dos más de aquellas criaturas aunque no sabía exactamente la posición. A lo lejos, ratón también parecía haber visto aquel par. Anna simplemente asintió y aguardó en su posición, indicando que fuesen pasando de uno en uno para mayor seguridad.

Parece que hay dos más y aunque no los vea, todo indica que están por los laterales de la calzada... No queda otra que ir avanzando por el centro y cruzar los dedos para que nadie haga ruido y nos detecten...

Svet fue la primera, con ágiles movimientos avanzó con cautela, siempre pegada a los vehículos derruidos que formaban una pila, hasta llegar a zona aparentemente segura varios metros por delante. El siguiente fue Marek, quién por sus gestos la joven juraría que prefería quedar atrás hasta que todos pasarán, como buen comandante que no deja atrás a nadie, pero dada la situación, era preferible que fuese con Svet por si las cosas se torcían. De tener que separarse, mejor un combatiente experto en cada lado. El tercero fue ratón, que como si de un juego de niños se tratase, pasó cómo si fuese algo tremendamente fácil,...ya querría Anna tener esa agilidad y sigilo innatas del joven. Finalmente quedaban por cruzar Jorji, Andrey y ella misma... Supo que era su momento y avanzó prácticamente tumbada para no ser vista.

Joer, si voy a deslizarme justo al lado del cadaver del vigilante...no tomar algún tornillo que salte a la vista sería un crímen... Mira! Este sobresale en el cuello, guay, ya tengo uno... ¡Oh! Aquí hay otro cerca del pecho... Mierda, no puedo quedarme aquí parada, acabarán viéndome...tengo que seguir... Maldita sea, podría haber recuperado todos sin lugar a dudas con más tiempo... ¡Oh! Justo en el brazo hay un tercero... ¡Éste y ya! ¡Palabra!

Y aunque le dolió dejar atrás los otros dos por miedo a ser descubierta, algunos sonidos en el lateral demos calle la terminaron de alertar y siguió hasta reunirse con los que ya habían cruzado. Nada más llegar colocó las manos juntas pidiendo perdón a Marek y aunque el hombre no lo pudo ver, Anna le sonrió. No sería ella de no tomar ciertos riesgos... 

Finalmente, agazapada y tomando un buen ángulo, esperó paciente a ver qué tal les iba a Jorji y Andrey. Si las cosas se les ponían difíciles, dispararía para cubrirles...

¡Bien, joder! Esos bichos son mortales a fuerza de buenos disparos, vaya si lo son. Pues es un alivio verlo, la verdad... Me permito respirar un poco después de que el monstruo caiga muerto, y casi grito de alegría antes de que me avisen de que hay dos más. ¡Joder! No podía ser tan fácil, verdad? Pienso para mí.

Sigo creyendo que soy de los menos sigilosos del grupo, razón añadida para que vayan todos antes y así mi posible error les perjudique lo mínimo posible. Si me detectasen, yo sería el primero al que se comerían esos cabrones... Incluso le indico a Jorji con la cabeza que pase antes que yo, ya que prefiero quedarme el último. Ya te lo dije Jorji, eres muy valioso para nosotros... no me hagas rogarte. Pienso en silencio, sin emitir ni un solo sonido por miedo a ser descubierto.

Quizá por el intenso miedo, quizá por la presión de grupo ya que nadie la ha cagado, quizá por haber aprendido alguna cosa de Ratón en todo este tiempo que estamos juntos... consigo pasar sin hacer ruido, al igual que el resto. Estoy muy sorprendido de mí mismo, confío en mi puntería con la misma intensidad con la que desconfío de mi capacidad de sigilo, y por suerte mi sorpresa queda oculta bajo la máscara... así que espero parecer más seguro de mí mismo de lo que lo estoy en realidad, sobretodo de cara a las chicas.

Casi no me lo creo cuando dejamos atrás a esos monstruos, ilesos. Agradezco tener a Jorji como guía y también agradezco su actitud exigente en todo momento, mientras estemos en la superficie debemos esforzarnos al máximo cada minuto o acabaremos muertos sin duda.

Ya estaba yo pensando que estábamos teniendo demasiada suerte cuando oímos claramente el terrible rugido sobre nuestras cabezas. Un fuerte escalofrío me recorre entero reactivando cada fibra de mi cuerpo hasta la ansiedad, y al oír las palabras de Jorji no dudo ni un instante en correr lo más rápido que puedo sin pararme ni a respirar.

Por supuesto tampoco me paro a mirar el suelo que piso, con lo que no tardo en tropezar con unos restos de una de esas máquinas en ruinas que pueblan las calles, como testigos cadavéricos de las atrocidades que ahora suceden diariamente en la superficie. Con una rodilla y una mano apoyadas en el suelo por la caída, noto cómo mi corazón bombea tan fuerte que me golpea el torso por dentro casi hasta el colapso.

- ¡Dragooooooon! - Dijo mientras echaba a correr. No se le ocurría otro nombre para una bestia alada mutante en este momento y sinceramente tampoco podía pensar en nada más salvo en llegar al edificio.

En la fracción que duró el inicio de su carrera, vio caer a Andrey al suelo. Era como si el destino le hubiese puesto la venganza por las malas horas pasadas en la palma de la mano. Entonces recordó a la hermana de Andrey, menudo momento para tener una conciencia, ¿Dejaría a la joven en necesidad de ayuda sin su protector hermano? No, la verdad era que no. Aunque no confiaba mucho en el cambio del soldado su conciencia pedía que respetase las reglas de enfrentamiento por una vez en su vida. Desvió su carrera hacia él justo para agarrarle con una mano sobre el chaleco y levantarlo lo suficiente para hacerle fácil correr.

- ¡Corre! ¿Que te dije de no alimentar a mutantes pasada la medianoche?

Con la otra mano intentó que la lolife silenciada hiciese de fuego de supresión pobre como única táctica mientras corrían.

Haber logrado pasar todos con sigilo y evadir a los vigilantes había sido toda una proeza. Anna se sentía satisfecha por su actuación y avanzó cerca de Svet durante un buen trayecto centrada en los alrededores por si había más de aquellas criaturas, pero con una sonrisa en su cara oculta bajo la máscara. Lo que no intuía es que todavía podían darse de bruces con algo peor, algo mucho peor, un depredador que estuviese en la cima de la cadena alimenticia. Un verdadero demonio.

Cuando se escuchó el rugido infernal, como si de un demonio salido del inframundo se tratase, Anna se agazapó muy asustada durante unos segundos buscando al objetivo para disparar. Entonces llegaron los gritos apremiantes de Jorji y obedeció sin rechistar, corriendo como una posesa, hasta meterse en uno de los edificios colindantes por una abertura de una pared derruída. Desde allí observó la situación, Andrey había resbalado y caído al suelo, Marek trataba de tirar de él y levantarlo gritando "Draaagooon". El momento era frenético y desde su posición le gritó a Svet que la siguiera, que no se quedase parada por nada del mundo, y apuntó con su arma a la criatura para intentar ofrecer cobertura a sus compañeros.

- ¡Corred! ¡No os quedéis quietos! ¡Svet, por aquí! ¡Eeese moonstruoo ess enooorme! ¡Joooder! 

Y disparó. Vaya que si. Disparó tratando de evitar que la béstia se abalanzase contra sus amigos. Haría lo que estuviese en sus manos para impedir que los tomara con sus enormes garras o se los tragara vivos. Anna estaba muy asustada pero increíblemente calmada al disparar. ¿Era eso posible?

A la cabeza, Anna... Apunta y dispara, apunta y dispara... ¡Tú puedes!

A Gregori le faltó muy poco para salir disparado hacia uno de los portales de los edificios abandonados que rodeaban aquella plaza. Atrás quedaban los movimientos sigilosos, la precaución en no hacer ruido y el estar atento a cualquier peligro cercano. 

No esperó a los gritos de alerta del stalker. Con el primer rugido ensordecedor de aquella criatura, Gregori corrió a toda velocidad para ponerse a cubierto. Y sus zancadas veloces estaban acorde con el temor que producía aquel grito salvaje. Fuera lo que fuera, era algo enorme y peligroso.

Los miembros del grupo de disgregaron a diferentes puntos de la plaza, cada uno buscando su mejor opción de escapatoria. Aquello no era nada bueno, ya que por separado sus oportunidades para salir de aquel atolladero eran mucho menores. Con unos por un lado y otros por el otro, sería difícil establecer un plan de huida. Porqué Ratón lo tenía claro: fuera lo que fuera, sería muy difícil de vencer.

Un sudor frío le recorría la espalda y su respiración acelerada le proponía correr y correr sin detenerse. "Calma, joder!" masculló en su interior. Y llevado por su curiosidad innata, se asomó unos centímetros para descubrir el origen de aquel desgarrador rugido.

A pesar de haberse angustiado por salir la primera, Svet se alegró cuando vio que los demás la seguían y conseguían dejar atrás a los Vigilantes. También el hecho de que Anna permaneciese a su lado, fue suficiente para conseguir tranquilizar a la joven, a pesar de que seguían en una zona peligrosa. En cuanto se pudieron detener un poco en la plaza, Svet se quedó admirando cómo la vegetación había decidido tomar propiedad de todo lo que habían construído hacía años. Pensó por un momento que, con el tiempo suficiente la naturaleza podría tomar sus vidas también, pero se quitó ese pensamiento tonto con otro más lógico: "Son sólo plantas." El problema llegó cuando oyó el rugido, recordándole que allí precisamente no había sólo plantas. 

Dudó varios, mientras veía a sus compañeros correr a un lado o a otro, sin saber bien a quién seguir. Cuando quiso darse cuenta, todos estaban bien resguardados menos ella, que se había quedado paralizada por el terror todavía cerca de la plaza. Reaccionó por fin cuando Anna la llamó para que la siguiera. "¡¿Qué haces, Svet?! ¡Corre, coño!" Siguiendo sus propias órdenes, la pelirroja echó a correr hacia su amiga, mirando al cielo para ver qué era lo que les estaba siguiendo. Tan centrada estaba en buscar ese horror, que terminó tropezando y cayendo de rodillas al suelo. "No, ahora no, por favor..." pensó desesperada mientras seguía avanzando, aunque fuese a gatas.

El hasta ahora cohesionado grupo se desperdigó por la plaza ante la amenaza y el grito de Jorji. Esuchaban el batir de las alas por encima de sus cabezas, así como el rugir de la criatura. Pillados de impreviso y desde una dirección que no esperaban, aquello se convirtió al principio en un sálvese quién pueda. Andrey fue el primero que se adelantó, pero en un golpe de mala suerte tropezó y cayó al suelo. El mutante, que no perdía ojo a sus presas, se lanzó a por él.

Por fortuna, Marek estaba cerca de él, parándose a levantarlo de uno de los agarres del chaleco al tiempo que disparaba contra el monstruo con la otra mano. Las pequeñas balas de pistola no parecían hacer mucha mella sobre el mutante, pero los tiros dirigidos a su rostro lo forzaron a cambiar de dirección, dejando libres a los dos hombres.

Gregori era el más ligero y rápido de todos, algo que le había ayudado a sobrevivir en los túneles y que en la superfície no era distinto. Seguramente batiendo más de un récord, el joven le dio a las piernas con todas sus fuerzas, llegando hasta Jorji antes de que la criatura tuviera tiempo de fijarse en él siquiera.

Corriendo en otra dirección estaban Anna y Svetlana, ya inseparables amigas. El rugido no las sorprendió menos que al resto, pero aunque no tardaron en echar a correr, el azar las trató de distinta manera. Anna consiguió ponerse a cubierto e incluso clavar un par de tornillos en el costado del mutante mientras daba la vuelta tras el fallido ataque sobre Andrey, pero Svetlana quedó más rezagada en su momento de indecisión. Para cuando el grito de Anna la hizo reaccionar, ya era demasiado tarde.

La enorme bestia, del tamaño de uno de aquellos antiguos vehículos, se lanzó en picado sobre la médico, con las afiladas garras extendidas y las fauces repletas de grandes colmillos abiertas, rugiendo de rabia ante los disparos que había recibido, que aun así no le suponían más que una molestia.

De repente, se escuchó un sonido tan fuerte que incluso se alzó por encima del rugido del "dragón". Era el AK-47 de Jorji en modo automático. El veterano stalker lo tenía sujeto al hombro y mantuvo el dedo presionado en el gatillo hasta que agotó el cargador. Incluso desde aquella distancia, y contra un blanco en movimiento y a velocidad considerable, todas las balas impactaron en el objetivo. La piel de aquellos mutantes parecía resistente incluso a los fusiles de asalto, pero no era invulnerable.

El costado y el cuello del mutante se llenaron de sangre, que bañó el suelo con una fina lluvía que llegó a alcanzar las piernas de Svetlana cuando pasó por encima de ella, desviando su ataque para retirarse de nuevo a las azoteas de los edificios que rodeaban la plaza. Aquél día no habría carne humana para aquella cosa.

Tras su desaparición, un pesado silencio se apoderó de la placita. El fusil de Jorji echaba humo por el cañón a causa del esfuerzo, y este liberó el cargador para cambiarlo por uno nuevo. Soltó un fuerte y malsonante taco en aquel idioma que no comprendíais, y que debía de ser su lengua materna - Eso no detenerr mucho tiempo. Muy difisiles de matarr. Gente llamarrlos demonios - dijo, dando nombre a la criatura - perro yo prefierro llamarr hijoputas, ¿Eh? - tras un breve momento de respiro en el que volvieron a reunirse todos, continuó - Tenerr que continuarr, mucho rruido y zona más peligrrosa que antes si hay nidos de demonios. Porrque significarr que otrro tipo de mutantes también serr más abundantes. Porr ahorra, mejorr buscarr sitio donde pasarr noche.