Partida Rol por web

Frang se dio cuenta de que no podía mentirles u ocultar más información a esos niños que eran inteligentes y especiales en más de una manera. Su rostro volvió a cambiar a uno de chico normal pero el daño ya estaba hecho. Casi había roto una de las leyes de la manada… podrían haberlo visto.

Observó a Eara y su hermano y también a esa chiquilla que por fortuna era demasiado pequeña para entender y menos recordar ninguna cosa de la vista hoy.

-Vamos a llamar a la policía pero no será con mi nombre. Estamos en problemas con la ley, haré la llamada anónima. Más bien un amigo la hará por mí. Luego les diré todo aunque no aquí. Aquí no es seguro…

Usó su móvil de nuevo.

-Clint, soy yo mira…estoy en un apuro...

Estaba hablando con alguien a quien le pedía avisar a la policiía de la situación. La otra persona parecía acostumbrada a hacer cosas extrañas porque casi no hacía cuestionamientos a lo que se le decía.

Por su parte la niñita ya había dejado de llorar.

-Quiero a mi mamá -pidió entre hipeos, su cara enrojecida del llanto anterior.

Siento mi corazón volar en el pecho, tanto que estoy segura de que la blusa se mueve sobre mi pecho como si el corazón la empujara. Trato de tranquilizarme al ver que Frang vuelve a ser el de siempre y que está fresco como una rosa.

Me giro hacia Conrad.

-¿Estáis bien?-les pregunto algo preocupada antes de abrazarle fuerte

La niña está llorando y clama por su mamá.

-¿Quién era esa señora, pequeña?-le pregunto a la niña mientras suelto a mi hermano, algo más relajada pues parece que todas las cuestiones que tenemos en la cabeza tendrán prontas respuestas-. ¿La conocías? No te preocupes, ahora te llevaremos con tu mamá-le dije pues sabía cómo debía sentirse.

No podía dejar de abrazar a aquella desconsolada pequeña. Yo no sabía lo que era tener una madre, una de verdad, así que sólo podía aventurarme a imaginar cómo podía sentirse, pero tenía mucha imaginación. Y eso era suficiente para adivinar que debía de ser muy doloroso que te arrebatasen algo así.

Pero al mismo tiempo, sujetando a la pequeña contra mí, no era capaz de apartar la mirada de Frang. Todo volvía a ser como era, como debía ser, y él actuaba con normalidad. Habló de llamar a la policía, y de que nos daría explicaciones, pero hasta el momento no se había explicado demasiado. Empezaba a creer que no tenía intención de hacerlo, que sólo nos daba largas. Como cuando le pedimos galletas a Sor Theresa, y nos decía que más tarde una y otra vez hasta que llegaba la hora de cenar, y nos quedábamos sin ellas.

Estamos bien, hermanita. -Respondí a Eara cuando se acercó, compartiendo con ella el abrazo que hasta el momento era sólo para la niña- ¿Y tú cómo estás? ¿Has tenido miedo? Porque yo un poquito sí. -Reconocí sin pudor alguno, aunque sólo fuera por que no lo sintiera ella si había sido así.

Sin embargo, seguía sin poder dejar de mirar a Frang, que estaba llamando a alguien para solucionar aquel asunto. Mientras tanto, acariciaba la cabeza de la chiquitina, tratando de consolarla mientras Eara hablaba con ella.

Eara deseaba saber más así que mientras su hermano las abrazaba, ella le preguntó a la niña si conocía a esa mujer.

-Me vino a buscar después del jardín… Dijo que era ami… amiga de de mamá -explicó entre hipeos. Frang los miraba y asentía ante el teléfono pero no era hacia ellos que se dirigía sino a ese Clint.

Luego cortó y fue hacia ellos.

-Nos vamos -anunció y tomó en brazos a la pequeña -en dos minutos la policía te vendrá a buscar. Estarás a salvo, una amiga mía te cuidará hasta entonces.

Otra vez acertijos, pensaba Conrad que este chico nunca les diría las cosas claras pero entonces vio venir a una mujer hermosa desde una esquina del parque. Era morena y para nada parecía de este país. Más bien poseía un aire de ser latinoamericana o algo procedente de un país más cálido.

-Ella es Perla y va a cuidarte ¿ok? Niños, vamos debemos tener esa conversación...

Me dejaba un gusto amargo dejar a la pequeña en compañía de otra mujer a la que no conocía, llorando y deseando ver a su madre, pero, en cierto modo, ¿no éramos nosotros también desconocidos para ella? Frang confiaba en esa mujer y nosotros no teníamos por qué desconfiar, aunque la verdad es que la desconfianza era lo que más me rondaba la cabeza en este momento.

-Un poco-le reconocí a mi hermano ante su pregunta-. Aunque sabes que cuando se trata de ti me olvido un poco de mí misma-le confirmo.

Luego miro a Frang al igual que lo hace Conrad. Asiento a la última frase que dice y miro a mi hermano deseando dejar atrás esta situación para que nos de esas explicaciones que tanto deseamos.

No lograba comprender del todo lo que sucedía, aunque las cosas al menos se hubieran calmado. No sabía por qué si la policía estaba a punto de llegar no podíamos quedarnos con la niña hasta que llegasen, y explicarles lo que habíamos visto y oído. ¿Por qué era necesario que viniese otra persona a cuidar de ella?

En seguida estarás con tu mamá. -Le susurré a la niña, abrazándola con fuerza y dándole un beso en su cabecita, pasándole las manos por la cara para secarle las lágrimas- Todo va a salir bien.

Me aparté de ella lanzando una larga mirada a aquella mujer, Perla, que se hacía responsable de la pequeña, y agarré a Eara de la mano para seguir a Frang.

Pues si no te preocupas por ti misma tendré que hacerlo yo por ti. -Le dije sonriendo, tratando de levantarle el ánimo mientras seguíamos a Frang a la espera de que se explicase al fin.

Frang los sacó de allí con un alivio enorme, sabiendo solamente él lo cerca que había estado de romper una de las leyes fundamentales de su estirpe.  Se alejaron por el parque hasta una casa que parecía abandonada, y cuando el joven abrió la puerta y pasaron al interior, el estado polvoriento arriba de los muebles cubiertos con sábanas les aseguró que en este lugar no vivía persona alguna.

Frang se sentó sobre una alfombra raída, cruzándose de piernas como en alguna postura de esas de Yoga y los invitó a hacer lo mismo. Una vez que todos estuvieron en ese círculo y la puerta cerrada a la calle, la expresión del muchacho se tornó en una de total seriedad, nada de esa sonrisa irónica asomaba a sus labios.

-Yo ni siquiera me llamo realmente Frang, para empezar a ser  sincero, mi nombre es Fang (colmillo) y soy un miembro de la tribu conocida como Fianna. ¿Tribu? Sé que suena algo de indios o de aborígenes de lejanas tierras… pero no quiere decir aquello. Déjenme explicarme mejor, nunca es fácil.

Se rascó la barbilla.

-Ustedes son nuestra… familia, son parte de nuestra familia al menos y quiero que la conozcan a su debido tiempo. Mi misión es ayudarlos en estas últimas semanas en que se aproximan al cambio. Esperen… déjenme aclarar un poco esto, aunque suene de locos.

Los miró con total atención, como si los observara por vez primera.

-Ustedes no son normales, no son simplemente niños humanos. Creo que al menos ya saben que los sueños que tienen no son solamente experiencias oníricas. A ver… sueñan con correr bajo una luna brillante, sienten la liberación bajo sus patas. Saben que corren a cuatro patas e incluso huelen el bosque.

Respiró hondo, como si él oliera algo también.

-El bosque los llama, ¿verdad? Nunca se han sentido cómodo en las ciudades, ni siquiera viéndolas por la televisión. Tanto cemento, tanta gente junta, todos pareciendo ser guíados por algo más allá de sus cabezas…

Cuando entramos a esa casa polvorienta siento el aroma del polvo inundar mis fosas nasales y me hace estornudar. Sacudo la cabeza en un acto reflejo y me rasco la nariz con la mano mientras observo la estancia.

Las sábanas blancas nos saludan en silencio y Frang se sienta en el suelo donde nos indica que nos sentemos con él. Parece increíble la flexibilidad que tiene.

Le miro a los ojos esperando que empiece su explicación aún con el recuerdo de la niña en mi cabeza.

Frang explica. Lo miro. Miro a Conrad. ¿Qué en realidad se llama Fang? Parpadeo. Lo miro. Miro a Conrad cuando habla de lo de nuestro sueño. Me resulta difícil creer que tengo una familia como para que sea sencillo creer que de repente tengo dos si contamos con Maddy y Gerald. Finalmente agacho mi mirada y miro mis zapatillas. Tienes algunos hilos que hacen que parezcan bastante usadas. Agarro uno de esos hilos entre mis dedos y juego un poco con él. 

Soy una niña, igual más madura para mí edad de lo que debería, pero ¡quiero creer lo que Fran, digo Fang, cuenta! Quiero creer que todo lo que hemos vivido hasta ahora tendrá su recompensa, que no estamos y nunca hemos estado solos, que, de alguna manera, alguien no estaba esperando. Muerdo mi labio inferior para controlar el ataque de llanto sin sentido que está acudiendo a mi garganta. Finalmente, suspiro y trato de que mi corazón frene su ritmo acelerada e intento racionalizar de todo un poco.

-Fang...-susurro como para hacer más creíble que eso que cuenta es real-. Familia...-repito algo azorada-. ¿Tribu?-sí, suena a indios-. El sueño... el sueño es lo único a lo que no puedo poner objeciones, es lo único en lo que te puedo decir que es cierto. El resto es de película- ¡y maldita sea quiero que esa película sea real!-. Pero no entiendo nada Fr... Fang. Hemos estado solos tanto tiempo... ¿y ahora resulta que siempre hemos tenido una familia?-comento alterada, pero tratando de no parecer una niña.

Miro a Conrad en busca de ayuda pues tengo mil cosas en la cabeza que no sé cómo explicar y él sabe siempre como ayudarme en estos casos.

En aquella casa aparentemente abandonada, tomamos asiento en el suelo, sobre una alfombra. Aquel lugar parecía sacado de una película de miedo, tan lúgubre, tan carente de la vida que daban a un hogar sus habitantes. Pero con Eara a mi lado y Frang dispuesto a saciar mi inmensa curiosidad, ni tenía miedo alguno.

Sin embargo, cuando empezó a tratar de explicarse comencé a fruncir el ceño, concentrado. No lo entendía muy bien, todo eso de la tribu, familia, un cambio... Decía que no éramos normales, y tampoco nuestros sueños eran sueños, sino una... ¿llamada del bosque?

¿El bosque...? ¿E-el ciervo? El ciervo nos guiaba en el sueño, pero yo lo vi en casa. Bueno, su sombra... ¿Es él quien nos está llamando? -Pregunté, entre la emoción del descubrimiento y el azoramiento propio de quién habla sin estar seguro- ¿Quieres decir que... lo que hicimos en el sueño, convertirnos en lobos y volver a ser personas, podremos hacerlo en realidad? ¿Ese es el cambio al que te refieres?

¿y ahora resulta que siempre hemos tenido una familia?-

Quiso saber la niña, sorprendida por la historia y aceptando por lo pronto lo de la realidad de cómo eran sus sueños. Ella ansiaba tener una familia de verdad, y ahora sentir que pertenecía a dos era bueno, pero también era difícil de creer.

Fang vino aquí a decirles la verdad así que no se amilanaría con todo lo que iba a entrar en duda en la mente de los cachorros.

-Su madre es como ustedes, su padre es un humano –dijo sabiendo que estaba abriendo más puertas en la inquisición de los pequeños. Pero les había prometido algo y sabía que el Cambio estaba tan cerca… casi tanto como el peligro. Tenía que protegerlos.

¿El bosque...? ¿E-el ciervo? El ciervo nos guiaba en el sueño, pero yo lo vi en casa. Bueno, su sombra... ¿Es él quien nos está llamando? -Pregunté, entre la emoción del descubrimiento y el azoramiento propio de quién habla sin estar seguro- ¿Quieres decir que... lo que hicimos en el sueño, convertirnos en lobos y volver a ser personas, podremos hacerlo en realidad? ¿Ese es el cambio al que te refieres?

-Nunca hemos visto al Ciervo en este plano, por eso son especiales… entre otras señales que hemos visto anunciadas. Y sí, ustedes pueden… podrán –se corrigió –cambiar de forma. Ahora no es posible así como así, pero en poco tiempo lo harán. Lo lógico sería que les explicara esto luego del cambio… pero…

Su ceño se frunció formando una arruga entre sus dos cejas.

-Los Danzantes de la Espiral Negra están tras ustedes... creemos que son dos solamente pero son sumamente peligrosos, además la policía es dominada por seres abominables y el tiempo se acorta… se nos está volviendo realmente díficil cumplir la Ley y a la vez evitar que los lleven, los lastimen o algo mucho peor.

Fang estaba amargado, pensaba incluso en algo loco, pero… siguiendo su promesa, también fue sincero con respecto a esto con los niños:

-Podemos acelerar el cambio, pero debemos hacerlo en un ambiente seguro, lejos de ojos extraños… y siendo controlados para que no hagan locuras.

Se quedó en silencio unos segundos, esperando más preguntas. Esta conversación recién había comenzado.

Fang nos explicó muchas cosas. Algunas quedaron medianamente claras, a pesar de la complejidad de lo que trataba de decir. Otras, en cambio, resultaban aún confusas e incompletas.

Habló de "planos" al referirse al ciervo, y no comprendí lo que significaba eso, pero sí que el hecho de que le hubiéramos visto era algo raro. Tanto, que habian recibido ¿señales? No sabía si se refería a visiones o algo así. Lo que sí entendí es que el chico afirmaba rotundamente que seríamos capaces de cambiar y convertirnos en animales, en lobos, como en nuestro sueño. No sabía qué eran esos bailarines de una espiral, pero por cómo hablaba de ellos me daban miedo. Y la policía no era de fiar... Entonces ¿por qué habíamos dejado a aquella niña para que se ocupasen de ella?

Sin embargo, nada de aquello logró hacerme reaccionar después de lo primero que había oído. Mis ojos estaban abiertos como platos, boquiabierto, mirando a Fang sin saber cómo decirle lo que se había instalado en mi cabeza.

¿E-es...? -Repetí el modo en que lo había dicho- ¿Son...? N-nuestros padres... ¿E-están vivos? ¿Los conoces?

Si alguna vez una cabeza hubiera podido hervir, en ese momento la mía lo hacía y a toda mecha. Pero nada tenía sentido. Todo lo que nos explica Fang es como un puzzle desordenado de esos que hacía en el orfanato y que nunca terminaba porque me parecían demasiado difíciles.

Alguna de las cosas que nos explican me ayudan a comprender algunas cosas que nos han pasado, como saber exactamente dónde habían punchado a Maddy o ese olor a perro en el coche que nos llevó a casa. No éramos normales y una parte de mí en cierto modo lo sabía antes de que Fang nos contara todo esto. Pero, otra cosa diferente es de todo lo que habla. ¿Ciervos? ¿Planos? ¿Danzantes? Mi cabeza quiere dar forma al puzzle, pero cada pieza va acompañada de una enorme interrogación.

Me rasco la ceja derecha mientras pienso. El ciervo lo vimos cuando asaltaron la casa, lo vimos en el sueño y es raro verlo, pero ¿no eramos lobos? Parece que todo es posible en este nuevo mundo que nos rodea.

Entonces explica lo de nuestros padres y quiero creer que habla de Maddy y Gerard, pero es Conrad el que hace la pregunta que, como siempre ronda mi cabeza y él parece adivinar. ¿Conoce a nuestros padres?

Soy incapaz de abrir la boca, tengo la sensación de que si empiezo a hablar no pararán de salir preguntas de ésta y Fang insiste en que hay que buscar un lugar seguro. 

¿Son...? N-nuestros padres... ¿E-están vivos? ¿Los conoces?

Esa pregunta era la cúspide de todo el montón de dudas que los chicos podrían tener. Después de lo que vivieron el pensar que sus verdaderos padres estuviesen tan cerca era increíble y hasta daba vértigo.

-Conozco a los dos.

Respondió Fang pero sus ojos se pusieron tristes, algo hubiera querido callar mas su promesa de decirles todo se mantenía en pie.

-Su padre está con la manada aunque no es la costumbre, y sobre su madre le hemos perdido el rastro.

Era un poco penoso escuchar eso.

-Nuestra vida es dura, no voy a engañarlos. Al haberlos tenido su madre sabía por sueños que tuvo que ustedes eran especiales. No solo tenían el gen de nuestra especie activo sino que habían venido con algo en peculiar. Su madre supo esto así como que por ello mismo estaban en peligro.

Las cosas empezaban a tener sentido.

-Siendo su padre un humano, ella no confió en que pudiera protegerles, además de que ella tampoco podía. Parecía que la mejor opción era esconderlos de todos, hacerlos ser dos huérfanos sin padre y sin nombre.

Anticipando el reclamo, Fang explicó.

-Sufrió muchísimo al hacerlo pero… pero ahora cerca del cambio están con vida.

Tragué saliva ante tan tajante afirmación. Los conocía. Fang los conocía, a nuestros padres. ¡Teníamos padres! No era sólo que alguien hubiera decidido adoptarlos, es que de repente no éramos huérfanos de verdad. Era el sueño de todos los niños del orfanato, no ser un huérfano de verdad, que algún día apareciera tu verdadera familia y te sacaste de aquel lugar, y toda la tristeza y penurias quedasen atrás en una nueva vida llena de felicidad.

Pero aquel no estaba siendo nuestro sueño, nuestra familia no nos había sacado de aquel lugar, ni nos llevaba a una vida perfecta. Al contrario, Fang estaba tratando de dejarnos claro que estábamos en peligro. De hecho, por eso precisamente nuestros padres nos habían... abandonado.

Maddy y Gerald... ¿Saben algo de todo ésto? -Tuve que preguntar, en un mar de dudas. Me parecía mucha casualidad que justamente nos hubiera adoptado una familia tan relacionada con aquellos que por lo visto protegían a nuestro padre- ¿Podremos... c-conocerle? A nuestro padre, me refiero... ¿Puedes hablarnos de él, y de nuestra madre? ¿Y qué significa que habéis perdido su rastro? ¿Es algo malo? -Ya no podía parar, eran demasiadas las preguntas que se agolpaban en mi cabeza, y mi lengua ya no se contenía. De hecho, con cada nueva pregunta iba poniéndome más nervioso- ¿Y por qué somos tan especiales? ¿Quiénes son esos... bailarines negros, y que quieren de nosotros?

Mastico la información con la tranquilidad de alguien que tiene todo el tiempo del mundo para entender qué está ocurriendo o cómo hemos llegado hasta allí.

Hasta hace relativamente unas horas, éramos dos niños sin familia, criados en un orfanato y con el único apoyo de nuestro hermano. De repente, no sólo tenemos una familia que nos ha adoptado sino que además, nuestro padres reales no andan lejos... bueno, al menos nuestro padre.

Agito mi cabeza como para alejar toda la información, pero ha llegado demasiado adentro y procesarla me cuesta trabajo. Me quedo en un trémulo silencio dejando a Conrad preguntar todas las cosas que se le pasan por la cabeza mientras yo trato de entender todo lo que nos está contando.

De repente me doy cuenta de que no sé si quiero conocer a mi padre. No sé si quiero seguir en esta historia de locos. ¿Por protección nos alejaron de ellos? ¿Y ahora? ¿No estamos en peligro ahora? Aunque miles de preguntas lanzadas años atrás ahora tienen respuesta, el sentimiento de cierta soledad compartida con mi hermano está latente y, no me siento cómoda. 

Carraspeo tratando de deshacer el nudo apretado que se me ha creado en la garganta mientras espero a que Fang le de las respuestas a Conrad.

Era obvio que los niños iban a tener más preguntas con cada respuesta, y Fang no podía huir de eso aunque estaba inquietándose. Debía acelerar esto, algún instinto le informaba que el sitio que había elegido no era tan seguro.

Maddy y Gerald... ¿Saben algo de todo ésto? –

-No, no saben realmente nada. En su visión de las cosas la policía simplemente está manejada por alguien corrupto que quiere hacerse con la granja. No tienen idea de por qué… y esa parte tampoco es clara para la manada.

¿Podremos... c-conocerle? A nuestro padre, me refiero..

-Sí, los voy a llevar con él cuando pueda. No quiero que nos sigan...

La pregunta del rastro era de esperar pero Fang no deseaba responderla tan pronto.

-Es malo, debemos tratar esa información con cuidado... no puedo decirte tanto de esto. No conozco demasiado y lo que sé no debes oírlo todavía. Quiero que cambies, Conrad, tanto tú como Eara pero darte tanto que procesar puede hacer que lo hagas de golpe, y es riesgoso. Puedes lastimar a alguien, puedes ser visto, todo eso está prohibido bajo nuestra ley.

Eara oye todo pensando en cómo le gustaría conocer a su padre, y en todo lo que implica. La sucesión de acontecimentos ha sido similar a una pila de dominós en donde cae la primera ficha y solo Dios sabe cómo esto va a terminar.

Me quedo sin saber muy bien cómo reaccionar ante todo aquello. Me siento completamente desubicada y no sé muy bien cómo plantear el batiburrillo de preguntas que tengo en la cabeza. Así que opto por quedarme en silencio masticando cada respuesta a las preguntas expuestas por Conrad.

Parpadeo tantas veces que a veces veo más negro que lo que hay a nuestro alrededor y ¿soy yo o Fang parece alterado? Miro a Conrad deseando ver si él está tan perdido y sorprendido como yo con todo esto. Él parece aceptar todo mejor que yo, y siente hasta ilusión por conocer a nuestro padre. 

Yo aún me siento un poco reacia a creer todo aquello aunque la verdad parece darme bofetones en la cara a cada palabra que Fang explica. Sea lo que sea que vaya a pasarnos no va a ser fácil y yo ya estoy tan cansada de luchar contra una marea que trata de llevarnos mar adentro que me pregunto sin tan malo sería que me dejara llevar por ella.

Sin más me abrazo a mi misma mientras espero algún gesto o respuesta por parte de Conrad.

Fang nos confirmó que Maddy y Gerald eran totalmente ajenos a todo aquello, sin comprender el peligro real que corrían. Para ellos, todo era totalmente "normal", dentro de la normalidad que suponía la corrupción policial y todo eso. Pero eso significaba que tendríamos que ocultarles cosas, y eso no me gustaba. Me daba pena.

Sin embargo, mis ojos se iluminaron por la emoción al descubrir que finalmente sí conoceríamos a nuestro padre. Era el sueño de todo huérfano, descubrir que no lo era en realidad, encontrar a sus padres, y aunque tuviéramos que esperar un poco y tomar precauciones, nosotros íbamos a conocerle.

E-entiendo... -Acepté las precauciones de Fang, sin poder evitar una pícara sonrisa.

Sin embargo, del resto de asuntos no podía contar nada, o eso decía al menos. Afirmaba hacerlo por nuestro bien, para que no tuviéramos que procesar demasiado y poder así aprender sobre lo que éramos con normalidad, sin presión. Eso entendí al menos. Pero yo siempre había sido muy curioso, insaciable al querer descubrir cosas, y saber que había cosas ahí que no nos contaba resultaba frustrante. Agaché la cabeza y torcí los labios hacia un lado, volviendo a mirarle con gesto serio.

¿Y ahora? -Pregunté- ¿Qué hacemos?

Cita:

Conrad era el que hablaba más, ya que Eara estaba teniendo un problema en digerir tanta información. Sin embargo ella sí había notado la intranquilidad de Fang en estos últimos momentos, como si algo lo apremiara.

-Ahora mismo debemos salir de aquí. Estaba confiado en la seguridad de este sitio pero algo se está acercando.

Aspiró el aire que lo rodeaba como si se preparase para meditar aunque no estaba haciendo aquello, intentaba identificar el olor de la amenaza.

-Oliver…

Sentenció poniéndose de pie junto a la puerta. Miró a los pequeños con preocupación y les pidió:

-Salgan por la puerta trasera, es derecho al fondo. Yo lo entretendré…

Ese tipo que decía ser amigo de Maddy y Gerald, familia de ellos era en verdad un monstruo.

Mis ojos se abrieron desmesuradamente al responder Fang a mi pregunta de un modo tan inmediato. Yo quería saber por los pasos a seguir en adelante, no en lo que debíamos hacer en ese preciso instante, pero la forma en que habló de la seguridad del lugar hizo que le mirase con gran preocupación.

Oliver...

El recuerdo del sueño de la noche anterior hizo que me recorriese un escalofrío por la espalda. No era exactamente por lo que habíamos visto, pues ya había quedado claro que también Frang podía hacerlo, y que nosotros mismos lo lograríamos algún día. Era más bien por la sensación que me había transmitido.

Me puse tenso cuando vi que el chico se dirigía a comprobar la puerta, agazapado como un gato a punto de saltar. Porque se trataba de eso, estaba inquieto y asustado y quería salir corriendo. Por eso, en cuanto Fang nos dijo lo que teníamos que hacer, me puse en pie rápidamente agarrando a Eara de la mano y tirando de ella en silencio, dispuesto a correr como alma que lleva el diablo.