Partida Rol por web

El hobgoblin que apareció al abrirse la puerta interior de la agencia de detectives WYRD venía sonriente, de oreja a oreja, literalmente, con un monóculo bien colocado sobre su ojo más chico.  Se le veía orondo, orgulloso de ser presentado así de esa manera.  ¡Qué bien reconocían sus talentos!   Tan menospreciado por algunos, el tener una colección de pasquines y folletos, goblins y mundanos, era un acervo de lo más relevante, así como lo era la forma de saber donde entrar en trueque y encontrar esos tesoros ocultos.  

Y aquí estaba, llamado por un contrato de fairest, dispuesto a ayudar. 

Y dígame el señor, ¿que se le ha de procurar ahora?   Que su buena mención en redes y ramas me halaga, y seguro traerá buen negocio más adelante., inmerecida pero efectivamente.

¿Quiere una copia del borrador descartado del primer cómic escrito en el tierras americanas?  ¿El folleto de una tienda de segunda mano engrapado en el segundo poste de la esquina de la Avenida 2 y la Calle 2, exactamente a las 2am, el 02 de febrero de 2020?  ¿El pasquín que dio paso a la fama a aquel changeling mechánico, Charles Chaplin?   Diga, y se lo buscaré. 

 Se le veía obsequioso y obstinado. 

-¡Bienvenido a nuestra humilde sala de reuniones! Hmmm, tentadores me resultan todos ellos, pero hoy es otra cosa la que busco-Apartó una silla y se la señaló -Por favor, siéntese.

Tenía que ser específico. 

-Necesito que me consiga los pasquines escritos y difundidos por Moondog, gran compositor y músico callejero, que hace unos años estuvo activo en las avenidas y callejones de la populosa ciudad de Nueva York, Nueva York, Nueva York. 

Me bastará con un ejemplar de cada uno de los que ddiseminó, en buen estado o al menos tan legible como se pueda. Y me interesan especialmente...-agarró uno de los huesos y lo arrastró hasta el goblin para enseñarle las runas-los que contengan estos símbolos o similares, sobre todo si mencionasen su significado y/o relevancia.

Un momento, ¿borrador del primer...? Y si...

Y ya que usted también se dedica a los papeles descartados, si por casualidad hubiera escrito alguno con un contenido similar al que acabo de mencionar, podrían servirme asimismo. 

¿Sería posible para usted surtirme de tal material?

Sin duda, sin duda, dijo escribiendo notas con la articulada mano extra que salía de su muñeca derecha, se lo conseguiremos. 

Mmm -miró al cielo con manchas de goteras- si, siquesé un lugar donde procurar estas cosas.   -Si era de Miami, mezclaba idiomas. 

Y contenido similar...  hablaba para sí mientras anotaba.  Me lanzaré a buscarlo, entonces, dijo, levantándo primero la vista y luego a sí mismo, como quien no quiere perder el tiempo en hacer algo que quiere hacer. 

Las condiciones de mi entrega serán que deberá repetir una estrofa de las líricas que le encuentre, una que matchee esas sus runas más cercanamente, a cada persona nueva que salude usted durante toda la siguiente luna y media.   -En términos de condiciones goblins, esta no estaba mal.  Era prácticamente nada.  ¿Le parece? 

De todas formas lo tendría que hacer, por el contrato de corona de Iacobus, pero bueno, así son los goblinses, ya los conocen.

Hanibal mira al mozo de ramas y al escuchar que le dice,lo piensa detenidamente para reexaminar el contrato antes de marcharse cerrar el mismo para decir en susurro:

-¿Seria tan amable de indicarme en que parte del contrato habla sobre cantidad o especifica donde el estatus y la posición económica de alguien tiene relevancia para llevarse los vinos sugeridos?,porque a decir verdad en su contrato no aclara eso,como también no aclara la forma de pago para poderse hacer uno de los mismos,por lo tanto hay varios vacíos legales en el mismo,¿acaso se quieren aprovechar de mi?,si fuera un simple humano que no supiera de dichos tratos incluso podría haber firmado sin pensarlo,pero,yo no soy un simple humano y usted no es un simple mesero,así que...

Dejo que el mesero de ramas pensara en las palabras que estaba diciendo Hanibal en estos momentos pero sin dejarle mucho tiempo a esa actividad agrego:

-Así que,exijo el verdadero contrato con todas las condiciones por sus servicios donde aclaren el pago y la cantidad que puedo comprar mas allá de mi estatus,vamos,¿me dirá que dicho contrato no lo posee en su poder en esta terminal?,de ser así,y dado las lagunas legales que tiene su contrato me llevare solo tres vinos,el de la casa que probé hace unos instantes el vino rojo y el vino cabernet,y pagare en efectivo....de esta manera la transacción puede quedar finalizada y ustedes darse por pagados dado que no nos encontramos en arkadia ¿o si?.

Decía esto Hanibal que si bien había sentido glamour en esta zona no era el glamour que sintió estando en la corte de Arkadia ni nada parecido,podría ser una excelente ocasión para recuperar parte de su glamour perdido y también dejar en claro que con su contra parte el no era un simple changeling común y corriente,el después de todo era un rey,alguien de la realeza a quien se le debe respetar por su título y cargo como el venía haciendo con ese mesero de ramas y los otros que sentía alrededor de la zona y les mostraba respeto.

Si llegaba a conseguir los tres vinos lo llevaría en bolsas consigo y se marcharía de allí para ir con la alcaldesa al evento de recaudación de fondos.

Oleisky preparó el hueso de forma sencilla, pero le quedaba la parte de la promesa. Al principio pensó en ayudar la las personas con buenas intenciones, pero eso resultaba difícil de medir… Oleisky estaba preparado para ayudarles, pero no sabía que más decir y tampoco quería que se aprovecharan de él, así que decidió camiar la promesa un poco. -Prometo ayudarles una primera vez, sin prejuicios.-

Se sentía orgulloso de esta artesanía que había hecho, aunque no tenía nada claro que fuera a funcionar, pero el frio que entraba por el hueco que había dejado el intruso le devolvió a la realidad. Construir la brújula le había costado algo de glamour, podría ir al huerto a por una fruta, pero pensó que ya había perdido bastante tiempo y podría ser un buen comienzo para cumplir su promesa, así que cogió lo que tenía a mano (incluida la brújula… tendría que ponerle un nombre, bueno, quizá más adelante) y se adentró en el agujero por el que había huido el intruso.

Hirotaka disfrutaba ese paso. Tanto orden le resultaba relajante, pero a la vez... Estresante. Nunca sabías cuando te podía asaltar una criatura del vacío por aquí o una criatura del wyrm por allá...

Cuando el jardinero le trae el helado, Hirotaka se lo come lento, pero disfrutándolo.

Dios ¡Qué rico está el helado americano!

Mientras se come el helado, intenta percibir aquello que le inquieta.

Umm, le faltaba un poco a Oleisky para imbuir bien bien la promesa en la brújula, la cual funcionaba suavemente en términos mecánicos.  En términos arcanos/wyrdescos también, casi.   Por ejemplo, sólo tenía que concentrarse en aquella muchacha oscura que había huído por ese hueco en el hueco, y la brújula giraba y apuntaba justo a ese trod que ella había abierto a punta de velocidad.   Pero luego el huesillo comenzaba a girar, desbalanceado y se quedaba dando vueltas.   Algo faltaba.

Su promesa estaba bien, si, tenía su cláusula dicha y puesta: un mínimo efectivo de glamour.  Tenía sus condiciones:  "Prometo ayudar a la persona buscada una primera vez una vez al ser encontrada, sin causarme a mí prejuicios", quedó escrito en unas letras pequeñas, muy pequeñas, en el hueso minúsculo de la ballena que flotaba en aquel líquido con snowflakes.   La veía con su lupa de joyero, como nombre escrito en un arroz.

Para sellarlo entoncences hacía falta sólo tantito sintonizamiento con...  Eso se veía fácil, sin embargo...

En eso, ¡lo causante del viento interrumpió en el taller!  ¡Venía del trod abierto!   ¡¿Que era?!  Una ráfaga blanca/verde, del tamaño de un ave grande... ¡ush!, no se, no se veía bien, pero ¡iba directo al Marchito, pico'e'hacha enfilado! 

La contestación de los goblins no le sirvió de nada. Parecía que por el momento no le iba a servir de mucho hacerles preguntas.

Luego empezaron a traer bolas enormes de vete a saber qué. Las pusieron sobre unas grandes y extrañas pirámides. También trajeron lo que parecían excrementos. ¿A quién se le podía ocurrir vender excrementos? Anna esperaba que soltaran un hedor pestilente, pero se sorprendió al darse cuenta de que no.

A Anna no le interesaba comprar nada de lo que había por allí, y de todas formas tampoco tenía nada con lo que pagar. Tampoco iba a conseguir nada conversando con los goblins.

—¿Podéis decirme dónde puedo encontrar al líder de este sitio? Me gustaría hablar con él —preguntó a los goblins cercanos.

La ráfaga entró y venía directa hacia Oleisky, intentó reaccionar, pero le cogió demasiado inmerso en sus pensamientos y cuando fue a reaccionar ya era tarde.

-Me parece...bien. Acepto esas condiciones. Empezaré a decirlas en cuanto las haya descifrado.

Aquella bagatela no sería una gran molestia. Podría ser incluso divertido. Mucho peor era el coste de haberle traído hasta allá.

Le abrió la puerta para que pudiera salir y estrechó...una de sus manos.

-Siempre es un placer hacer negocios con usted. 

Cuando le hubo dejado marchar, esperó un rato, hizo alguna foto más a los huesos para comparar y volvió a pa oficina a por los papeles que necesitaría llevarse a Boca Ratón.

El rotundo hobgoblin del monóculo estrechó la mano del alabastrado fairest y se despidió con unas palabras que sonaron a "tarà" o "abur", y desaparecio por aquella puerta que no iba más que al otro lado.  

Jacobo tenía ya una larga serie de fotos en la memoria de la cámara, y tenía los documentos electrónicos de la agencia para lo que se ofreciera.  Salió entonces hacia Boca Ratón.  Resonaban en su mente aquellas frases de "Cabeza de ratón mejor que cola de león." y "en la Boca del Lobo", pero no sabía porqué. 

Tomó el autobus en la estación.  Sería algo corto.   Quienes tomaban este transporte en Miami eran generalmente los más pobres o los más solos de los ancianos o deshabilitados.   Claro, salvo los casos más duros de miradas perdidas y ropa de poco lavar, el resto traía la alegría del buen trabajo, y había trenzas con beads de colores y sus abuelas en gran plática mirando por la ventana.

¿Qué haría o vendría pensando Jacobo en el trayecto?   

Le bastó al hábil de Haníbal una mirada a los puntos suspensivos para entender de lo que se trataba.  O eso pensaba.   Efectivamente, eran Contratos, en el sentido wyrdico de la palabra.   Contratos ofrecidos por goblins, que son ágiles, útiles, adaptables, pero tienen un cobro de favores acumulado.  ¿En qué forma?   En formas desconocidas, si, aunque nunca nada tan grave y oneroso como los horrores y decisiones espaciotemporales a los que te pueden amarrar las hadas, pero tampoco serían nimiedades.  Lástima que Haníbal no se acordara en estos momentos de ninguna jurisprudencia al respecto. Pura juris/im/prudencia.

¿El gra-gratis?   Lo apenado del mesero/bicho de ramitas salía de su boca como una disculpa que no tendría que dar.  Él estaba siendo fair.  Y Haníbal fairest.   

Es un Contrato posible de su Corona señor.  -Se inclinó como un japonés apenado, con demasiada curvatura en su bow.-  No, n-n..no lo tiene que tomar si no quiere, no.  

Lo que le quedó claro a Haníbal era que claramente, no se podía llevar todo.   Recordaba un pasaje en Arcadia, un legajo que le pasó alguien ¿sin que lo viera su hada? donde mostraba los límites de Contratos que podías llevar en las manos apenas saliendo de Arcadia.   ¿Salir?   A esa persona luego se le cayeron todos los lejados de las manos y quedaron desparramados por la superficie fría de mármol de aquella sala.

En fin, si, en efecto, aquel obsequio del obsequioso ser de ramitas quebradizas, era un Contrato "menor" que le permitiría a Haníbal, en un apuro, pedir ayuda de un ser cómo este con quien hablaba, para alguna tarea mundana.  No era gran cosa, para Haníbal, pero para él si.  

Hanibal al ver que se había excedido suspira para luego decir:

-Lo siento me excedí,mis disculpas,firmare dado que no tengo problemas con el contrato que me entrego usted.

Dicho esto a continuación toma su pluma y firma sin suspicacias.

Al terminar de hacer esto tanto Hanibal como su parte Changeling sienten una presencia o mejor dicho un aura rondando en las cercanías pero al no poder identificarlo o identificarla desistió de seguir en la búsqueda dado que estaba ocupado y debía de marcharse.

Luego le entrego el contrato firmado al mesero/sirviente de ramas ayudando a recoger sus partes como forma de disculpa hacia ely decir:

-Muchas gracias por su excelente servicio y espero contar con la ayuda que me pueda ofrecer.

Le extendió la mano en señal de saludo pero también de respeto por el excelente trabajo que había hecho.

Una vez afuera del restaurant llamo Hanibal a la limusine para ir al evento de la alcaldesa con uno de los vinos para que se creyeran mas fácilmente sus mentiras si tuviera que decirlas.

Mientras se come el helado, intenta percibir aquello que le inquieta.

...y su entrenamiento, por años y durezas, da resultados. 

Nota tres cosas.  Dos nada buenas, y una, quiensabe. 

La primera, amenaza directa:  Hay un ser como de hojas de papel amarillento rondando la furgoneta del Jardín Botánico.   Se asomó, pensando que nadie lo veía, abajo de las llantas.  Seguro se ve como un vagabundo para los mortales, como recogiendo basura, o monedas o rascándose el pie.    Sacó un paquete y lo puso abajo, en medio.   Si eso no es una bomba, que las hadas le corten los bigotes a Hirotaka. 

¿Las hadas?   Si, eso es lo segundo.  Temblaba el joven Meiji como perro observando a su amo golpeador cuando vió lo que había ahí, en la escalinata sucia de la estación.  Un grupo de junkies volteando a un centro, raro: una mujer con carrito de supermercado, dándoles "algo".   Si, carajo, era un hada verdadera.   Una menor, lo sabía, pero ahí estaba.   Y los hombres y mujeres ahí reunidos parecía que le lamían las llagas de donde supuraba algo... ¡Qué horror!

Desvió la mirada.   Si la miraba y ésta lo notaba... 

Al desviarla vio lo tercero.  De un autobus bajaba un grupo de personas normales, sólo con esa ropa estrafalaria que el joven ayudante jardinero llamaba la "moda actual".   ¡Tantos colores brillantes!  Ropa pegada, elástica, ajustada.   O camisas de mil flores y frutas.  Raros los americanos.   Claro, dentro de todos ellos, había uno que le llamaba la atención:   Un changeling, uno de esos fairests, de alabastro, un elegante-guapo-señorito.   Bajaba, aparentemente sin notar, y en un par de minutos se cruzaría por esa escalinata para salir a la calle.       

¿Que hará Hirotaka? 

Jacobo observó a la gente del autobús. Qué trenzas más bonitas y coloridas...Aunque con modestos recursos, disfrutaban de la vida como podían y no se venían abajo.

A pesar de que cada vez les chupaban más la sangre. Él no sabía muy bien cuándo, pero tenía la sensación de recordar un tiempo en que algunas cosas que ahora eran moneda corriente se habrían considerado inaceptables para los poderes fácticos. Y sin embargo aquellos cerdos seguían picando, trozo a trozo, aumentando la presión y llevándose las cosas que hacían que la vida mereciera la pena. 

Como aquel jardín botánico, por ejemplo. Puede que no fueran tan crueles e inhumanos como la gente del final del arcoiris, pero había que ser ruin para coger hermoso algo que existía para el disfrute de la gente y reducirlo a un montón de "condos" horteras para gente con más dinero que estilo. 

—¿Podéis decirme dónde puedo encontrar al líder de este sitio? Me gustaría hablar con él.

jajjjajaj, -se rieron-, volteando a ver los altos muros del castillo a cuya sombra se cobijaba el mercado. 

Luego la miraron aviezos, -mmm.  

Es una ella.  -Corrigió uno, en lo que era una mezcla de los idiomas locales con los mundanos de esta parte del Seto.  PraxedisGuerrera. 

Se inclinaron brevement los que oyeron su nombre. 

No se si te la quieras encontrar, changeling.  -Le dijeron, algunos riéndose.  ¿Que cambiarías por un pase de corte?  -Los ojos sonrientes de la matrona de los panqués de majada se estiraron a ser del tamaño de su boca.  

¿Será que paseará a que le den sus tithe...?  -Lo acallaron con un zape al bocón que revelaba eso. 

Aquella ráfaga entró como su nombre indica.  Fué directo a impactar contra el pecho del marchito, el cual apenas se giraba, apenas conciente de lo que venía a chocar contra él directamente.  Se clavó.  Sintió el frío del metal, el hierro frío hundiéndose entre algunas costillas cerca del esternón.  Alcanzó a ver cómo saltaba la brújula de su mano, cayendo al piso.  Por suerte no le había dado; estaba en el suelo, intacta gracias a su buena manufactura.   Por mala suerte no le había dado; le hubiera protegido el pecho hundiente. 

Aquel ser, trató de sacar el pico del pecho herido de Oleisky, como cuando un leñador zafa del tocón el filo de su hacha, girándolo adelante y atrás para quitar fricción.  

Aquel ser volteó a ver todo el taller.  Algo ahí lo ponía ... extraño.  Pareció fijar su mirada en algo, si, -los ojos adoloridos del huérfano vieron como se lanzó contra las seguetas que colgaban del extremo suroeste del taller.   

Fue tan violento cómo voló hasta allá, destruyendolas a picotazos, ¡uno, dos! Se echaba para atrás y volaba cargando de nuevo, ¡tres!.  Quedaron hechas esquirlas de metal rodadas por todo el taller. 

Aquel ser volteó la vista en torno al torno, ojos enrojecidos, mecánicos.

«PraxedisGuerrera… probablemente sea alguien a quien mejor no enfadar» pensó.

Hablaron sobre un pase de corte. «Maldición». Anna no llevaba nada de valor consigo, por lo que lo único que podía ofrecer era algún favor… o algo más importante que un objeto valioso. Por otro lado, los goblins hablaban de una corte, y había un castillo. ¿Era aquello una monarquía?

—Podría ayudaros a… —empezó, pero paró en seco cuando oyó el comentario del goblin bocazas. Con que iba a pasar por allí de todas formas…

Anna sabía que la mejor forma de sacar información de alguien era engatusándola. Pero no sabía nada de la líder. Debía sacar más información, o tendría que improvisar.

—Así que PraxedisGuerrera es vuestra líder… Decidme… ¿Cómo es? ¿Es bondadosa? ¿Es severa? ¿Qué cosas le gustan? —pregunté, intentando saber más sobre aquella líder.

La reina ... la reina,  ah, ahí se ve que viene la reina.   Apuntaron a una almena, relativamente lejana.   Anna apenas atinaba a ver una serie de pendones y pendientes descendiendo por alguna escalera en espiral.   Nada muy elaborado, algunos sólo tela ajada, sin embargo, pompa y circunstancia le ponían a cada movimiento, al parecer.  

A la velocidad que venían, y suponiendo que bajando directo salieran por aquel portón de remaches remachados a la calle principal donde ahora un mercado en hecho y forma se levantaba, tardarían unos 10-15 minutos.  Había tiempo.

Ahh, la reina, si, la reina...   - dijo la matrona que vendía aquellas bolas gigantes de estiércol traído por escarabajos. 

 Qué trenzas más bonitas y coloridas...Aunque con modestos recursos, disfrutaban de la vida como podían y no se venían abajo.   A pesar de que cada vez les chupaban más la sangre...

Iacoubus bajó del autobus, la gente dispersándose a su alrededor como agua por el río de Heráclito.   Nunca eran los mismos.

Salió a ¿tomar un taxi?   Según su móvil, el jardín botánico no estaba más que a 20 min de distancia, en auto, el doble en dudoso transporte público.     

La salida a la calle era por una escalinata que perdía la limpieza en tanto se alejaba del centro de la terminal.    El sol afuera pegaba duro y apenas los arcos albergaban espacio de aire y sombra para las personas que ahí esperaba a que pasaron por ellas.