Partida Rol por web

Ni lo sueñes sarcosano, pensó Hamil para si mismo mientras negaba con la cabeza. – no regresaré solo, no soy un explorador, ni un montaraz ni mucho menos un guerrero veterano como Ulfrin, solo soy alguien que busca hacer su parte en la guerra. Moriré con valor luchando contra los orcos si se da el caso, pero no moriré solo en la espesura del bosque sin saber que me ataco – sus palabras claramente intentaban ocultar su miedo, pero cierto era que poca lógica tenía el pedirle a aquel hombre que regresase el solo, sin corceles y con un niño asustado.

Tarde del 2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 9)

La situación con el niño era claramente peligrosa, no al nivel de los últimos momentos de peligro con los caídos, pero si en el sentido de una vida que peligraba. Incluso, si el niño caía y resultaba herido, sería un gran contratiempo para su misión. Por suerte, ante las palabras de Arvin, Wendell tomó la decisión de trepar al árbol y salvar al niño el mismo. Aunque no tan veloz como habría deseado, el ereño lo hizo sin problemas, logrando alcanzar al niño quien estaba fuertemente aferrado a una de las ramas gruesas del árbol, como si su vida dependiese de ello. A Wendell le tomó tiempo lograr hacer entrar al niño en razón e incluso algunos de sus compañeros intentaron llamar al niño para calmarlo. Al final, Wendel tuvo que usar su fuerza y desprender al niño del árbol a la mala; lo cual provocó, que en cuanto el niño se soltó del árbol, se aferrará con fuerza al cuerpo de Wendell, causando que este casi perdiese el equilibrio, para susto de todos. Pero Wendell logró aferrarse y cargar con el niño en su regreso a tierra firme.

Mientras tanto, Ulfrin, no confiando en que aquellas criaturas animadas por el poder oscuro de Izrador no fueran a levantarse de nuevo, procedió a cercenar también sus brazos con sus hachuelas, consiguiendo con ello evitar que, en caso de levantarse, pudieran realmente dar batalla. Aquello causó un impacto emocional en muchos de los héroes, y no por que estuvieran en contra, si no por que era algo duro de ver. Lo cual sumaba su ira a Izrador que no les permitía dar una correcta despedida a aquellos pequeños.

El pequeño seguía aferrado a Wendell, sin querer mirar a sus compañeros ya muertos ni al enano, cuyas hachas ensangrentadas daban un aspecto más que atemorizante. El pequeño respondía con pocas palabras y sollozando pedía a los héroes ir a casa, lo cual les ponía en una difícil situación. Su deber era mayor, y debían cumplirlo a la brevedad o fracasarían, y sin embargo, era difícil no notar el miedo y sufrimiento de aquel pequeño.

Tras la macabra escena llevada a cabo detrás suya Manfred se alegró de que al final Wendell consiguiera bajarlo, - lo examinaré un momento por si está bien, comentó aunque sabía que estaba aferrado al cuerpo de Wendell y lo tuvo que hacer con mucha cautela. Después intentó darle de beber al muchacho de su cantimplora y de la comida que llevaba, pues no sabía cuanto tiempo llevaba sin comer y en aquella postura tan dificultosa. - Vamos muchacho antes que te llevemos con tu familia come y bebe un poco, dinos donde está tu aldea, y qué hacías aquí tan alejado de ellos.

Una vez que consiguió descender del árbol, Wendell buscó la forma de que el pequeño se soltase de su cuello, sin lastimarlo, y lo dejó en manos de Manfred cuando vio que este intentaba revisar sus heridas.

- Tranquilo pequeño, solo queremos asegurarnos que estás bien - repitió una y otra vez de diversas maneras al notar el nivel de nerviosismo del mismo

El defensor sabía que la opción de llevarlo con ellos no era razonable, pero si nadie se ofrecía a acompañarlo de vuelta al pueblo, tampoco parecía seguro para el pequeño que los acompañara o, peor aún se quedara en el lugar o que se marchara solo. Sin embargo, mezclado entre sus dudas, había una cuestión que lo preocupaba aún más.

Seguramente sería incómodo de contestar para el rescatado, pero creyó que la información era lo suficientemente importante como para, pese a todo intentar obtener una respuesta - Cuéntanos que pasó - comenzó a interrogarlo con toda la calma que pudo - Que pasó para que tus amigos se convirtieran en... eso - continuó, siendo consciente que no conocía las palabras adecuadas - Alguien los atacó? Cuando fue? -

Finalmente se dio por vencido y miró a sus compañeros con impotencia, esperando que alguno de aquellos que eran más hábiles con las palabras que el lo pudieran ayudar a averiguar como es que los pequeños se habían convertido en caídos.

Ver al enano ignorarme, me supone una bofetada que me hace cambiar el humor. No lo manifiesto al exterior, pero en silencio interiormente se la guardo. ¿A raíz de qué me ignora de esa forma? Sabía que los enanos eran serios, eso decían los relatos, pero no estúpidos. Espero que no represente a la mayoría de la raza.

Meneando la cabeza, tratando de olvidar su afrenta momentáneamente, me centro en los demás que parecen más preocupados en salvar al niño de partirse el cuello, aunque ignorando el procedimiento que dije, el cuál era más seguro. Aún con todo, por suerte, logran bajarlo de ahí y no hay nada que lamentar.

Por primera vez, me siento como pez fuera del agua con ellos. Aquí se han visto las diferencias y que es probable que mi forma de combatir contra la Sombra no encaje con ellos, de aspecto más individualistas, o volviendo al enano, más estúpidos y directos.

Para empeorar las cosas, Hamil también me lleva la contraria. Ese chico es como un dolor en el culo. Me tengo que morder la lengua para no espetarle, que entonces está condenado al niño. Sólo me muerdo la lengua por el niño, sinceramente. Manfred revisa sus heridas, mientras Wendell le pregunta por las circunstancias del combate.

Por lo menos ellos actúan bien.

Yo además, cuando terminan de revisar sus propias cuestiones, añado mi propia cuestión, que no es menos importante, tratando de que parezca el menos severo y más confiable:

-Tranquilo pequeño, puedes hablar en confianza conmigo, no le diré nada a tu madre, pero... ¿cómo llegastéis tan lejos? ¿Que os hizo alejaros tanto del pueblo?

Mientras sus compañeros se centran en hablar y revisar al pequeño, el montaraz pensaba ya en como volver al camino alto.

Trataba de remendar sus propias heridas y observa el terreno, trazando en mente un mapa ¿donde debería estar el camino? Cuando creyo tener su herida bien atendida comenzo con un rastreo mas a fondo.

Cuando he terminado de cercenar los miembros de los caídos, me doy por satisfecho, pensando que ya no volverán a ponerse de pie. Comienzo a limpiar mi hacha mientras me acerco al grupo que se reúne alrededor del muchacho. He oído lo que dicen y entendido dentro de mi posibilidades, por lo que habla, mirando directamente a Wendell:

 - "Tempo-no pra eso. Debemos ir-nos. Niño venir solo hasta-ka, sabrá volver solo casa."

Digo pues Hamill ya dijo que no pensaba volver a llevarle. Guardo mi hachuela junto con su hermana y me preparo para volver al camino alto y así poder llegar rápidamente a las cuevas. Esta pausa no han sido más que unos pocos minutos pero no podemos darnos el lujo de extenderla más. Si nos tardamos demasiado aquí, ese niño no tendrá un pueblo alguno donde volver.

El norteño aguardó atento debajo del árbol, listo para atrapar al pequeño si llegaba a soltarse. Pero por fortuna, aquello no fue necesario, pues el tal Wendell se las apañó de sobra para devolver el chico a tierra sano y salvo.

Durghal respiró por fin aliviado, y se permitió relajarse algunos instantes. Aún tenían un largo trecho por recorre. Pero por algún motivo que no alcanzaba a vislumbrar (o se negaba a reconocer), el drama de aquellos pequeños había tocado alguna fibra sensible de su espíritu, que le impedía simplemente dejarlos librados a su suerte, como hubiera hecho en cualquier otra circunstancia.

Sin embargo, el hosco personaje no permitió que aquellas sensaciones se hiciera perceptibles para sus compañeros. Y mucho menos, que lo dominaran por completo. Así que pronto se apresuró a alejarse de la escena, dejando que los otros decidieran cómo diablos resolver aquello.

Por supuesto, Durghall tenía una clara idea de lo debía hacerse. Pero imaginaba que no iba a ser bien recibida por lo demás.

Mascullando por lo bajo su frustración, el fornido sujeto se acercó a los cuerpos caídos de los pequeños descuartizados, y tomó el rústico cuchillo que uno de ellos había empuñado tan torpemente contra él. Sin mayores ceremonias, se lo ajustó dentro de su bota derecha y comenzó a escrutar la espesura...

Tarde del 2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 10)

Con el niño ya en tierra y Manfred atendiendo sus heridas mientras le iban preguntando por los acontecimientos. Y aunque era mala idea ponerse a interrogarle en aquel momento, era menester hacerlo ahora, pues la información que pudiera darles podría ser benéfica. Los otros dos niños yacían muertos y no sabían el porqué. Uno de ellos tenía una gran herida en el pecho producto de múltiples mordidas de un animal menor, así como una herida penetrante en el cuello del tamaño de un cuchillo de cazador, probablemente el agente que le dio muerte; lo cual llevaba a pensar que las mordidas habían sido posteriores, como si le hubiesen estado devorando las entrañas. Luego el segundo de los niños no tenía herida alguna notoria, más allá de las causadas por la batalla, aunque había mucha sangre en su boca, dando la idea sugerente a todos, que era el quien había estado devorando al otro pequeño.

Pero la duda seguía en pie, ¿Cómo había iniciado todo?, y ante ello, quizá las confusas palabras del tercer pequeño dieran luz a la incógnita. Poco pudieron sacar de él, pues sus palabras concretas y repetitivas eran que quería ir a casa y que quería a su madre. Pero de entre lo poco, algo llamó la atención de todos, aparentemente se habían alejado por que no había presas en las cercanías, luego algo pasó con unos hongos venenosos, pues el pequeño hizo referencia a ellos, en dos ocasiones cuando se le insistió en que relatará lo sucedido. Finalmente, el niño dio a entender que uno de ellos se había vuelto loco y atacado al otro. Cuando se le preguntó como llegó hasta allí, el niño, cuyo nombre era Mika, dijo que sus amigos se habían vuelto locos y querían comerlo, que le persiguieron hasta el árbol y le arrojaban piedras para que bajase.

Mientras la conversación se suscitaba, Hamil parecía sumido en sus pensamientos y murmuraba que no iba a volver solo, o algo similar. Por su parte, el enano parecía menospreciar la situación y exigía que se moviesen, y mucha razón tenía, pues el pequeño era un elemento muy menor en aquella dura misión que habrían de realizar.

Momentos después, Jonad les informó que había encontrado el camino alto de nuevo, para que pudiesen seguir adelante, lo cual realmente fue fácil dadas sus capacidades y que el mismo ya conocía por donde buscar.

No nos queda demasiado tiempo, Jonad ha encontrado de nuevo el camino, y la cosa se está alargando demasiado. Ahora el niño tiene nombre, y eso es malo. No es bueno conocer nombres de gente que va a morir. Al final sufres más.

Supongo que ahora es la parte en la que recomendaría cortarle la cabeza al niño, para evitarle el sufrimiento de lo que va a venir y porqué nos va a retrasar. Pero no sería lo más ético (¿o sí? a veces me lo pregunto), y sería una forma de darle la satisfacción a Izrador.

En vez de eso, insisto una última vez hacia Hamil, si no quiere ir hasta al poblado porque se vé muerto, por lo menos...

-Está bien. No quieres hacer el viaje porqué temes que acabe mal para ambos. Lo puedo entender, pero el niño nos va a retrasar, por no hablar del peligro que supondría para él exponerlo hacía dónde vamos. Te propongo lo siguiente: Buscad un escondite  cerca del camino y a la vuelta os recogemos. Por lo menos mantenlo a salvo oculto hasta que volvamos, será lo mejor para él y para la misión.

Y tras eso, sigo a Jonad, el tiempo se nos agota cada segundo que perdemos en entendernos.

Las palabras del pequeño respecto a los hongos, así como el tipo de heridas, le dieron algun grado de tranquilidad a Wendell - Entonces no los mataron los orcos. No se si eso es bueno o malo, pero es lo que hay - comentó, más para si que para el resto de los presentes.

Tratando de desentenderse de ese problema miró al pequeño sobreviviente antes de menear la cabeza, avergonzado de lo que iba a tener que decir - El enano tiene razón. No hay tiempo para volver con el pequeño. Aunque no nos guste, deberá volver solo. Si pudo venir hasta aquí deberá poder volver - Sin embargo al escuchar a Arvin asintió pensativo "Es una buena idea" se planteó. Por un momento pensó en insistirle a Hamil, pero descartó la idea. Si el sarcosano, con su don de gentes, no conseguía convencerlo, el no tenía ninguna posibilidad.

Las palabras de Jonad le hicieron desentenderse del asunto. El protector sabía que el no volvería al pueblo. Aunque no le gustase abandonar al joven Mika, la prioridad era evitar que el legado llegase a esas cavernas antes que ellos - Vamos hacia ese camino, deberemos apurarnos para sobrepasar a esos orcos - arengó a los presentes antes de seguir las indicaciones del mediano.

Estábamos perdiendo demasiado tiempo, y el resultado no parecía el deseado. Estaba claro que la mejor opción para todos era que Hamil volviera al pueblo con el niño. Si ese trayecto le parecía peligroso, es que no sabía lo que le esperaba más allá. No. Era joven e impulsivo.

Tomando aire, entrecerrando los ojos, tomé la decisión. No quería utilizar mi poder, pero en esta ocasión tenía que hacerlo, por el bien de todos, por un bien superior.

Acercándome a Hamil, y asintiendo a las palabras de Arvin Arvin tiene razón. Los peligros que nos acechan más adelante harán palidecer los que podemos encontrar por el camino.

Ten en cuenta que nuestra misión es más importante que nuestras propias vidas. Lo hacemos para traer esperanza y salvar más vidas de las que hay en juego, vidas como la tuya, o como la de este niño.

Por ello te pido que le cuides, que intentes volver a la aldea y, si ves cualquier viso de peligro te escondas como dice nuestro amigo. No corras peligros innecesarios aunque por lo que hemos visto, el camino parece tranquilo hasta el poblado.

Me gustaría partir sabiendo que la vida de este pequeño está a salvo y que nos has hecho este gran favor, no solo a nosotros, sino a las gentes de Kohn y la madre del pequeño.

- Compañeros por favor sed razonables yo le dije a Hamil que viniera y se lo sigo diciendo, igualmente el niño debería de venir con nosotros, Hamil puede cuidarlo dándole lo que necesita. He de deciros que si nuestra misión fracasa habrá sido todo en vano, y las aldeas limítrofes serán saqueadas, los hombres asesinados y las mujeres violadas hasta más no poder, los niños esclavizados. No podemos estar pendientes de un futuro que no hay, el niño no está en condiciones de volver por si solo, ni tampoco de perder a Hamil en el grupo, él ha venido como los demás a dar una parte de su apoyo. Seamos consecuentes, Durghall defenderá al niño con uñas y dientes, también le viene bien para poder sociabilizar, hace ya tiempo que mi guardaespalda se encuentra recluido en sus recuerdos. 

Niego con la cabeza a las palabras de Manfred, pues creo entender lo que dice a pesar de ser muchas palabras juntas y hablar demasiado rápido. Si el niño viene, no solo morirá, probablemente haga que nos maten a todos. Pero ese no es mi problema, mi problema es que nos estamos retrasando mucho y no tenemos tiempo para eso.

 - "Niño retrasa. Niño mata por causa a todos."

"Mierda, no sé si se dice así."

 - "Causa daél, matan todos-nos. Muerte él, muerte-nos, muerte pueblo."

Pero no soy ni el líder ni me importa lo que el resto decida. Ya llevamos más de un lastre en el grupo y supongo que un tercero no hace demasiada diferencia. Listo para irme, sigo a Jonad hacia el camino alto para así irnos rápidamente a las cuevas. Mis pasos son rápidos pues sé que no tenemos tiempo alguno que perder.

Escuchando a sus espaldas el comienzo de discusión que se comienza a entablar por el destino del pequeño, Wendell hace oídos sordos a sus propios deseos y continúa su marcha en pos del mediano.

Las palabras del enano, aunque duras son sabias por lo que el defensor no puede menos que girar la cabeza un momento y decir - No me arrepiento de haber dedicado tiempo a eliminar a los caídos, es lo que correspondía. Pero no nos sobra como para seguir aquí discutiendo. Hagan lo que quieran, pero el camino a las cuevas está por allí - exclamó mientras señalaba en la misma dirección que había señalado Jonad y ya seguía Ulfrin.

Sin embargo sus palabras apenas interrumpen su marcha. Por más que no le guste abandonar al pequeño tiene claro que es lo verdaderamente importante en ese momento. Avanzar.

Jonad había tomado distancia de toda aquella discusión, quizá para eludir el manifestar su opinión o simplemente era para instar a sus compañeros a darse prisa. Habían salvado al pequeño del peligro inminente y para el mediano era mas que suficiente, ese pequeño ya había logrado un tiempo mas de vida, algo con lo que muchos otros no tenían posibilidad de contar...

Mientras bostezaba por la falta de sueño observabo como Ulfrin y luego Wendell lo seguían para retomar el camino, el tiempo apremiaba, pero el debate aun continuaba.

Tarde del 2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 11)

Ante la compleja situación que se les presentaba, Arvin insistió en que Hamil debía regresar con el niño, en que solo él podría cumplir en aquella misión, dando de cierta forma a entender que era su deber. Lo cual el propio Girolamo secundó invitándole a hacer caso, pero acompañando sus palabras en secreto de un hechizo especial que le habría de permitir manipular su mente. No obstante, la actitud mágica falló, y esto fue notorio para Girolamo por que la acción de Hamil fue una clara reacción de breve confusión, como si le hubiesen abofeteado de repente y el no entendiese quien o por qué.

Todo aquello, no hizo más que tornar su actitud en obstinamiento, pues de una ya un tanto mala manera, Hamil les respondió que tenía que continuar, que ellos se hicieran cargo del niño si tanto les preocupaba. Y marchando tras los otros, les dejo allí sin decir más.

Wendell ya se había alejado breves momentos antes, considero que la opinión de Arvin era acertada, pero sin buscar inmiscuirse más en todo aquello. Manfred en aquel momento, al ver como los acontecimientos se iban desarrollando de mala manera, agregó su granito de arena a la discusión dando su apoyo a Hamil y teniendo una idea contraría a la de la mayoría. Aquello calmó un tanto los ánimos de Hamil que ya se alejaba siguiendo al enano y los otros, pero en su mente el ereño perdía confianza en sus nuevos compañeros, quienes habían tratado de manipular su mente, tal como lo hacia Izrador con muchos otros.

Súbitamente, el niño, al ver alejarse a Wendell, aquel que le había salvado, y quedándose entre aquellos otros extraños, corrió tras el defensor ereño hasta quedar a pocos pasos de él y seguirle con la mirada baja. El niño no se quedaría atrás ni regresaría solo, el también quería vivir, aunque claramente no sabía lo que le esperaba a aquel grupo más adelante.

Atrás quedaban ya solo Manfred, Durghall, Arvin y Girolamo, pues todos los otros empezaban a alejarse.

Manfred vio que la discusión había acabado con Hamil y el niño en el grupo, tuvo alivio de ello aunque vio a Hamil bastante enfadado, es como si algo le hubiera traído un mal recuerdo. Manfred no sabía lo que le había pasado pero sabía que por ahora lo mejor era dejarlo tranquilo, y esperaba que los demás hicieran lo mismo, ya era la segunda vez que le pedían a Hamil que se fuera, y lo veía totalmente injusto. En cuando al niño vio que se acercó a Wendell pero viendo que él se había hecho responsable con sus palabras, se acercó al niño y le habló con cariño, después le dio algo para beber y comer, y le tomó la mano para que fuera con él. Manfred se mantuvo atrás del grupo y le mandó a su guardaespalda que fuera con ellos, mientras los demás iban algo más adelante pero sin perderlos de vista. 

El defensor ni siquiera se enteró del juego de voluntades, con su correspondiente intento mágico fallido, dado que estaba dando la espalda a la situación. De hecho ni siquiera fue consciente que el pequeño buscaba su compañía ni que Manfred le tomaba la mano y le permitía acompañarlos.

Sin embargo, cuando un par de minutos después giró la cabeza y vio la escena solo atinó a mover su cabeza de un lado a otro, sabiendo que de todas las opciones posibles habían tomado la peor. Sin embargo, no tenía sentido discutir. Lo que les faltaba era tiempo y las discusiones solo harían que este avanzase sin que se acercaran a su objetivo

Pronto se puso al lado de Jonad, que por sus cortas piernas no tenía posibilidades de mantener el ritmo del Ereño e intentando expresarse de forma que este lo entendiese le dijo en lo que el consideraba lenguaje mediano - Mucho herida doler? Suerte muertos-no chico tamaño -