Partida Rol por web

Las gradas rebosaban de energía, era una especie de arena ubicada poco menos de noroeste de la isla; los luchadores fueron llevados en sus respectivos carruajes donde los aguardaban el personal de la isla para asistirlos hacia la grandiosa entrada.

Al entrar se podía observar un espacio amplio de superficie arenosa, en medio reposaba el trono del emperador quien todavía no hacía acto de presencia, sin embargo Eradur se encontraba a un costado del trono alzando las manos y admirando ambos combatientes.

- ¡He aquí los campeones! - Eradur accionó sus manos para hacerle entender a la multitud que guardaran silencio, - Hemos sido testigos de diferentes combates dignos de recordar, a los perdedores caídos les deseamos paz a sus almas.

¡Serenity!

¡Adra!

¡Kariba!

¡Michael Claus!

¡Ronidas Clyde! 

- Y al valiente de Shadow Ray quien fue perdonado por su contrincante, le deseamos una pronta recuperación. - Las personas en las gradas mostraron una serie de cantos en honor a los luchadores derrotados y Eradur continuó. 

- Sin embargo nos queda ser testigos del combate final, un combate que lo dará todo y que perdurará en los ecos de Umbríarealm, así pues, con ustedes...-

- ¡Yvoll! -

- ¡R-080-N! -

Eradur se aproximó a los interiores de las gradas para observar el combate mientras los luchadores se aproximaban al centro del coliseo rodeados de gritos alentadores.

ROUND 1

FIGHT!

Finalmente estaba más cerca de su objetivo. Allí, en la arena donde todos le estaban elogiando por hacer lo que mantenía vivos sus circuitos. Pelar. Matar. Su último contrincante se aproximaba hacia él y el androide hacía lo mismo. Caminaba lentamente mientras que se aseguraba de que sus sistemas se hallasen completamente funcionales tras las últimas modificaciones sufridas por el desenlace del combate con Adra.

Un tarkatano, y uno bastante prodigioso en las artes marciales si había logrado llegar tan lejos como una unidad de combate como lo era R-080-N. Si sus cálculos no sufrían cambios, sería el penúltimo obstáculo para el cumplimiento de su empresa en el Umbriarealm.

A través de su interfaz neural, las radiografías que había tomado de su rival la noche anterior le enseñaron sus capacidades óseas y algunos datos acerca de su especie que podrían serle útiles en el combate. Un mensaje se presentó sobre él con palabras claras y concisas.

> > NUEVO OBJETIVO PENDIENTE

> > TROCEARELIMINAR AL TARKATANO

Con un rápido movimiento, una espada electrificada reemplazó su mano izquierda. Arrojó un par de tajos al aire con gran velocidad y observó a Yvoll con un ojo que emitía una brillante luz azulada. Su mirada bionica transmitía malignidad.

Mi oponente parecía alguna clase de ser mecánico. Me recordaba a los que había construído el clan Lin-kuei. Al parecer, también había aprendido a imitar mis habilidades.

-Veo que también tienes cuchillas en tu cuerpo. ¿Serán tan firmes como las mías?

El androide se agazapó y pasados unos instantes se lanzó al combate. Tardó solo un parpadeo en acortar distancias con Yvoll y con presteza arrojó una patada a su abdomen seguido de un par de puñetazos. Mantenía la espada plegable detrás del torso, como si estuviera preparando algo con ella. Pelear con una sola mano no parecía hacer detrimento alguno en su ofensiva, su velocidad compensaba la falta de un segundo puño con el que iniciar su flagelo al tarkatano.

Su voz respondió a las palabras del rival. Sonaba robotico y a la vez humano, algo totalmente alienígena en aquella arena.

—Estoy hecho para enfrentar a toda clase de enemigo y adaptarme para reducirlo en el menor tiempo posible. No tienes oportunidad, tarkatano. La resistencia solo multiplica tu sufrimiento.

La patada que me dio en el estómago me dejó bastante dolorido, pero las palabras de mi oponente, aunque frías en entonación, rebosaban de pasión y espíritu guerrero. Eso me emocionaba mucho. No siempre tenías el honor de luchar con un oponente así.

-¡Cuanta determinación!¡Eso me exita!

Saqué ambas cuchillas, le practiqué un corte en un costado con mi brazo izquierdo, otro del otro lado con el derecho, luego un corte ascendente que hizo saltar chispas de su rostro, continuando con un corte en el abdomen para devolverle el favor de antes, conectando con una estocada en el pecho y, finalmente, tomé impulso y le propiné otra más con ambas cuchillas, que lo empujó hacia atrás.

-Muéstrame lo que tienes -dije mientras esperaba su próximo ataque.

Yvoll era un oponente ágil y brutal, mientras que el asesino metalizado había enfrentado amenazas místicas como lo eran Adra y Ronidas Clyde, aquí tenía que valerse de su velocidad y ferocidad para el ataque. El tarkatano no daba cuartel y cada una de sus estocadas iba a matar. R-080-N apenas podía bloquear la mayoría de los ataques pero los que verdaderamente eran certeros se hundían profundamente en su coraza metálica y hacían volar tornillos, sangre ennegrecida y aceite. Su rostro había quedado separado por una "cicatriz" que llegaba de un lado de la cara al otro. Iba a necesitar muchas reparaciones.

El tarkatano cargó con un placaje ayudado de sus cuchillas y el androide aprovechó el momento para retomar la ofensiva. Tomó uno de los brazos de Yvoll y tiró de el fuertemente para golpear su rostro con un fuerte rodillazo que quebró narices y dientes en el proceso. La confusión bastó para darle unos instantes más de ventaja que aprovechó para cortarle el pecho con su propia navaja electrificada. Arrojó a Yvoll un par de metros lejos de él mientras que la sangre ya empezaba a manchar su exoesqueleto.

—Rindete, Tarkatano. Ya he asesinado a suficientes en mi misión. No tienes ninguna oportunidad... Ya he hecho los cálculos y las posibilidades de que acabes en una muerte horrible son de +78% y en aumento.

El rodillazo de mi oponente hizo volar uno de mis poderosos colmillos. Eso me enfureció. La dentadura de un tarkatan era su principal herramienta de intimidación. Pero no tenía tiempo para increparlo por esa transgresión, porque esa extraña cuchilla, cuyo corte picaba y ardía, me hizo un tajo en el pecho, que luego, rápidamente, cauterizó.

-¿78? Eso significa que mi número ganador es 22. ¡Me gusta ese número!

Corrí hacia él y comencé a mover mis cuchillas hacia arriba y hacia abajo, practicándole cinco cortes.

El androide recibió la primera estocada que se lasceró con violencia uno de sus costados vulnerables. Un chisporrotazo de electricidad estalló en la herida y un torrente de vapor se liberó de repente. R-080-N respondió la ofensiva de Yvoll con la suya propia, y el aluvión de cuchillas empezó a ser de mutuo recibimiento. El androide de combate se equiparaba a la ferocidad del tarkatano, y arrojó un corte hacia una de sus rodillas para retroceder de un gran salto. Levantó su hoja y al hacerlo un sonido agudo se empezó a producir de la misma; empezaba a cortar el aire a una gran velocidad y sin detenerla ni un instante. Preparado para cualquier ataque que pudiera ofrecerle su rival.

Mi oponente luchaba con tenacidad. El combate estaba tan parejo, que cualquiera de los dos podría ser el vencedor. Atqqué nuevamente, moviendo mis cuchillas hacia arriba y hacia abajo. Pero no fue suficiente para acabar con él.

-Eres un gran guerrero. Es un honor luchar contigo. ¡Dame todo lo que tienes!

Yvoll levantó sus cuchillas en un último intento de castigar al androide, y rompió parte de su coraza en el intento... pero no sería suficiente para detener a R-080-N quien arrojó un potente cabezazo al tarkatano que lo mandó a volar un par de metros por la fuerza del impacto. Una pequeña abolladura apareció en la cabeza metálica del androide.

Empezó a caminar hacia adelante y un par de brazos aparecieron de su espalda, uno de ellos terminaba en una cuchilla mientras que el otro formaba una mano adicional acabada en garras. El ojo azulado del androide de combate brilló con una intensa luz roja, estaba dispuesto a acabar con el tarkatano en esa ronda.

—Iniciando modalidad de muerte inminente —dijo acercándose, una mirilla triple giraba en donde debería ir su segundo ojo apuntando hacia el guerrero del otro mundo—. Levántate y prepárate para el final.

El cabezado de mi oponente me hizo caer. Luego utilizó ese extraño poder para hacerme un daño masivo, pero no fue suficiente para acabar conmigo. Me levanté de un salto y comencé a mover mis cuchillas hacia arriba y hacia abajo.

Conseguí hacerle daño, pero aún no era suficiente.

Yvoll se arrojó hacia R-080-N iniciando la ofensiva, el tarkatano había logrado abrir varios huecos en la defensa de su rival. Pero para cuando se alejó algo insólito había ocurrido. ¡Sus brazos estaban sangrando por media docena de pequeños cortes! ¿Como había hecho eso? ¿Se había vuelto más rápido? Claramente aquel combate iba a ser el que pusiera a prueba todas sus habilidades como luchador.

Silencioso, el androide de combate empezó a arrojar tajos al aire con sus dos cuchillas como lo había hecho en la ronda anterior. Parecía dispuesto a recibir cualquier cosa a cambio de castigar a su rival.

Mi oponente comenzó a luchar a la defensiva otra vez. Logré conectarle una patada, que no le hizo mucho daño. Pero entonces le di un revés que pareció desorientarlo un poco.

Logró parar exitosamente las cuchillas de Yvol con la suya propia. Deteniendo así la carga del tarkatano. Sin embargo, su rival era astuto y veloz, equiparado totalmente a las habilidades de R-080-N y lo demostró soltando una patada de último momento en el rostro del androide de combate. El talón del tarkatano hizo volar una parte de su carcasa metálica, de la que un líquido tinto oscuro empezó a gotear.

No podía permitir que Yvoll mantuviese la ventaja, cuando puso el rostro derecho arrojó un par de tajos hacia el tarkatano y le mandó una patada en el pecho con la intención de hacerlo retroceder.

De unas pequeñas aberturas circulares, un par de pequeños brazos mecánicos adicionales aparecieron. La diferencia que tenían con los otros es que tenían soldadores. Empezaron a sellar las "heridas" de R-080-N poco a poco.

—Eres rápido... Tu anatomía sería bien aprovechada en el lugar donde provengo —le observaba con el ojo rojo mientras que una pequeña máquina soldadora le sellaba la herida de su rostro—. Recopilaré los esquemas necesarios una vez haya acabado contigo.

-No sé qué es eso de los esquemas -repliqué- pero parece que estás construyendo castillos en el aire. ¡Primero tendrás que vencerme!

Corría hacia él y comencé a mover mis cuchillas hacia arriba y hacia abajo. Luego retrocedí y adopté una postura defensiva.

R-080-N detenía ataques y respondía algunos. Pero las veloces cuchillas de Yvoll siempre estaban ahí para detener su ofensiva. Parecía que el tarkatano era un oponente duro de matar, pues luchaba con la ferocidad de un lobo acorralado.

Las lentillas del ojo izquierdo del androide empezaron a girar rápidamente. Y unos pequeños hilos de luz láser volaron en dirección a los ojos de su rival, cegándolo momentaneamente mientras que planeaba su siguiente ataque.

El combate estaba muy parejo, demasiado. Mi siguiente ataque no sería tan fuerte, pero eso me daría tiempo para recobrar el aliento. Salté y le di una patada. Inmediatamente después de caer, le conecté un gancho que lo hizo volar por los aires.

-Eres bueno. Me estás haciendo sudar. Jeje.

R-080-N voló por los aires y cayó sobre su espalda contra el suelo produciendo un chirrido metálico. La luz en su ojo parpadeó con un fallo y mientras se levantaba su interfaz neural le mostraba advertencias que aparecían y desaparecían a la velocidad de un destello. Era tormentoso, debía acallar los mensajes dándole muerte al tarkatano. Se arrojó hacia Yvoll y con una bestial velocidad empezó a arrojarle tajos y golpes con sus cuatro brazos... hasta asegurarse de que su enemigo sangrase por al menos una docena de heridas.