Partida Rol por web

Mirtle, rebuscó entre las cajas. Quizás hubiese algo útil, pensó.

Estaba actuando muy tarde, aún seguía afectado por lo que sea que aquel cuerpo que dejaron esas malditas ratas dejaron, pero si pude escuchar las palabras de Avaro, así que tambaleando un poco fui hasta la puerta, cerrando estas. Luego, ya todos parecían rebuscar entre las cosas algo de interés, y por más que me gustaría, estábamos prácticamente rodeados. -Hey, imbéciles, no sé si se han detenido a pensar, pero las ratas pueden venir tanto por el agujero que entramos como por la puerta, no se tarden mucho en buscar mierdas y al menos vigilen una de las dos entradas, o mejor aún, busquemos una forma de que no nos quedemos con la posibilidad que vengan de dos flancos.- Aunque no era un militar ni nada parecido, las cosas que escuchaba de los soldados se me habían quedado en la cabeza, ¿Y que mejor que usarlas para mover a un par de idiotas que se preocupaban de saquear antes de asegurar una salida? Típica mentalidad de novatos.

Con la manga de mi ropa limpié parte de la baba que siempre escurría de mi boca hacia mi barbilla, caminando de nuevo hasta el agujero por donde entramos y quedándome a un lado de esta, esperando por la primera rata bastarda que apareciera para enterrar mi espada corta por el pescuezo, o si quiera con suerte atacar para dejarlo un tanto alarmado y que sus amigas tardaran en entrar.

Zazael se presenta mientras registra con ansiedad. ¿Cuando había comido por útimo vez?

-Mis buenos portadores de la verdad, mi nombre es Zazael "La pinza" me llaman así porque mi habilidad con ese instrumento de tortura es legendaria- se enorgullece mientras el dolor del hambre le hace rebuscar con una mirada enrojecida- ¡Sin pitanza no hay matanza!

También un arma cuerpo a cuerpo sería de utilidad, este maldito arco es muy dificil de usar y está en las últimas.

Con evidente entusiasmo por el saqueo la banda de cruzados se lanzó a abrir cajas y sacos. En algunos había solo comida en abundancia, arroz, sal, cajas de cebollas... Pero no estaba la siutación como para ponerse a cocinar. Y además habíais tenido la oportunidad de hartaros antes de ser enviados al pozo. Anciano el perro soltó un eructo cancino dejando un fuerte olor a embutido en la pequeña sala.

Encontrais algunas cosas utiles. Al parecer las ratas han estado echando mano de muchas cosas del campamento o incluso de la ciudad ¿quien sabe hasta donde llegarán sus tuneles? ¿Cuanto tiempo llevarán aqí debajo?

Phil abre la puerta y esta da a otro pasillo. Podeis ver como a mitad del pasillo, una decena de metros adelante, hay una puerta a lado y a lado. Al final del pasillo este parece dar paso a unas escaleras que suben. Está oscuro como para poder ver los detalles. No parece haber movimiento alguno en el pasillo ni en el hoyo por el que entrasteis.

Siguiendo el ejemplo de Phil empezais a avanzar por el pasillo. Empezais a avanzar y os dais cuenta de que os cuesta ver. Es como si el pasillo se estuviera llenando de una niebla acre y espesa. Os dais cuenta de que alguien está bombeando, de varias rendijas en la base de las paredes, un humo de olor agresivo y mareante. Las piernas os tiemblan y notais como el estómago se os retuerce. Notais arcadas, y retortijones como si vuestros intestinos quisieran salir de vuestro cuerpo pero no hubieran decidido aun por que orificio hacerlo.

Al notar el extraño olor a muerte aparecer agarre a Anciano en brazos y me dispuse a apretar el paso, mientras con una mano me cubría la nariz, le dije al resto;

-¡No respiren y hagan lo que puedan para salir corriendo de aquí! -Tras lo cual intenté salir corriendo del lugar. 

Mirtle siguió a Avaro con tranquilidad. Al oir su recomendación, oteó fuertemente pero no captó nada. O al menos nada que oliese más que los exiquisitos escarabajos peloteros que había encontrado entre la cebolla y que iba comiendo cual doncella haría con uvas paseando por la campiña. Un manjar.

Phil avanzó por el pasillo con cautela. Al cabo de un instante, empezó a notarse mareado. Las piernas le temblaban y le costaba enfocar las imágenes oscuras que se dibujaba ante el.

Tembloroso, se apoyó en la pared. Buscó aire, boqueando como un pez fuera del agua.

Todo empezó a rodar a su alrededor. - El hacedor me llama... Le vino la idea como una inspiración.

- Ya voy junto a ti,no gran Basilisco Bice... Y con una mueca orgàsmica, se desplomó sobre sus piernas como un saco de podridas patatas.

Zazael, llamado la pinza por las damas por su habilidad de jugar con sus pezones con el pulgar y el índice, al ver llegar el gas se mete un para de cebollas en la nariz y con los ojos llorosos por el hedor, continua a la zaga de Phil el rata, a quien ve caer de rodillas. Lo cojo por las axilas y lo intento arrastrar conmigo fuera de allí.

-¿Desde cuando las ratas son las últimas en huir? Aguanta compañero para sufrir un días más- le va diciendo mientras aguanta los buches de vomitadura que asoman al fondo de su paladar y amenazan con caer sobre la cabeza de su compañero que arrastra marcha atrás.

Con rapidez os retirais y cerrais la puerta que abriera Phil. Justo a tiempo pues alguien le da un golpe por el otro lado. Se oye un buen griterío de ratas desde el otro lado. Espabilais como podeis a Phil y al cabo de unos minutos volveis a probar. Al parecer sin su trampa los hombres rata no son muy valientes y han optado por retirarse, o esperar para emboscaros en otro lado.

Podeis ver de nuevo una puerta a cada lateral del pasillo. De la de la izquierda sale un fuerte olor a aguardiente y se oyen risitas de hombres rata. De la de la derecha se oyen unos cánticos que os erizan el pelo de la nuca. Por otro lado el pasillo sigue recto hasta unas escaleras de subida.

—Venga vamos por aquí —señaló Mirtle por el pasillo de la izquierda—. seguramente estén borrachos y sean presa fácil. Comprobaré por aquí...

Y avanzó unos pocos pasos hacia la escalera, haciendo ver que se preocupaba por la seguridad, no que esperase ir de las últimas.

Avaro sin pensarlo mucho siguió tras Mirtle, seguido por su perro por detrás. Le hizo un movimiento con la mano al resto de sus compañeros para indicarles que los siguieran mientras aún era posible, y tras eso, fue muy alerta de los alrededores por el camino, con cuidado de no pisar, no arriesgarse a caer en cualquier trampa.

Phil, aún mareado y gusto a vómito en su boca, intentó a seguir a sus compañeros. Parecía que lo habían salvado de morir en aquel pasillo. No pudo evitar preguntarse el porque. Pero para sus adentros agradeció el gesto. Por lo visto el hacedor aún no lo quería junto a él.

Con sumo cuidado subiis por las escaleras. Un fuerte olor parece proceder de la sala a donde os dirigiis. Sorprendentemente no es un olor desagradable, ni desconocido. Huele a pimentón y a cebolla, a rico embutido en definitiva. De hecho el olor os hace venir algo de salivera y os acordais de las ricas salchichas que han sido vuestro sustento y alegría en estas ultimas semanas de hambre y asedio.

Con cuidado subiis las escaleras, como de costumbre Mirtle la última, y notais como los peldaños parecen pegajosos. Desde que la Gracia del Basilísco Bicefalo tuvo a bien arrebataros los colores es dificil reconocer algunas cosas, pero estais seguros de que es sangre. Además oiis el griterio de las ratas, y un ruido que no lograis identificar. Parecería un chirrido, como el de una rueda de molino, o alguna clase de mecanismo...

Asomais al final de la escalera y veis una sala grande, con techo abovedado. Varios candelabros hechos con lo que parecen huesos cuelgan del techo iluminando la escena. Y es una escena para recordar. Siete hombres rata se afanan alrededor de una enorme y tosca maquinaria. Parecen algo distintas de las otras, no parecen portar armas si no una extraña vestimenta e ir cargados de viales con pocimas y unguentos.

A una decena de pies del suelo se alza lo que parece un enorme embudo de metal. Dos hombres ratas subidos en rudimentarias escaleras parecen estar vaciando unos cubos de alguna clase de material en el mismo. El embudo conecta con una especie de ¿caja? ¿receptáculo? Este está conectado a una enorme manivela que dos hombres rata hacen girar. El chirrido procede del interior de la maquina, como si aquello que sea que las ratas están arrojando fuera triturado en su interior. Y así debe ser pues los otros tres hombres rata se afanan en embutir lo que sale de media docena de orificios al pie de la máquina en lo que parecen ser fundas de tripa.

Las ratas están haciendo salchichas. Más especificamente las salchichas que habeis estado comiendo los últimos meses. Y cuando mirais de nuevo a las que están arrojando la materia prima os dais cuenta del secreto de su receta. Algunos de los pedazos que están arrojando aun son reconocibles como brazos, piernas, o manos.

Las ratas no desperdician nada.
 

Al veros las ratas dejan su macabra industria y os señalan entre gritos agudos y penetrantes. Dejan su innombrable labor y empiezan a acercarse hacia vosotros. Mientras las que hacían girar la manivela y los dos que echaban pedazos de carne a la máquina bajan las escaleras y dejan su labor los otros cuatro se os echan encima.

Dos de ellos esgrimen pequeños cuchillos que aunque pequeños y poco afilados parecen lo suficientemente sucios para envenaros solo por la cantidad de mugre que los cubre. Los otros dos echan mano de sus pocimas. Uno de ellos abre un pequeño pote e inmediatamente una nube de humo denso parece salir del mismo junto con un potente silbido. Arroja la bomba hacia vostros, impactando en Phil. Inmediatamente este nota un sospechoso picor en los ojos y patea el artefacto lejos de él.

Otro de los hombres rata intenta lo mismo sin éxito pues su bomba apenas emite un par de volutas de humo antes de que decepcionado la arroje a un lado.

Los otros dos se acercan con mala intención y tratan de apuñalar a Mirtle y Zazael. La mujer esquiva la puñalada pero Zazael es más lento y se lleva una puñalada trapera en el muslo que empieza a sangrar en abundancia. Esto es celebrado con gritos de excitación mientras las otras ratas van acercandose a la refriega.

Mirtle estaba todavía maldiciendo porque nadie entendió que fuesen a la habitación de la izquierda, y no arriba, cuando empezó todo. Apenas tuvo tiempo de espeluznarse por el horror que estaban presenciando cuando una sucia rata del subsuelo intentó apuñalarla.

¡Qué suerte!, pensó Mirtle. La herrumbrosa hoja perforó el delantal, y la rata quedó distraída intentando sacar su arma. No vio cómo la daga de Kergus que portaba la defensora iba directa a su cabeza, ni como atravesó con igual torpeza el delantal.

Hubo un torpe empate... por el momento.

A Phil aún le lloraban los ojos a causa de aquella cosa que le habían lanzado los hombres rata.

Con cierta saña lanzó un golpe certero a la rata más próxima. Por desgracia, la visión borrosa impidió que el golpe fuera letal, impactando en un costado de su rival.

-​​​​​​-Aarrrgg. Acertó a decir con su acostumbrada elocuencia.

Apuntando a uno de los que lanzó las bombas, dispare directamente una de mis flechas, pero la situación y lo que veía me tenía el estómago revuelto. Anciano parecía que estaba en la misma condición pero el estaba distraído por el olor de las salchichas, ya que cuando intentó morder a una de las ratas, fallo estrepitosamente. 

Los humanos habían sido lentos. Lentos e incapaces de acertar a las ratas. Seguramente la visión y comprensión de su verdadero lugar en el orden del mundo había sido demasiado para ellos. 

Es el fin de la Era del Hombre ¡Larga vida a la Era de la Rata!

Dos de las ratas trataron de apuñalar a Mirtle, pero la desertora no había llegado a sobrevivir más de unos meses en su oficio sin una fina capacidad para evitar las puñaladas rastreras.

También Avaro logró esquivar por apenas unos centímetros un cuchillo herrumbroso pero sospechosamente afilado que buscaba abrirlo del estomago al pecho. De la misma manera Zazael dió un par de pasos hacia atrás para mantener al margen a la rata que lo atacaba a él.

Menos suerte tuvo Fausto, aunque logró parar la primera puñalada con su espada corta una de las ratas le salto por la espalda y le apuñaló en el cuello. Desgarrando la protección de su armadura ligera punzó la arterira y varios arcos de sangre remacharon el final del Baboso. La sangre regó a varios de los presentes, humanos y ratas, mientras la afilada hoja cortaba tendones y carnes. Su intento por gritar su terror y dolor fue ahogado en sangre.

Uno más para la picadora.

El desdichado de Phil, volvió a blandir su maza. Obtenida esta en circunstancias nada meritorias. 

El golpe descendente falló sin remisión. Estaba claro que Phil no se manejaba nada bien con aquella pesada arma.

El caos volvía a desatarse a su alrededor. Sangre, gritos, dolor. El fin estaba cerca.

Dire, con la tirada que te he hecho de idea ¿sabe mi pj si el líquido dentro del "hacedor de salchichas" puede ser inflamable, y si alcanzo?

Si es que sí, ¿podría alcanzar y que dificultad tendría?

Todas estas respuestas siempre que su magnanimísima excelencia, en toda su omnipotencia y virtud, desee facilitar la vida a esta pobre alma de Dios.

:lloros_eternos: :humillaciones_eternas: