Partida Rol por web

Muerte en la Nieve

Cantar de la Gran Compañía 1: Posada en mitad de ninguna parte

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21/05/2018, 09:47
x Perdest

El explorador no hizo apreciación alguna ante la respuesta que le ofreció la elfa oscura. Lejos de ello, se limitó a ignorarla devolviendo su atención a la mesa, como si con ello albergase la esperanza de que la mujer desistiera de continuar la conversación. Sin embargo, la clériga de Izz le sorprendió con una nueva propuesta, que le hizo alzar la mirada con extrañeza, durante un instante, como si sopesase tal posibilidad, y también sus consecuencias. Miró en dirección a aquella mesa que Irdon había preparado para ellos, y tal vez su mirada se posó más tiempo de la cuenta en alguno de los que comenzaban ya a tomar asiento, y terminó negando con la cabeza.

No te ofendas, morena, pero no tengo demasiadas ganas de socializar. -Afirmó con desgana- Irdon te hará una oferta, y poco o nada lograrás que la rebaje, la consideres justa o no. No se logra mantener tanto tiempo una posada en estas tierras siendo mal negociante. Es toda la orientación que puedo ofrecerte.

Perdest mantuvo la mirada fija en Irdon mientras se retiraba, aguardando a que el posadero pasase cerca de su mesa en dirección a las escaleras para hacerle un gesto con la mano, haciendo que se detuviera.

Irdon, cuando te sea posible, tráeme el pedido que te he hecho antes. -Le pidió, de forma algo seca- Puedo esperar a que les sirvas a ellos, pero permaneceré en mi mesa. Ya sabes que me gusta estar sólo.

El posadero se quedó un instante boquiabierto, mirando al explorador, claramente descolocado por la forma en que rechazaba su invitación. Cruzó una mirada con la elfa oscura, quizás valorando si la presencia de ésta tenía algo que ver en su decisión, pero finalmente pareció decidir que aquello no era asunto suyo, asintió al explorador y desapareció escaleras arriba.

Lo de estar sólo también va por ti. -Añadió entonces Perdest, cortante, para Luelar- Sin ánimo de ofender.

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21/05/2018, 21:36
Luelar Tyrundlin

El arquero pareció sospesar durante unos segundos mi propuesta, observando aquella mesa antes de devolver su mirada hacia mí, pero finalmente rechazó acompañarme. Me pareció curioso aquel modo en el que se había referido a mí, morena… No sabía cómo tomarme aquello, aunque intuí que no trataba de ser una ofensa, simplemente parecía que aquel hombre hablaba sin pensar; o más bien, sin preocuparse demasiado de lo que los demás pensaran de las palabras que salieran de su boca.

Esbocé media sonrisa cuando hizo el intento de ayudarme, ofreciéndome una orientación que de poco me valía, pues aquello era algo que ya sabía; pero igualmente era de agradecer.

- Te lo agradezco. – dije sin más, antes de que Perdest se quedara mirando fijamente a Irdon.

Hizo una señal al posadero y cuando este se acercó le pidió que le llevara su pedido, diciéndole que podía esperar pero que prefería estar sólo. Irdon me miró nuevamente con animadversión, lo que parecía ser ya una constante en aquel hombre. Me resultaba divertido cómo me miraba a mí, quien nada le había hecho, mientras ponía buena cara a la adultera de su mujer.

Perdest insistió entonces en que le dejara solo, diciendo no querer ofenderme.

- No me ofendes. Tampoco es como si fuera la primera vez que alguien quiere que me aleje de él, además, si por mí fuera continuaría tranquilamente sentada en mi mesa. – comenté, antes de volver a ponerme la capucha.

Pero tengo un objetivo que cumplir.

Me di media vuelta y miré aquella gran mesa con las viandas a las que el posadero nos había invitado. El gigante azul y la mujer de oscuros ropajes ya se encontraban allí sentados, mientras otros, como el caballero y a desagradable elfa, se dirigían hacia la mesa. Caminé hacia esta y al alcanzarla me acerqué al lugar en el que se encontraba la comida, cortando un trozo de pan y otro de queso antes de dirigirme a uno de los extremos de la mesa, sentándome lo más alejada que pude de todos los demás.

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02/06/2018, 04:03
[Abandono] Shiral de Litdanast

- Gracias. - Sonrío y asiento a Tyron cuando me invita a pasar en primer lugar, aunque por dentro sus palabras y sus formas me atraviesen. Era más fácil ver a los caballeros de Stumlad como a los cabrones que nos arrebataron nuestra gloria, que como a un recuerdo de Cairn. No era apropiado, ni tampoco cómodo, pero sin duda alguna era más fácil.

Me dirijo pues a la mesa en primer lugar, tomando asiento al otro extremo del de la elfa oscura. No parece querer mucha compañía, ni yo dársela, por lo que así nos hacemos un favor.

Espero a Tyron, con quien no tengo claro de qué hablar. Parece que se haya abierto algo más tras el incidente, pero tal vez precisamente por este, no sea el mejor momento para indagar en su pasado, ni sobre sus planes futuros, mientras compartimos una mesa con desconocidos. Sin embargo hay algo que sí me da cierta curiosidad, y no parece muy importante. 

- Dime, Tyron. ¿Cuanto tiempo llevas en la orden? - Pregunto mientras me sirvo algo de bebida, alargando después el brazo hacia él en señal de ofrecimiento. - ¿Quieres?

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02/06/2018, 12:22
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

No me sorprendió demasiado ver que aquel arquero no se unía a la mesa. Seguramente yo hubiese hecho lo mismo de haber llegado sola a la posada. Pero no era el caso y, bueno, la verdad es que Irdon no solía regalar nada a nadie. No por él mismo, si no por su mujer.

La mesa se iba llenado poco a poco y pude dar buena cuenta del queso y el pan, así como de rellenar mi jarra con cerveza. particularmente no me gustaba beber alcohol puesto que mermaba mis sentidos, pero en según que lugares era más sano beber cualquier tipo de bebida alcohólica antes que agua. Ante el silencio del gigante a mis palabras observé al resto de los clientes.

Mis ojos se clavaron en el joven herido que se unía a nosotros con aquella elfa de los bosques a su lado mientras que  me sorprendía que la otra elfa de piel oscura se uniese a la mesa. ¿Vais a quedaros mucho tiempo aquí? - Le pregunté al hombre tras ver como tomaba asiento. - Nosotros tan solo haremos noche aquí y mañana retomaremos nuestro camino. Quizás quisierais acompañarnos. No creo que los caminos sean seguros para ti y tu acompañante. Además no vi muchos caballos en el establo, así pues supongo que no tendrás montura alguna. - Le dije mientras iba cortando el queso y pan que había cogido instantes antes y colocado en mi plato.

- Caminar sobre la nieve herido no es algo fácil. Podrás ir a lomos de mi montura si lo necesitas. - Le ofrecí con buena voluntad mientras me llevaba a la boca un pedazo de queso. Era lo que le había prometido a Mürwert: hacer el bien siempre que pudiese, después de hacer el mal y debía cumplir mi palabra. No había preguntado hacia donde iban, lo cierto era que me daba un poco igual. Nrog quería salir de aquellas montañas y no indicó hacia donde ir, y yo... siempre volvía directa a casa después de un buen trabajo.

Pero las promesas se hacen para cumplirlas.

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03/06/2018, 22:57
[Abandono] Nrog

Poco a poco todos los participantes en la trifulca, salvo aquel arquero, se fueron uniendo a la mesa que había sido preparada para nosotros. Si bien alguno de ellos preferían mantener las distancias. A la pregunta de mi acompañante solo conteste con una sonrisa, aun no descartaba comerme su caballo, seguramente su carne fuera dura y poco sabrosa, aunque mucho mejor que morir de hambre.

Algunos comenzaron a cortarse pedazos de queso, y no fue hasta que alguno de ellos lo probó, que yo hice lo mismo. Sabía que los gigantes no éramos muy queridos fuera de las montañas y no me apetecía morir envenenado en aquella posada. Puede que aquellos agasajos fueran parte de un premio por nuestra “ayuda”, pero ni siquiera en aquellas situaciones me permitía bajar la guardia.

Lo cierto es que aquel queso era del todo insuficiente y tuve que contenerme para no coger aquella bola con mis enormes manos y darle un bocado como si de un jamón se tratara. Esperaba que al menos la mencionada carne fuera mayor cantidad que lo que teníamos sobre la mesa, o acabaría igual de hambriento que como empecé.

Mientras comía escuché a mi acompañante ofrecer a aquella pareja viajar con nosotros. No me hacía gracia, no buscaba compañía cuando decidí salir de las montañas. Tan solo viajaba con Sombra como guía, una forma de salir de allí y llegar a la civilización. Además, aquellos dos parecían más una carga que una ayuda y en mi cabeza no estaba hacer de guardaespaldas para nadie. Decidí no decir nada. Si aquella gente quería viajar con nosotros no me opondría siempre y cuando no terminaran siendo un estorbo.

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06/06/2018, 12:30
Tyron Stark

Shiral tomó asiento, y tras ella yo mismo lo hice, aunque no hasta saludar con la cabeza a los que ya había tomado asiento. De igual modo, cuando aquella elfa oscura decidió unirse a nosotros, me incorporé ligeramente, como gesto de una cortesía aprendida que en aquel momento me resultaba vacía. No podía evitar dudar de todo cuanto me habían enseñado en la Orden, a pesar del pleno convencimiento de que la Orden en sí no era culpable de los deplorables actos de unos pocos.

S-sí, gracias... -Agradecí el ofrecimiento de la elfa del bosque, regresando a la realidad- Tres años. Aún soy un caballero de bajo rango. -Respondí a su pregunta, de forma escueta al principio, aunque en seguida sentí la necesidad de confesarme mas en profundidad con aquella mujer a quien debía mi vida- Nací y crecí en Eras-Har, donde mi padre pertenecía a la guardia de los Yelmos negros. Tras su muerte, quise ocupar su lugar en la milicia, pero me fue denegado el acceso. -Reconocí con cierta amargura, recordando la tremenda decepción que había supuesto para mí tal rechazo- Sin embargo, un noble caballero de Stumlad y actual Capitán de las tropas de la orden en Liandur, Portian Verdeis, me ofreció unirme a su orden. De modo que viajé con él a Solak, la capital de Stumlad, y fui armado caballero.

Rememorar todo aquello me llenaba de melancolía, pero también de congoja. En aquellos tiempos soñaba con todo el bien que podría hacer vistiendo la gran armadura de la orden. Estaba seguro de que mi espada traería orden, justicia y paz, que serviría para proteger a los oprimidos y combatir a los monstruos del mundo. Jamás habría imaginado lo que me tocaría presenciar.

Es una noble invitación, señora... Sombra -Agradecí, gustoso, cuando ofreció compartir el camino- Mi nombre, por cierto, es Tyron Stark, y la bondadosa mujer que tanto ha cuidado de mí en estos tiempos es Shiral de Lidtanast. Nuevamente, quisiera agradecer a todos vuestra intervención con esos tres truhanes. Me temo que el lugar podría haberse convertido en un campo de batalla, y habría sido mi culpa. -Confesé, apesadumbrado- Soy un Caballero de Stumlad, e ingresé en la orden con toda la intención de cambiar las cosas, ayudar a hacer de este mundo un lugar mejor, más seguro, más justo. No obstante... -Mi rostro se ensombreció- ...he sido testigo de cómo algunos de mis hermanos, incluido mi superior, se abandonaban a prácticas del todo reprobables, cuando no directamente abominables. -Uno de mis puños se cerró obre la mesa, con fuerza, mientras en mi mente se repetía la escena que encontrara en el interior de aquella cabaña, el padecimiento que en los cuerpos y mentes de aquellas mujeres había dejado marcada la maldad de quien debía haberlas protegido. Yo mismo debía haberlas protegido. Eso era lo que había jurado. DEBÍA haberlo impedido- Mi plan era acudir a Eras-har cuando terminase mi actual reemplazo, hacerme oír por el Capitán Verdeis, y que la orden haga justicia con los suyos. Supongo que lo vieron venir... -Claro, ¿cómo no iban a verlo? Yo era el único estúpido que no había previsto lo que sucedería- Intentaron acabar conmigo durante una escaramuza con los orcos, aprovechando la confusión. Y no habrían fallado si Shiral no me hubiera encontrado a tiempo, rescatado y tratado mis heridas. -Le reconocí a la elfa, agradecido- Supongo que habrán dictaminado que soy un desertor, y que quienes están implicados han ofrecido un precio por mi cabeza. Una recompensa que pretenden cobrar esos tres tipos... Ahora debo adelantar mis planes, abandonar estas montañas cuanto antes y llegar a Eras-Har para advertir a mis superiores de las tropelías que se están cometiendo en nombre de nuestra Orden. -Afirmé con decisión, convencido de que no todo estaba perdido- De hecho, me encuentro mucho mejor, prácticamente restablecido. Esta misma noche podría desprenderme de los vendajes, y partir en la mañana. Me siento con fuerzas para caminar, y con gusto aceptaría esa oferta, Sombra- Shiral, liberada de las ataduras de cuidar de mí, ¿cuales son tus planes? Te debo mucho, y si vivo lo suficiente, me gustaría devolverte el gran favor que has hecho por mí...

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09/06/2018, 14:56
Luelar Tyrundlin

Me sorprendió el cortés gesto que me hizo el caballero, ante el cual le dediqué una ladeada sonrisa. Era el único que no había actuado como si ni siquiera me encontrara allí, y además para actuar con educación y no para demostrarme su desprecio. Pensar en aquello me retrotrajo a mi niñez por unos momentos, pero no quería dejarme llevar por amargos recuerdos, con lo que continué comiendo de forma pausada mientras intentaba pensar en otras cosas.

Desde mi posición podía escuchar perfectamente la conversación de los allí reunidos, sin comprender tanta aparente amabilidad y generosidad con quienes prácticamente eran unos desconocidos. Mi intención inicial no era la de seguir aquella conversación, pero algo que el caballero mencionó hizo que me mantuviera atenta.

Desde un principio había quedado claro que el caballero era un adalid de la bondad, una suerte de mártir, y me agradó ver que tenía sangre en las venas. No todo el mundo tendría el coraje suficiente como para hacer lo que él se proponía, si bien me parecía un poco ingenuo por su parte el pensar que sería tan sencillo como avisar en Eras-har, pues cabía la posibilidad de que su capitán estuviera al tanto de todo aquello. Sin embargo, la conducta de la mujer de ropa oscura me resultó algo decepcionante, había esperado mucho más de ella… Pero quién sabía, lo mismo aquel ofrecimiento respondía a su propia conveniencia, del mismo modo que tenía que hacerlo el ir acompañada de un gigante azul.

Me decidí a meterme en la conversación cuando casualmente Tyron se dirigía a la elfa del bosque, Shiral parecía llamarse. Puede que si se hubiera dirigido a otra persona hubiera aguardado a que esta respondiera, pero tratándose de alguien de acuerdo con que mi pueblo permaneciera sumido en la oscuridad… Que esperara.

- Disculpadme, no he podido evitar escuchar de lo que hablabais. – dije girándome hacia ellos en el banco, posando el trozo de pan que aún sujetaba entre mis dedos. – Casualmente yo voy en la misma dirección. – le hice saber a Tyron. - ¿Os importaría que os acompañara? – pregunté al grupo. – Veo que ya contáis con alguien capaz de tratar heridas… – miré brevemente a la elfa del bosque, quien parecía haberse ocupado de atender las heridas del caballero, haciendo verdaderos esfuerzos por no mostrar una mueca de desprecio. – Pero cuento también con otras capacidades sanadoras que quizás os podrían ser de utilidad.

Tras unos pocos segundos, retomé la palabra, fijando mis ojos rosas en Tyron.

- No quisiera toparme con esos hombres ahí fuera… Me temo que ahora yo también he de estar entre sus objetivos. – expliqué con sinceridad, aunque tratando de recurrir a la bondad del caballero con aquellas palabras.

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14/06/2018, 01:42
[Abandono] Shiral de Litdanast

Sombra vuelve a unírsenos una vez más, observadora y curiosa, y con una propuesta para nosotros esta vez. Sirvo a Tyron, que toma la palabra en primer lugar, para sorprenderme extendiéndose más de lo que esperaba, después del silencio que lleva guardando durante días. 

Nos cuenta parte de su vida, cómo depositó sus esperanzas en la Orden con intención de ayudar a mejorar las vidas de todos, y su decepción cuando se dio cuenta de que algunos de sus hermanos no hacían más que retorcerlas. Una triste historia, ahora aun más injusta si cabe tras el intento de ataque a uno de los caballeros de la Orden que pueden considerarse verdaderamente nobles, por lo que cuenta, y a la que, según cuenta, está dispuesto a poner un adecuado final. Su determinación me es de admirar, y necesitará mantenerla, pues parece que le espera una complicada tarea. 

Una vez acaba, el caballero pregunta por mis planes. Precisamente he llegado aquí deshaciéndome de mis planes de siempre, de guardar y cuidar del bosque, y viajar y dejarme llevar, y eso es exactamente lo que pienso seguir haciendo, claro que, no sería una buena idea dejarme llevar en mitad de la nada helada y llena de peligros yo sola, así que la compañía me vendría bien hasta llegar a algún lugar con mejor clima. Sin tener nada que hacer, hasta parece interesante acompañarle, para ver cómo acaba su historia. Pero no puedo comunicárselo, pues es la elfa oscura la que ahora nos interrumpe, ofreciendo unirse a nosotros en nuestra partida. 

La miro molesta, sin disimulo. Si ha oído nuestra conversación sabe que está interrumpiendo, pero pronto aparto la mirada, dejándolo estar. Reconozco que finalmente tiene razón. No solo ella, si no todos los que hemos salido a la defensa de Tyron, podemos estar entre los objetivos de esos desgraciados. Por poco que me guste, no creo que deba apartarla de un camino seguro en compañía, basándome únicamente en prejuicios. Si tenemos problemas, un par de manos más vendrán bien, y si sus intenciones fueran un problema, no debería ser nada que no pudiéramos controlar entre todos. 

- Como el resto. - Contesto a la elfa oscura, señalando también a Sombra con la mirada. No me preocupo sin embargo por el gigante azul. ¿Quien se arriesgaría a combatir contra tal criatura? - Tyron ya está prácticamente recuperado. - Le aclaro, sin rechazar su compañía pero prefiriendo que mantenga las distancias con el caballero, aun preocupada por él. - Pero tienes razón, es más seguro salir acompañada. - Le reconozco por mi parte, antes de volver a dirigirme a Tyron.

- Volviendo a lo de antes, Tyron... No pienses que me debes nada. Que estés aquí, comiendo, bebiendo, viviendo... - Agacho la mirada, seria. - Ya es para mí la mayor recompensa. Rael también estará contenta. - Zanjo, dando un trago a mi bebida antes de cambiar de tema. - En cuanto a mis planes, lo cierto es que no tengo ninguno, así que podría acompañarte hasta Eras-Har, si no te es inconveniente.

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16/06/2018, 14:18
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

No supe que esperar del silencio de mi compañero. De mi enorme compañero. No le conocía de nada y no me gustaba tener que acompañarle bajo la amenaza de comerse a mi montura. Pero de eso era algo que podría encargarme llegado el momento. Los gigantes también dormirán... ¿verdad?

Pero dejé esos pensamientos de lado al escuchar la historia del joven herido. Sus palabras me hicieron pensar en Mürwert, mi amado, y en lo que él creía, lo que le hizo tomar aquel camino muchísimos años antes de conocerme. Me repetía siempre que no se arrepentía de su decisión y que había encontrado algo más puro que ser Paladín. Seguramente fue cuando su viejo líder le humilló de aquella manera, antes de que muriese por la hoja de mi daga, lo que le hizo dejar aquello y huir conmigo.

Una cosa estaba clara. A mi amado le caería bien aquel joven y sin duda le ayudaría. La elfa oscura ofreció su ayuda a Tyron, algo que realmente me sorprendió. Seguramente lo que temía realmente era caminar sola por aquellos caminos y tropezarse con aquellos tres tipos. La verdad es que a mi tampoco me gustaría, pero yo cruzaba el bosque a caballo... y ahora escoltada por un gigante. No era lo mismo.

Mürwert... estúpida promesa...

- Os acompañaré, caballero. Hace mucho que no viajo a Eras-Har. - Bebí un trago de cerveza antes de seguir. - Y es una buena ocasión para hacerlo. - Luego miré a mi acompañante. - Tranquilo, pronto saldremos de este lugar y podrás seguir tu camino si así lo deseas. - Le dije antes de meterme un pedazo de queso en la boca.

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20/06/2018, 19:19
[Abandono] Nrog

Después de ver como alguno de los comensales comía de aquel queso y no moría en el intento, engullí un pedazo mientras escuchaba la historia de aquel tipo. No me interesaba lo mas mínimo, pero era mejor que comer en silencio. Al parecer pertenecía a una especie de orden que había desviado su rumbo, y el resultado de querer destapar aquello fueron esos tres cobardes de antes.

Su historia debió impresionar a todo el mundo, pues todos los presentes en la mesa, tanto las elfas de distinto color como mi acompañante, decidieron unirse a él en su viaje. Una vez más, no me interesaba lo mas mínimo su misión, su historia o su futuro, pero seguro que el lugar a donde se dirigía no se encontraba en estas malditas montañas.

Cogí otro pedazo de queso y tras tragar el que tenía en la boca miré al caballero. – ¿Errasar? Ser tan buen lugar como cualquier otro. – Ni siquiera sabía pronunciar aquel nombre, pero eso no importaba. Mordí otro gran pedazo de queso y volví a hablar con la boca llena. – Ademaff. Parecer difertido viajar con humano. Seguro haber peleaf. HAHAHA – Reí sonoramente con la boca llena, desperdigando trozo del queso por la mesa.

Después miré hacia las escaleras para observar si aquel camarero cumplía su promesa y traía la carne. Aquél queso no estaba mal, pero ni de lejos iba a ser suficiente para paliar mi hambre. Tal vez al final si que tuviera que comerme el caballo de alguien, salvo que el camarero pusiera solución a aquello.

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24/09/2018, 15:03
* Juglar *

Mi buen público, ¿es posible que fuera la mera casualidad lo que uniera los destinos de aquellos héroes aquel día? ¿Tan difícil es de asumir que debió tratarse de la divina providencia, de la mano de los dioses moviendo sus hilos sobre nuestro mundo? Este humilde juglar, al menos, está convencido de ello. Aquella estaba destinada a ser la primera cena de la Gran Compañía, mucho antes incluso de recibir tal nombre. Allí estaban nuestros héroes, compartiendo comida y bebida, el calor del fuego, y planes para seguir el mismo camino. Temporalmente, creyeron, pero los planes de los dioses eran muy diferentes.

Como el camino que tomarían al final.

Y es que, en medio de aquella conversación, un estruendo resonó por toda la posada. Varios golpes de gran fuerza sobre la puerta de acceso al lugar, en la planta superior. La voz de Belona renegó mientras acudía a ver qué acontecía, y el ruido de la ventisca caló el interior al tiempo que el calor del fuego menguaba unos grados al acceder el aire del exterior.

¡Craugan! –Gritó una voz masculina- ¿Está Craugan aquí? Mi capataz… ¡Craugan! ¡¿Estás aquí?! ¡Este demente medio muerto trabaja para ti! ¡Tienes que oír lo que dice!

Apenas unos segundos después, la esposa del posadero apareció por las escaleras ayudando a regañadientes a un hombre de aspecto rudo a cargar con un tipo de avanzada edad que mantenía los ojos cerrados y apenas podía mantenerse en pie. Al verles llegar, el jefe de los leñadores se adelantó con expresión de desprecio a ellos.

¿Qué demonios sucede? –Se quejó- ¿Es que no puede uno disfrutar de su día de descanso? ¡Klaus! ¿Qué diantres es esto? –Tomó al viejo por el cabello y alzó su rostro, momento en que tanto Nrog como Sombra pudieron reconocer al demente al que habían visto gritando necedades por el bosque al conocerse- ¡Por El Salvador, es Barush! Sí, le pago por cazar algunas piezas con las que incluir algo de carne en el rancho. ¿Dónde le has encontrado así? ¿Y el resto de su partida de caza?

El leñador que había respondido al nombre de Klaus se encogió de hombros, con gesto hosco, como si ya hubiera cumplido con los requerimientos de a donde alcanzaba su deber y sólo quisiera desentenderse del asunto. Sin embargo, fue el viejo el que entreabrió los ojos, unos ojos vidriosos de mirada perdida.

Todos han muerto… Todos moriremos… La muerte está en la montaña y viene a por nosotros…

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24/09/2018, 22:05
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

Ya con todo en calma y nuestra nueva ruta trazada, solo esperaba tener una cena y un descanso tranquilo hasta el siguiente amanecer. No habían demasiadas risas en el lugar aún, supongo que la gente aún estaba demasiado tensa por lo ocurrido, pero si sabía que en breve, la cerveza haría su efecto sobre todos ellos. - Si este no fuese uno de mis refugios de paso, me llevaría una buena cantidad de monedas esta noche. - Pensé mirando a los más incautos del lugar.

Pero el tiempo de paz duró poco. Fuertes golpes sonaron en la puerta, en el piso superior. Llevé mi mano a una de mis dagas y miré las escaleras, quedándome pendiente de lo que ocurría en aquella planta. Que alguien entrase preguntando por otra persona no me gustaba, hasta que empezó a explicarse al llegar al piso inferior. Quité mi mano de mi arma al ver que realmente el leñador y el recién llegado se conocían, pero seguí con mis ojos al hombre y sus explicaciones. Al alzar la cabeza del débil hombre que llevaba en sus brazos y verle, le reconocí al instante.

- Por todos los dioses... aún vive. - Susurré para mirar luego a Nrog. Aquel viejo estaba loco, de eso no cabía duda, pero sabía como se pondría al ver a mi acompañante de tamaño superior y piel azulada. Además, quizás a su capatáz si le contase lo que no me quiso o pudo contar a mí. - Ni te muevas de aquí... - Susurré a Nrog antes de moverme de mi sitio.

Me levanté lo más deprisa que pude y me coloqué cerca del viejo chiflado, haciendo que mi cuerpo y mi capa le cortasen la visión de Nrog. - Llevadle ante el fuego, antes de que muera de frío. Y que no vea a mi amigo. - Dije con voz seca, o más bien ordené a aquel hombre.

- ¡Irdon! ¡Belona! - Llamé a los dueños del lugar, puesto que necesitaba de su ayuda. - Necesitaré una manta, bebida caliente para el caballero y a ser posible, algo de ropa de esa que se dejan los viajeros olvidada... ya sabéis. Su ropaje está empapado y helado. Pero la manta es lo que más prisa corre. - Instruí a los dueños, esperando que Belona no me refunfuñase demasiado. - Sabes que te pagaré por ello. - Dije a la mujer antes de que pudiese quejarse, aunque sabía que lo haría... Siempre lo hacía.

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27/09/2018, 00:21
Luelar Tyrundlin

La elfa del bosque fue la primera en responder a mis palabras, pudiendo apreciar en estas lo poco agradable que le resultaba mi presencia, algo que me resultaba divertido; teniendo que guardarme de mostrar una sonrisa. Era natural que sintiera aquella animadversión hacia mí, como yo la sentía hacia ella. No entendía cómo era capaz de engañar a todos con aquella falsa apariencia de bondad que se empeñaba en mostrar y que me resultaba vomitiva.

La mujer de ropajes oscuros y el gigante no se dirigieron a mí ni para responder a la pregunta que les había hecho. No sabía por qué, pero la verdad era que me resultaba indiferente.

Aguardaba a que el caballero se pronunciara cuando se escucharon unos fuertes golpes en la puerta de acceso. La adultera posadera acudió a abrir a regañadientes, apreciándose en seguida el frío que provenía del exterior. Tras escuchar cómo alguien preguntaba por un tal Craugan, pudimos ver a Belona bajando las escaleras ayudando a un hombre a llevar a otro de avanzada edad y que parecía no poder mantenerse en pie.

Un tipo del grupo de leñadores no tardó en acercarse, mostrándose molesto hasta que se dio cuenta de que conocía al desfallecido hombre. Pidió explicaciones al que parecía llamarse Klaus, quien se limitó a encogerse de hombros, siendo finalmente el anciano quien respondió.

Las palabras que pronunció resultaban tan inquietantes como enigmáticas, haciendo que le observara con suspicacia durante unos largos segundos. Sombra en seguida se acercó al viejo, al que parecía conocer, dando órdenes y tratando de ayudar; además de intentar evitar que el viejo viera al gigante.

Me llevé un trozo de pan a la boca, masticando con parsimonia, y al tragar me decidí a alzar la voz.

- Sombra, ¿está herido? ¿O sólo helado? - pregunté, queriendo saber si podía hacer algo por aquel demente.

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03/10/2018, 12:05
Tyron Stark

Me resultó tan sorprendente como placentero ver cómo todos los sentados a la mesa se prestaban a compartir viaje conmigo hasta Eras-Har. Bien era cierto que la elfa oscura poseía un cierto aura inquietante, pero me empeñé en evitar dejarme llevar por prejuicios raciales y valorar únicamente los actos que definían a cada persona. En ese sentido, y quizás guiado inconscientemente por la necesidad, aquellas personas me inspiraban confianza.

Los golpes en la puerta de la taberna me sobresaltaron, llevando mis manos a la empuñadura y la vaina de mi espada, listo para hacer uso de ella si resultaba preciso. No fue así, sin embargo, aunque me puse en pie al ver a la esposa del posadero ayudando a un hombre a cargar a otro hasta el comedor. Parecía un viejo, aunque bien podía aparentar más edad de la que realmente tenía por haber sido avejentado por una vida realmente dura. El que parecía jefe entre los leñadores le reconoció como un trampero a su servicio. Parecía inconsciente, pero comenzó a decir incoherencias realmente inquietantes.

Muerte, muerte y más muerte...

Parecía que hubiera padecido una situación traumática que le hubiese hecho perder la cordura. Craugan hablaba de él como si acostumbrase a ir en compañía de otros, pero al ser preguntado afirmó que todos habían muerto. ¿Orcos? Haber visto morir a sus amigos bajo la brutalidad de aquellos seres era una posibilidad, sin duda. Los orcos eran seres salvajes capaces de cometer auténticas atrocidades...

Vamos, os ayudaré a llevarle ante el fuego, el calor le hará bien. -Me ofrecí, acercándome para ayudar a cargarlo, ya que el hombre apenas podía sostenerse, ni mucho menos caminar por sí mismo- ¿Han sido los orcos, buen hombre?

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03/10/2018, 12:29
Belona

La posadera no parecía conforme con la situación, que rompía la calma de su establecimiento y seguramente haría que sus clientes consumieran menos. Había aprendido que, en aquellas tierras, la gente comía y bebía para mitigar el frío y el cansancio, no por divertimento. De ese modo, cuanto más relajados estuvieran, más necesidad tendrían que hacer algo, así que beberían por aburrimiento y comerían por ser conscientes del hambre que pasarían al marchar. En cambio, con un "espectáculo" como aquel todos estarían más entretenidos y menos centrados en las "posibilidades" del local.

Sin embargo, las peticiones de Nayí, pese a que no le agradó el tono de exigencia y premura que la mujer empleaba, le parecieron razonables. Además, su rostro se iluminó con satisfacción al comprometerse la mujer a pagar los costes de aquel andrajoso, aunque ella ya contaba con que su patrón se haría cargo de la cuenta. Pero las certezas llenaban más el estómago que las esperanzas.

¡Irdon! -gritó mientras se dirigía a la planta superior- ¡¿Dónde guardamos las mantas y ropas viejas?!

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03/10/2018, 12:40
Barush

El hombre apenas lograba ponerse en pie, pero ayudado por el tipo que había cargado con él hasta allí y por el caballero, fue arrastrando los pies hasta uno de los asientos cercanos a la chimenea del fondo del local. Apenas mantenía los ojos abiertos, pero aún así la capa de Sombra que cubría su espalda le impedía aún más la visión, de modo que pasó junto a la mesa en que aún permanecían sentados el gigante azul y las dos elfas sin reparar en su presencia. Shiral, sin embargo, no tardó en ponerse en pie y acercarse a comprobar el estado del hombre, permaneciendo a su lado tras comprobar que, en efecto, parte del frío había en su cuerpo alguna magulladura, algunos golpes y una herida en la cabeza que había dejado de sangrar hacía rato.

N-no... orcos no... L-la muerte... los m-muertos... -Masculló ante la pregunta de Tyron, balanceando la cabeza sin fuerzas- Muertos que caminan... buscan vivos de los que alimentarse... S-se los han comido... y se han levantado también... -Al hombre comenzó a resbalarle por uno de los costados de los labios agrietados un reguero de espesa y pegajosa saliva- B-bajan de la montaña, están entre los árboles...

Ante aquellas palabras, Shiral recordó con estupor el incidente al encontrar el cuerpo inconsciente de Tyron, en aquel desfiladero. La sombra que se ocultaba entre los árboles, aquella siniestra figura...

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03/10/2018, 12:48
Craugan

¡Locuras! -Exclamó el capataz al oírlo, haciendo que algunos de los presentes se sobresaltasen- Sandeces de un pobre diablo que ha perdido la cabeza. ¿Muertos que caminan? ¡Paparruchas! -Se burló, aunque su sonrisa se desvaneció en apenas un instante, frunciendo el ceño con aire preocupado- Pero podría haber algo de verdad. Puede que no sean muertos, pero que haya algo bajando de esa montaña. Y si no me equivoco... ¡Tú! -Llamó la atención del explorador, Perdest, quien le miró con gesto hosco- Tú conoces estas tierras. Si algo bajase de la montaña pasaría por el campamento de tala antes de llegar aquí, ¿verdad?

El explorador meditó un instante la respuesta, manteniendo la mirada de aquel hombre, y finalmente asintió.

En ese caso, no sería mala idea ir a comprobar la situación por allí. -Continuó, frotándose la papada del cuello mientras que los hombres que trabajaban para él se miraban unos a otros- Ver que todo esté bien y avisar a los vigías para que estén más atentos que de costumbre, no debería ser un encargo demasiado ca... complejo. -Terminó por decir, corrigiéndose para no desvelar su verdadero pensamiento. Que no le saliera demasiado "caro"- Perdest, te llamabas, ¿no? ¿Te interesaría...? -Sin embargo, el explorador ya estaba negándose, meciendo su cabeza a izquierda y derecha de forma rotunda. El capataz se dio entonces la vuelta, mirando al resto de los presentes, aparentemente avezados aventureros capaces de realizar tal tarea sin problemas- ¿Y vosotros...?

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06/10/2018, 20:24
[Abandono] "Sombra" (Nayí)

- Ambas cosas me temo. - Respondí a la voz de mi espalda, sin mirar de quien se trataba. - Pero el frío ha hecho mella en él. De eso estoy segura. - Dije mientras veía como la elfa del bosque corría a su auxilio.

Sin duda alguna, cualquiera de los presentes sabría algo más que yo en cuanto a atender a aquel hombre se refería. Por lo tanto, después de mis instrucciones, preferí quedarme un tanto al margen y seguir siendo quien evitase que aquel desdichado volviese a ver a mi acompañante. Pero sus palabras, las pocas que decía, hablando de muertos que se levantaban de entre los muertos... Sentí un escalofrío en mi espalda pensando en que aquello pudiese ser real y que todos aquellos que he asesinado a lo largo de estos años, lograsen salir de sus tumbas y viniesen buscando venganza.

Aún así, no perdía detalle de todo lo que estaba ocurriendo delante mío, así como las palabras del jefe de los leñadores. Le miré con el ceño fruncido cuando nos preguntó si nos interesaba el trabajo que ofrecía: ir a ver si su campamento estaba bien. Me giré hacia el gigante azul, el cual quería alejarse de las montañas, no ir hacia ellas, para luego mirar al hombre a quien di mi palabra de acompañar.

- Muertos que se levantan. - Era demasiada la curiosidad para no preguntar. -¿Dónde está vuestro campamento? Si no nos desvía demasiado de nuestro camino, quizás podamos pasar por allí... - Miré a los que iban a ser mis compañeros de viaje, buscando algún tipo de pregunta, respuesta o sujerencia en su mirada.

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08/10/2018, 13:10
[Abandono] Nrog

Aquella humana que me acompañaba me había pedido que no me moviera cuando entró aquel tipo al que todos comenzaron a prestar atención. Obedecí, pero no porque ella lo pidiera o porque me importara aquel tipo lo suficientemente débil como para no poder defenderse. Obedecí porque aun quedaba comida sobre la mesa e iba a ser toda para mí.

Mientras yo seguía comiendo, escuchaba la conversación que se desarrollaba con aquel hombrecillo. Hablaba de muerto que se levantaban. Jamás había visto algo así en mis montañas, por lo que pensé inmediatamente en alguno de mis hermanos de mi antigua tribu. Podía llegar a entender que quizás nuestra piel pudiera parecer la de un muerto, pues había visto criaturas muertas cuyo tono de piel se había azulado por el efecto del frio.

Seguí comiendo sin darle importancia, lo que pasara con mis viejos hermanos ya no era de mi incumbencia, me habían desterrado, así que mi labor para con ellos ya no estaba vigente. Pero entonces un hombre hizo una oferta para que alguien fuera a comprobar sus posesiones y expulsara de allí a lo que quisiera que fuera lo que bajaba de las montañas. En mis planes no entraba volver a las montañas, pero tampoco sabía salir de ellas solo, así que solo podía  persuadir a lo demás para que no quisieran ir. – Si ser gigantes, mejor olvidar campamento. Gigantes no renunciar territorio sin luchar. Ir allí, muerte segura para criaturas pequeñas. – Dije metiéndome en la boca otro pedazo de queso.

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10/10/2018, 00:15
Luelar Tyrundlin

Extrañamente, Belona se mostró servicial ante la petición de Sombra. No conocía mucho a aquella mujer, pero por lo que había visto, seguro que tan buena disposición se debía a que había hallado la manera de sacar tajada de un modo u otro.

Tyron ayudaba al otro hombre a trasladar al herido ante el fuego cuando escuché a la mujer de oscuros ropajes responder a mi pregunta. La elfa del bosque en seguida había salido corriendo a ayudar, pero yo me puse en pie con tranquilidad y caminé despacio hasta donde el hombre reposaba cargando con mi mochila.

La mayoría de aquel grupo con el que pretendía viajar había reaccionado casi de inmediato en pos de auxiliar a aquel desconocido, un comportamiento que realmente me pareció extraño, pero que sin embargo parecía ser habitual.

Mientras el hombre herido desvariaba, alcé mi voz.

- ¡Belona! ¡Agua y algo de tela limpia! – pedí a la mujer, alcanzando al hombre que hablaba sin sentido justo a tiempo de ver a la elfa del bosque con un gesto de estupor. – No te asustes, seguramente tenga fiebre. – le dije a la abrazaárboles, situándome frente a aquel hombre para poner una mano en su frente y observar aquella herida de la cabeza.

Mientras Craugan dejaba claro que no creía que existieran las mencionadas criaturas, pero sí que podría existir otra amenaza, saqué mi material de sanación de la mochila; comprobando los elementos que llevaba en el interior de aquella bolsa de cuero a la espera de que la posadera me proporcionara lo necesario para limpiar la herida del hombre.

Levanté mi rostro cuando tras proponer Craugan al arquero que investigara un campamento, este pareció negarse, trasladando entonces la propuesta a no tenía muy claro quién. Me di cuenta entonces de que me incluía entre aquellos a los que debía creer capaces de realizar aquel trabajo.

Sombra parecía dispuesta a aceptar aquel encargo si no suponía desviarse mucho de su camino, mientras que el gigante azul parecía dispuesto a acudir creyendo que aquellos que acechaban eran gigantes, pretendiendo así evitar que estos mataran a las “criaturas pequeñas”.

- Iré. – dije sin dar más explicación, volviendo en seguida a la tarea que me ocupaba, localizando una aguja y algo de hilo.