Partida Rol por web

"si me disculpas Ania" esa frase daba a entender que le diera espacio, si necesitara ayuda lo diría, además parecía un asunto delicado y Ania no era la más delicada de la zona.

Esperaba que hablar para si misma desembocara en algún posible recuerdo más pero al parecer no funcionó demasiado bien, solo se llevó algunas miradas que no había pedido, sus recuerdos no querían volver por algo tan tenue como una conversación interna, por lo que pasó a observar, esperando que ya que una conversación no le ayudaba lo hiciera aquello que vislumbraba.

El brujah arqueo una ceja con expectación.

—¿Antes de...?

Escrutó el rostro de la cainíta detenidamente.

—Puedes confiar en mí —se descubrió el rostro para mostrar los diversos cortes de decenas de peleas. Las cicatrices en su torso y espalda eran aún peores, pero no se desprendió de su chaqueta— Mi lealtad al movimiento es absoluta. Cuéntame lo que sabes, Malena. 

Negué, no en desacuerdo, sino en un gesto que daba a entender la mala idea que era aquello. A Lía no le iba a gustar que jugaran con ella de esa manera. Tatiana, aunque se creyera estar en una posición privilegiada, se arriesgaba mucho al tratar así a una Arconte de la Torre. Si las cosas iban mal, puede que la diva, pese a su aparente poder, no saliera de aquella reunión.

—Nadie quiere atraer a la Segunda Inquisición, suficiente movimiento ha debido de haber ya. Sin embargo... Creo que tu líder comete un error. Va a atraer aquí a mi jefa, estará en tensión, puede que se sienta acorralada, y pretendéis forzarla más, exigir cosas que tal vez no está dispuesta a dar tan rápido. Las cosas podrían ir terriblemente mal. —Me encogí entonces de hombros, dándome cuenta de algo al mirar la cara de Bahuman—. Pero eso ya lo tendrá previsto. Tu señora juega un juego peligroso. —Suspiré; las cosas serían como estuvieran destinadas a ser, así que mientras tanto indagaría, y al menos sabría un poco donde me había metido—. Dime, ¿ella es tu Sire? ¿O cómo os conocisteis?

Miro por alrededor buscando algun vampiro de los que busco. No se si estaran aqui o en alguna parte posterior o vip del local. Hecho un vistazo por alli por si veo  a mi sobrina de nos er asi me siento a esperar. Se supone llegaba aqui por casualidad tampoco podia rebuscar por alli y alertarlos de que algo raro pasa.

Krampus se despidió con educación pidiéndole a Vanessa una posible forma de contacto para futuras colaboraciones. Con Renier lo tenia un poco más difícil dada su antigüedad, pero el Nosferatu también se mostraba predispuesto a tenderle una mano. La actitud del Nosferatu mostraba claramente que él creía en el sistema de favores para mantener el status quo vampirico, había acudida a aquella reunión con la intención de hacer aliados, no de ganarse enemigos. Aunque le precio para a pagar hubiera sido una gran cantidad de información, Krampus lo consideraba una inversión de futuro.

Te sientas esperando a ser atendido mientras tu mirada se desliza por los presentes. Afortunadamente no ves a nadie conocido, incluida tu sobrina. No está en este pub.

Mientras observas, sientes la presencia de alguien que llega hasta ti, coge una silla y se sienta a tu lado. Lejos, de donde ha venido, intuyes una sombra observando.

-Bienvenido a mi local- me siento junto a él -Soy Tatiana- le dedico una de mis mejores sonrisas -¿A qué debo el placer de esta visita inesperada?- miré el traje, sus modales. Supe que estaba con una persona distinguida y de buen gusto. -Puedes ahorrarte las presentaciones. Sé quién eres, lo que ocurrió en la reunión con el primogénito Malkavian y, posteriormente, en el Transaxa Berlín-Hamburgo. Ésta es mi ciudad.- La última frase, cargada de satisfacción, la pronuncié para que tuviera cuidado con sus palabras y conciencia de dónde se encontraba y con quién estaba tratando.

El tipo, se comportaba como un ventrue, parecía un ventrue y, sin embargo, apestaba a otra cosa. No pertenecía a la Camarilla. Quizá a alguna secta rival.

Sus modales ocultaban intereses varios que tu instinto identificó rápidamente. Te recordó a los contrabandistas de épocas pasadas que movían y vendían las mercancías que los bandidos robaban.

¿Contrabando? Era de suponer que algunas cosas nunca cambiaban a pesar del transcurso de los tiempos, lo que de algún modo no encajaba era "todo él", ventrue que no huele a ventrue... El contrabando era eso también en parte en ocultar algunos ases bajo la manga.

Pero esa no era su batalla, ni tan siquiera sabía bien si había algún rol en su renacida vida, si no encontraba algo que hacer,... Quizás soñaría en grande y viajaría en busca de Caín. Lo había escuchado bastantes veces, el primer maldito decían unos, el más poderoso, mentaban otros, pero coincidían en un detalle, "sigue ahí, con la sabiduría absoluta, y ofreciendo a quien le haya 1 respuesta capaz de cambiar todo", poco importaba que dijeran que quien da con él olvida todo, pues poco recordaba ya, o que dijeran que podía acrecentar tu maldición, por algún motivo le parecía un objetivo como cualquier otro.

Parecia que lo que pasa en la intimidad no se queda en la intimidad. Todo el mundo sabia lo del primogenito. Su ciudad? Muy poco modesta teniendo en cuenta el papel que tuvimos todos en la caida de berlin y mas el mio coordinado con los anarcas.

Hago una medio sonrisa. -Pues he venido al lugar adecuado, soy un hombre de negocios y me gusta abrirme camino en la noche. Estoy seguro que una señora de berlin necesitara o mas bien deseara algun tipo de mercancia. Si existe y es un buen negocio puedo hacerme con muchas cosas.

-Antes de otra guerra entre vampiros- confieso el objeto de mi miedo -De sentirte insegura en todo momento, de no saber si al caer en letargo al amanecer volverás a despertar la noche siguiente. No lo soporto.- Esto es lo que había querido decir. No me refería a que hubiera algún plan oculto ni otro tipo de intrigas.

-Ven, es por aquí. Aquí está la salida ¿Ves?- Subimos por unas escaleras y abro un portón de madera que da a un patio de vecinos rodeado por edificios de cinco o seis plantas. Del patio puede salirse por cualquier portal de los cuatro bloques que lo rodean. Las puertas que dan al patio, donde los berlineses que habitan allí aparcan sus bicicletas, están abiertas y basta con accionar el interruptor que abre la entrada del portal. -¿Qué vas a hacer ahora?¿Tienes un refugio en Berlín?- le pregunto. -Tatiana me ha dicho que te muestre la salida pero no que te tengas que ir.-

Doy dos pasos hacia Krampus y alzo mi palma pidiéndole la mano. El la posa, la giro, descubro su antebrazo subiendo la manga, saco un bolígrafo y anoto el número de teléfono. Un número fijo, no un móvil. Al no sudar, no había peligro de que la tinta se borrara hasta pasar el número a su móvil.

De esta forma, situada de manera que el Tremere no pudiera ver lo que escribo, añadí una línea bajo los números "Tzimisces clientes de Khafra". Una manera de advertirles que el setita sigue en contacto con ellos y, por supuesto, no es de fiar.

Vanessa reacciona a la petición de Krampus, saca un bolígrafo y anota algo en su antebrazo. Tras ello, el nosferatu se despide, aguardando unos segundos por si Renier quiere dedicarle unas palabras y sale tras sus compañeros de coterie dejando a La Giovanni y al Tremere a solas.

Se encogió de hombros. Ahora que todos sus camaradas anarcas habían sido aniquilados, y con su rubia ausente, el brujah no tenía realmente un lugar fijo o contacto donde quedarse. Sin embargo, la promesa de libertad, de andar solo por la ciudad sin el idiota de Cathrain o el resto de la comitiva era tentadora.

—Voy a dar una vuelta, pero probablemente regrese a pasar el día —comenzó a alejarse de la vampiresa, aunque antes añadió risueño— Los vampiros siempre están en guerra.

Más le valía a la chica irse acostumbrando a su nueva condición o pronto sus peores temores se volverían realidad.

Sostuve la mirada del "vampiro de negocios" que llegaba en el momento más oportuno. No habla de territorio, información o vampiros, habla de objetos. -¿Así que un proveedor? ¿Me vas a traer nuevos tipos de refrescos o cacahuetes de contrabando?¿Quizá algún objeto o reliquia antigua que pueda usar para decorar mi despacho?¿De los Tz que están ahí fuera?- las sutilezas quedaron a un lado en el momento en que entró en el local por la puerta de los mortales. Estaba claro que, quien le había informado, no le había contado todo. Era como si entrara por la puerta del servicio y estuviéramos haciendo negocios en la cocina. -Venga por aquí. Vamos al lado VIP- le conduje al otro lado de las cortinas donde aguardaba Ania. Una estancia simétrica a la primera, igualmente decorada pero sin barra y sin mortales que pudieran fruncir el ceño ante nuestros comentarios.

-Ella es Ania, él es Billy- hechas las presentaciones me giro hacia él -¿Qué sabes de Raider?-

Comienzas a andar en dirección a la salida, pero de corredores oblícuos te llegan ecos extraños. -...a los ojos... ...a los ojos...- te parece escuchar. Es una voz conocida pero la distorsión hace que no sepas identificar quién. Sin duda, el tono es alarmante.