Partida Rol por web

Tras un par de manos ganadas por O'Brian, parce que el tabernero se digna a aparecer: se trata de un enano viejo y arrugado, con el rostro escondido entre las cejas y la barba. Cuando está a la altura de Ori escupe en la barra y pasa un paño sucio para sacarle brillo a la madera.

- ¿Que te sirvo encanto?

Ori se arrascó la cabeza mientras echaba un ojo a la partida que estaban jugando aquellos dos, al fin y al cabo, nadie parecía dignarse a aparecer y era mejor entretenerse. ¡Menuda desfachatez! ¿Para qué tenían un bar, si había que esperar tanto tiempo para algo tan básico como una cerveza?

Dió un par de golpecitos en el suelo con la punta de la bota, comenzando a impancientarse cuando escuchó una voz tras la barra. Se giró.

- Ya era ho... ra -¿Encanto? ¿Le había llamado encanto?- Una cerveza, desde luego, ¿qué otra cosa para celebrar mi breve vuelta a casa?

Su breve vuelta a casa, que su amigo Ron Picacobre ganase una pelea, que la perdiese... en realidad cualquier tipo de celebración era buena para tomarse una buena pinta de cerveza.

-Vaya, una enana con buenos modales en la barra. Veamos. ¿Tienes algún buen vino de precio accesible que me aconsejes catar?
Dijo tras la rápida partida dejando la baraja en la mesa por si a alguien mas le apetecía probar suerte.

-Oh y casi lo olvidaba, ¿El propietario de la carroza que esta aparcada no sera por casualidad de Lady Margolotta no?
 

Tras concentrarse en la partida, la cual perdió sin remedio, Konrad soltó un bufido. A pesar de no haber visto nada aquel tipo seguro que escondía algo.
Fue a abrir la boca cuando O`Brian se le adelantó.
-Si tienes algo de queso ya nos alegrarías el día- añadió a sus palabras. Aunque ahora mismo se acordaba de que no le habían pagado nada por adelantado, la consa tendría que salir de algún bolsillo.

El asunto de Lady Margolotta le interesaba demasiado para levantarse o decir nada hasta recibir respuesta.

- ¿Una enana? - El tabernero se inclinó por encima de la barra como si intentara encontrar alguien. Luego se giró y tiró de un caño esperando que una jarra de cristal mellada por dos sitios y cortante por el otro se llenara de una densa espuma que quizás, hacía años, había sido cerveza. Después se la sirvió a Ori, mientras con la otra mano buscaba algo debajo de la barra, finalmente sacó un queso grande y redondo, pesaría unos de diez quilos, de color amarillento y cubierto por una gruesa capa de grasa. Le clavó un cuchillo encima y dirigiéndose a Kónrad le dijo:

- Aquí tienes, sírvete tu mismo, mi pulso no está cómo para cortar queso. - Luego le dirigió una mirada a O'Brian - ¿Vino? ¿Te piensas que esto es un palacio? Si quieres puedo servirte cerveza de calidad, sin rebajar, pero te va a salir cara, oh sí muy cara. - Tras la riña se acercó de nuevo a Ori - ¿Y de dónde dices que eres, encanto?

-En ese caso me bastara con una jarra de tu cerveza mas pedida-

Le respondió sin darle importancia a lo del vino y espero a que todos terminaran de pedir sus bebidas antes de volver a intentar sacarle algo de información al cariñoso posadero.

Se levantó a meterle mano al queso, el cual sin duda le costaría sudor y quizás sangre, pero ya había abierto la boca. Iba a abrirla de nuevo para recordar que la respuesta sobre lady Margalotta no había obtenido respuesta, pero se veía que Ori recivía más atención y prefirió cayarse otra vez. Excepto por los ruidos propios del esfuerzo sobrehumano de cortar una masa demasiado sólida con un cuchillo poco afilado. Ni siquiera el sabía si iba a intentar probarlo.

Jaime olia el aroma del queso, le parecia delicioso, tenia hambre y no solia comer tan bien. Tomo entre los dedos las migajas que Konrad dejaba escapar mientras intentaba cortarlo, y bebio del agua que le habia pedido al tabernero. El anciano le llamaba la atención , no era mucho mas alto que el, pero parecia haber vivido mas que todas las personas que habia viso desde que nacio

- Señor, usted no ha vivido demasiado tiempo? - le pregunta con curiosidad al tabernero

Ori comenzaba a sentirse algo incómodo. Parecía que todo había quedado ahí, pero en un principio todo apuntaba a que habría una conversación sobre el sexo del tabernero, y no le agradaba. Esas cosas eran íntimas de cada uno y hablarlo así como así en una teberna...

- Mi corazón pertenece a las montañas de Uberwald. -Contestó a la pregunta del tabernero, y después tomó un sorbo de la cerveza.- ¿Quién es el dueño de la carroza de ahí fuera? -Hizo un gesto con la cabeza, señalando hacia la puerta de la taberna. Parecía habersele olvidado la pregunta que le había hecho uno de los compañeros del enano.

Luego miró al pequeño humano y sonrió ante la pregunta formulada por este.

El tabernero llenó otra jarra de cerveza sin apartar los ojos de Ori, parecía realmente interesado en conocer su historia. Cuando la jarra estuvo llena de espuma se acercó a la mesa y se la sirvió a O'Brian, también les llevó algo de pan remojado de hacía días para acompañar el queso. Cuando el joven hizo su pregunta el tabernero no se inportunó en absoluto, en vez de ello le acarició la cabeza y haciendo un amago de agacharse le dijo:

- Oh, no niñita. Aún no he vivido lo que debería haber vivido. De hecho lo que debería haber vivido es más de lo que a ti te queda por vivir, y lo que a mi me queda por vivir es más de lo que tu vivirás jamás.

Algo confuso por su propia respuesta se dirigió de nuevo a la barra y se puso a lavar los vasos y jarras con un trapo sucio.

- ¿La carroza? Debe de ser de algún huésped. También tenemos habitaciones ¿Sabéis? Si os interesa pasar la noche, están arriba, subiendo por aquellas escaleras, solo os costarán unas pocas monedas.

Jaime se quedo pensativo, contando con cada uno de sus dedos vivio uno, dos , tres,... mucho y le falta vivir mucho mas... va a ser todavia mas viejo!..  pobre hombre...

Luego se acerco hacia Lucky -si juego a uno de esos juegos suyos, y le gano, me paga una habitacion? hace mucho que no duermo en una... por favor, por favor, por favor - le dice tomandolo de su antebrazo, con insistencia

Unas pocas monedas...

Aquellas palabras resonaban en la cabeza de Ori una y otra vez, haciéndose paso entre palabras tan importantes como cobre y rata.
No había pensado en el dinero. Para la cerveza tenía, o al menos era bastante probable pero para pasar la noche bajo techo no estaba tan seguro. Y les convenía, vaya que si les convenía.

Ori se puso de puntillas y se apoyó sobre la barra, acercándose algo más al camarero.

- ¿No hay algún tipo de cuenta de la Guardia donde se puedan apuntar las monedas? Estamos a su servicio, ¿sabes? Es una misión. -Guiño de ojo muy masculino.- Oficial. -Otro guiño de ojo aún más masculino si cabe.

Oficial era sin duda una palabra con mucho peso e importancia. A veces la gente incluso conseguía cosas gratis.

Tras conseguir arrancar un trozo destrozado de aquel monstruoso queso, Konrad se lo pasó a Jaime mientras un ligero destello brilló en sus ojos. Estaba había entendido las intenciones del enano.

-Es cierto, tenemos órdenes directas del mismísimo patricio. Has podríamos hacer un recibo como se hace en la ciudad para estas cosas y si no seguro que Lady Margalotta responde por nosotros- añadió mientras le seguía metiendo mano al queso. En ocasiones como esas lo importante era demostrar confianza, si la gente creía que uno estaba haciendo lo que debía hacer, nadie objetaba nada.

O`Brian observo divertido al pequeño que le propuso el trato.

-Lo siento niño pero me sentiría mal aceptando tu proposición, veraz yo tengo suerte, no solo suerte sino "la suerte" muchos han intentado ganarme haciendo trampas y trucos pero ni con esas han logrado vencerme, puedo incluso ganar una partida de carta sin mirar mi mano, lo mas que puedo hacer por ti es enseñarte algunos juegos fáciles y pequeños trucos para ganar apuestas de taberna.
 

Los ojos de Jaime se abrieron completamente, asombrados de la propuesta, que no solo sonaba divertida e interesante, sino que sumamente provechosa, pero esto ultimo era lo de menos para el - puedes enseñarme? en serio? empecemos ahora! - y se acomodo en la silla frente a O'Brian, sus hombros apenas asomaban frente a la mesa, pero estirando los brazos podía llegar a las cartas. una noche mas en el piso no me cambiara la vida, pero aprender a jugar si!... pensó para si.

- Oficial eh... -Repitió el enano mientras se mesaba la barba pensativo. Nunca había dejado pagos en cuenta, y menos en aquella taberna perdida en ninguna parte dónde muy seguramente no volvía a ver al cliente nunca más. - Supongo que nadie sería tan estúpido cómo para cargar dinero a cuenta del Patricio sino fuera porque éste le ha dado permiso... 

Konrad sabía muy bien de qué hablaba, la vinculación entre el gremio de ladrones y el de asesinos hacía que cualquier trabajo llegase a oídos de unos o de otros. Y por ello sabía que el Patricio cobraba sus deudas, si no era con oro, era con sangre.

- Esta bien, podréis pasar la noche a cuenta del Patricio. Pero las consumiciones las pagáis, no se cuando podré cobrar y no quiero quedarme sin dinero. Y decidme... ¿Qué clase de misión encomiendan a tan pintoresco grupo?  

Por fin había arrancado una cuña. Ahora solo le quedaba atreverse a comérsela.

-Laddy Margolotta está falto de hombres capaces para una investigación de suma importancia. Como entenderá no podemos entrar en detalles- Konrad se mostraba bastante educado en cada gesto ahora que el tabernero parecía ceder algo de terreno.

-Y ahora que la vuelvo a mencionar, será mejor que mire a ver si se encuentra aquí- dijo mientras olía un trozo del queso, a lo mejor hasta se lo comía por el camino, ya que si disponía a cumplir la horrenda tarea d descubrir cual era el cuarto de la señora sin importunarla.

-Cuando estemos instalados te enseñare algunos trucos- Le dijo al crió pero nuevamente volvió su atención al posadero.

-Agradecemos su hospitalidad, en cuanto a la bebida... ¿Que le parece si llegamos a un trato?- Lanzo su proposición sin vacilar un momento y manteniendo su segura sonrisa en todo momento, después de todo el que estén trabajando no significa que no podían pasárselo bien.
 

¿El Patricio?

Ori iba a corregir al posadero, diciéndole que él había mencionado a la Guardia, pero tras ver que sus compañeros de misión le seguían el juego, se calló. No había mencionado al Patricio, pero estaba claro que él estaba involucrado y... era una misión que él les había encomendado, ¿no pensaba que ellos mismos se pagasen los gastos que esta podía ocasionar, verdad?

- Entonces me parece que si, que pasaremos la noche aquí. -Luego miró al jugador y esperó atento a ver qué clase de chanchullo le ofrecía al posadero.

El enano miró a O'Brian de refilón. De todos es bien sabido de la capacidad de los enanos para regatear, ninguna. Sin embargo no parecía que el posadero se fuese a dejar engatusar así como así.

-  Y bien moreno, ¿Que pretendes ofrecerme?