Partida Rol por web

Tras recorrer gran parte del territorio Het Wad sin encontrar nadie dispuesto a unirse a tu causa decidiste acercarte a la zona en conflicto.
Pensaste que muchos de esos soldados desmotivados o incluso desertores se unirian a ti para formar un clan.
Viajas a pie o robabas un vehiculo cuando tenias ocasion, cada vez que abandonabas un pueblo lo hacias subido en el vehiculo de alguno de esos ingratos que te acababan de rechazar. Normalmente los matabas antes, aunque en algunas ocasiones contenias tus instintos para evitar generar clanes enemigos antes de poder siquiera hacerlos frente.

Durante tu ultimo viaje llegaste a Krik Sack, el conocido como ultimo pueblo antes de entrar en la zona de guerra. Te contaron que se podian ver los bombardeos en el horizonte por las noches y que incluso llegaron a ver aviones humanos sobrevolar la zona.
Mientras visitabas la taberna del lugar en busca de mercenarios o guerreros libres te topaste con un grupo de soldados. Visitaban el pueblo en su descanso para emborracharse y dar buena cuenta de las mujeres del pueblo.
Cuando te preguntaron por que no eras soldado ni lucias las marcas de un guerrero la situacion se volvió tensa. Las armas se adelantaron a las palabras y lograste acabar con cuatro de ellos antes de caer.
Mientras te transportaban descubrirte que habias sido sedado y te llevaban a una base militar cercana para ajusticiarte como traidor. Asi todos los posibles desertores se lo pensarian dos veces antes de huir.

Lo ultimo que recuerdas son las palabras de un Mariscal Het Wad maldiciendote a ti y a tu familia y anunciandote que el mismo se encargaria de cortarte la cabeza.

Tras robar los planos de un nuevo procesador de torio Bauwer lograste huir del centro de investigacion y coger un transporte rumbo a Beles, al sur del territorio humano.
Alli te encontraste con tu comprador, un humano cuya identidad nunca fue desvelada pero que te iba a dar 50.000 creditos por los planos. La transaccion se iba a realizar sin complicaciones hasta que apareció la Policia Secreta.
Hombres equipados con las armas mas modernas disparando a matar independientemente de los daños colaterales. Si la PS va a por ti, nada les detiene.
Lograste robar una moto y huir fuera de la ciudad, parecia que milagrosamente les habias despistado. Decidiste cambiar de vehiculo en la siguiente ciudad. Alli montaste en un deslizador hacia el Oeste, alejandote de Beles y de la pista de la Policia Secreta.
Pero tu mala suerte no habia terminado. Un grupo de incursores Het Wad asaltó el deslizador provocando un accidente. Eliminaron a todos los no humanos y aquellos que lo parecian fueron secuestrados, entre ellos tú.
No sabes donde te llevaron, pero seguro que ahora estas dentro de su territorio y, si el gobierno humano no cede a las exigencias, te ejecutaran muy pronto.

El catalizador de iones, o lo que es lo mismo, un retroalimentador para los motores de Torio. El invento que revolucionaria el mundo de la ingenieria, reduciria el tamaño de cualquier motor hasta un 30%. Por no hablar del coste en disipadores y refrigeradores.
Desde hace semanas te obsesionaba ese logro, llevabas meses trabajando en ello y estabas tan cerca que ya pensabas en como seria el reconocimiento de tus colegas. Te nombrarian consejero del gremio y tendrias acceso a la Biblioteca de Sabios. El sueño de cualquier Bauwer.
Lo unico que te impedia alcanzar esa tecnologia era la carencia de material adecuado. Habias probado conductos de todos los materiales a tu alcanece, pero ninguno lograba tener la integridad molecular necesaria.
Recientemente llegó a tus manos un informe arqueologico con origen en el sur del territorio humano. Habian encontrado una veta de un material que hasta ahora habia pasado desapercibido.
Ni siquiera le habian puesto nombre, los humanos no valoraban esas cosas. Solo seguian buscando su estupido oro y cualquier cosa que emitiera cierto nivel de brillo.
No tardaste en reserva un viaje hasta ese lugar. Pero la infraestructura humana es tan deficiente que terminaste por comprar un billete en deslizador hasta alli. Hacia mucho que no salias de tu pais, y recordaste las aventuras y peligros que viviste en el pasado. Si lo hubieras recordado antes posiblemente no hubieras viajado tan lejos, es algo que recordaras durante mucho tiempo.
Poco antes de llegar a tu destino un grupo de incursores Het Wad asaltó el deslizador provocando un accidente. Eliminaron a todos los no humanos y aquellos que lo parecian fueron secuestrados, entre ellos tú.
No sabes donde te llevaron, pero seguro que ahora estas dentro de su territorio y, si el gobierno humano no cede a las exigencias, te ejecutaran muy pronto. O puede que si descubren que no eres humano tambien acaben contigo.

Durante tus ultimos viajes te sorprendió la cantidad de adeptos que tenia una curiosa religion humana. Adoraban a un ser primitivo cuyo mayor logro fue ser ejecutado por las autoridades y resucitar tres dias despues para no volver a aparecer jamas.
Se te hacia curioso como decian que ese hombre, hijo de un dios, habia viajado a su planeta natal para salvarles. Sin embargo tras siglos nunca mas se manifestó. Se marcho dejando tan solo amenazas para los malvados y promesas para los bondadosos. Siempre, eso si, a juicio de las leyes divinas.
Tanto te atrajo este peculiar culto que decidiste viajar a territorio humano para conocer in situ sus conceptos teologicos.
Tras uno de esos larguisimos viajes rodeando el territorio de los Napeden por fin llegaste a tu destino. Apenas te separan cien kilometros y un breve viaje en deslizador hasta el lugar donde estaban erigiendo un gran templo en honor a ese hijo de un dios. Segun te habian dicho alli estaba el maximo exponente de esa religion, supervisando la construccion.
Despues de casi una semana de viaje por fin llegarias a tu destino. Sin embargo Duviel fue caprichoso contigo, o fue una muestra de su desaprobacion hacia tus actos.
Poco antes de llegar a tu destino un grupo de incursores Het Wad asaltó el deslizador provocando un accidente. Eliminaron a todos los no humanos y aquellos que lo parecian fueron secuestrados, entre ellos tú.
No sabes donde te llevaron, pero seguro que ahora estas dentro de su territorio y, si el gobierno humano no cede a las exigencias, te ejecutaran muy pronto. O puede que si descubren que no eres humano tambien acaben contigo.

Hora: Desconocida
Localizacion: Desconocida

Todo es oscuridad. En vuestros reducidos cubiculos de 1x1 metros lo unico que podeis hacer es sentaros y rezar para que la proxima comida no contenga nada vivo.
Las celdas no son mas que rejillas metalicas que se electrifican a la mas minima presion. Vuestros captores han sido listos colocando al Bauwer lejos del Het Wad, la combinacion podria generar un problema de seguridad. Resulta extraña la presencia de un Het Wad prisionero de su propia raza. Es sabido que suelen enfrentarse entre ellos, los clanes luchan entre si, pero no deja de ser intrigante que lo mantengan cautivo pudiendo acabar con su vida. El resto de los presentes puede ser usado para presionar a los respectivos gobiernos de cada raza con el fin de desacreditar a los humanos y su guerra de conquista.
Las horas pasan y en algunos momentos incluso agradeceis la ausencia de luz, no es grato sean cuales sean las circunstancias ver a pocos metros de ti otra persona hace sus necesidades practicamente en sus pies.
Pese a que, segun vuestros calculos, tan solo llevais dos dias encerrados comenzais a notar sintomas de debilidad, no poder tumbaros para descansar y el ambiente del lugar comienza a hacer mella en vuestra salud.

La puerta se abre y una tenue luz artificial inunda el lugar. Un Het Wad desarmado entra y camina pesadamente por el pasillo que separa las dos hileras de jaulas. Porta una pequeña bandeja con doce cuencos de barro llenos de algun tipo de repugnante caldo. Al no caber todos en la bandeja han puesto unos sobre otros con el consecuente desborde de caldo. Casi ni le dais importancia, esa mierda es la que os mantiene vivos y tan solo esperais que os toque uno de los cuencos de arriba, los mas llenos.
El carcelero reparte los cuencos dejandolos en el suelo, frente a las celdas. Un pequeño agujero os permite cogerlos, pero tiene la medida justa para que un error de calculo os suponga una descarga electrica.
Cuando esta a medio camino comenzais a oir un lejano zumbido. Poco a poco se intensifica y le acompaña una ligera vibracion. De repente se activa una alarma en el exterior, la sirena avisa de un inminente ataque aereo.
El Het Wad tira la bandeja y comienza a correr hacia la salida. Poco antes de llegar se produce una explosion fuera, frente a la puerta. La onda expansiva le alcanza y sus pedazos salpican todo el lugar.
Sin tiempo para reponeros del susto inicial se produce otra explosion, esta vez alcanza el edificio en el que estais y arranca una esquina por completo. De los cuatro humanos que ocupaban esas celdas no queda nada, incluso un fragmento de pared ha volado a traves del pasillo para atravesar la reja y aplastar a un Gulzig. Ese que siempre lloraba y se lamentaba por no haberse quedado en su casa.

Con tales impactos el sistema de seguridad de vuestras celdas ha quedado desactivado. Al menos el cadaver del Gulzig esta caido sobre la puerta y no produce efecto alguno.
Pronto todos estais en el pasillo, gracias a la luz que entre por la puerta y el enorme agujero en la pared podeis hacer un recuento de los supervivientes. Un Bauwer de mediana edad a jugar por su canoso cabello, una mujer humana de gran belleza, un Gulzig que podria pasar por un humano bajito si no fuese por su aspecto religioso y el enorme Het Wad prisionero de su propia raza y, por tanto, enemigo de vuestros captores.

Las explosiones se siguen sucediendo pese a que podeis oir entre detonacion y detonacion como el zumbido se va apagando. Comenzais a oir las baterias antiaereas a vuestro alrededor y el regreso del zumbido, lo cual indica un nuevo bombardeo.
A traves de la puerta veis lo que parece ser un barracon similar al vuestro, aunque el humo de la explosion apenas os permite vislumbrar nada desde el interior. Por el boquete del impacto veis mucho, tan solo llegais a apreciar que es de noche y una valla bastante alta a unos cinco metros de lo que antes era la esquina del edificio.
Sea quien sea el autor del ataque esta claro que no es una mision de rescate, la segunda oleada deberia ser mas precisa que la anterior. Y esta a punto de llegar.

Esos bárbaros le habían enajulado como si fuera una jodida rata de laboratorio, así que no pudo evitar sentir cierta satisfacción al ver saltar por los aires al maldito Het Wad. Aquel zumbido que no presagiaba nada bueno y sobre todo el hedor que llevaba soportando quién sabe cuánto tiempo, le dieron fuerzas para salir de la jaula rápidamente. Se irguió y sus músculos crujieron por todas partes, pero apenas podía sentir su pierna derecha por más que la sacudió.

Los ojos azules del Bauwer permanecen fijos en el cadáver que yace bajo el bloque de cemento mientras se sacude, con una mueca de asco, el polvo de su otrora impecable traje negro. Fuera del barracón, el zumbido de la siguiente oleada se intensifica. Se atusa la corbata mientras observa a los otros sin ocultar cierta frialdad y disgusto en su gesto. No le gustan las presentaciones.

-Hay que salir de aquí.-Su voz es profunda y algo áspera.

Se acerca con paso renqueante a la pared derrumbada y se asoma en busca de enemigos, algún vehículo o una brecha en la valla.

Si la valla está electrificada, quizás pueda desactivarla...

Rezaba en silencio cuando la puerta se abre dando paso a un guardia portando la bandeja con los cuencos de la comida. No puedo evitar hacer una mueca cuando me veo suplicando para mí mismo que mi cuenco sea de los superiores, los que portaban más contenido. Sin embargo, ninguno de aquellos cuencos llega a mis manos, de pronto un sonoro zumbido empieza a aumentar su volumen y termina dando paso a una serie de explosiones que derriban parte de la estructura que nos mantiene cautivos. El sistema de seguridad de las jaulas se desactiva y compruebo horrorizado como un hermano gulzimita yace en el suelo aparentemente muerto.

- ¡Oh, no! -exclamo mientras me acerco a comprobar su estado.

Tras comprobar que no tiene pulso rezo una plegaria para guiar su alma y en una rápida ceremonia le cierro los ojos y le ofrezco mi respeto para que pueda presentarlo ante Duviel. Enseguida la urgencia del momento desvía mi atención y veo cómo alguien que parece ser un bauwer por su modo de expresarse nos indica que hay que salir de allí cuanto antes.

- Sería conveniente alejarse de esta zona, pero no sé si llegaremos muy lejos expuestos a cielo abierto -comento al Bauwer que parece tomar el liderazgo momentáneo de la situación.

Agil como una serpiente salgo de mi jaula estirando todos mis musculos, estoy sucia, asquerosa en realidad, ese mejunje no me sentó bien.

No hablo ¿Para qué? Nos vamos a separar ya, al menos yo. Me acerco al cadaver de Het Wad, quiza tenga una llave o que se yo.

Tras registrarlo, salgo con cuidado de ahi.

Cuando la puerta se habre los especimenes ocupan el pasillo como si se tratara de el corredor de su casa, una asquerosa humana se acerca al cadaver del Het Wad y lo registra, esta imagen le resulta repulsiva y siente deseos de atacarla pero tranquiliza su ser mientras espera a ver que a podido encontrar.
Mientras tanto un par de flacuchos se dedican a debatir que hacer mientras relatan los sucesos de su alrededor como si no los hubieramos vivido junto a ellos, asqueado me dirijo hacia el gran boquete de el edifio y hecho un vistazo desde mi posicion.

Todos teneis clara la prioridad, huir antes del siguiente bombardeo. Pero no parece una tarea tan sencilla.

Mientras la humana registra sin exito el cadaver del carcelero, o al menos el trozo mas grande de carne que ha quedado, el resto estudiais la opcion de huir a traves del agujero en la pared.
Al otro lado, hacia el Oeste, se ve una valla alta. De repente alguien pasa corriendo por delante vuestro, en direccion a dicha valla. Parece ser otro prisionero, un humano. En cuanto salta y comienza a trepar la valla deducis que no esta electrificada, sin embargo descartais la idea de imitarlo en cuanto una rafaga de ametralladora lo barre. Os asomais un poco para poder ver el autor del disparo. Una torreta de vigilancia automatizada que se asegura de limpiar el perimetro, todo lo que toque la valla será atacado. Su posicion, varios metros sobre el suelo, le otorga una linea de tiro privilegiada de toda la valla.
Deducis que debe haber, como minimo, una en cada esquina. O mas, segun el tamaño del recinto.

Rapidamente examinais la otra opcion, la puerta. Podeis ver el crater de la bomba recien caida, justo en el pasillo central del campamento. A cada lado hay barracones como el vuestro separados por unos diez metros y hacia el Sur podeis ver uno ligeramente mas grande con un vehiculo aparcado en la puerta.
Hacia el Norte una cilindrica bateria antiaerea maniobra para apuntar hacia los bombarderos que llegan desde el Sur.
El ataque ha levantado grandes nubes de polvo y arena del suelo, veis gente correr de un lado para otro pero sois incapaces de saber si son prisioneros fugados o soldados del campamento.
Los restos de los que debieron ser los guardias de cada barracon yacen en el centro de la calle central. Lograis ver sus armas justo a ellos (dos subdusiles), desconoceis si funcionan ya que estais a varios metros de ellas.
En los dos barracones al Norte de vosotros, los ultimos de cada hilera, los soldados se estan levantando del suelo. Parece que la honda expansiva solo les ha derribado y ahora estan recuperando la verticalidad rapidamente para actuar cuanto antes.

Huir por la valla parece una locura, El vehiculo resulta tentador en primera instancia pero huir con el de un bombardeo y las unidades Het-Wad se me antoja imposible, en cambio cuando vislumbro los cadaveres de los guardias junto a sus armas una idea se me viene a la mente.
Temeroso de posibles unidades antipersona cojo el cuerpo sin vida del gulzig y lo lanzo con toda mi fuerza en direccion de los cadaveres de los guardias, si nada raro acontece esprinto hacia las armas cojo la que vea en mejor estado y junto a ella el cuerpo de alguno de los guardias.
¡Esperad aqui!
No hay tiempo para explicaciones.

Mi idea es hacerme con la armadura del guardia y hacer parecer que soy el guardia de los presos para asi evadirnos de las rafagas de balas Het Wad, reclamar el vehiculo para ponerlos a salvo como si los presos tuvieran informacion de importancia y ponerme a resguardo.
El unico interes que veo de momento en rescatar a estos tios es salir de aqui pero no olvido que son traidores a mi raza asi que pese a ser preso como ellos los sigo considerando enemigos.

Miro a mis compañeros, despues de todo, el termino compañeros es aplicable despues de varios dias...aunque acabe ahora. Se merecen algo...supongo.

-Suerte-

Tras mi breve palabra, me dirijo hacia el barracón de la izquierda, rápida y de "sombra en sombra" como el que dice.

Rodearé el perimetro por aquí...a ver que hacen estos...si los distrajeran un poco...

Obersvo cómo el Het-Wad alcanza el cuerpo del gulzig muerto y lo lanza a varios metros de distancia.

¡Por Duviel! ¡¿Qué hace?! Pienso ante tal muestra de desprecio hacia el cadáver.

Sin embargo antes de poder decirle algo, se gira hacia nosotros y nos dice que le esperemos allí. En cualquier otra situación habría ignorado su comentario pero aquel het-wad parecía saber lo que se hacía y la verdad es que seguramente tendría más experiencia que yo en cuanto a situaciones como aquella se refiere, de forma que me limité a asomarme al exterior para no perder de vista a aquel individuo.

Llegado el momento, la humana que nos acompañaba se despide deseándonos suerte y abandona el lugar pegada a la pared.

- ¡Humana! Tendremos más oportunidades de sobrevivir si permanecemos juntos -le digo con urgencia aunque lo más seguro es que ella ya no me pudiera escuchar.

Observo en tensión los movimientos del het-wad.

Teil está a punto de salir del barracón pero se detiene al ver a aquel hombre encaramarse de un salto a la valla. Casi había esperado ver como se electrocutaba, así que el Bauwer suspira aliviado al ver cómo el otro escala frenéticamente. De repente, una ametralladora abre fuego y lanza el cuerpo del fugitivo varios metros atrás, y además sigue disparando durante unos segundos al cadáver, que se sacude como si fuera una macabra marioneta al recibir los balazos. El científico ha mantenido la compostura hasta ese momento, pero no puede soportar ver la crueldad con la que el cuerpo es tiroteado. Dressler trastabilla y está a punto de caer hacia atrás por la impresión, y no puede evitar vomitar toda esa sopa asquerosa que aún le quedaba en el estómago. El Bauwer ha visto muchas cosas en su vida, pero está lejos de ser un soldado.

Levanta la vista y sigue a los otros automáticamente con la mente obnubilada. Le parece ver a la mujer decirles algo, pero en su mente solo hay sitio para las detonaciones y los gritos que le llegan desde fuera.

Se tapa las orejas con las manos y cierra los ojos con fuerza. Conoce una forma de recuperar el control, solo es cuestión de despejar la mente y amueblarla de nuevo poco a poco.

- ¡A ver! ¡Eh…virus, virus de ADN de cadena abierta! ¡Claro, eh…Parvovirus, M 17…eh, y entre los de cadena abierta…los…

El cuerpo del Gulzig aplastado pasa volando delante suya.

-¡PERO QUÉ!

El Het Wad se lanza a la carrera y sale del barracón, ante la estupefacta mirada del Gulzig y el Bauwer. Teil despierta y agarra el brazo del gulzinita con fuerza.

-¡Hay que ir hacia el vehículo mientras ese se encarga de los otros bestias!

Zolah reacciona cuando el Bauwer le agarra del brazo y le comenta que hay que alcanzar el vehículo.

- Sí, tienes razón. -responde asomándose al exterior calculando el mejor momento para salir -¡Ahora!

Moviéndose lo más rápido que puede se encamina hacia el vehículo, cubriéndose cada tanto tras las esquinas de las paredes. Al atravesar el pasillo central, agachándose sin dejar de correr alcanza uno de los subfusiles, y tras pegarse a una pared a cubierto lo examina con detenimiento.

Es tecnología Het-Wad, pero creo que podré arreglármelas, piensa el gulzig.

Comenzais a tomar decisiones rapidas sabiendo que un nuevo bombardeo es inminente. El Het Wad lanza el cadaver del pequeño Gulzig hacia el centro de la calle. Esperais un par de segundos pero no hay disparo alguno de las torretas. Deducis que solo protegen el perimetro evitando que alguien penetre o huya.
Viendo que no hay fuego automatico comenzais a moveros en distintas direcciones.

El Het Wad y el Gulzig corren hacia los cadaveres de los guardias. Ambos estan destrozados por la explosion, su ropa esta hecha jirones y pegada a sus ensangrentados cuerpos. Las armas parecen haber corrido mejor suerte y cada uno de ellos obtiene un subfusil. Aunque son de proyectil solido, y por tanto de municion limitada, siguen siendo igual de letales contra vuestros actuales enemigos.

El Bauwer se queda esperando en la puerta del barracon. Recuperandose de lo que ha visto y esperando que sus improvisados compañeros se armen y, si le hacen caso, se muevan hacia el vehiculo estacionado frente al barracon principal.

La mujer humana decide ir en solitario y avanza en direccion sur entre los barracones. No se preocupa por ser silenciosa, el ruido a su alrededor tapa cualquier movimiento. Sin embargo no llega mas allá del siguiente barracon, se ve obligada a detenerse cuando tres Het Wad salen del barracon grande.
Se trata de dos guardias y lo que parece ser algun tipo de oficial. Los guardias van armados, el oficial porta un maletin metalico. Los tres se apresuran a subir al vehiculo, un buggie biplaza con dos asientos soldados en la parte trasera y colocados en el sentido contrario a la marcha.

El gulzig alcanza el subfusil que parece estar en buen estado, pero en cuanto se dirige hacia el vehículo observa cómo tres Het-wad van hacia él. En un primer momento ellos no los ven y Zolah tiene apenas un segundo para tomar una decisión.

¡Ese vehículo es nuestra mejor opción para escapar! ¡Que Duviel me perdone! piensa el gulzig mientras apunta con el arma contra los tres individuos.

Dispara sin compasión contra los Het-wad con la esperanza de no darles opción a réplica.