Partida Rol por web

Nazarene´s Lot

Nazarene's Lot

Cargando editor
30/07/2021, 19:45
Sharpay Wong

Aquel hueso atravesó por completo la aterradora figura… ¿Qué figura? Tras un golpe seco, sólo un óseo eco inundó aquella cripta. Mi linterna aseveró la repentina desaparición de Tasso y su ejército. Todo se esfumó a mi alrededor, aunque no sabía durante cuánto tiempo. Escuchaba la voz de Peter Faraday y volvía a escuchar los ladridos de Layla. Palabras como Ella, amenaza o maldición resonaban con una fuerza especial y una voz infantil, aunque salir de allí era imperativo. Tras preparamos para subir, desesperada, imploré a mis compañeros que tirasen de la cuerda.

Mi pie está en la argolla. Mi mano derecha sujeta la cuerda, mi mano izquierda la linterna y la espalda de Peter Faraday. Noto cómo la cuerda se tensa y aprieta la suela de mi zapato. Escucho voces. Creo que son mis compañeros tirando, aunque no puedo evitar dudar de cualquiera de mis sentidos. Aprovecho esta relativa tranquilidad para intentar convencerme de que Ella no es más que una invención con la que disuadir a quienes se entrometen en la vida de este pueblo. Sin embargo, el discurso de Faraday me devuelve a esa supuesta realidad de la que intento escapar.

De repente, mientras trato de asimilar lo que me cuenta el pequeño adolescente, noto la piedra rozando mi espalda y todo se vuelve mucho más nítido. Los colores, la formas, el aire y, por supuesto, la voz de mis compañeros. Miro a Faraday. - ¿Cómo estás Peter? -Le examino, aún preocupada por su estado.

Miro a mis compañeros. - No sabéis lo que me alegro de veros chicos-. Busco rápidamente la mirada de Gloria-. ¿Cómo estás? -Recuerdo los últimos momentos que pasó allí abajo-. ¿Recuperada? -Miro a Frank-. ¿Todo bien por aquí arriba? -Me alegro especialmente cuando veo su rostro.

Arreglo un poco mi pelo y mi ropa, introduzco mi mano en el bolsillo de la chaqueta que lleva Faraday y cojo uno de los caramelos para ofrecérselo. – Toma Peter. Te vendrá bien un poco de azúcar. -Extiendo mi mano-. ¿Por qué te castigó Charlotte? -Le miro, esperando una respuesta.

Permanezco de pie ante el niño, rodeada por todos mis compañeros y tomo conciencia de que debemos continuar nuestro camino. Deseo llevar a Peter Faraday a la casa del Sr. Payne. Necesita comer y beber. Aun así…, ¿podría ser un riesgo para Brandon? Lo último que merece ese pobre hombre es que llevemos a su hogar algo que pueda atormentarle. Además, cuanto antes terminemos nuestro trabajo, antes podremos salir de aquí y asegurarnos a todos un bonito lugar en el que descansar.

A estas alturas, está claro lo que nos queda por investigar. Para poder terminar nuestro trabajo deberíamos saber quién controla todos estos sucesos que se han interpuesto en nuestro camino. Quién es capaz de tener un grupo de niños como esbirros. Quién es capaz de comerse a la gente. Quién es capaz de castigar a un pobre niño en una cripta mugrienta. ¿Quién es Ella?

Intento recordar las palabras del pequeño Faraday y le miro. - ¿Dices que Ella vive en la granja Finn? -Arrugo el entrecejo-. ¿Ella es una persona adulta? -Permanezco en silencio mientras habla-. ¿Sabes tú dónde está esa granja? -Espero su respuesta y miro a mis compañeros-. Creo que deberíamos ir a ver qué está pasando allí. -Froto mis ojos, notando un cansancio importante-. ¿Qué opináis?

Mientras camino lentamente, sucia y maloliente, esperando a mis compañeros, aprovecho para hacer algunas preguntas a Peter Faraday. - ¿Por qué dices que Ella os manda? ¿Qué es lo que os manda? -Intento hacer las preguntas con calma-. ¿Cuántos vivís aquí? -Espero, tras cada interrogante, la respuesta de Peter con un silencio expectante-. ¿Qué ha sido de vuestros padres? -Deseo conocer tantas cosas…-., ¿Por qué crees que se come a la gente? -que tengo que escoger sólo algunas preguntas-. ¿A quién se come?

Cargando editor
31/07/2021, 10:36
Gloria Méndez

Respiré tranquila, o al menos lo más tranquila que podía estar en aquella situación. 

Sí, ya estoy bien,  ¿y vosotros? Parecíais estar pasándolo realmente mal ahí abajo... Niño - me acerqué a él después de que respondiese a las preguntas de mi compañera - ¿hace mucho que no has comido? Deberíamos llevar a este niño a los servicios sociales, y dar el aviso en el informe de que hay muchos más niños en esta situación, además espero que esa horrible mujer terminé en la cárcel o en un psiquiátrico, que es donde debería estar.

- Y ahora, ¿le devolvemos el perro al anciano? Estoy segura de que le daremos una buena alegría... - y después lo más semsato seria largarse de aquel lugar, lo antes posible o ibamos a acabar todos desquiciados de un momento a otro.

Cargando editor
01/08/2021, 19:17
Director de juego

El aire de la iglesia está mucho menos enrarecido que el de la cueva subterránea que se encuentra bajo ella. A pesar de tratarse de un recinto cerrado, destartalado y con un cierto olor a moho, sus superficies están más limpias y son rectas. Nadie parece percatarse de lo importante de que un suelo sea firme y plano hasta que lo pierde y tiene que pisar un cenagal donde los pies se hunden como si fueran arenas movedizas en una película de Tarzán de los años 30. Sharpay toma conciencia rápidamente de la situación y se dirige al niño.

¿Cómo estás, Peter?

El niño asiente, aunque no pronuncia una sola palabra. Se fija, durante un tiempo prolongado, en los dos hombres que están limpiándose las manos. Pudiera ser que le hagan sentirse ligeramente intimidado.

No sabéis lo que me alegro de veros chicos —dice la joven agente del USBR al tiempo que busca con su mirada a Gloria—. ¿Cómo estás? ¿Recuperada?

Gloria suspira, claramente aliviada, aunque aún nerviosa por la situación vivida.

—Sí, ya estoy bien. ¿Y vosotros? Parecíais estar pasándolo realmente mal ahí abajo...

Sharpay sonríe y no parece tener ganas de responder. Ambas saben, perfectamente, lo que han tenido que afrontar. Gloria ha tenido una alucinación ligeramente diferente a la de su compañera, pero la historia de base era la misma en ambos casos.

¿Todo bien por aquí arriba? —pregunta Sharpay a Frank, que hace grandes esfuerzos para no abrazarla.

Sí, más o menos bien —responde con una sonrisa que muestra sus inmaculados dientes—. Estábamos muy preocupados, tanto Arnold como yo, por vosotras.

Complacida por la respuesta, Sharpay arregla su ropa. Gloria no deja de mirar al niño, probablemente debatiéndose entre la idea de socorrerlo o estrangularlo por llevarlos a una situación tan peligrosa como la vivida, aunque el chico no tenga la culpa de forma directa.

Sharpay mete la mano en bolsillo de la chaqueta que ha puesto sobre los hombros de Peter Faraday, coge un caramelo y se lo ofrece al chico.

Toma, Peter. Te vendrá bien un poco de azúcar —le extiende la mano con la golosina y el niño la coge rápidamente, le quita el papel y se lo lleva a la boca—. ¿Por qué te castigó Charlotte?

El niño comienza a hablar un poco titubeante, pero con una madurez de la que antes no se había dado cuenta ninguna de las dos mujeres.

Charlotte y yo… discutimos sobre quién debía mandar en el grupo… pero ella se hizo cargo de los huesos y yo quería hacerlos desaparecer. Eso hizo que ella comenzase a mandar y lo primero que hicieron fue castigarme hasta que la aceptase… como líder, ya sabe, señorita.

La idea de una disputa por un grupo de huesos hizo que la imaginación de todo el grupo volase hacia la novela «El Señor de las Moscas» y la cabeza de cerdo putrefacta que empleaban para saber quién tenía permiso para hablar… mientras duró el diálogo.

De nuevo, y antes de que pudiese intervenir Gloria que iba a hablar, Sharpay tomó la palabra.

¿Dices que Ella vive en la granja Finn?

—Sí, señorita, vive en la granja, con todos nosotros.

—¿Ella es una persona adulta?

—Creo que en algún momento lo fue, señorita, aunque ahora no sabría decirle lo que es.

¿Sabes tú dónde está esa granja?

—Pues claro, allí es donde vivimos todos. A unos mil pasos en dirección a la izquierda del puente desde aquí.

El padre Flaherty interviene en ese momento.

—Eso son, aproximadamente, unos diez minutos andando, minuto arriba, minuto abajo —se aclaró la voz y se explicó—. Las personas caminan a un ritmo de unos cien pasos por minuto. Quizá en un niño varíe un poco…

Creo que deberíamos ir a ver qué está pasando allí —dice Sharpay con entusiasmo—. ¿Qué opináis?

El padre Flaherty es, de nuevo, el primero en hablar y sorprendentemente a favor de la opinión de Sharpay.

—Desde luego que sí. No podemos dejar a un grupo de niño con esa mujer… o lo que sea.

Niño —interviene Gloria—. ¿Hace mucho que no has comido?

—Bueno… hace mucho que no como bien, señorita —responde Peter inmediatamente.

—Deberíamos llevar a este niño a los servicios sociales, y dar el aviso en el informe de que hay muchos más niños en esta situación —sigue Gloria—. Además, espero que esa horrible mujer terminé en la cárcel o en un psiquiátrico, que es donde debería estar.

No estoy de acuerdo —dice el padre Flaherty—. Lo primero será intervenir nosotros mismos. ¿Es que queréis que nos detengan por denegar el auxilio a un desafortunado grupo de niños? Eso por no hablar de lo mal que deberíais dormir todos por la noche si los dejamos aquí y les ocurre algo.

—¿Y si le devolvemos el perro al anciano? —pregunta Gloria—. Y después lo más sensato sería largarse de aquel lugar, lo antes posible o íbamos a acabar todos desquiciados de un momento a otro.

Estoy de acuerdo contigo en lo de rescatar al perro —afirma Frank Gambetta, muy serio—. E incluso en llevárselo a la granja al señor Payne, si es necesario, pero no dejaré aquí a Peter ni a ningún niño.

De nuevo se hace el silencio Frank deja caer la cuerda por el agujero a la cueva y agarra fuertemente la cuerda. Cuando comienza a descender, abraza la cuerda con las piernas para frenar su caída. Se le oye respirar fuerte por el esfuerzo, pero sin duda se trata de un hombre fuerte que hace ejercicio con mucha regularidad, lo que hace que tarde poco en alcanzar el suelo, para tranquilidad de todos. Mientras se acerca lentamente a Layla para cogerla y llevársela hacia fuera de la cueva, Sharpay vuelve a hablar con el niño, que ya está totalmente recuperado del nerviosismo inicial. Sin embargo, algo parece ir mal en él. Puede que haya estado en ese agujero demasiados días.

—¿Por qué dices que Ella os manda? ¿Qué es lo que os manda?

—Generalmente dice que busquemos comida. Pero para ella.

¿Cuántos vivís aquí?

—Cinco… —los nombre uno a uno—. Charlotte, Rudolph, Rachel, Danny y yo.

—¿Qué ha sido de vuestros padres?

—Los de los demás, no lo sé, no hablamos de ello —se encoge de hombros—. Los míos murieron en un accidente de avión.

¿Por qué crees que se come a la gente?

—Dice que necesita a la gente, señorita.

En ese momento los alegres ladridos de Layla interrumpen la conversación. Sin que haya tenido tiempo de ser consciente de ello, Frank ha agarrado a la perra y ha subido ayudado por el padre Flaherty. La perrita da saltos alrededor de Frank, agradecida porque la haya sacado de la cuerva.

—Vale, vale… te vamos a llevar con tu dueño…

Si embargo no tiene ocasión ni de intentarlo. Sin dejar de ladrar de alegría, el animalito sale corriendo en dirección a la granja de su dueño. Una historia, pequeña, que tiene un final feliz. Al menos por el momento.

—Tienes razón, Gloria —le dice Frank con una sonrisa—. El anciano se va a llevar una buena alegría. Con esto solventado, creo que el siguiente paso sería ir a la famosa granja de Finn. ¿Estamos de acuerdo en ello? ¿Cómo nos acercamos? ¿Tenemos algún plan?

Cargando editor
02/08/2021, 18:31
Sharpay Wong

Tras salir de aquella gruta, nuestro equipo volvía a ponerse en marcha. Había perdido toda esperanza de salvar a la única compañía del Sr. Payne. La pregunta de Gloria me recordó que no todos estábamos a salvo. Pero… ¿quién era capaz de volver allí? De volver al lugar donde podían materializarse quién sabe qué pesadillas. Afortunadamente, Frank se deslizó raudo por la cuerda para rescatarla. Ver correr a Layla hacia su hogar fue, posiblemente, lo más satisfactorio del trabajo que habíamos realizado hasta ese momento. Ya sólo quedaba decidir cómo llegar a nuestro próximo destino.

Escucho la opinión de mis compañeros y trato de responder a la pregunta de Frank.

—Creo que podríamos ir andando sin problema —Pienso en mi hogar. Aunque estaría bien recuperar el coche para ir a la granja, teniendo en cuenta que nos queda poco trabajo por hacer aquí… Observo la salida, con la mirada perdida, dudando de mis propias palabras, y lo necesitaremos para volver.

Miro a Peter Faraday y sonrío.

—En cualquiera de los casos, debemos ponernos en marcha, si no queremos pasar otra noche aquí.

Miro a mis compañeros en silencio, esperando conocer sus preferencias.

Camino hacia la salida y pienso en una granja. No la conozco, aunque la imagino rodeada de campos secos de maíz. Temo lo que pueda encontrar allí. Según nos ha contado Peter, parece que vamos al hogar donde mora La Bestia. Según nos cuenta, parece que las pesadillas no estaban sólo en la cripta de una iglesia. Le hablo a Peter mientras mis compañeros se ponen en camino.

—¿Charlotte y el resto de niños viven también allí? ¿Acudirán al rescate de su prisionero?

Cargando editor
02/08/2021, 19:39
Arnold Flaherty

El padre Flaherty reflexiona sobre las palabras de Sharpay, con la que ha tenido más de un encuentro respecto a sus ideas. Son personas lógicas y coherentes, aunque la joven parece tener la mente más abierta a cosas nuevas que puedan suceder y Arnold está firmemente anclado en sus posturas iniciales.

No necesitamos el coche si vamos andando, señorita Wong —parece decir esas dos últimas palabras con cierto aire de burla, pero su rostro permanece serio y sereno.

Cuando la joven sonríe al niño y expresa su deseo de no pasar otra noche allí, Arnold vuelve a hablar.

Desde luego, sería muy desagradable otra noche como la anterior —su mente se marcha por un instante a otra parte y traga saliva de manera visible—. No desearía volver a pasar más tiempo aquí que el estrictamente necesario. Si alguien quiere saber mi opinión, lo mejor sería ir a la granja de manera normal, sin «planes» —remarca mientras mira a Frank Gambetta—. Hablar con quien haya allí y tras eso regresar a la civilización para informar a las autoridades.

Frank parece ofenderse durante unos segundos, pero su enfado se pasa rápidamente mientras niega con su cabeza y no responde al erudito religioso.

¿O esperan encontrar una secta de niños que adoren cruces de maíz o algo similar? —pregunta Arnold con gesto serio y voz adusta.

Cargando editor
02/08/2021, 19:51
Frank Gambetta

Frank Gambetta niega con la cabeza de nuevo tras escuchar las palabras del padre Flaherty. No sabe si se tratará de una mera coincidencia o, realmente, el religioso acaba de hacer una referencia a una obra de culto de la literatura de terror. Probablemente se trate de lo primero, aunque con Arnold nunca se sabe.

Creo que sea quien sea esa tal «Ella» que les maneja, no es más que una persona —abre sus ojos mientras se expresa—. Y ellos son un grupo de niños. ¡No son una organización terrorista ni nada que se le parezca!

El padre Flaherty le mira un tanto confuso. Esperaba un discurso en contra de sus palabras, no un apoyo casi completo a lo que él acaba de decir.

Es verdad que lo hemos pasado mal en este pueblo las últimas horas, pero no creo que los niños tengan nada que ver. Nos tenemos que preocupar de una persona, y sólo de una.

De «ella» —interviene el padre Flaherty.

Correcto, de ella —corea inmediatamente Frank—. Vayamos cuanto antes a la granja y terminemos de una vez con todo este embrollo que nos está llevando mucho tiempo y ha puesto nuestras vidas en riesgo —hace una pausa de unos segundos—. Además, es muy probable que si nos decidimos a presentar el informe que deberíamos presentar, la zona sea declarada como «no viable» para la construcción de la presa.

Cargando editor
03/08/2021, 13:20
Gloria Méndez

Yo preferiría actuar tal y como dice Sharpay, no nos cuesta nada coger el coche y de allí ya ir hacia la granja, acabar con todo esto e irnos a nuestras casas ¿no? ¿A qué vienen ahora tantas prisas por ir a ese lugar? No creo que por perder unos minutos recogiendo nuestro vehículo y devolviendo a la perra a su legítimo dueño vaya a pasar nada, la granja no va a moverse de lugar —aunque ya ni eso me sorprendería, pensé, después de todo lo acontecido en aquel pueblo hasta el momento, me hacía pensar que cualquier cosa, por fantasiosa que fuese, podía suceder.

—Así que, si no tenéis algo que decir para que Sharpay y yo cambiemos de opinión os agradecería que nos hicieseis caso —sentencié en tono hastiado, quería acabar cuanto antes al igual que ellos, pero quería hacerlo bien y con cabeza. Si teníamos que salir corriendo de la granja donde habitaba Ella, sería mejor hacerlo en el coche que corriendo, ¿no?

Cargando editor
04/08/2021, 10:04
Director de juego

Tras las palabras de Gloria, el grupo se dirige hacia el puente de cuerdas pasando no muy lejos de la casa donde habita Brandon Payne. Desde el exterior se escuchan los aullidos de alegría de la perra, jugando con el hombre al que se le escucha visiblemente emocionado por el regreso de su querida Layla. Unos momentos después, esos sonidos quedan atrás y son los del agua que circula a toda velocidad bajo el puente de cuerdas sobre el río de Nazarene los que llenan los oídos de todos.

Tardíamente, el niño responde a la pregunta de Sharpay.

Charlotte y los demás viven en la granja Finn, señorita —responde Peter, que parecía haberse olvidado de ella.

Sin prestar atención a la respuesta, Frank Gambetta le aconseja.

Tendrás que agarrarte bien, Peter. Aunque yo te ayudaré a cruzar.

No se preocupe, señor —dice al tiempo que se adelanta y comienza a cruzar el puente con un ímpetu propio de su juventud—. Estoy más que acostumbrado.

En un abrir y cerrar de ojos, el chico ha cruzado el, en apariencia, endeble puente sobre el río. Al otro lado les espera con una tímida sonrisa y una sensación de sentirse orgulloso por un movimiento que ha dejado a los adultos asombrados.

Caray con el niño… —no puede evitar exclamar Frank en voz baja—. Va a tener que ayudarnos él a nosotros…

El niño se sienta en una piedra en un recodo del camino, un poco fuera de la vista de todos y con la mirada puesta en el cielo. Parece sentirse alegre de estar libre de nuevo y respira, de cuando en cuando, con los ojos cerrados.

El grupo se organiza para cruzar. Por consejo de Frank Gambetta, el orden es de menos corpulento a más. Por ello, la primera en cruzar en Sharpay, que en dos días se ha convertido en una consumada equilibrista forzada por las circunstancias. Echa un vistazo al niño y se concentra en sus compañeros. Gloria Méndez es la siguiente en atravesar el puente, cosa que logra a un ritmo algo menor que su compañera, pero con igual buena fortuna. Ambas están pendientes de los demás por si debieran echarles una mano. Ya son tres de cinco los que han cruzado, pero quedan los más pesados.

Frank decide que sea el padre Flaherty el que pase primero, habida cuenta del accidente que hubo a la ida. En esta ocasión, el antropólogo y religioso logra cruzar a un ritmo pausado, pero con mayor equilibrio que la primera vez. Frank comienza a cruzar en cuanto ve que el hombre se ha reunido con el resto del grupo. Intenta mirar al niño, pero no le logra ver desde el ángulo que le muestra la horizontal del puente. Temiendo lo peor, lo cruza a toda velocidad haciendo que el resto se preocupen ligeramente por él.

Frank, ¿qué demonios..? —comienza el padre Flaherty.

¡Lo sabía! —exclama el constructor—. ¡El niño! ¡No está!

Todos se giran hacia la piedra en la que se había sentado, a unos diez metros de distancia del final del puente y, en efecto, el niño ha desaparecido.

Esto no cambia nada —dice de manera tranquila el padre Flaherty—. De igual forma, y ya que se ha acordado así, deberíamos ir a por el vehículo para presentarnos en la granja Finn —mira hacia el noroeste—. Que debe ser aquella de ahí, por cierto.

¡Ese niño ha vuelto con los otros y debemos sacarle inmediatamente de allí! —exclama Frank—. ¡No podemos esperar al coche!

Frank… siempre tan emocional… —recrimina el padre Flaherty—. En fin, ¿cómo hacemos el acercamiento teniendo en cuenta la marcha de nuestro amiguito Peter?

Cargando editor
04/08/2021, 17:45
Sharpay Wong

Desde que Peter nos contara su historia, no podía dejar de observarle. Aunque, en cierta manera, él mismo me había protegido allí abajo, sus comentarios me hacían desconfiar de sus intenciones. Permanecí un rato en silencio, siguiendo sus movimientos con la mirada, mientras mis compañeros debatían lo que esperaban encontrar en la granja.

Escucho, con interés, la opinión de mis compañeros, sin perder vista esas pequeñas manos. Frank lleva razón: nadie va a inundar el pueblo si hacemos un buen informe de las circunstancias. Aún así, es evidente que esos niños no quieren ser molestados y que nuestras intenciones, por humanas que sean, no son buenas intenciones para ellos. De cualquier manera, lo importante es que todos parecemos estar de acuerdo en nuestro próximo destino. Así que, tratando de evitar impertinencias innecesarias por parte de ningún compañero, prefiero no intervenir en su debate.

Afortunadamente, el ímpetu propio de una joven estadounidense llama al movimiento de todo el equipo y, automáticamente, nos ponemos en marcha. Mientras salimos de la iglesia me acerco a ella y tiendo la mano hacia su hombro, tratando de transmitirle algo de calma.

Gloria, tranquila —Entiendo sus sentimientos—. Sólo tenemos que encontrar, entre todos, la mejor manera de terminar nuestro trabajo —Entiendo su frustración, su desesperación y sus ganas de regresar a casa—. Creo que todos tenemos muchas ganas de salir de aquí —Hacía sólo escasos minutos que habíamos visto los monstruos que produce el sueño de la razón—. Si algo nos retrasa, desde luego, no será porque ninguno de nosotros así lo desee —Le sonrío, aunque no se si mis palabras le ayudan en algo.

Comenzamos a cruzar y el pequeño Faraday lo hace con asombrosa facilidad.

¡Peter cuidado!

Recuerdo al padre Flaherty resbalar y me asusto al ver a Faraday corriendo sobre el puente. Aun así, antes de que pueda terminar la frase, Peter ya está al otro lado del río. No puedo quitarle la vista de encima. Su agilidad y viveza, dadas sus condiciones me sorprenden, más que el simple hecho de que un niño brinque sobre un puente colgante.

Mi inquietud aumenta al llegar al otro lado del río. Busco, sin éxito, al pequeño Faraday y Frank confirma mis peores sospechas. Peter ha huido. ¿Habrá vuelto con sus compañeros, temeroso porque le estén buscando? ¿Habrá ido a avisarles de nuestros planes? ¿Necesitan, en realidad, esos niños alguien que les avise de dichos planes? Si ha ido a la granja, ¿por dónde ha cruzado el río? Sea cual sea la razón, nuestro objetivo sigue siendo claro, aunque temo que volvamos a retrasarnos debatiendo el asunto del coche.

A ver, recuperar el coche sólo era idea. Lo necesitaremos para salir de aquí —Intento hablar con toda la claridad posible—. Si no podemos llegar hasta la granja con nuestro mapa, evitando puentes colgantes, al menos podemos acercarlo —Pero no puedo evitar que algunas de mis palabras tengan un tono tajante—. Aun así, repito, sólo era opinión. No acostumbro a dar órdenes.

Miro hacia abajo unos segundos y continúo hablando, en un tono más conciliador.

Personalmente, me importa muy poco si vamos andando o buscamos primero el coche —Aun noto mis pies húmedos—. Si vamos primero a por el coche es posible que esos niños se hayan largado de la granja. O incluso hayan tomado represalias contra Peter —La poca ropa que me queda está rasgada—. Pero, si vamos primero a la granja, llevar a los niños hasta el coche para sacarlos de aquí tampoco será una tarea fácil —La suciedad se extiende por todo el uniforme que conservo—. Dudo que Charlotte o Rachel quieran venir con nosotros sin más.

Con pocas ganas de prolongar nuestra parada, deseando llegar a la popular granja de los Finn, pongo mis manos sobre las caderas, mostrando mi disposición a continuar.

—Si lo que importa es ir andado por mí no hay problema. Donde no vamos a conseguir nada es aquí parados —Comienzo a caminar, en la dirección que nos indicó Peter, hablando para mí misma—. Tengo tanta mugre encima que creo que empiezo a mimetizarme con este puñetero pueblo.

Cargando editor
04/08/2021, 20:39
Frank Gambetta

Frank Gambetta mira a Sharpay y no puede evitar sufrir un punzante sentimiento de lástima. La joven había llegado al pueblo perfectamente arreglada, aunque sin extravagancias, y lo que ahora tenía ante él era la imagen de una víctima de un desastre natural. Plenamente consciente de la debilidad que siente por ella, trata de poner fin a la posible discusión que sus opiniones contrapuestas hayan podido causar. Sharpay parece ser indiferente ante el hecho de ir andando o en automóvil a la granja Finn, aunque Gloria ha sido más categórica al respecto.

De acuerdo —dice al fin—. Iremos en coche y buscaremos la ubicación de la granja que, según el padre Flaherty, está cerca.

Eso parece contentar a todo el mundo con la excepción del padre Flaherty. Pero uno contra tres es una victoria democrática, en opinión de Frank, que pone rumbo en dirección al puente cubierto donde pasaron la noche anterior y debería encontrarse el coche.

—Gloria, ¿estás de acuerdo en que vayamos a por el coche lo más rápido posible y después nos dirijamos a toda velocidad a la granja Finn? ¿Está bien así?

Cargando editor
05/08/2021, 13:55
Gloria Méndez

No me gustaba crear discordia, pero veía más lógico el punto de vista de recoger el coche para ir hasta la granja, ya había explicado por qué y no iba a repetirlo dos veces.

Sí, gracias por escucharme - dije algo más calmada al ver que mi opinión importaba y que íbamos a hacer lo que las chicas habíamos sugerido desde el principio.

En cuanto a ese niño... ya veremos lo que nos encontramos en la granja, ninguno de ellos es de fiar, lo acaba de demostrar, le hemos dicho que queríamos ayudarle y le ha faltado tiempo para dejarnos tirados y regresar bajo las faldas de quien supuestamente le había castigado en el pozo de la iglesia. Si os soy sincera yo ya no me creo nada, este pueblo es un misterio y todos los que aquí habitan también lo soy. Estoy deseando acabar el trabajo y regresar a mi casa para olvidarme de todo esto, ¿no os pasa?

Suspiro y empiezo a caminar hacia nuestro objetivo.

Cargando editor
05/08/2021, 17:08
Director de juego

Con la casi totalidad del grupo de acuerdo en el curso de acción a realizar, los cuatro enviados por la oficina del gobierno siguen atravesando Nazarene’s Lot prácticamente por el mismo camino que han pisado para llegar a la iglesia. Algo desilusionados por la fuga del niño y con las palabras de Gloria en la cabeza, tan dolorosas como acertadas, sólo el padre Flaherty se permite sonreír.

—Es lógico que estos niños hayan crecido como pícaros —comenta el sacerdote—. Y Gloria tiene muchísima razón en pensar que nos han jugado algún tipo de broma pesada o algo similar. Resulta muy proco agradecido por parte de Peter largarse corriendo tras haber arriesgado nuestra integridad por él.

Frank se debate entre responder o no al que ha resultado ser un compañero engreído y algo pagado de sí mismo. Abre la boca para hablar, pero no lo hace hasta que al final el constructor no puede evitar explotar.

Arnold —comienza, y resulta extraño que no le llame por su nombre religioso—, no sabemos si ese niño está siendo presionado, chantajeado, torturado o sólo Dios sabe qué. Entiendo que Gloria opine como lo hace porque no tiene mucha idea del trato con niños… y espero que no te ofendas… —le dice a la joven con un susurro—. Pero esperaba otra cosa de usted.

El sacerdote medita unos instantes antes de responder.

¿Qué puedo decir, Frank? —alza los hombros—. No puedo vivir para contentar a todo el mundo.

Antes de poder responder, se encontraron frente al automóvil. En él habían pasado la noche anterior y es regocijante para todos saber que sigue exactamente donde lo habían dejado: cerca del puente cubierto, que era el lugar original por el que pensaban proseguir el camino hasta el descubrimiento del panal de abejas y la providencial llegada de Brandon Payne.

Frank se hace cargo del volante y todos los demás se colocan en sus respectivos asientos. Con el padre Flaherty señalando la dirección a seguir, no pasan ni cinco minutos cuando se encuentran ante una granja que, pese a estar enormemente destartalada, tiene aspecto de estar habitada por alguien.

Tiene que ser esta —afirma con rotundidad Arnold—. Estoy seguro.

De la antigua granja Finn sólo quedan en pie el granero y una pocilga en su parte trasera. Dicha pocilga está delimitada con una valla de madera a modo de cerco, que rodea un corral de suelo embarrado y cubierto de excrementos. En la pocilga hay una caseta de madera como la utilizada para que los animales de granja se refugien del sol en la hora punta del día. Parece construida con materiales de segunda mano, ya que pueden verse maderas de muy diversos tipos y colores, así como carteles de anuncios de una antigua gasolinera. Como techumbre tiene una chapa ondulada y oxidada cubierta de hojas amarillentas.

Notas de juego

Realizad un chequeo de Percepción con una dificultad del 45% (según vuestras fichas) con una bonificación +10% por hacerlo tranquilamente desde el interior del vehículo (tirada inferior a 55% por lo tanto).

Cargando editor
05/08/2021, 17:47
Sharpay Wong
- Tiradas (1)
Cargando editor
05/08/2021, 21:54
Sharpay Wong

Caminaba hacia el coche escuchando a mis compañeros. Hacía tiempo que desestimaba los comentarios del padre Flaherty. Sólo en contadas ocasiones, la ignorancia puede ser clave en la felicidad. Estuve tentada a responder, aunque las palabras de Frank, con las que normalmente estaba de acuerdo, disuadían esas tentaciones. Llegamos al coche. El repentino silencio intensifica mis pensamientos y el chapoteo de mis pies.

—No se trata de contentar a nadie —Miro a Arnold con una seriedad con la que hacía tiempo que no le miraba—. Veo que, a pesar de tu profesión, te preocupa mucho más tu integridad física que tu integridad moral —Miro a Frank, que había decido terminar la conversación. Afortunadamente, nuestra sociedad no sólo se sostiene con personas como tú —Abro la puerta, intacta salvo por algunas pintadas de advertencia. ¿Buscabas agradecimiento en un niño de diez años? Los registros que traje de la sacristía son lo primero que llama mi atención. ¿Has creído en algún momento que, a esos niños, y ni siquiera a Peter, les importa lo que nos pase más allá de lo que podamos hacer con su preciado pueblo?

Observo el interior del vehículo, para comprobar que todo sigue igual.

—Son niños, coño —Me siento y noto como la sangre corre despavorida a lo largo de mis piernas. ¿Qué esperabas? —Mantengo la puerta abierta, mientras mis compañeros se acomodan. ¿Otra muñeca? Cierro la puerta. De haberlo sabido volvería a rescatarle, sin lugar a dudas —Me recuesto en el asiento. Los niños son nuestro futuro…, no es ningún tópico —Noto la vibración del coche. Cada uno de esos niños vale más que todo nuestro equipo —Miro por la ventanilla y observo el exterior. Lo único que importa ahora es que ese futuro no suponga una condena como la del Sr. Payne —Algo bulle en mi interior cuando pienso en nuestro destino. Si eso fuese posible, cualquier gesto de gratitud sobraría —¿Quién será Ella?

Llegamos a la granja y la pocilga destaca entre todo lo demás. De alguna forma, resulta extraño poder distinguir una pocilga en un pueblo habitado por la podredumbre. Parece preparada para esconder algo…, aunque el granero, más discreto, podría contener pesadillas más amargas. Absorta ante la imagen que tengo ante mí, trato de examinarla atentamente antes de abrir la puerta del coche. Busco los prismáticos de nuestro equipo, tratando de ampliar nuestro próximo objetivo, aunque no por ello mis sentidos se vuelven más agudos… Sin apartar la mirada de la ventanilla, pregunto a mis compañeros.

—¿Veis algo vosotros? Acerco mi mano a la puerta, esperando alguna respuesta antes de salir del coche.

Cargando editor
06/08/2021, 12:58
Gloria Méndez
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

^^

¿Espero a qué me digas si veo algo para postear?

Cargando editor
06/08/2021, 18:59
Director de juego

Al mirar fijamente el barro de la pocilga, Gloria Méndez puede ver los restos de huesos entre el fango y la inmundicia.

No puede estar segura, dado que su especialidad no es la medicina o la biología, pero podría jurar que alguno de ellos parecen humanos. Eso hace que un escalofrío recorra su espalda y sienta la necesidad de contarlo al resto del grupo, por muy aterrador que pueda sonar y poco convencida que pueda estar.

Notas de juego

Has hecho lo correcto esperando. Muchísimas gracias. 

Cargando editor
07/08/2021, 14:45
Gloria Méndez

La situación empezaba a superarme, pues me pareció ver huesos humanos en aquel barrizal, ¿dónde nos estábamos metiendo? No podía dejar de preguntármelo con miedo, mucho miedo.

Empecé a caminar hacia atrás queriendo alejarme de allí.

Hay... hay... hu... hue.. huesos humanos...

Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca, estaba demasiado acongojada para decir algo más. Ese pueblo estaba volviéndome loca, iba a necesitar un buen psicólogo al salir de allí, si es que salía porque aquello no me daba buena espina. 

Quería salir corriendo, me daba igual la granja, los niños, Ella, el pueblo, solo quería escapar de aquella locura que estábamos viviendo.

Notas de juego

D:

Cargando editor
07/08/2021, 18:59
Director de juego

La reacción del padre Flaherty excede lo imaginado por el resto del grupo. Su rostro se va poniendo paulatinamente rojo a partir de la primera palabra de Sharpay hasta el fin de la diatriba, en la que parece a punto de estallar. Sin embargo, el hombre mira a la joven detenidamente y guarda la calma al tiempo que su piel va recuperando su color natural.

Comprendo su postura, señorita Wong —dice con tranquilidad—. De veras se lo digo. Es normal que en situaciones de estrés se exacerben los sentimientos y las opiniones. Sencillamente le diré que estoy de acuerdo con usted en cuanto a que los niños son el futuro y deben ser cuidados. Y también existen las ovejas descarriadas a las que hay que guiar al redil… por supuesto —su voz varía ligeramente hacia un timbre más agresivo—. Lo que no me parece aceptable, ni de usted ni de nadie, es el insulto de la duda sobre mi vertiente de hombre de fe. Soy un creyente, señorita Wong, no un santo.

Frank Gambetta, que un principio no parecía motivado a intervenir, decide hacerlo ante la respuesta del padre Flaherty.

Como soy muy consciente de que Sharpay no necesita que ni yo, ni nadie, hable por ella no lo haré —afirma, muy serio—. Lo que voy a hacer es dar mi opinión, moleste a quien moleste… desde la llegada a este pueblo, padre, se ha comportado de una forma fría y ajena. Soy protestante devoto y no doy crédito a su forma de actuar. No sé si Sharpay tiene derecho o no a hablarle de esa manera, pero mi opinión es exactamente igual a la suya.

Gloria Méndez había ido mirando el camino y había sido la primera en atisbar la granja, dominada por la pocilga. Sharpay trata de ver algo que podrá pasar desapercibido en un primer vistazo, pero no es capaz de percatarse de algo que estremece a su compañera.

Hay... hay... hu... —su voz se quiebra con el tartamudeo—, hue.. huesos humanos...

No es posible —murmura Frank mientras se acerca más a la derruida granja sin llegar a traspasar sus límites—. Por el amor de Dios… es cierto, aquellos huesos largos son dos fémures humanos… ¿esto es lo que le dan de comer a esa… lo que sea?

—Son huesos humanos, sin duda —confirma el padre Flaherty después de haberse acercado el vehículo—. Obviamente, no podemos saber si estos niños o esa tal «Ella» a la que tanto se refieren tiene algo que ver con ellos o no… pero debo reconocer que me asusta sobremanera.

Frank agarra con fuerza el volante del vehículo y tira de la palanca del freno de mano.

¡Todos fuera! —ordena con desesperación—. ¡Esos niños pueden estar corriendo peligro y nosotros aquí, discutiendo!

En ese instante, casi al mismo tiempo que sus palabras se mitigan, se escucha la voz de un niño, no es posible saber si se trata de Peter o no, que está gritando desde el interior de la caseta en la pocilga.

¡Por favor! ¡Ayuda! —grita con desesperación—. ¡Me quiere comer! ¡Ayuda!

Los siguientes segundos pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte de alguien.

Cargando editor
08/08/2021, 17:54
Sharpay Wong

Una acalorada discusión se enfría cuando llegamos a la granja. Mi cuerpo pierde repentinamente el calor del trayecto ante dos palabras entrecortadas. Habíamos llegado a la granja de los Finn. No esperaba un vergel, pero aquello eran huesos humanos…

Frank se acerca y puedo comprobar lo que mi compañera afirma. - Más bien parece que sea lo único que no se come… -Respondo a mi compañero, con la mirada perdida a través del cristal. Vuelvo a pensar en esos niños, excursionistas y agentes gubernamentales. Pienso en Brandon, el octogenario-. ¿De quién serán esos huesos? -Hago preguntas, sin esperar conocer la respuesta-. ¿Cuánto tiempo llevarán ahí? -Me acerco a la ventanilla. Observo el estado de los huesos y la tierra que los rodea, intentando comprobar si está removida o, por el contrario, los huesos están sencillamente arrojados sobre ella-. ¿Cuántos cadáveres puede haber en esta granja? -¿Cuántas huesos humanos puede haber en este pueblo? Cuántos cuerpos olvidados. Cuántas vidas sepultadas con la historia de Nazarene’s Lot para saciar a…, ¿a quién? ¿Quién será Ella?

Comienzo a pensar en el desarrollo de nuestra investigación. La historia de este pueblo ha dejado impresa una huella que no puede borrase, que devora cualquier atisbo de cordura. ¿Son Ella y Henry Willard dos figuras diferentes? Ambas parecen los pilares básicos de esta condena. ¿O son la misma figura, antes y después de 1765? Según nuestros datos, a Henry Willard, y también a sus antepasados, le gustaba jugar con la magia. Parecía una persona ostentosa y avariciosa, obsesionada el poder, con la abundancia y con la fertilidad. ¿Será Ella la figura a quien trató de adorar? ¿Será Ella la figura a la que suplicó poder, abundancia y fertilidad? ¿A qué precio? Algo así no puede ser barato… Tiene que costar, al menos, una buena parte de nuestra propia humanidad…

Afortunadamente, la voz de todos fuera consigue sacarme del encantamiento y vuelvo a la realidad. Sin perder un segundo, abro la puerta con decisión. Mientras tanto, un grito de socorro inunda la granja. Instintivamente, corro hacia el sonido mientras, en mi mente, saturno devora a sus hijos. Ignoro si mis compañeros corren, pero a estas alturas confío en no llegar sola a la fuente del lamento. ¿Será Peter? ¿Será una trampa? ¿Qué opciones tenemos? - Por favor que no se lo coma…

Cargando editor
10/08/2021, 16:11
Gloria Méndez

El ambiente estaba tenso, muy tenso, y los acontecimientos no ayudaban. Yo misma no sabía muy bien que hacer, estaba experimentando un poco de ansiedad o quizás era un ataque de pánico pero no estaba en mi mejor momento, después de todo ver aquellos huesos humanos habían disparado todas mis alarmas.

Los gritos de Frank me sacaron de aquel estado haciéndome reaccionar, por un lado mi insisto me decía que lo más lógico era huir de allí y no mirar atrás, pero por otro no podia obviar los gritos de socorro de un niño... ¿no podía... verdad?

Asi que no me quedó otra que salir del coche junto a los demás y ver que era con mis propios ojos lo que estaba sucediendo, pero antes busqué con la mirada algo con lo que poder defenderme en caso de ser necesario, un palo, una piedra, algo...

Notas de juego

Perdón por la espera, pensaba que tendría más cobertura en el pueblo...