Partida Rol por web

No espero la orden de Oleg para levantar el arma en cuanto veo cómo se lleva la mano al arma. Instintívamente levanto el rifle hacia ella y aprieto el gatillo.

Debiste ser buena chica y quedarte en el frigorífico.

Hidra al ver a la ilusionista se llevo la man hacia su arma y apuntó hacia ella sin dudar en disparar en su dirección. Tenían que matarla para que no los volvieran a engañar.

En un acto reflejo Hidra y Shadow levantan sus armas y disparan a la ilusionista. Como si de un duelo se tratase todos desenfundan y abren fuego. Por suerte para vosotros la mujer es mas lenta y vuestros disparos impactan primero.
Dos impactos en el pecho y otro en el cuello derriban a vuestra enemiga, la cual cambia de aspecto antes de tocar el suelo.
Su ultima ilusion parece haber sido sobre ella misma, el aspecto de chica normal es sustituido por el de una descuidada y sobrealimentada cuarentona.

Sin embargo su muerte no ha sido en vano, la rafaga del falso Wolfgang ha provocado impactos en las paredes del barco. El ruido sin duda ha tenido que ser oido en el piso superior, puede que abajo no gracias a la pared de hielo.
Pero no escuchais nada, ni alarmas, ni pasos acelerados, ni movimiento alguno. Tras los disparos reina el completo silencio en el barco.

Cambio de planes. Proyecto mis pensamientos de nuevo hacia ambos O nos estan esperando, o estan acelerando su jugada, asi que se acabo el tiempo y las sutilezas. Avanzad y tratad de cubrirme mientras trato de detener a Wolfgang o hacerme con la radio.

Amigo digo al hombre multiple No hay tiempo de juegos. Explicanos como se usa la radio ahora, y si de verdad quieres poder gastarte tu dinero, mas vale que nos ayudes. Vamos, ¡ahora!

Hidra tiró el arma al suelo debido a los nervios y se llevo las manos a la boca emitiendo un pequeño grito que no fue mas que un quejido al haberse tapado la boca. Sus ojos estaban fijos en la mujer que había matado. ¿Pero la había matado ella o Shadow?, eso la convertía en una asesina, pero no quiso hacerlo, esa mujer que manejaba las ilusiones le habían tendido una trampa. Hidra no era consciente si su reacción podían hacerle perder tiempo o algo mas importante que eso pero le daba igual no podía reaccionar de otro modo, acababa de matar a una persona inocente y se había desmoralizado por completo.

Tras los disparos ahora había un silencio abrumador que daba paso a los sollozos de la aspirante a policía y a la voz de Oleg pidiendo al mercenario que le explicara como se usaba la radio.

Veo la reacción de Hidra con asombro. En otro momento me hubiese resultado divertidamente penosa, pero en este momento el tiempo no esta a nuestro favor.  No era difícil imaginar que era la primera vez que mataba a alguien. Joder, si incluso había dejado caer su arma.

Shadow probablemente trataría de ser diplomático, comprensivo, pero yo no iba a tener ningún miramiento. Me puse delante de Hidra y descargue mi mano en su rostro sin contemplaciones.

Esa zorra esta muerta, pero hay mucha gente que aun no lo esta. ¿Vas a llorar por ellos o vas a salvarlos?

Levante de nuevo mi mano preparado para volver a abofetearla, mientras le hablaba con el más glacial y autoritario tono del que fui capaz.

Recoge tu pistola. ¡AHORA!

El hombre multiple responde a la exigencia de Oleg.

- Si te digo como funciona yo seré el siguiente, - dice señalando el cadaver de la ilusionista - asi que me encargaré en persona de hacerlo. Como ya he dicho hay que conseguir el libro de claves, yo os diré cual es la correcta para hacer que esos tipos dejen de actuar.

Hidra parece conmocionada por la muerte de la ilusionista. Deja caer su arma y casi al instante Oleg abofetea a la futura policia intentando hacerla reaccionar.
El tiempo corre en contra de todo el mundo, un par de tramos de escalera os separan de la sala de control. Alli, segun el hombre multiple, existe la unica forma de detener a todos los clones y, por tanto, evitar un masivo ataque nuclear a escala global.
Sin embargo desconoceis que y quien protege esa radio, y la razon por la cual el barco en el que os encontrais flota varios cientos de metros sobre el mar.

Hidra petañeó al sentir la bofetada que le cruzó la cara. Sus gritos que la incitaban a coger el arma hizo que sus ojos se dirigieran a la pistola que había dejado caer al suelo. Sentía la mejilla ardiente y visiblemente estaría enrojecida.

Lentamente se arrodilló para coger el arma a la vez que el mercenario decía que él se encargaría de la radio, pero tenían que moverse rápido. Aun consternada por lo ocurrido, Hidra ni si quiera dirigió la mirada al criminal que la había abofeteado, tal vez lo merecía por haber perdido los papeles tras la muerte de la ilusionista, pero no supo como reaccionar, a medida que pasara el tiempo ya lo pensaría.

Hidra se fue dirigiendo hacia las escaleras, había que moverse.

-¡Detente idiota! -Digo cuando veo su desproporcionada reacción.- ¡No necesita más presión!

Me adelanto hacia la escalera y comienzo a subir por ella mirando bien hacia las esquinas.

Oleg se volvió hacia Shadow ante el grito de este, y si este esperaba una mirada burlona, o provocadora no la encontró. Los ojos del mafioso eran fríos témpanos de hielo como lo era su corazón, y solo un fugaz sentimiento de desprecio completaba la escasa expresividad de aquella mirada.

Se volvió de nuevo hacia Hidra, bajando su mano al ver que esta obedecía y cogía el arma de forma mecánica. Hubiese preferido rabia en ella, pero esto también le servia.

Se acabaron los juegos.

Oleg no elevo la voz, pero sus palabras llevaban una amenaza implícita. El tiempo se acababa, y se había hartado de empujar a sus compañeros de un punto al siguiente. Si a estas alturas aun no se habían dado cuenta de que el los guiaría hasta el final, no era problema suyo. Su escasa paciencia se había agotado, y tenia su decisión estaba tomada. Si cualquiera, aun Shadow o Hidra se interponía en su camino, no dudaría meter una bala en su cabeza. Nadie impediría que llegase hasta Wolfgang.

Shadow, con la apariencia de Wolfgang, sube las escaleras con el maximo cuidado para evitar toparse con nuevas sorpresas.
El resto del grupo lo sigue preparados tambien para encontrarse cualquier cosa.

Cuando llegais arriba os encontrais con la sala de mando sin personal alguno. Tal y como visteis en el otro barco aqui tambien hay todo tipo de botones, teclados y pantallas. Y, al igual que en la ocasion anterior, desconoceis el funcionamiento de todos y cada uno de ellos.
Una vez comprobado que no hay nadie comenzais a buscar la radio. El hombre multiple no tarda en llevaros hasta ella.
Se trata de una maquina enorme de la que salen una docena de cables que suben por la pared hasta el techo. Tiene un telefono y un teclado numerico junto a una docena de botones en blanco.
Junto a la radio hay un libro negro, el replicante lo abre y pasa paginas corriendo hasta llegar a una de las ultimas.

- Aqui esta, estos son los codigos. El tercero de la cuarta fila.

Sigue con sus dedos para localizar el cuadrante y alli podeis ver un dibujo del teclado en blanco con el orden en el que se deben pulsar los botones.

- Este comunica con los secuaces de Wolfgang, una llamada y sus orden será ejecutada. Sea cual sea.

La primera vez que Oleg estuvo en prisión, tuvo un compañero de celda procedente de Bielorrusia. Lo habían encerrado por matar a un tipo durante un robo, y había pasado ya 7 años en la cárcel para cuando Oleg lo conoció. Todos le llamaban Volstok, aunque Oleg jamás supo si era nombre, o apellido, y antes de esa condena había estado ya dos veces en prisión.

De Volstok, Oleg aprendió algunas de las mas valiosas lecciones que jamás en su vida recibiría, y entre ellas un viejo proverbio ruso que al viejo presidiario le gustaba repetir: “Si dejas a otro tu espada, no te sorprendas si te atraviesa con ella.”

Aquellas palabras quedaron grabadas en la mente de Oleg, que siempre las tuvo presentes a la hora de tomar sus decisiones. Si el propio Volstok se hubiese parado a pensar en aquel proverbio en lugar de recitarlo tanto, quizá no hubiese acabado degollado por el propio Oleg tres años mas tarde.

Una vez más, aquella frase volvió a su memoria. La tentación de hacerse con el control de aquellos clones era muy fuerte, pero hacerlo hubiese sido lo mismo que entregar una espada a sus compañeros, y el viejo ruso no tenia intención de terminar sus días de esta manera.

Se adelanto hasta la radio, y cogio el intercomunicador.

Autoeliminación. Ejecutar la orden inmediatamente.

Hidra mira a través del cristal para saber donde se encuentran, no le gustaba nada esa impresión de que el barco estaba siendo aupado. Escuchó a la réplica explicar y señalarles donde estaba los códigos, ahora era el momento en el que el falso Wolfgang fuese quien hablara por la radio, pero en cambio fue Oleg quien se adelantó.

Mandó que se autodestruyeran ¿pero era estúpido?, no teníamos conocimiento de que funcionase con otro que no fuese el propio Wolfgang, Hidra no dudó en darle una bofetada, ahora que había vuelto en sí quería devolversela pues había vuelto a recuperar su propia autoestima y no permitía que su rostro fuese golpeado por el criminal así porque si.

- Imbécil, deja que lo haga Shadow, no sabemos si así va a funcionar. - Dijo armándose con su arma y apuntándole. No estaba nerviosa, parecía estar mas firme que nunca.

- Y ni se te ocurra darme una bofetada mas si no quieres una bala helada entre ceja y ceja. - Dijo con claro rencor. A lo mejor no le podía prometer que cuando acabase todo ese asunto lo dejara libre para ya perseguirlo en otra ocasión.

Oleg se sorprendió de la reacción de Hidra, para después soltar una sincera carcajada, mientras dejaba la radio en su lugar.

Oh, por favor, no me dispares. Dijo, burlón, para después continuar con un tono mas normal. Así que al fin has sacado las uñas, y solo ha hecho falta que este viejo ruso te diese una cariñosa caricia, mne nravitsya.

Guardo las manos en los bolsillos del desafortunado uniforme que Shadow les había conseguido, y le hizo un ademán.

Adelante.

Esperemos que no hayan hecho caso a este imbécil...

Me acerco y me aclaro la garganta antes de hablar. Me aseguro de imitar a la perfección la voz de Wolfgang y pienso durante unos segundos lo que voy a decir. Finalmente me acerco al micro y lo enciendo.

-Matad a todo aquel relacionado con Poseidón. Si no tenéis a nadie a la vista, suicidaos.

Y dicho esto vuelvo a mi aspecto real, no vaya a verme afectado con mi propia orden.

-Y la próxima vez no te pases de listo, ruso. -Añado mirando a Oleg.

En cuanto Shadow, con la forma y voz de Wolfgang, da la orden comenzais a oir disparos y gritos procedentes de los pisos inferiores.
No sabeis si es casualidad o que los clones han comenzado su nueva tarea.
El hombre multiple se acerca a las ventanas de la sala de mando para observar la cubierta del barco.

- Ya esta hecho. Ha sido mucho mas facil de lo que esperaba. Pero... ¿donde esta Wolfgang?

Se gira hacia vosotros para esperar la respuesta. En ese momento una rafaga de ametralladora atraviesa la ventana y una de las balas impacta en la nuca del replicante.
Antes de que su cuerpo toque el suelo todas las ventanas han sido destrozadas por los disparos. Desde la cubierta no dejan de disparar contra el puente de mando, la mayoria de proyectiles acaban en el techo, pero algunos impactan demasiado cerca de vosotros como para sentiros seguros.
Las unicas salidas son las escaleras por las que habeis subido, desde la que se oian disparos hace unos instantes, y una escalera de mano que debe llevar a la azotea del puente de mando.

-¡AL SUELO!

Agarro a Ángela y me tiro con ella al suelo para evitar las balas revotadas y los fragmentos de cristales y metal que puedan saltar.

-¿Qué demonios ha pasado?

No me paro. Mientras todo estalla a nuestro alrededor me acerco hacia la escalera que lleva a la parte de arriba.

Busco un lugar donde cubrirme y me escondo.

Mierda. Estoy demasiado viejo para andar saltando entre las balas.

Estaba bloqueado. No iba a arriesgarme a salir corriendo mientras barrian el lugar con fuego automatico, asi que tendria que esperar a que dejasen de disparar para tratar de llegar a las escaleras. Diriji mis pensamientos a Shadow.

Eh, Shadow, ¿porque no demuestras tus dotes eliminando a esos cabrones?

Ángela cayó al suelo al ser atraída al suelo por Shadow, una vez allí se cubrió los oídos con las manos aun así escuchaba el sonido del tiroteo de los cristales romperse y caer sobre ellos. Ella apretaba los dientes con fuerza y agradeció los reflejos de Shadow, cosa que le agradecería mas tarde. Ella solo pudo quedarse sorprendida al ver como una bala le atravesaba la nuca a el replicante una gran ayuda que tenían para finalizar con su tarea había muerto.

- Parece que no ha sido tan fácil como parecía... - Dijo apartando los cristales del suelo con los brazos para ir arrastrándose hacia las escaleras. - Vayamos a las escaleras... no se que vamos hacer para salir de aquí pero primero tenemos que averiguar que está pasando, me temo que Wolfgang nos la ha jugado. Oleg tu que tienes una mente criminal  y asquerosamente retorcida, ¿alguna teoría?. - Dijo arrastrandose hacia las escaleras rezando porque el hielo ya se hubiese disuelto.

Escuche las palabras de Ángela con cierta dificultad entre el sonido de los disparos, y cuando respondí preferí utilizar métodos que no me obligasen a forzar la voz.

Si no estuvieran cosiéndonos a tiros me sonrojaría ante tanto piropo.

Ángela no pudo ver la sonrisa que asomaba en mi rostro, una pena, seguro que le hubiese gustado.

Si tuviese que apostar diría que los disparos son gentileza de Shadow. Con su infinita sabiduría e inteligencia sin par, a optado por una orden larga y sujeta a interpretaciones. Nosotros estamos relacionados con Poseidón, aunque no seamos parte de la organización, y si aun tienes alguna duda vamos disfrazados de mercenarios.

Esa era la razón fundamental por la que había animado a Shadow, a tomar la iniciativa. Con un poco de suerte le abrirían un agujero en la cabeza por donde pagarle el favor que nos había hecho.

Aunque supongo que es posible que Wolfgang sea un imbecil, y que en lugar de tratar de recuperar su radio y continuar con sus planes haya optado por destruirlo todo como un niño que se enfada con un juguete y lo rompe. Con todo creo que las gracias puedes dárselas a nuestro querido genio, ese que esta junto a ti. Yo mismo lo haria si lo tuviese a tiro.