Partida Rol por web

Cuando estudias ingeniería y te dedicas a ello tienes dos opciones, ser mediocre hasta promedio o destacar por encima de la media.

Si tu caso es el primero te tocan cosas sencillas y tediosas: un droide por allí, una placa base por allá, se ha fundido algo, mantenimiento periódico estándar... Pero si eres de los segundos te toca más de lo mismo pero en situaciones más al limite.

Por lo visto había algún problema con varias placas solares del casco y no es algo que se pueda arreglar desde la computadora, Hay que ponerse un traje y junto con tu mejor droide arreglarlo a la vieja usanza. No había ninguna estrella cercana por lo que la radiación no era un problema, lo peor que podía pasar era que el cable de seguridad se cortase y quedase a la deriva espacial hasta que un equipo de rescate fuese a por el, si es que iba alguien.

Ikeda ya se ha puesto el traje y solo tiene que dar a un botón para abrir la compuerta que le dejará salir. Tiene un agarre de mano para sujetarse con fuerza cuando la descompresión busque lanzarlo lejos. Después de eso el camino es sencillo: cien o ciento veinte metro al sur norte la compuerta.

-Bueno... allá vamos. 

Ikeda pulsó el botón y se agarró con todas sus fuerzas para no salir despedido al espacio vacío e inerte. No le gustaba salir, realmente lo odiaba, el espacio era demasiado grande e incomprensible para él, y eso no le gustaba. Pero cuando la descomprensión finalizó se relajó y comenzó a caminar por la superficie lento pero seguro.

-A ver... donde está ese problema con las placas solares... -Ikeda comenzó a buscar las placas solares y luego a tratar de identificar el sudodicho error.

Ikeda se llevó un buen susto ya de entrada cuando el agarre flaqueó un instante y amenazó con salir eyectado de la nave pero con eso quedó más despierto que si hubiese tomado diez dosis de cafeína. 

Comenzó a notar el efecto de la ingravidez y se puso en marcha entre largas zancadas y aferrarse a los salientes del casco de la nave para ayudarse a avanzar seguido de su droide asignado. En un momento dado se puso en pié y pudo apreciar el casco de la nave en un ángulo de ciento ochenta grados, algo que pocos podían hacer, lo más parecido a una excursión que esta vida le ofrecía.

Tardó un poco en encontrar las placas solares, no estaban exactamente donde le dijeron si no mas al oeste y para cuando las encontró tardó otros cuantos minutos de inspección visual en la gran extensión de hileras que placas que había en esa zona.

Encontró un problema: algunas de las placas habían sufrido varios impactos y presentaban grietas menores de color gris nada que no se pudiese arreglar retirando las dañadas y sustituyéndolas. Sin embargo el verdadero problema apareció con el cuadro eléctrico: la tapa estaba completamente hundida por un asteroide del tamaño de un puño presentando ondulaciones como una flor de la cual salían chispas.

—Oh genial, esta roca se ha cargado el cuadro eléctrico, haciendo que los paneles solares no funcionen bien. En fin... por eso estoy aquí —respondió al problema, hablando solo, o mejor dicho, con su dron. 

Comenzó a sacar las herramientas mientras se comunicaba con la nave y les explicaba lo sucedido. Retirar el pedrusco y la tapa del cuadro eléctrico no debía ser muy complicado. El problema era comprobar si los cables estaban muy dañados, eso podría llevarle mucho más tiempo y la verdad... no le apetecía. Ikeda era conocido por ser un excelente ingeniero, pero también un vago de primera.

Preparado con sus herramientas, comenzó a retirar con sumo cuidado el asteroide de la tapa. El dron se acercaba y le ofrecía el apoyo necesario para ello.

-Recibido Gesshin. Haz lo que puedas y haz un balance de daños para que sepamos cuantas placas han de ser sustituidas. -Respondió un compañero desde el comunicador.

-Eh, Gesshin ¿En que se parece un psicólogo y un mecánico? Ambos trabajan con tornillos y cables sueltos. -Risas de fondo.

El ingeniero y su droide comenzaron el trabajo de reparación y algo pudieron hacer como asilar el circuito para que no hubiese "cortos" o sobrecargas. Sin embargo la piedra había doblado, partido y machacado algunas placas y circuitos por lo que se necesitaría sustituir el cuadro casi entero. Tocaría volver con uno o más compañeros y drones para hacer un cambio completo. 

-Eh geshin ¿Y en que se diferencian? Ellos ponen el trabajo sobre el diván levitador y nuestro cliente es el diván levitador. -Más risas de fondo.

Habían terminado el trabajo en el cuadro, haciendo lo humanamente posible con los recursos que tenia a disposición y pasado quince minutos tras un examen visual calculó veintinueve placas afectadas a distintos niveles. Eso prometía entre dos y tres jornadas de trabajo.

-¡Eh Geshin! -Volvió a sonar por el comunicador apuntando a otro chiste malo. 

Gesshin ignoró los malísimos chistes, simplemente se concentró en su trabajo. No le gustaba ser borde, así que guardó silencio o simplemente soltó una risa falsa con la que complacer a sus compañeros. Mientras, su sistema de datos hacía todo el trabajo realizando un balance de daños. Aquello llevaría tiempo, sin duda, pero al fin y al cabo era su trabajo.

—Hará falta un equipo entero para sustituir bastantes cosas, ahora veréis el análisis. Creo voy volviendo ya...

Comenzó a recoger su equipo mientras escuchaba a sus compañeros partirse de la risa. Cuando todo enfocaba a otro chiste más, Gesshin mantuvo su coartada haciéndoles creer que le interesaba.

—Dime... —respondió el japonés, esperando con mucha paciencia otro chiste mas.

-¡Asteroides! ¡Nos metemos en una nube de polvo, Ikeda, sal de ahí!

No tuvo mucho tiempo de procesar el mensaje cuando un objeto rocoso del tamaño de su cabeza impactó contra el casco de la nave y subió rodando por las curvas planchas de metal hasta llevarse con una bola de bowling varias placas solares. Todo a escasos metros de él. 

Acto seguido vinieron más, en todas direcciones se repitieron impactos que dañaban las placas solares o rebotaban contra el casco. Comenzó a notar impactos de objetos no mas grades que una uña pero a esa velocidad tenían mucha fuerza, sobre todo en el casco del traje. Si le impactaba una sola de suficiente tamaño lo atravesaría o aplastaría, estaba en grave peligro. 

El propio traje le habló en letras azul claro advirtiendo de daños. 

-Integridad del caso al 77%, integridad del traje al 95%

—Mierda... —nunca perdía su tranquilidad ni en situaciones tensas como esa—. No se si me dará tiempo a volver... Debo buscar un sitio donde resguardarme. 

Ikeda comenzó a correr a sabiendas de donde había un lugar donde poder esconderse, se trataba de una escotilla que no llevaba a ningún lado y albergaba algún cableado eléctrico secundario para las placas solares. Cogió a su dron y lo guardó, temeroso de que pudiese sufrir daños irreparables. Le tenía mucho cariño.

Zigzagueó entre los paneles solares que aun estaban intactos, y esquivó a duras penas los primeros asteroides que comenzaban a llegar, y los fragmentos del casco de la nave producto de los impactos. Ya veía el escondite, no quedaba mucho. Dio un último sprint y saltó a la escotilla abierta ansioso por cubrirse...