Partida Rol por web

Aquel iba a ser un invierno muy frío, incluso el mercado de Venecia los estaba notando. Con aquel mal ambiente en la ciudad Audax no dejó solo el rebaño en ningún momento, siempre estaban él o Verthildis vigilándolo. El joven pastor había tenido que rechazar ofertas muy elevadas por sus cabezas de ganado y lo había hecho plenamente consciente de que si en Venecia le ofrecían tres veces su valor en Durenmar no tendrían problema alguno en pagar hasta cinco veces; nadie entre los mundanos podía competir en riqueza y poder con una de las Alianzas fundadoras de la Orden de Hermes.

Ciertamente el Tremere había tenido mucho suerte, recién acababa de ser la época de esquilada, por tanto venderla en Venecia le hizo sacar muy buen precio gracias a la amenaza del frío. Para dentro un mes los animales estarían peludos de nuevo y con suerte al llegar a Munich pudiera vender otra remesa de lana, de todos modos lo importante era que la "montada"* se iba acercando y era bueno ponerse en marcha cuando antes. Procuraron pertrecharse ligeros, preparándolo todo para marcharse cuanto antes, aunque lo prometido era deuda y Audax le procuró a su prometida tanto un vestido como unos zapatos adecuados de los cuales disponer una vez llegados a Durenmar.  

No dudó ni por un instante en pagar la media libra que le solicitaban por tener un viaje tranquilo contando con una buena escolta, en aquellas circunstancias era lo mejor. Tras la venta de la lana y una afable charla con el mercader a quien se la vendió para averiguar porqué estaban así los precios, puesto que bien seguro en invierno valdría el doble, el Tremere se dispuso ha partir hacia el norte. A pesar de lo peligroso tomar el barco había sido una gran idea, había cubierto casi la mitad de la ruta en escasos días y ahora al cruzar los Alpes evitarían a los magiares. Todo parecía muy adecuado y precisamente aquello era lo que más preocupaba al joven magus quien había sido educado para esperar lo inesperado.

Una vez se reunieron con las carretas se presentó humildemente ante el resto de viajeros, charlando con educación con ellos sobre su experiencia en los viajes y su peregrinación a tierra santa. Ofreció su consejo sobre la disposición de la carga y los animales de tiro además de aventurar si estaban todos sanos o había alguno mal herrado, ofreciéndose él mismo sin cargo alguno a cuidar de las bestias durante el viaje. Además de ello cuando se detenían por las noches junto con la ayuda de su mujer se ofrecía a preparar la cena para los guardias, Christoff les decía que era lo mínimo que podía hacer, cuidar de ellos al igual que ellos velaban por su seguridad. Ofreciéndoles durante el viaje tazones de leche para entrar en calor, aunque gentil y dispuesto siempre procuraba estar cerca de Verthildis, pues esta ves la presentó como su mujer para evitar problemas mayores con algún posible guardia lujurioso. El Tremere no buscaba problema alguno, pero tampoco iba a consentirlos.

Intentaría entablar cierta buena relación con el líder de aquellos hombres de armas y saber de donde procedían, uno nunca sabía cuando podría necesitar un grupo de hombres armados a su cargo. A pesar de ello no descuidaba el buen trato con el resto de viajeros, sencillamente sabía que a ellos era muy probable que no les volviera a ver nunca jamás, pero eso no le impedía disfrutar de sus compañía. A fin y al cabo Audax todavía era mejor viajero que magus...

Como ya es costumbre, te encargas de cuidar de las personas y animales de la caravana. Pronto todo el mundo aprecia tus atenciones.
Los guardias te cuentan que llevan varios "viaggios" que es como llaman a cada ir y venir de la caravana a su destino. Durante esos viaggios han sido asaltados en varias ocasiones. Varios de sus compañeros han perdido la vida en esos encuentros. Los bandidos se vuelven más osados cada dia y su número aumenta. Cuando han conseguido capturar alguno con vida les ha contado que la comida es su principal objetivo. Más que joyas y otros enseres que se consideran valiosos. O quizás debería decir que se consideraban.
Los mercaderes por su banda, en las frías noche junto al fuego te hablan de otros pastores o ganaderos que les han acompañado. Te hablan de que la carne se ha convertido en un bien valioso, los pastos escasean debido al intenso frío. Es como si la primavera hubiese llegado pero sin llegar. Tampoco la cebada y la avena abunda. Los propios campesinos se la están comiendo como único sustento. Sin ellos no se puede dar de comer a los animales. Los cuales se debilitan y mueren. Ante esta situación precaria se suma el frío del invierno que ha matado a muchos animales. Las crías crecen débiles debidos a la falta de alimento de la madre. Sumado al frío, raro es el animal que llega a superar la época de lactancia. Y los que hacen suelen ser enfermizos.

Tus animales se han librado de esta situación gracias a que la mayor parte del invierno la has pasado en el norte de áfrica donde el clima no ha sido muy diferente del de otros años.

- Y se va a poner peor. Pronto podrás pedir pequeñas fortunas por tus ovejas maese - te dijo un mercader del que no se te escapa cierto grado de envidia en su mirada.

Afortundamente para ti, el viaje transcurre sin incidentes, sin ataques de bandidos. Tu buen trato con los miembros de la caravana también hacen que te respeten a pesar de ser un hombre con una carga tan valiosa.

Te despides de ellos muy cerca de la Alianza de Durenmar. Brazos y agradecimientos se reparten durante la despedida por ambas partes.

Diriges tus pasos hacia la alianza, la que consigues llegar la tarde del mismo día. Vas por un camino de tierra y ya puedes ver las puertas de la alianza y otros peregrinos que van delante tuyo que se dirigen como tú hacia la puerta de entrada.

--- FIN DEL PRÓLOGO DE AUDAX ---