Partida Rol por web

Sol mira al estrado un momento, antes de volverse hacia Sara.

- Parece que me perdí mi momento - le comenta, sonriendo con todos los dientes - Pero falta un poco para el tuyo. Prestá atención, que va rapidísimo - echa una mirada de reojo en dirección a la subdirectora - Parece que esta mina tiene más ganas de irse que todos nosotros juntos. Esto no va a durar mucho más.

Su atención se desvía hacia el sitio donde Ainara tiene los ojos. Al ver al Rulo, arquea las cejas al verle totalmente rapado.

¿Qué le pasó a este pibe? ¿Lo metieron en la colimba?

- Mirá, ahí está en Rulo. Bancá que quiero ir a ver qué pasó con él. Vos fijate si ves a Arturo - se ríe entre dientes - Seguro que su amiguita es la Camacho. Amiguita, bah.

Sol deja a Sara y avanza con decisión a donde está en Rulo. En vez de ir derecho hacia él, esquiva un par de personas que esperan oír sus apellidos, y se mete por un costado para aparecer desde atrás. El que haya querido esquivarlas no le importa realmente nada, pero no quiere perder la oportunidad de saber qué fue lo que pasó ahí. Mientras se va acercando, cada nuevo plano del rostro de aquel muchacho va generando una conclusión en su cabeza. Al final, llega a la respuesta obvia.

No, a este pibe obviamente lo metieron adentro. Un reformatorio o la cárcel, andá a saber.

- ¿Cómo estás, Rulo? - saluda repentinamente Sol, cuando llega a su lado. Lo ha hecho de tal forma que es la primera señal de su presencia que el joven ha recibido - Tanto tiempo. Te invitaría un cigarrillo, pero acá nos sacarían a patadas.

Sara, que parece embobada pensando en sus cosas da un respingo cuando el Rulo se cruza en su mirada. ¡Ostia! Lo que le faltaba... Suspira y asiente a modo de despedida a Sol. Se muerde el labio, buscando con la mirada a Arturo... y deseando con todas sus fuerzas que no sea el amiguito de la Camacho.

Una pequeña parte de su cerebro clasifica los nombres que va oyendo en "No soy yo", esperando a que llegue "Sí soy yo" para subir con pereza pero... para qué negarlo, muchísimo orgullo por lo logrado, y recoger su diploma.

Raul es sorprendido por la presencia de Sol y sólo acierta a volverse y responder "Ey, qué pasa" antes de volverse a mirar el escenario con los ojos entrecerrados. Luego, sin se preguntado, encoge los hombros y dice -Es que hasta que no se duerman mis padres paso de ir a casa. Están ya muy mayores y hay una señora en el piso de al lado que creo que está loca y dice que tecleo muy fuerte. Es que me he metido un poco en lo de los ordenadores, ¿sabes? Chateo y eso.-

Su parloteo incoherente y el temblor en las manos da a Sol una impresión desagradable sobre lo que habrá tenido que pasar este chico en los últimos meses.

- Ah, claro. Es algo inteligente - Sol hace una pausa instintiva, la pausa que haría en una situación normal para dar una pitada a su cigarrillo - La mina de al lado de tu piso debe estar con la oreja pegada a la pared. Si no, es imposible que escuche algo. Qué ganas de perder el tiempo, ¿no?

El temblor constante de las manos del Rulo desvían los ojos de Sol una o dos veces. Luego se acostumbran, y pasan a los detalles.

- ¿Estás conociendo gente? - pregunta, casualmente - Digo, a través del chat y eso.

Sus ojos a simple vista no le develan ningún aparato electrónico. Si salió, no es una salida transitoria.

Sol repentinamente se pone a hablar en voz baja.

- ¿Estuviste adentro?

"Sara Menendez" vocea la subdirectora para hacerla subir. Con cierto aire de desgana, Sara sube hasta el estrado y recoge el título, sin apenas tiempo de que le den la mano y una sonrisa antes de que se esté nombrando a la siguiente perona y deba bajarse.

Al subir al estrado observas desde tu punto de vista privilegiado cómo Sol ya está hablando con Raul y también puedes observar cómo Arturo ha localizado a su amiguita que en efecto es la Camacho. Parece que discuten y ella le agarra del brazo. Él se suelta con algo de brusquedad y parece estarla abroncando por algo. Intentas leer los labios, pero al llegar abajo de nuevo les pierdes de vista.

Raul parece un poco perdido, como si te atendiera a medias. Mira al estrado de y tanto en tanto y te va respondiendo sin entusiasmo. -Es una loca. Por eso dice que hago ruido pero no puede ser, supongo. Estoy conociendo gente con lo de la música, gente de foros de hip-hop y tal. Quiero ir a una quedada que tienen en Avilés, pero estoy sin pasta. Sí, estuve.. ¿adentro? Si te refieres a la cárcel no, un centro de menores.- entonces es cuando hace el único gesto con algo de pasión en toda la conversación hasta ahora -Por culpa de ese.- señala al estrado. En ese momento recoge el diploma un chaval del curso de automoción. ¿A él puede referirse? Raro. El único hombre ahí arriba aparte del estudiante es Israel. Vaya. Su tono vuelve a ser átono, algo raro debe pasarle. -Bueh, estuve también en el hospital por el hígado. Sólo un susto.-

Sol sigue la conversación con interés, pero lo que más le interesa no es lo que dice si no cómo lo hace. A este tipo le metieron merca, no pudo haber estado en un centro de menores. Desvía la mirada sólo un momento, cuando Sara sube a buscar su diploma y se atropella arriba del escenario con la energía de su vergüenza. El Rulo continúa hablando, y Sol tiene que volver la mirada al estrado cuando señala hacia allí. ¿Israel? Las imágenes de aquel día empiezan a volver, entrecortadas, difuminadas, agujereadas por haber sido eliminadas para hacer espacio a recuerdos mucho más importantes. Arquea las cejas sin poder evitarlo cuando se va acordando de las cosas.

- ¿Israel te hizo meter adentro?

No me lo puedo creer. ¿El chabón ese jugándola de justiciero? Porque, que yo me acuerde, al Rulo no lo atraparon in fraganti...

- Flaco, ¿qué te pasó ese día? - pregunta Sol en voz baja, mirándolo atentamente - ¿Fuiste vos o fue otro y te cargaron con la mierda a vos porque estabas ahí?

-Pues.. el Pujol y yo discutimos.. y sí, igual, o sea, yo le toqué un poco, pero él a mí también y.. yo creo que se tropezó y se dió un golpe con la máquina, yo no le empujé pero supongo que pudo ser un poco culpa mía por ponerle nervioso. Entonces llegó Israel y le dije lo que había pasado y me dijo que no me preocupase, que me quedara. Pero yo me fui, cagado de miedo. Y luego en el juicio el Israel declaró en mi contra y no dijo lo que yo le había contado, no sé por qué.-

Raul ha ido bajando la mirada a medida que hablaba, cada vez más sombrío, más titubeante, hasta que al final ves cómo alguna lágrima le corre el rostro. Varias personas de alrededor os miran intrigadas.

Coge el diploma con una enorme sonrisa, aunque la rapidez del asunto la deja bastante aturdida. Tanto vestido para tres segundos..., piensa, mientras busca entre el público con la mirada. Mentalmente calcula la distancia entre Sol y la Camacho. Sonríe de medio lado mientras baja del estrado y, decidida, camina hacia Sol, sin poder evitar pasar cerca de la enfadada pareja.

Los observa descaradamente mientras pasa por su lado, hasta tal punto que llega a pararse un par de segundos, fingiendo no encontrar a su amiga entre la gente. Después, aún en la distancia, busca la mirada de Sol, esperando que le indique si es mejor que no se acerque.

Sol levanta la mirada al ver correr una lágrima y se encuentra con la de las personas que les rodean. ¿Intrigadas? No, el morbo del sufrimiento, o mejor aún, de un hombre llorando. Este es el mundo, piensa mientras pone hacia ellas una inconfundible y lapidaria cara de "aquí no hay nada que ver, circulen". Pan y circo a lo loco. El Coliseo no se terminó en Roma.

- ¿Querés un cigarrillo? - ofrece Sol, desviando la tensión de la charla por un momento.

En ese momento de distracción ve a Sara que la busca entre la gente. No, en realidad está buscando su mirada. Sol interpreta al vuelo su actitud, y le hace un inequívoco gesto de que espere un poco. Aguantame, flaca, que si no quizás las cosas terminan peor. Se vuelve hacia Raúl y espera a su reacción, dándole a entender con ello que si le acepta el cigarrillo, le seguirá afuera a fumarse uno ella.

- ¿Fue sólo Israel a tu juicio? - pregunta después, en voz baja y buscando con los ojos entre la gente - A nadie de nosotros nos llamaron, no tuvimos idea de qué había pasado. Te fuiste muy rápido. Aunque claro, de todos nosotros, la Camacho fue la que aprovechó la situación.

Una frase dicha casualmente, casi al azar, pero con toda la intención del mundo. Sol espera a la reacción.

Sara ve que Sol levanta la mirada y la dirige justo hacia donde está ella. A su lado, el Rulo permanece con la cabeza baja, y a sus alrededores la gente parece estar evitando mirar en la dirección de los dos jóvenes. Sol parece estar en el medio de algo que Sara, a la distancia, lo logra averiguar del todo.

Sin embargo, el gesto de Sol de "espera un poco para venir" es inequívoco. Y ella vuelve a la charla con el Rulo luego de un momento.

El Rulo mira el cigarrillo con aire ansioso, pero sacude la cabeza y responde sin dejar de mirar al escenario.

-Mi abogado era un mierda. Dijo que lo mismo podía ser malo que bueno que declaráseis y no quería arriesgarse a que declaráseis contra mí. Israel les convenció de que nadie más vio nada.-

Sol niega. Sí, los cuervos, siempre ayudando a la población. Sigue la mirada del Rulo hacia el escenario y la deja estacionada ahí. Su experiencia en la cárcel la podía calificar de interesante y de aprendizaje completo, pero era obvio que la del otro no había sido algo que valiera la pena. Al contrario, parecía haber minado toda seguridad en su carácter. También, tremendo encuentro con la "justicia", piensa mientras siente unas enormes ganas de buscar el cigarrillo que le había ofrecido y que no había sido aceptado.

- ¿Israel tenía motivos para hacerte esa mierda? - Sol busca a la Camacho con la mirada, intentando hilar las cosas que recuerda de aquel día. Pero resulta tan lejano, que los recuerdos aparecen como momentos estáticos y las conexiones se han borrado, o se han almacenado tan profundo que no es capaz de despertarlas - Pujol, obviamente. ¿Pero Israel?

Claro. Lo clásico: todo está bien, quedate tranquilo, entregate, no lo hagas peor... ¡Zas! Si es así, no lo creía tan inteligente.

- Tuviste demasiada mala leche.

-No sé por qué Israel. No sé. Cuando me dijo que no me preocupase parecía tan buen tío.. no sé.-

La entrega de premios termina por fin y parte de la gente empieza a irse retirando, aunque la mayoría permanece en grupos charlando un rato antes de despedirse, sin duda compartiendo algún recuerdo.

Los que no parecen compartir mucho son Irene y Arturo a los que ahora podéis ver en un rincón de la sala, discutiendo fuerte, parece. Ella le está echando algo en cara y él con media sonrisa y brazos cruzados la deja desahogarse.

Sol se da por enterada de su fracaso como interrogadora, y se encoge de hombros.

- La gente puede ser muy mierda cuando menos te lo esperás.

Busca con la mirada a Sara, y cuando la tiene en su campo visual, le señala con los ojos a la pareja que discute. Sonríe de costado. Se los señala, y a la vez la llama a insertarse a la charla que están manteniendo con el Rulo. Parece querer comentarle que su camino hacia ellos pase por al lado de los que discuten a voces. ¿Qué querrá decirle con esa clase de señas? Siendo Sol, está más que claro. Sus cejas arqueadas en un gesto de te-lo-dije y la expresión burlona del resto de su cara no podrían corresponder a otra cosa que a la pareja de la Camacho y el tipo del autazo.

Claro, él tiene una amiga y ella, un tipo que la mantiene. Allá en Buenos Aires a eso le llamamos prostitución.

Sol sonríe más, irremediablemente.

- ¿Ahora te vas, o esperás a alguien? - pregunta, mirando al Rulo - Yo debería ir a reclamar mi pedazo de cartón, pero te digo la verdad, estoy mejor hablando acá con vos. ¿Te acordás de Sara? Ahí viene.

-Ah.. no sé. Quería.. quería ver esto.- el Rulo parece distraido, mirando a la multitud que se va marchando. -Igual me quedo un poco. Hola Sara.- un tono monocorde pero un discurso quebrado, torpe, gangoso. ¿Drogas? ¿Miedo?

Sara da un par de pasos vacilantes, mirando a la pareja que discute y responde al saludo sin apartar su mirada de la escenita, Hola, Rulo, ¿qué tal te va?. Mecánicamente le mira unos segundos y, a pesar de la intención inicial, se le queda mirando fijamente con una mueca y un clarísimo "¿y a tí qué coño te pasa?" a punto de salir de su boca.

Por un segundo se le pasa por la mente que igual está impresionado por verla con un vestido. Se sonríe... realmente le ha subido el ego lo que le ha dicho el tipo de la Camacho. Vuelve a mirar a la pareja por un segundo, pero regresa enseguida al Rulo. Tío, ¿estás bien?

-Sí.. bien.- sin embargo, aprece totalmente distraído, pensando en sus cosas. Observáis cómo la gente está terminando de irse. La pareja de Arturo y la Camacho siguen su discusión mientras Israel, acompañado por la subdirectora, sale al exterior.

-Oye.. me tengo que ir.- dice Raul de repente. Lanza una sonrisa incómoda y hace ademásn de dirigirse a la misma puerta junto a la que estáis.