Partida Rol por web

La única forma de tener contentos a los buitres, es dándoles carroña... es una de esas cosillas que había aprendido en sus años como policía. Obviamente, los buitres, eran los periodistas, y la carroña.... pue es eso... un muerto, y cuanto más morboso fuese el tema, mejor.

Por unos instantes, Roich parecía genuínamente afectado. En breve, en cuanto asumiese el tema, su instinto carroñero entraría en acción y empezaría a hacer preguntas... Marro le había lanzado un buen trozo de carne: había dejado claro que Seguí había sido, presumiblemente, asesinado (más o menos, sinónimo de "crimen" a ojos de la prensa sensacionalista), y que quizá la respuesta estuviese en su mesa... Si este tipo, Roich, era escoria... ocultaría información para tirár él del hilo y llevarse una primicia... todo dependía de... lo resabido que estuviese; quizá al ser joven, no tuviese aún ese instinto afilado.

Se dirigió a la mesa, y primero, echó un vistazo general a la disposición de lo que había en ella... orden en el caos... todos tenemos un criterio a la hora de organizar el escritorio y los cajones de las mesas..., así que, metódicamente, empezó el registro, pero no por ello dejó de preguntar a Roich, ya que ahora se podría catalogar como testigo...

-Si, como bien dice mi compañero... ahora mismo yace en el depósito de cadáveres. De hecho, yo mismo le he identificado, pues hemos coincidido en algunos casos... Su muerte ha sido reciente, así que necesitamos, además de lo que ha preguntado el señor Marro, que nos confirme cuando fue la última vez que le vió

Zapata estaba tan pendiente de las preguntas de su compañero, que no se dio cuenta de lo que hacía. Sobre la mesa, igual que en otras tantas, había un candil que a menudo solían usar los periodistas cuando trabajaban de noche. Aquel lo había traído, inconscientemente, el propio Roich; era el que él mismo estaba utilizando.

Pero Zapata no lo había visto , con lo que al mover el brazo, lo volcó sobre unos papeles. Rápidamente se prendió fuego y comenzó a propagarse entre todos ellos, amenazando además con extenderse a todas las mesas... y al brazo del propio Zapata, que sin darse cuenta, había empezado a echar humo.

-¡¡SU PADRE!!!!

... exclamó; pero no se dio vencido por el pánico.... Llevaba gabardina, chaqueta... Así que en vez de correr dando vueltas como un pollo sin cabeza, pegando alaridos y buscando el baño -no porque tuviese ganas de descomer, sino para echarse agua del grifo-, se quitó la prenda lo más rápido que le fue posible, pero intentando no maximizar "su obra"

-Mierda! la que he liao!!!

Con la gabardina ya en el suelo, la pisoteó para apagar el fuego, salvar su libreta y.... rezó para que su señora esposa no se lo tuviese muy en cuenta, que era nueva... (la gabardina, que la Faustina ya estaba un poco cascada para considerarla "nueva")

En cuanto vió que la prenda era un pequeño quiñapo que echaba humo, y que no parecía ir a más, y que la libreta... joder! que se había olvidado que la tenía en la mano, no en el bolsillo del abrigo... que alivio!!!... pasó rápidamente a ocuparse de la mesa, y de los papeles...

Sacó las cajoneras de su sitio y las apartó, y los papeles que no ardían, también... Sudaba a chorros, y sospechaba que se le marcarían churrentes por el humo, pero no quedaba otra: había uqe acotar el fuego, que aún no era demasiado virulento: tenía que privarlo del combustible más peligroso: el papel...

- ROICH! AGUA! RÁPIDO!!!

... Pues lo normal es que hubiese un cubo en los lavabos, para estas emergencias...

- ¡Mierda Zapata! - Exclamó asustado poniéndose inmediatamente en pie. - ¿Pero que cojones está haciendo? - Preguntó mientras se afanaba en buscar algo para tratar de apagar el fuego.

Marro miró a su alrededor buscando cualquier cosa que pudiera servir y entonces encontró una maceta y el bueno del inspecto la agarró. Si tiraba la tierra por encima de las llamas, éstas se apagarían. Corrió con la maceta, la cual pese a su tamaño, le resultó bastante ligera y una vez junto al escritorio del difunto señor Seguí, trató de volcar la tierra sobre las llamas. Sólo entonces se percató de que se trataba de una moderna planta de plástico y de que no tenía tierra alguna que tira.

- ¡Joder, que mala suerte! - Gritó contrariado. - ¡Roich haga algo, joder! ¡Busque agua o algo!

-Joder, joder joderrr!!!!

-¡A ver si la planta va a arder!!! que no es natural!!!!

...Pues le parecía que era... ¿como se dice? ... Sintética o algo así... hecha con un derivado de... ¿la nafta? no estaba seguro... o quizá, de una resina o vinilo; el caso, es que había oído que esas cosas podían ser peligrosas si ardían... Por lo pronto, expulsaba un humo negro como los cojones de un grillo....

- ¿Ahora me lo dices, Zapata? - Le preguntó Marro tratando de sacar la planta sintética de las llamas y tratando de apagarla a puntapiés.

Mientras tanto Roich observaba como el caos se iba desatando por momentos en la redacción y atónito a lo que estaba sucediendo, no podía mover ni un solo dedo. Aquellos agentes de policía eran lo más parecido a un huracán en cuanto a consecuencias destructivas de refería.

Ante la torpeza de los policías y la amenaza que empezaba a suponer aquel fuego, el joven Roich empezó a mirar, inquieto, en todas direcciones. Finalmente, corrió hacia la salida, en donde el jefe tenía una enorme planta, ésta de verdad, que regaba cada día, la tiró al suelo, provocando que el enorme tiesto se partiese en dos, pero también dejando libre el plato que había debajo, el cual estaba bastante lleno de agua, y corrió de regreso a la mesa, lanzándola sobre ella.

El agua no apagó del todo las llamas, pero sí lo suficiente como para que usando la gabardina pudieran acabar con ellas.

El resultado final fue... DESTROZOS 5, POLICÍAS 0. La mesa estaba ennegrecida casi en su totalidad y cualquier documento que pudiera haber en él, había desaparecido pasto del fuego. Junto con ella, habían ardido algunas mesas más, o al menos, parte de ellas, la gabardina de Zapata, parte de sus ropas, principalmente una manga de la chaqueta y la sección final de los pantalones, y por supuesto, en cuanto a Marro, no tardó en descubrir que se había quedado sin pestañas.

Roich miró a los dos policías.

-S-será mejor que se vayan. Quiero decir, que nos vayamos todos. No me gustaría estar aquí cuando regrese mi jefe por la mañana.

- ¿Usted cree que... ? - replicó Marro indeciso. - ¿Qué le va a decir a la jefa? No... ésto ha sido un fallo terrible. Tenemos que informar a... - Miró a Zapata. Le iba a caer una buena por parte del comisario y lo peor era que todo se había quemado. ¿Todo? - Zapata, miremos en los cajones que logró salvar de las llamas. Igual hay algo de utilidad. - Miró entonces a Roich. - Enseguida nos vamos, pero... déjenos echar un vistazo. Y si mientras puede contarnos algo sobre Seguí. ¿En qué estaba metido? 

El joven periodista todavía estaba incómodo por todo lo sucedido, pero al fin y al cabo... erais policías, ¿no?

-Eh... pues la verdad es que c-creo que estaba preparando un artículo sobre Gaudí y ese templo que está construyendo, el de la Sagrada Familia. P-pero no sé qué estaba buscando ni sobre qué. N-no me dijo nada. 

Roich no podía dejar de mirar las mesas quemadas.

-Mi jefe me va a matar -murmuró.

- ¿Gaudí, eh? - Dijo pensativo, como si en ese momento todo empezara a encajar en su cabeza. Se quedó unos instantes pensativo, dándole vueltas al asunto y conectado unos datos con otros. Se le veía seguro de si mismo y parecía haber dado con la clave. - ¡Pues vaya! ¡De qué poco nos sirve eso! - Reclamo entonces echando a perder toda esperanza de que realmente hubiera elucubrado algo interesante en si cabeza. - Le digo a usted, que el departamento de policía se hará cargo de los datos... - Dijo mientras dscendían las escaleras hacia la calle. - ¡Cómo la has liado, Zapata! - Le recriminó el inspector. Entonces le dio un golpecito en la espalda que pretendía de alguna forma, reconfortarle.

Qué bajonazo... tierra, trágame... "la que has liao, pollito"... miles de cosas podrían describir lo que se le pasaba por la cabeza a Zapata... se quedó mirando, deprimido, los efectos de su ... torpeza, sin paliativos.... con los pies hocaba papeles sueltos que habían salido volando... con la absurda esperanza de sacar algo en claro del lamentable espectáculo que acababa de brindar... Menos mal que no era artista de circo, se consoló, pues entonces, habría quemado la carpa...

Levantó la cabeza, no obstante, cuando oyó la referencia al templo de la Sagrada Familia... decían por ahí que se acabaría en pocos años... con aspecto resignado, anotó en la libreta una nueva línea:

"-Carles Seguí trabajaba en un artículo sobre Gaudí y la Sagrada Familia, barrio del Ensanche"

...¡Otra vez!, coincidencia!, el Ensanche!!!

Miró a Marro; seguro que él también se había dado cuenta... no parecía casualidad... ¿o sí?... El caso es que el fallecido estaba trabajando ... ¿pero, por qué de noche? en los alrededores del templo. Que estuviese en la zona, por su artículo, era normal, lo anormal era la nocturnidad... Una vez en la escalera, fuera del alcance del oído del redactor, comentó a su compañero:

-Marro... tenemos otro hilo, la Sagrada Familia, las muertes fueron cerca de ese lugar en obras... pero antes, preguntemos al portero por si sabe algo ...

Se paró en seco en el rellano... había recordado algo, y miró en sus notas frenéticamente...

-Joder!!El obrero... Marina con la calle Provenza ¿No es el lugar donde se está construyendo el templo?... Y... Lepanto... el 263, debe estar al lado!!  Curioso!

Llegando al portal, pudieron ver como el portero, inquieto, les preguntaba si habían notado un olor a quemado... tras lo cual se quedó mirando las ropas parcialmente chamuscadas de Zapata, así como los... las cenizas, de la gabardina que portaba elegantemente al brazo.

-Señor... -consultó su libreta... se acordaba del apellido, pero para que supiese que lo tenía apuntado... esas cosas ponen nerviosa a la gente..."¿para qué me habrá apuntado?", suelen pensar... y funciona-... Diez, dígame, antes de irnos. ¿Puede contarnos algo sobre el redactor Carles Seguí? ¿Hay alguna nota pendiente para él? ¿Sabe si alguien vino recientemente a verle, o si estaba metido en algo en particular?

... por probar, pensó.... y los porteros (y porteras) son una fuente de información inagotable, al menos, habitualmente

-​​​​​ Si, todo apunta en esa dirección Zapata. - Afirmó el inspector. - Es evidente que si el asesino ni tiene su domicilio o base en el barrio del Ensanche, si es cierto que actúa en la zona. - Se dio varios golpecitos sobre la frente con un dedo. - Debemos agotar todas las vías antes, pero es evidente que una vez hayamos hablado con todos los posibles testigos, debemos montar guardias por la zona. Actúa de noche, así que nuestro turno viene que no pintado. Aunque... - Se quedó pensando unos instantes. - Sólo somos tres. A la señorita Novoa no la podemos involucrar en ésto. Si nos diera por encontrar al asesino y tuviéramos que detenerle... - Negó con la cabeza mientras bajaban las escaleras. Ya en el rellano se encontraron con el portero. - En cuanto iniciemos las patrullas, le pediré al jefe de la nocturna que nos ceda a un agente y que estén atentos a ese barrio en concreto. Toda ayuda es buena... - Y entonces Zapata empezó a esgrimir preguntas hacia el señor Díaz.

Al mirar entre sus papeles, encontráis los restos parcialmente quemados que tienen toda la pinta de ser panfletos subversivos en contra de Jose Antonio, del gobierno municipal. También halláis un papel en el que hay garabateado dos palabras incompletas:

En él parecen estar escritas tres palabras, pero no se distinguen bien porque están parcialmente quemadaS:

C   n  e   s   o       I  m        a l

B  i   b       t   e       

- Vaya Zapata... - Dijo al observar las hojas que habían recuperado. - Estabas en lo cierto. Éste hombre era un subversivo... - Declaró. Entonces agarró aquella hoja en la que se podían leer tres palabras a las que faltaban algunas letras debido a la acción del fuego. - Fíjate Antonio. - Le señaló una de las palabras. - Parece que la última pone "biblioteca". Lo otro ni idea...

El joven Julián estaba trabajando en su escritorio, completamente solo en la comisaría. A aquellas horas, más de las tres de la madrugada, solo el turno de noche estaba activo y por lo que él sabía, se encontraban fuera. En realidad, él no formaba parte de ningún turno, pero se había quedado por dos motivos. En primer lugar, los vecinos hacían demasiado ruido. Esto de ser recién casados no era apto para los que necesitaban dormir. Y después, quería progresar y para eso, debía destacar.

Pero lo último que esperaba era que se abriese la puerta y entrara el comisario en persona.

-¡JULIÁN! ¿SE PUEDE SABER QUÉ ESTÁ USTED HACIENDO AQUÍ, POR LA VIRGEN BENDITA? ¿ES QUE NO DUERME?

De todos era conocido el genio del Comisario, pero que estuviera a aquellas horas allí, no era una buena señal.

Recuerdas haber leído algo sobre ese hombre.

Antoni Gaudí fue un preclaro representante de la corriente modernista, ya pasada de moda, que causó furor en Cataluña a finales del siglo pasado y principios de éste. Sus obras son extrañas y atrevidas (Casa Mita, Parque y Colonia Güell, Palacio Episcopal de Astorga entre otras), y provocan hoy día (1926) por un igual, la admiración, la burla y el rechazo. Está intentando terminar ese grandioso templo, la Sagrada Familia.