Partida Rol por web

Teresa intentó no darle importancia a las palabras del Doctor, estaba acostumbrada a que la tratara de estúpida, aunque le molestaba igual. El hecho de que su compañero siguiera con la broma decepcionó mucho a la estudiante, que miró a Marro con el dolor pintado en los ojos. Decidió desentenderse de la situación completamente, ya que ninguno de los presentes parecía tomar en serio sus palabras. Incluso el doctor confirmó su teoría sobre que el fallecido tenía el rostro demudado por el terror, ella lo había preguntado y todos se habían atribuido el descubrimiento. Era un fastidio, a decir verdad, que no la tomaran en serio nunca solo porque era una mujer.

Se cruzó de brazos y se hizo a un lado, dando espacio a los demás para trabajar en "asuntos más importantes". Estaba distraida cuando el médico se acercó al cadáver y antes de preguntar siquiera, descubrió al muerto. Teresa lo vio venir y apartó la mirada antes de verlo, le aterraban los muertos y aquello era verdaderamente desagradable. Marro salió disparado al otro lado de la sala y Teresa se sintió mejor por ello, eso le pasaba por ser un bocazas. El grito ahogado de los demás hizo que sintiera escalofríos y se asustó.

-Es usted muy desagradable, señor Rius -recriminó Teresa, malhumorada-. Parece un joven universitario en lugar de un respetado adulto, ¿cómo se le ocurre hacer eso sin avisar? No todos estamos acostumbrados a ver estas cosas. Tiene usted muy poco respeto por los fallecidos.

Marro se acerco a Novoa. Era normal que se hubiera sentido un poco violenta ante la escena que acababa de ser testigo. Era una joven e inexperta señorita que posiblemente nunca debiera haber presenciado lo que allí acababa de suceder. Quizás era por eso que en el cuerpo de policía no dejaban entrar a las mujeres. Ante hecho tan trágicos y pavorosos como aquel, no tenían lo que había que tener. Pero eso no era culpa de la señorita Novoa, sino de su propia naturaleza.

- Tranquila señorita Novoa. - Le dijo entonces el inspector.

En ese momento el forense giró la cara hacia Teresa ante tal desafortunado comentario por su parte. Marro le hizo un gesto con la mirada acompañado por su mano tratando de detener la respuesta. Con gestos le había dicho un clásico, "yo me encargo".

- Teresa, debe entender que el señor Rius está más que acostumbrado a este ambiente. - Le dijo entre susurros. - Que no tenga la delicadeza debido es causa de su habitual práctica con este tipo de asuntos. La muerte no es algo agradable de ver, pero si realmente quiere meterse en éste "mundillo", irremediablemente acabará teniendo que ver algún cadáver...

-¡Cristo Bendito!

Es cuanto pudo exclamar tras la primera impresión al ver el rostro del fallecido.... Tras la primera impresión, volvió a ser el veterano que era... ya habías visto cosas así, y atrocidades aún mayores... la guerra de Cuba, tan lejana en el tiempo, seguía fresca en su memoria, y su servicio en la Benemérita en aquella época, le había curtido... de modo que el horror fué pasajero, y tras ese momento de debilidad, procedió a tomar notas apresuradas de cuanto veía.

Se alejó unos pasos de la mesa donde yacía el cuerpo, y le extendió el cuaderno a Novoa... aun no viendo el cuerpo, tenía que conocer los hechos; la descripción del estado del cadáver, por escrito, aun siendo dura, lo era menos que la visión directa del mismo.

-Doctor; entre las pertenencias del fallecido... ¿han encontrado algo que pueda decirnos de quien se trata?... Y... Por lo que veo,... las demás muertes, todas ellas, se han producido en la zona del Ensanche... A este pobre desdichado, ¿le encontraron en el mismo barrio? Creo que puede ser la relación entre ellas, además de las circunstancias de la muerte...

Si... el mapa del despacho del abogado... había marcadas calles,... y las muertes, se habián producido, a la espera del dato de esta última, todas ellas en una zona muy delimitada, el Ensanche, un barrio del estilo modernista que tan de moda estaba. Tal vez era un hilo adecuado del que tirar... tenían ese, y el amigo del abogado... y además, tenían que volver a ver el mapa de Barcelona., y cotejar los puntos marcados con los que tenían anotados de las muertes de las otras víctimas...

El doctor se enfrentaba a la muerte cada día, por lo que resultaba tan familiar como comer. A pesar de todo, el rostro desfigurado de aquellos cadáveres resultaba ciertamente inquietante.

-Perdóneme, señorita Novoa. Siempre se me olvida lo frágiles que son las mujeres. Este no es lugar para alguien como usted, desde luego.

¿Por qué cree que puede ser, doctor? ¿Alguna explicación científica? ¿Puede que se alguna droga? ¿Alucinógenos quizás?

Lo cierto es que lo ignoro, señor Marro. Lo único que sabemos con seguridad es que sus muertes y su gesto de horror tienen algo que ver con algo terrorífico. Pero no me corresponde a mí descubrir su causa.

Un segundo antes de que el doctor tape completamente el cadáver una idea se abre paso por tu mente. Cuencas de los ojos vacías..sangre en las manos y en el pecho....¡Ese pobre hombre se ha arrancado sus propios ojos!

- Así es, doctor, así es... - Respondió entonces el inspector. - Ese es nuestro trabajo. Descubrir como ocurrieron las cosas y atrapar al malo. Si es que hay malo... - Se encogió de hombros.

Era evidente que todos los comentarios que se estaban haciendo allí, incomodaban en gran medida a Novoa. Eran hombres rudos todos ellos, carentes de tacto. Podían conseguir que aquella muchacha se sintiera un poco mal y eso también incomodaba en ese caso a Marro. Trabajar con mujeres era sencillamente agotador y Marro lo evitaba siempre que podía.

Un segundo antes de que el doctor tape completamente el cadáver una idea se abre paso por tu mente. Cuencas de los ojos vacías..sangre en las manos y en el pecho....¡Ese pobre hombre se ha arrancado sus propios ojos!

- Parece como si... - Se acercó al cadáver y lo examinó de cerca. Se centró en la cara y las manos. - Cuencas vacías, sangre en las manos y pecho... - Sonrió levemente. - ¡Ja, si no supiera que es imposible, diría que se ha arrancado sus propios ojos! - Y soltó una carcajada bastante inapropiada en un lugar como aquel y ante los hechos que estaba describiendo.

Se estremeció, pues la misma idea se le había pasado por la mente, aunque intentase negarse a asumirla... arrancarse los ojos

-¡Dios mío!... Si tal fuese lo que hizo... ¿Que puede llevar a alguien a hacer algo así?

... tras un momento de pensar...

-¡Solo un loco llegaría a ese extremo!

Teresa agradeció que Zapata le pasara la libreta, al menos estaría distraída y no tendría que presenciar físicamente lo que había debajo de la sábana. Mientras los demás hablaban y seguían preguntando, la muchacha tomó nota de todo minuciosamiente y con una letra minúscula, fruto de las horas que pasaba poniendo sus apuntes universitarios al día.

-El caso es que no estaba buscando meterme en este mundillo -comentó Teresa en voz baja-, solo estaba cubriendo las prácticas en el archivo. Mi hermano estudia medicina, ¿sabe? He visto cadáveres y sé que no me gustan. Pero, en fin, esto no es normal -dijo señalando al muerto.

Siguió tomando notas y registrando las conversaciones de los demás. Entonces Marro volvió a hablar y describió el cadáver. Teresa estuvo a punto de tirarle la libreta a la cabeza por tonto.

"Primero me tranquiliza y luego vuelve a abrir la bocaza" se llevó una mano a la frente y suspiró.

-Es obvio, ¿no? -dijo, amargada por la situación-. Estas personas se quitaron la vida porque vieron algo que les horrorizó con tanta fuerza que no lo pudieron soportar. 

Tras mirar detenidamente al infortunado, te das cuentas de que se trata de Carles Seguí. Un periodista de 37. Seguí es...bueno, era, redactor en el semanario satírico La campana de Gracia, una publicación famosa por sus libelos y críticas contra el Gobierno Municipal en general y contra la Policía en particular.

Pese al respeto que le produce ver a alguien mutilado de ese modo... no lo puede evitar, algo le suena... vuelve para observar el cuerpo, el rostro... e intenta hacer caso omiso de las cuencas oculares, sangreantes y vacías, y se centra en las demás facciones....

-¡A este le conozco!

Si, no tiene duda... la forma del mentón es característica, y ha coincidido demasiadas veces con él...

-Es, ... bueno.... era, Carles Seguí , un periodista de La campana de Gracia ...ya sabéis, el periódico, por llamarle de algún modo, que se burla de todo... en especial del Ayuntamiento y de la Policía... ¿En qué estaria metido este "plumilla" para que le pasase esto?. Debe tener alguna acreditación de periodista entre su ropa, porque siempre la sacaba de paseo para humear cuando había algún caso... y siempre para dejaros como los tontos de la función.

Anotó en su cuaderno, que ya le devolvió Novoa,.... otro hilo del que tirar....

-Si estaba investigando algo en concreto en la zona en que murió, en la redacción tienen que saber algo, o en su mesa, por lo menos, tiene que tener algún tipo de notas de trabajo.

Se dirigió al resto, tras decir lo anterior en un tono bajo, como si fuese solo para sus oidos, aunque los demás pudieron oirlo perfectamente.

-Doctor, con eso le tenemos identificado.... Y a nosotros se nos abre otro frente que tenemos que examinar... Si no me equivoco, y corríjanme si así lo hiciese -Revisa rápidamente sus notas-... Habría que cotejar las direcciones de los hechos con el mapa del despacho del señor Aureli, contactar con Manuel Doménec i Carbonell, e ir a la redacción de La Campana de Gracia..., y quizá preguntar en el Colegio de Abogados por si hay algún detalle que desconozcamos sobre sus actividades recientes.

Miró a los demás, en especial a Marro, pues era consciente de las preocupaciones burocráticas que debería estar sufriendo...

-Quizá no deberíamos ir a Comisaría hasta tener algo más en claro... En el fondo, el Comisario agradecerá que haya "algo", pues, de solucionarlo, como siempre, el mérito será suyo, y estará más contento... pero habría que esperar a poder darle algo concreto. Tal vez lo mejor será ser cautos con él, de momento.

Y se volvió sonriendo a Novoa, tras oir lo que antes dijese...

-Señorita Novoa, la vida da vueltas curiosas.... parece que la vida entre archivos, tendrá que esperar un poco...  creo que hablo por todos, cuando le puedo decir que necesitaremos cuantas más miradas inquisitivas sean posibles, pues este caso va a ser... digamos que los detalles sutiles pueden ser importantes. ¡Ah!, y gracias por contarnos el detalle de que no le asustan los cadáveres... eso quizá nos facilite algo el trabajo...

- ¡Buena memoria Zapata! - Exclamó dándole unas palmadas a su compañero en la espalda.

Lo cierto era que él, no le hubiera reconocido por el rostro. No había visto en persona a Carles Seguí, pero si que había leído su veneno en más de una ocasión. No por nada, su trabajo cuando se encontraba en el turno diurno, era sentarse en las puertas de la comisaría y leer la prensa. De tanto en cuanto venía algún que otro ciudadano y le pedían alguna información y él, tan solo tenía que decirles a que departamento acudir. Así paso sus tres últimos meses antes de que fuera asignado a la unidad nocturna. El comisario le tenía tirria y al ver que el castigo en puertas no había resultado efectivo lo pasó a la noche y eso, si que le dolió a Marro.

- No es que me alegre, pero lo cierto es que nos daba muy mala prensa. - Confirmó.

Marro se detuvo a pensar unos instantes. No era bueno dando órdenes pese a ser inspector. Tampoco era el más avispado investigador. Para que vamos a engañarnos, no era el mejor agente del cuerpo, pero su sabía distribuir el trabajo.

- Alguien tiene que ir de nuevo al despacho de Aureli y cotejar las direcciones. - Miró a Novoa y a Lopez. - Quizás ustedes dos. Es algo que podemos hacer antes de que salga el sol. Y llévense consigo el mapa. Tener que estar yendo y viniendo es una locura. Es una prueba incautada de una investigación. Punto. - Se llevó la mano a la barbilla y comenzó a repiquetear con los dedos. - No podemos entrevistarnos con nadie, ni amigos, ni familiares de las víctimas. De todas ellas, hasta mañana. El colegio de abogados... - Resopló. - ¡Esos chupatintas no creo que nos atiendan tampoco hasta mañana! - Miró a Zapata. - La Campana de Gracia debe tener a alguien de guardia las veinticuatro horas. Usted y yo Zapata, iremos allí. ¿Le parece?