Ok, como ambos oponentes han tenido peor iniciativa que tu, ambos declaran sus acciones primero. Las acciones básicas son:

Atacar
Esquivar
Ambos (pero se aplican unas reglas especiales)

Ambos declaran atacarte.

Como tu tienes mejor iniciativa, ahora declaras tu, y tu acción se resuelve antes, por lo que si uno de los dos cae antes de su iniciativa, ya no podrá atacar.

Tira tantos dados como Destreza + Armas CC a dificultad 6

Los éxitos obtenidos por encima del primero se suman al daño del arma (Fuerza+2)

Es decir, si obtienes 3 éxitos, tirarás 2 de Fuerza, más 2 del arma, más 2 de los éxitos (3-1) para el daño

Muy bien, tu tirada de daño habitual la indica tu arma. En este caso Fuerza+2 (es decir, 4 dados) aquí todo se hace con dados de 10 caras y la dificultad base casi siempre es 6, lo que facilita un poco las cosas. Necesitabas un éxito para impactar, por lo que al sacar dos, te sobra uno. El que te sobra, lo sumas al daño.

Resumiendo, tiras 5d10 de daño.

Cada 1 resta un éxito de la tirada, por lo que como puedes ver, has obtenido dos éxitos. Ahora el Rufíán A, que es al que has atacado, trata de absorber el daño. Tira su resistencia (+1 dado por el peto de cuero) y debe obtener tantos éxitos como tu obtuviste en tu ataque, es decir, 2.

El Rufián A no obtiene ningún éxito. Eso es bueno para ti. Acabas de causarle dos heridas. Un mortal tiene 7 niveles de salud antes de morir, pero lo normal es que al recibir 6 ya esté fuera de combate. Puedes ver que en tu ficha he añadido los niveles de salud. Rufián A está ahora mismo Lastimado, por lo que resta un dado de todas sus acciones a partir de ahora...

Ahora les toca a ellos...

Como puedes ver, el Rufián A aparte de estar lesionado ha obtenido más 1 en su tirada que éxitos. A esto se le llama un fracaso y suele tener consecuencias desastrosas. Dolorido y desconcertado por tu ataque, Rufián A no sujeta lo suficientemente fuerte su florete, que sale despedido de su mano. El turno siguiente Rufián A no podrá atacar, ya que perderá su turno recuperando su arma. No podrá atacar o defender.

Rufián B también ataca. Como puedes ver, ha tenido dos éxitos, por lo que suma un éxito al daño. También tiene Fuerza 2, por lo que al igual que tú, tira 5 dados de daño en total. Obtiene 2 éxitos, ahora tu tiras resistencia, más un dado extra por la armadura (por desgracia, acabas de descubrir que tu armadura es más ornamental que otra cosa). Tira 4 dados, debes obtener al menos 2 éxitos para no resultar herido.

Me temo que no has obtenido ningún éxito. Cada 1 al tirar resta un éxito. Probablemente usaste una tirada de dados genérica en vez de la de Mundo de Tinieblas. Has recibido dos niveles de daño, esto tiene varias consecuencias. Al igual que le paso al Rufián A, estás Lastimado, lo que significa que restas un dado de todas tus reservas a partir de ahora. Para más inri, tu armadura ha recibido el doble del daño que puede aguantar en un sólo turno, por lo que queda inservible. A partir de ahora sólo resistes con tu Resistencia (el Rufián A tampoco lleva ya armadura, puesto que tu la rompiste al igual que te ha pasado a ti)

Ahora iniciamos el turno 2. Iniciatiava no tiramos, usamos la misma del primer turno, por lo que pasamos a la declaración de acciones:

Rufián A coge su arma
Rufián B te ataca

Ahora declaras tú y se resuelve tu acción primero.

Muy bien, sólo te has olvidado de aplicar el modificador de -1 dado por estar Lastimado. Para evitarte la molestia de tirar los dados de nuevo, te voy a enseñar a usar la Fuerza de Voluntad.

La Fuerza de Voluntad tiene dos usos principalmente:

1. Ganar un éxito adicional en cualquier tirada.
2. Ignorar penalizaciones por heridas durante un turno.

Por lo general hay que avisar del gasto de Fuerza de Voluntad ANTES del turno, aunque en este caso haré la excepción que confirma la regla ;D

Rufián B resiste sólo un nivel de daño, como recibe dos, su peto de cuero también queda destrozado e inservible. A partir de ahora ambos rufianes tienen un dado menos a todas sus tiradas y no tienen armadura.

Rufián B ataca: (la virgen que tirada)

Tres éxitos, por lo que tira:

Fuerza(2)+Arma(2)+éxitos(2)-penalizaciones(1)=5 dados

La cosa se pone muy mal para ti, ha obtenido 4 éxitos. A la hora de resistir el daño, no se aplican modificadores, pero tu armadura está inservible, por lo que tiras 3 dados para resistir. Ahora que sabes lo que es la Fuerza de Voluntad, puedes usar un punto para obtener un éxito adicional a los que pudieras sacar.

Bien, recibes dos niveles de heridas más. La cosa empieza a ponerse fea para ti, ahora estás "Herido" y sufres una penalización de dos dados a todas tus tiradas (menos las de resistencia).

Empiezas a ver las cosas negras, son dos, y menos heridos que tú. Rendirse ya no tiene sentido, después de todo lo que has vivido, al menos pasa por tu cabeza la idea de que vas a morir como un caballero, defendiendo el honor de tu mujer, que seguro que esos bellacos violarán después de matarte a ti, junto con su criada.

Pero el destino a veces tiene extraños giros, y por el rabillo del ojo ves como un grupo de mercaderes gira la curva en la que os emboscaron, y al frente de ellos, un cruzado.

En mitad de la boda, cuando empiezas a notar los efectos del alcohol en tus venas, un joven noble que parece más ebrio todavía que tú, se te acerca y te dice en tono confidencial.

-La boda no está mal, pero abajo en el pueblo hay un fumadero de opio que es la bomba.

Tu mujer está distraída hablando con algunos conocidos, ya que ella es de la zona y conoce a muchos más nobles que tú. Gallasyn parece darse cuenta de que la miras y continúa.

-Prfsss... ¿Tienes que pedirle permiso a tu mujercita? -El tono burlón de la frase te hace comprender que está más perjudicado por el alcohol que tú.

La verdad es que la invitación me tentaba sobremanera. Qué demonios!!!!!!!!!!! esta fiesta ya empezaba a astiarme, con tanta pomposidad y tanta palafrenería.

-Miro a mi interlocutor, y le pregunto......... y a qué clase de fiesta me llevais?

-A una que merezca la pena, ¡pardiez! -Gallasyn ríe dándote una palmada en la espalda y luego te susurra al oído- Podemos incluso bajar andando. Las fiestas de los plebeyos no tienen nada que ver con esta pomposidad, son mucho más divertidas. Ellos si que saben como divertirse ¿habéis probado el opio oriental? es una auténtica delicia. O el hachís musulmán... Pega un subidón que es divino. Licores caseros, musica y baile... Nada de estas tonterías. Además también celebran la boda a su manera. Yo me piro, que esto es un muermo.

- Esperad un momento vuestra merced, que marcho con vos respondo al hombre.

Busco con la mirada a mi esposa, queriendo que ella me viera y se separara de sus interlocutores. Una vez estuvo a mi lado:

- Amor, voy a ir a casa de este noble de la ciudad. Parece por lo que me ha dicho que es un rico e influyente mercader, y me gustaría asegurarme de ello. Me ha invitado a ir a su casa y tratar allí temas comerciales. Me esperareis en nuestra posada en caso de que esto se demore? Pregunto a mi esposa mientras cojo su mano y la beso.

Eduvigis mira a Gallasyn con detenimiento, intentando discernir si se trata de una persona de fiar o no. Al final parece decidir que si y asiente con la cabeza.

-Está bien, intenta no retrasarte demasiado.

Presa del calor del alcohol, y la alegría por haber burlado la ferrea opinión que mi señora tenía de mi, me despojo de toda compostura y doy un dulcey cálido beso en los labios a mi Señora. Tras esto, le susurro al oido: Dejad un pañuelo en el pomo de vuestra habitación esta noche. Quizás sea buena idea continuar con lo que no pudimos en el carruaje.

Y con un pícaro guiño de ojo, salgo en dirección a Gallasyn

Gallasyn te guía por el camino principal, bastante transitado de guardias esta noche, hasta la villa. Apenas hay unos 500 metros entre el castillo y el núcleo principal de casas. Te complace comprobar que Gallasyn no mentía, la fiesta en el pueblo es mucho más amena que en el castillo. Hay música, baile, grandes barriles de la mejor cerveza que has probado en tu vida, jóvenes muchachas flirteando con los jóvenes locales... Entre los licores que tomaste en palacio y un par de jarras de cerveza, empiezas a estar más ebrio de lo recomendable. Pero la fiesta aún no ha acabado...

-Ahora viene lo bueno.

Gallasyn te lleva a lo que parece una taberna de bastante mala reputación. A estas alturas, apenas eres capaz de mantenerte erguido. El uno junto al otro parecéis dos borrachos cantándole a las mozas. Al menos, no desentonáis demasiado con el resto de la gente del pueblo... De no ser por vuestras ropas. Aunque hoy parece estar todo permitido.

Entráis a la taberna, llena de humo, casi te cuesta respirar. Parece la niebla más densa que hayas visto jamás. Alguien que debe ser el tabernero habla con Gallasyn y después os conduce a un reservado donde estáis tu, dos hermosas meretrices y Gallasyn. En medio, una enorme pipa de agua humeante. Las mujeres fuman de la pipa y te ofrecen una de las boquillas para que hagas lo mismo.

-Si no lo has probado nunca, no sabes lo que te pierdes.

Das una fuerte calada que te quema el pecho y notas como todo da vueltas a tu alrededor. Caes de espaldas mirando al techo lanzando las carcajadas más sonoras que jamás hallas emitido.

Una noche memorable. Nunca olvidarás la boda de Asenoc y Carienn.

Tal vez sea una falsa felicidad, una felicidad inducida por las drogas y el alcohol, pero ahora mismo eres feliz, medio inconsciente, riendo mientras las dos doncellas están encima tuyo haciendo su trabajo y dándote más placer del que eres capaz de asimilar. Gallasyn, de pie, contempla la escena entre carcajadas.

Cuando notas que las meretrices han acabado su trabajo, muy satisfactoriamente por cierto, se vuelven a vestir y abandonan el privado. Dejándote tumbado boca arriba con una estúpida sonrisa de satisfacción en la cara. El mundo dando vueltas, y Gallasyn ahí mirándote medio desnudo. Su rostro se encuentra ahora serio, casi melancólico. Se inclina sobre ti. En un principio piensas que te va a besar, estás tan borracho y desconcertado que no sabes ni reaccionar.

Pero no te besa, notas un agudo pinchazo en el cuello. No es doloroso, al contrario, es placentero. Se podría decir que incluso más placentero que la experiencia con las meretrices. Al poco tiempo Gallasyn se aparta de ti y lame la herida. Un gesto que te pone los pelos de punta.

¿Qué acaba de pasar? ¿Qué hace Gallasyn aquí tumbado junto a mi?

Lo desconoces, tan rápido como ha ocurrido, se ha perdido en lo más profundo de tu memoria. Nada recuerdas del mordisco ni del lametón.

-Me caes bien, Valahir, creo que nunca había sentido tanta afinidad con nadie. Por eso mismo te voy a hacer un regalo.

Tu haz lo que quieras, yo llevo un colocón que no se ni como me llamo... Mira, ¿eso no es un dragón rosa?

Sin que tengas tiempo ni de reaccionar, Gallasyn oprime su muñeca contra tu boca abierta. No has visto en que momento se ha cortado con su florete. La sangre fluye por tu garganta y dejas de estar mareado, todo vuelve a ser claro otra vez. Notas una energía increíble, una fuerza nueva. Fragmentos de memoria de Gallasyn fluyen a tu cabeza, como vividos en primera persona, y notas una unión mística con él. Como si fuerais una sola persona, como si su voluntad fuera la tuya.

Ves a Gallasyn como un renombrado escultor. Le ves huyendo de Constantinopla, no sabes porque. Le ves volver, y le ves despreciado por los que supones que son sus superiores. Tras eso lo ves hundirse en la miseria, sólo, sin amigos, cometiendo las barbaries más impropias de la raza humana... aunque el no es humano. Asesinatos, violaciones, orgías sin sentido, la depravación llevada a su más infame expresión. Pero te da igual, necesitas más de esa droga, más sangre. Harás lo que sea por tenerla.

Gallasyn se aparta, te encuentras totalmente sereno.

-Creo que es momento de que te reúnas con tu mujer. Volveremos a vernos, no te preocupes por eso.

Volvía hacia la residencia donde nos habían hospedado. Al principio no le daba importancia, pero poco a poco, mi mente se fué a lo acontecido durante esas horas. No obstante, pasara lo que pasara, debía de cumplir con lo prometido a mi esposa, ya que ante todo, debía cumplir con mis obligaciones como noble y marido.

Llegué a la villa donde debíamos estar alojados, y tal y como prometí, busqué el pañuelo puesto en la habitación de mi señora.