Partida Rol por web

Drerick sale al borde de las escaleras mientras Ashanne llega escoltada por media docena de goblins que casi la van empujando por la cornisa escalonada con su mirada. Al llegar la indican la posición de Drerick y siguen hacia el interior dejando a los dos en el descansillo del rellano de la entrada a Akich.

Kanys acompaña a los dos goblins hacia la salida, mientras ve como la joven sube, mirando la estatua del elfo que hay en la planicie baja. Él también está intrigado.

Drerick, ¿por qué hay una estatua de un elfo matadragones en las cercanías de Akich? El reino goblin...

No dejo de mirar la estatua, mientras sigo subiendo las escaleras hasta lo que parece ser la entrada a la cueva.

Si por lo menos estos goblins dejaran de mirarme, pero no, no dejan de hacerlo, no entiendo por qué, ¿es que nunca han visto una elfa? Bueno, en realidad no soy totalmente elfa, pero para ellos debo serlo, creo. Quizás es que voy sucia, por el viaje, pero giro mi mirada a mi ropa, no, sólo las botas, lo normal, vamos.

Ahí está el rey, y el que le acompaña no recuerdo su nombre, creo que estaba en la batalla esa, si. Sonrío mientras me acerco a ellos.

Hola, rey.

Callo un momento, no debería tratarle así ¿verdad? Aunque sea un goblin. Inclino un poco mi cabeza.

Lo siento, es que a veces no se cómo tratar a... un rey.

Drerick no quiso descender mas escalones para encontrarse con la elfa.

Ya era hora, Kanys empezaba a preocuparse por vosotros, mis subditos. - Al ver que ni Bormaj ni Gurstik estaban en el grupo pareció contrariado. - ¿Dónde está el resto del grupo?

Miró a Kanys y le indicó el interior.

Deberíamos ir al interior para hablar y trazar un plan, sin duda aquí vendrán con el tiempo también.

Miro atrás, buscando al resto del grupo, pero no, estamos todos, los que tenemos que estar, claro, miro al rey, al rey goblin, bueno, eso. Sonrío.

Estamos todos, naturalmente. Callo un momento, no, espera, que este no es el otro, si es que me parecen todos iguales. Ah, bueno, lo he contado mientras subíamos las escaleras, que vaya escaleras ¿eh? Por cierto, bonita estatua, pero ¿por qué de un elfo y no de un goblin?

Me encojo de hombros.

Da igual, ya me enteraré. El caso es que nos encontramos con unos.. este... ¿dakurives? O algo así, yo quería saludarles, pero no me dejaron, parece que querían robarnos, y hacernos no se qué que no querían decir en voz alta, a saber, posiblemente sólo quedarse nuestra comida. Así que les han perseguido, para que no se les vuelva a ocurrir eso de quitar la comida a los pobres refugiados.

Sonrío. Pero a parte de ese pequeño detalle, aquí estamos, todos bien. Me encojo de hombros. ¿Un plan? Estupendo, ¿puedo participar? Esto es muy emocionante, sabes rey, estoy delante de un rey, y vamos a hacer un plan, no se para qué, pero eso seguro que también me lo vais a explicar, después de lo de la estatua, claro, porque sois todos muy amables, bueno, no. Señalo atrás. Esos me miran mal porque he tardado en subir las escaleras. Me vuelvo a encojer de hombros. 

El nolsanio miraba atentamente a todos los que se iban ubicando en la parte baja de la montaña de Akich, los refugiados de Prwnk. La imagen no le gustaba en absoluto.

Valiente expedición. - Suspiró. - Deberíamos mandar una patrulla para ver si los localizan, esos salvajes son muy peligrosos por lo que hemos visto en la refriega en Prwnk.

Sus oídos le engañaban o esa elfa era mas despistada que aquella arpía de ojos marrones que le acompaño años atrás en su gran peregrinaje para conseguir su corona.
¿Había estado en la batalla de su reino verdad? O era otra de esas puntiagudas... no, no... era ella sin duda esa cara de lela no se olvida fácilmente ni para los goblins.

-He... me sorprendéis que no recordéis lo que a sucedido en mi palacio hace menos de 2 noches... ¿Solo los machos de vuestra raza con inteligentes?-Drerick era de las pocas veces que hablaba con una elfa y si podía ser la ultima mejor.

Pero su cara de asombro no cambio un ápice.
-Bueno esa estatua esta cre.. cons.. erigida-Sonrío ante su propio dominio de la sintaxis.-A Ashram un elfo mata-dragones que me acompaño antaño y murió defendiendo este mismo lugar, si esa estatua esta hay es porque alguien insistió demasiado. Esa enana... En fin. el caso que...

En ese momento fue interrumpido o vas bien las palabras del isleño llegaron a sus puntiagudas, sucias y verdes orejas.
-Si, aunque no dudo de Bormaj, Gurstik es otro cantar. ¡¡GUARDIAZ!! ¡¡A MI!!

Espero a que un verde se acercara lo suficiente para ordenarle un par de cosas.
-A ver cucharme bien.-En ese momento se dio cuenta de que humano y elfa le estaban mirando y carraspeo ligeramente para volver a pronunciar como un rey debe hacer.

-Quiero que mandéis a una tropa de huargos en busca de Gustrik y el Dragonut seguir su rastro y ayudarles en todo lo que necesiten, algo me dice que estarán en guerra directa con los bárbaros, ¡No dejéis ninguno con vida! A!! y que pasa con esos refugiados, darles cobijo que no digan que el Drerick el gran y único señor de PRWNK no vela por su pueblo, ale ale!!-Dicho lo cual espero impaciente con el pie golpeando los escalones a que le respondieran afirmativamente.

-¡ESPERA! Cuando me refiero a que no dejéis ninguno convida me refiero a los bárbaros no a los nuestros o aliados. Mas te vale no confundirte.-Concreto en sus ordenes, pues no seria la primera vez que esos goblins a su cargo obedecían sus ordenes al pie de la letra. No hay mas que recordar lo que hizo su prime Trecirk una vez...

El goblin al que el rey habó no tardó en ponerse en marcha y reunió una decena de cabalgalobos para partir en seguida y así lo hizo.

Kanys y Ashanne pasaron al interior de la cueva siguiendo a Drerick, cual añorado séquito del rey, entrando tras la puertas. Los grabados de la sala eran una clara alusión a Naa Taa, una leyenda élfica que no conocía la elfa, referente a un antiguo pacto en tre humanos, elfos y goblins. El nombre de Pifo aparecía en unas cuantas imágenes, toso escrito en goblin antiguo.

La noche se cerró sobre la montaña de la cueva. Curiosamente cuando la cueva tomaba más vida. Los goblins hacían honor a su conocida nocturnidad.

En breve cenarían.

No puedo evitar responder al rey Drerick ante su pregunta.

No entiendo, no, no, es que todo es tan nuevo, tan aventuroso, como esas leyendas que me contaba mi tío, lo mejor es que estoy participando.

Sonrío, no me ha molestado demasiado su pregunta, la verdad es que a mí los goblins me parecen un poco tontos, pero claro, hay que ser amable y no decir esas cosas, encima que me ha invitado a su castillo, y luego aquí, a venir a este sitio tan interesante.

Dejamos atrás las escaleras, explica lo de la estatua, escucho atentamente, asintiendo, claro, un elfo defendiendo esto, claro, Ashram, vaya, bonito nombre, giro la cabeza para mirar la estatua de nuevo, que lástima que muriera, podría haberle preguntado cosas sobre todo esto, parece que no caigo demasiado bien a los goblins. Cuando corta su explicación arrugo ligeramente el entrecejo, pero claro, es un rey, un rey de verdad, qué emoción estar aquí, da órdenes para que vaya a ayudar al resto, supongo, claro, eso es lo que hacen los reyes, dar órdenes. Sonrío ligeramente, creo que empiezo a entender de que va. Luego podré preguntar sobre ese Ashram.

Observo los grabados, más que eso, me acerco y los toco, no entiendo demasiado lo que pone, pero sí que hay un nombre que se repite, que no conozco, parece una historia. Tantas preguntas se agolpan en mi mente que no se por dónde empezar. Quizás durante la cena, ahora tendrá que hacer sus cosas de rey.

Cuando giro la mirada ya se han adelantado bastante, y yo aquí mirando estos grabados. Avanzo rápido para alcanzarles, antes de perderme dentro del lugar.

Reunidos en las dependencias de Tuldar, el senescal asignado por Drerick para cuidar sus dominios goblins, uno de los soldados apareció alarmado.

Señor debe ver esto... - Ni tan siquiera pidió permiso al rey para hablar. - Las lanzas...

Una vez dijo esto partió corriendo en dirección al almacén.

¿Qué ocurre? - Se molesta en preguntar el último nolsanio. - ¿Han aparecido kadvuries?

Leanan aparece atada junto a su perro Zupo a un manojo de lanzas está en una sala llena de lanzas atadas y unos cuantos goblins mirándola de manera extrañada y asustada.

¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo has entrado? - Le pregunta uno de ellos que parece haberla reconocido.

Uno de los goblins sale corriendo de la sala.

No, no no. - Casi grita el goblin haciendo esfuerzos por que le sigan. - Es más extraño. Ha aparecido Leanan, la loca de Rétoran.

Aquel salto hacia lo desconocido era todo una aventura, ensombrecida por la separación de su amigo Calcetines. Pero las circunstancias no siempre jugaban a su favor, y aquel no era el caso. Sin saber muy como ni cuando se encontró atada, al igual que Zupo, y rodeada de lanzas portadas por goblins. No sabía si estaba molesta por estar atada o porque estuviera en manos de apestosos goblins.

- Desatadnos ahora mismo o por el Gran Pifo que hago me hago unos zapatos con tu piel –dijo más indignada que enfadada- Soy asesora de nosequé del Rey Drerick, si es que eso sirve de algo.

Cada vez que pensaba en que ese molesto, maleducado, sucio y apestoso goblins había sido elegido por Pifo para ser Rey comenzaba a plantearse en creer en otra antigua deidad.

- No tengo todo el día, así que date prisa que el mundo me necesita –levanto estoicamente la cabeza- Y a Zupo también, faltaría más… -asintió con vehemencia y entonces se acordó de que animal estaba mal herido- Pobrecito mi niño, ¿cómo tienes la patita? –comenzó a hacerle carantoñas, pero al estar atada resultaba absurdo.

- ¡Desatadnos! –gruñó a sus captores.

Los goblins dudaban, algunos parecían reconocerla, porque en seguida la llamaron por su nombre.

¿Leanan? ¿Eres la loca de Rétoran? - Las lanzas que portaban los goblins eran diferentes a las que estaban atadas junto a Leanan, uno de los guardias se acercó la pinchó levemente con la punta de su lanza de madera quemada y endurecida. - ¡Parece de verdad!