Partida Rol por web

El golpe que lanza Zalkar al hombre lo deja inconsciente, y medio muerto.

El sonido ahogado de los golpes se escucha claro, pero el sonido ya perceptible de las armaduras avanzando lo ha debido atenuar.

Magner se va por un sendero desviando la atención de los salvajes si siguieran un rastro. El resto avanzan con los caballos hacia el norte entre la maleza del bosque, afortunadamente la hojarasca almohadilla el sonido de los cascos cuando avanzan a l paso.

Magner se une al grupo un poco más adelante, al norte. No parecen seguirles. Incluso Magner creyó oír como uno de los salvajes guiaba al grupo hacia el este, sin ser un camino que hubieran seguido, posiblemente de algún animal.

Aparentemente estaban a salvo. Tan lejos del camino que no escuchaban ya el avance del tremendo ejército.

Lejos ya del peligro, Argos se permite un respiro al igual que se lo permite a sus hombres. Eso ha estado cerca, debemos ir a la capital de inmediato, debemos llevar a las tropas a la batalla.

Transcurrido el peligro más inminente, suspiro con claro gesto de alivio mientras asiento a las palabras del Emperador Lunar. Recuperando la calma, así como las pulsaciones, destapo mi odre y doy un largo trago.

Tendremos que ser rápidos. - comento, sin alzar mucho la voz. - Ese ejercito no descansará mucho y nosotros tendremos que tomar una ruta más larga si no queremos ser descubiertos.

Asiento sin decir nada a las palabras del Emperador, aún pálido por la tensión de los momentos vividos.

Pues la idea es cambiar la ruta hacia la capital del imperio lunar.

 Mi señor, solicito permiso para espiar la situación de Köpe. Los alcanzare luego en la capital.

Aguzo el oído sin decir nada, por si la oferta de Magner me incluye como sobrino esta vez.

Ante la oferta de Magner, medito durante unos segundos, y tras ese tiempo vuelvo mi atención al emperador Lunar, quien, sin duda, está al mando y por lo tanto debe tomar las decisiones.

Talgor, deberíamos plantearnos la posibilidad de enviar, unicamente, a uno o dos de nosotros a la capital. - propongo, esperando que mis palabras llamen la atención de todos, pues es importante que aunque sea el emperador quien finalmente decida, que el resto ofrezca su opinión. - Creo que existen mínimo dos razones para pensar en dicha opción. La primera, que será mucho más fácil que uno o dos hombres pasen desapercibidos ante ese ejército, eso sin tener en cuenta que es más que probable que uno o dos sean mucho más rápidos, y siempre pueden llevarse varias monturas, que el grupo al completo. Y la segunda, que la misión de indagar en Hertet es de suma importancia, y como tal, no deberíamos abandonarla ni retrasarla.

Tras razonar mi propuesta, vuelvo a callar, a la espera de la opinión del resto.

 Talgor meditó las palabras que le transmitió Taurnil, era bastante cierto, por lo que cambió sus planes rápidamente. Sellesh, tú y Stred id a la capital, os desenvolvéis bien en tierras salvajes y podréis llegar antes, transmitid el mensaje de que se envíe un ejército a Köpê, los demás y yo intentaremos llegar a Hertet lo antes posible.

Asentí a las palabras del emperador.

- Así se hará - dije con sencillez- Aunque vendría bien alguna orden de vuestro puño y letra en ese sentido. Cuando el gato no está, los ratones salen. Y no me gustaría que alguno de vuestros nobles discutieran vuestras órdenes y me dijeran que no soy quien para hablar en vuestro nombre

No creo que sea necesario, Señor... - afirmo haciendo uso de la cualidad que más me distingue; hablar cuando no me toca - Si alguien se atreviera a decir algo así, símplemente le arrancaría la lengua  - termino, totalmente convencido de haber resuelto el problema.

La dirección que siguen de momento es noroeste, alejándose del ejército y ganando poco a poco la costa occidental de Sellecktesh.

Tras dos días de camino el punto de separación era cercano. Unos irían a Hertet y otros a Selón.

 Mi señor, no creo que sea prudente avanzar con el ejercito, el numero de sus exploradores y torres de vigías es enorme, y las tropas serían fácilmente detectadas; ademas, nuevas tropas desembarcan con cierta regularidad.

Tal vez, pero antes de llegar a la capital hay varias aldeas, y esa gente no esta preparada para luchar, debemos salvar a todos los que podamos, Sellesh, te daré esa nota firmada con mis órdenes, la he lacrado con mi sello.

Aportado mi grano de arena al respecto de la situación, guardo silencio, atento a las decisiones del comandante lunar acerca de los comentario de Magner. Y en mi silencio, me mantengo alerta, a la espera de que retomemos la marcha.