Partida Rol por web

Desde la altura, aparte de la majestuosidad del edificio, no visteis nada en él que os llamase la atención, pero sí a sus pies, ya que reconocisteis a unas personas que parecían estar conversando y riendo de forma normal. Estaban Alex, la muchacha a la que habíais visto no parar quieta en la primera reunión con el D.C.M. y también Elara, aquella enigmática pelirroja que parecía tener bastante caracter. Acompañando a ambas, dos hombres, uno el agente que acompañó a la expedición del Amazonas y al que prácticamente sólo habíais visto de pasada, Dan Smith, y otro joven al que no conocíais pero que era sin duda bastante atractivo.

Me giro hacia mi guapo muchachote ante su comentario medio sonrojada por el piropo y medio indignada. La parte indignada se adelanta y le saco la lengua con descaro.
- Ya ves, pero... ¡no tengas miedo! - le digo a Matt poniendo mi dedo índice en sus labios sin importarme que Alex y Dan estén delante, pues al parecer también deben estar... bueno, juntos, o algo similar como es nuestro caso.- El caso es que tú también eres muy bonito y no podría pasarte nada malo. Sino mírame, ¡yo sigo viva y eso que no tengo poderes excepcionales!

Luego me vuelvo a encarar ante los otros dos, no me había olvidado de que estaban ahí, y me dirijo a ambos al hablar:
- Y... solo por saberlo... Habeis regresado todos sanos y salvos, ¿no? ¿Quién más iba con vosotros? La memoria no me da para tanto... no tengo supermemoria ni nada parecido salvo con mis visiones.

Martina se alegró de ver a los demás. Eso significaba que también ellos tuvieron suerte con sus misiones. De manera que descendió con su vuelo majestuoso hasta posar los piés en el suelo justo al lado de sus compañeros. El batir de las alas arremolinaba el polvo que algun que otro papel que había en el pavimento.
De repente Marta se encontraba sobre suelo firme

Alex le sonrió a Matt divertida, mirando después a Dan cuando Elara respondió con aquel acercamiento a él sin parecer que tuviese vergüenza alguna. No es que a ella le importara... pero no se esperaba que a Matt le fueran chicas como ella, claro que tampoco la conocía como para poder justificar este pensamiento.

Luego se rió al comentario de Dan, dándole un golpecillo amistoso a la altura de las costillas - Creí que acordamos que fue al revés... - respondió con una sonrisa socarrona.

Pero... Elara dijo las palabras mágicas. Alex dejó de sonreír, y la miró a los ojos. - No. No volvimos todos, y sí, conseguimos el libro. - así, sin más.

Jeff llamó a la puerta del edifio en el que ni siquiera sabía quién residiría, en realidad, no tenía demasiado claro ni por qué estaba llamando, pero lo hizo.

No tardó en ver cómo la puerta se abría y una muchacha joven fue lo que vio. La chica, se le quedó mirando unos instantes y luego habló: - Hola ¿ querías algo?

Detrás de la muchacha se veía a otro joven que miraba al hombre llamaba a la puerta con curiosidad, quizás, hasta con algo de desconfianza.

Según estabais los cuatro hablando sobre lo sucedido y bueno, aguantando alguna que otra broma de Dan y Matt que no duraron demasiado cuando comenzasteis a decir que había habido bajas, el aire comenzó a arremolinarse hasta que visteis como en el suelo se posaban Martina y Marta, justo al lado de vosotras. El único que no pareció reconocerlas, fue Matthew que se quedó incluso con la boca abierta al ver la majestuosidad de Martina batiendo aquellas enormes alas de " ángel " que tenía a la espalda.

Jeff examinó a ambos con la mirada y echó un rápido vistazo a lo que podía ver del interior de la casa.

- Sí, hola. Mira, vengo de varias calles al este - señaló vagamente con la cabeza - me han dicho que por aquí encontraría el museo de bellas artes pero... o me he perdido o me han indicado mal.

Miró al chico, luego volvió a posar la mirada en la que le había abierto la puerta.

- ¿Sabeis donde queda? Quizá esté demasiado lejos...

Llego al suelo con una gran sonrisa.

Hola chicos, volar es increible... me alegra volver a veros, con las dificultades que pasamos nosotros en la Antartida estaba preocupada por que no me hubieran dicho nada de los otros grupos. Digo más seria. ¿Que haceis aquí? ¿este edificio es la central o algo así?

Ante la apresurada y cortante respuesta negativa de Alex respecto a la supervivencia de todos en su grupo se me cayó el alma a los pies. No esperaba ni mucho menos una respuesta negativa, a nosotros apenas nos había pasado nada que hubiera hecho peligrar nuestras vidas y no entendía que el resto podría no haber tenido esa suerte. Bocazas... pensé, pero realmente tampoco me arrepentía de haber hecho la triste pregunta pues mi curiosidad me podía y quería saber si la próxima que nos juntasen estaríamos todos los que estábamos en aquella salita escuchando gritos y discusiones entre un montón de desconocidos.

Poco después, medio recobrada la compostura tras la trágica noticia, antes de que pudiéramos darnos cuenta la chica de pelo corto y la que tenía unas hermosas alas blancas se posaron junto a nosotros de buen humor al parecer por las palabras de la primera de ellas. Noté cómo Matt se asombraba ante el batir de las alas, y la verdad es que no era de extrañar, a mí misma me dejaba boquiabierta la majestuosidad de la muchacha que las portaba con suma elegancia.

- Hola, eh, sí, su grupo, el del Amazonas, - digo señalando con la mirada a Alex y Dan.- regresó el primero y después lo hizo el mío. Ambos con los libros.
A pesar de haber escuchado claramente que en su grupo tuvieron muchas dificultades, pienso que ya he tenido suficiente con hacer pasar mal rato a una persona con preguntas sobre los supervivientes así que paso directamente a responder a sus preguntas:
- Pues... aquí, Matt y yo veníamos a visitar e edificio y a comer y nos hemos encontrado con la parejita. No es la sede ni nada parecido, al menos que yo sepa... ¿o sí lo es, Matt? - pregunto ahora girándome al muchacho. Luego me vuelvo hacia la chica de pelo corto y les presento a mi acompañante ya que él no lo ha hecho aún: - Por cierto, este es Matthew, de la D.C.M, claro. Y ellas son... Bueno, perdonad pero no recuerdo vuestros nombres. - digo a la par que sonrío para quitarle importancia al hecho y esperando que se presentasen y así poder quedarme con sus nombres.

Observo al chico desde detrás de Sam. En cierto modo, y por desconsiderado que parezca, me siento más seguro teniéndola a ella delante… No tardo en responder, casi manifestando mis pensamientos en voz alta.

-Suponía que en este lugar tenían de todo, pero lo siento, yo no sé nada de ningún museo.- Miro Sam desde atrás, estoy seguro de que habrá sentido mi mirada. –Sam, tú quizá sabes algo. Yo es que hace poco que llegué a este lugar.

Vuelvo a mirar al chico, como excusándome. Exhibo una suave sonrisa, mis incisivos sobresalen un poco.

-Dios os guarde...- Saluda plegando sus blancas alas. Tras lo cuál parecía que una parte de la claridad que había en la calle se apagara.
Al ver la reacción de aquella muchacha de rojo pelo comprendió que algo no iba bién. De manera que decidió no hablar de las respectivas misiones.
-Este es el edificio mas vistoso de la ciudad.- Dijo desviando el tema. -Pensábamos encontrar aqui a alguien.- Terminó con una agradable sonrisa.

- Vaya pues parece que se nos echan todas las mujeres al cuello Matt, mira, vienen solas.. - Dijo Dan mirando a las recién llegadas, sin poder dejar de bromear.

- Hola chicas! Un placer volver a veros, aunque me temo que no, que aquí lo único que hay es turístico. Hay una zona dentro de este edicifio en la que caminar por encima de un cristal por el que debajo puedes ver un enorme río de lava, pero por lo demás..

Dan al menos parecía confuso, ya que estaban por ahí simplemente para que Alex pudiera ver la ciudad, no para nada que tuviera relación con el trabajo.

A Matt se le veía un poco cortado por haberse juntado tanta gente cuando él no conocía a nadie, pero ya que Elara se había molestado en presentarse, tendió la mano primero a Marta, que había sido la primera en hablar y luego a Martina.

- Es un verdadero placer conoceros.

Pareció hacer caso omiso del comentario de Dan, ya que sabía que si seguían por ese camino tenían las de perder haciendo cuatro mujeres presentes.

- ¿ Un museo? - Preguntó Sam algo sorprendida, pero se encogió de hombros en seguida. - No que yo sepa..

En ese momento las cicatrices de vuestras manos comenzaron a picaros de nuevo, con una intensidad que pasó rápidamente a ser una especie de ardor indescriptible.

En ese momento Sam cayó de rodillas y comenzó a gritar, retorciéndose en el suelo, mientras en la espalda, en su camiseta, se podía ver como la sangre formaba el dibujo de la cicatriz que tenía bajo ella. El mismo que el de vuestras manos pero más grande.

Unos segundos después, todo cesó, incluso dejó de brotar sangre de su espalda.

Cuando comienza el dolor flaqueo y me apoyo en la pared de la entrada. Rápidamente me llevo la mano derecha a la izquierda, agarrando con fuerza.

En un vano intento de aliviar el dolor ardiente trato de enfriarme la mano, pero la marca parece ser más fuerte que yo. No puedo hacer más que tratar de quedarme quieto mientras la marca de Sam, mucho más grande, comienza a sangrar, marcándose en su camiseta.

La simple idea de verla a ella agonizar de dolor me aterra y me hace sentir débil. Cierro los ojos con fuerza mientras contengo la respiración. Lentamente comienzo a resbalar por la pared, cayendo al suelo hasta quedarme sentado.

Cuando el dolor cesa mi primer pensamiento es para Sam.

-Sam…- digo costosamente, aún sofocado por la estela del dolor. –Sam, ¿estás bien?

Las últimas veces que me ha dolido la marca no ha pasado nada bueno, por lo que comienzo a preocuparme de verdad. -Debe haber pasado algo… hay que avisar a los del D.C.M…

- Vaya, vaya, vaya... - dijo Jeff, suavizando la mueca de dolor que tenía dibujada en la cara. - Veo que los tres tenemos algo en común. Sabía que había más gente en esta situación, pero no me había cruzado con nadie hasta ahora...

Miró las alas algo impresionadas, la verdad es que eran preciosas y seguro que extendidas tenían que ser mejor, pero... ¿no serían algo incómodas? Ladeó un poco la cabeza, mientras pensaba... hasta que comprendió que este no era el mejor momento para "filosofar" sobre las alas de la chica.

Yo soy Alex.

Dijo sonriendo y alzando una mano a modo de saludo. Y miró a Elara con una leve sonrisa, esta chica no parecía callarse ni tener vergüenza ante nadie, pero bueno, mejor, así si hablaba la pelirroja no tendría que hablar ella.

Arqueó una ceja ante el comentario de Dan, y lo miró tal cual... con esta expresión entre "¿Qué ha sido eso?" y "¿Así que se te tiran todas al cuello?", y finalmente volvió a mirarlas a todas.

Nosotros también veníamos de visita, Dan me dijo que era impresionante, y bueno... la verdad es que uno no pasa de largo sin mirarlo, eso está claro. - comentó sin poder evitar alzar la otra ceja por el "Dios os guarde" de la angelita.

Miro de reojo a Dan, ese guapito de cara se cree muy gracioso pero no me gusta un pelo, aparte de que es uno de los que trabajaba para la D.C.M por lo que ya me genereba desconfianza de por si... aunque se puede decir que yo ahora tambien trabajo para ellos.

Hola, yo soy Marta. Respondo a Mat y Alex. Parece que Martina y yo nos equivocamos de edificio entonces... bien podían haber dejado un mapa en la habitación. Respondo algo contrariada. He de decir que Mat tiene razón el edificio es impresionante... y más visto desde el aire, por eso venimos nosotras. Buscabamos un sitio donde informarnos... de como funcionan las cosas en la ciudad.