Partida Rol por web

Tras el certero flechazo de Ecthelión, que consiguió hacer trastabillar a uno de los arqueros, este y uno de sus compañeros, tras moverse, contestaron el fuego. Sin embargo, sus proyectiles fueron incapaces de acertar en ninguno de los compañeros que, apeñuscados en la entrada de la cuerva se las ingeniaban para ir acabando, poco a poco, con los habitantes de la misma

Por el momento tenían suerte, sin embargo si alguno de los arqueros ó el extraño ser de los cuatro brazos mejoraban su puntería la situación se les podría complicar

- ¡Cachis! - Con estos dos en tol medio me lo han puesto difícil para llegar al enano carmesí. Empiezo a dar un rodeo por detrás de ellos para sorprenderle por detrás cuando reparo en el bárbaro ocupándose del orco del alfanjón. -  Ups…- Con todo el jaleo del tal Thazar este me había olvidado hasta de los orcos. Mal hecho. He sufrido en mis propias carnes de lo que son capaces de hacer si les dejan. Así que avanzo por detrás del hechicero para pasar un poco desapercibido y me abalanzo sobre el pielverde que mantiene ocupado a Rakas.  - ¡Vamós, guapo, yo me ocupo de esté, a ti te necesitamos en otro frente!  - Mi maza golpea en la nuca del orco quebrando vértebras y haciéndole estremecerse del dolor.

El mazazo del clerigo completa la tarea que había comenzado la guja del bárbaro y así el ultimo orco que manejaba armas cuerpo a cuerpo cae al suelo, sin vida, dejando solo a los arqueros y al extraño ser de cuatro brazos

El hechicero solto una maldicion al ver fallar su disparo, de nuevo alzo la varita y un nuevo rayo salio de su punta en direccion al enemigo de cuatro brazos impactandolo de lleno

Veamos si le gusta el fuego

El rayo de la varita se dirigió directamente hacia el extraño ser decuatro brazos. Sin embargo, para sorpresa del Hechicero, y de sus compañeros, al tocar el cuerpo de la criatura se desvaneció sin causar el más mínimo daño. Estaba claro que la criatura era inmune a la magia. O, por lo menos, resistente a ella.

- JAJAJA, Thazar Rho me agradecer que le sacar de encima a sus invasores - comentó mientras sus espadas y garras se seguían moviendo, buscando objetivos para golpear.

ARza avnazó haciendo una serie de vueltas con las que esperaba evitar cualquier ataque por el monstruo de 4 brazos. Con lo que no contaba era que al estar sus compañeros en medio, no podía dar las vueltas igual de fácilmente y eso le dejó momentáneamente expuesto a un golpe por parte del monstruo, aún así cuando terminó y quedó flanqueando al monstruo Arza lanzó su golpe.

El movimiento del semielfo, no fue lo suficientemente preciso como para evitar que una de las espadas se dirigiera hacia su cuerpo y cortara a través de su armadura. Con todo, Arza había conseguido su objetivo, obligar al extraño ser a que le tuviera que prestar atención tanto a el como al druida (y su perro) que estaban a sus espaldas). Sin embargo, ni siquiera así consiguió que el aguzado filo de su estoque traspasara la dura piel del extra-planario

Parecía que sería un hueso duro de roer.

Muerto el orco del alfanjón y siguiendo las palabras del clérigo, Rakas avanzó un par de pasos hacia el extraño ser de cuatro brazos que no paraba de hablar, con una confianza en opinión del bárbaro excesiva. Dispuesto a darle una lección y mostrarle que no debía subestirmarlos el guerrero alzó la guja que también perteneciera a un demonio.

Sin embargo las intenciones de Rakas se quedaron en nada, su golpe apenas si se acercó al engendro que se movía y defendía de manera notable, un gruñido gutural fue su única demostración de la rabia que sentía, aquel era un enemigo a su altura y debía demostrar sus capacidades. En su interior de manera casi imperceptible una energía feroz y primordial comenzaba a acumularse, el joven conocía aquella sensación que trataba de mantener a raya pues sólo en las ocasiones más intensas y desesperadas liberaba aquel torrente que relegaba su mente al fondo de su consciencia dejando que los instintos y la furia guerrera tomaran el control.

Cuatrobrazos parecía tener la piel más dura que la roca viva que recubría las paredes de aquel entramado de cuevas que estaban limpiando de cabo a rabo y una agilidad sobresaliente que le llevaba a moverse con destreza, quizás esto último se debiera a la variedad de extremidades, pero el caso devengaba en la dificultad que estaban teniendo los aventureros en atinar con sus golpes en las debidas condiciones. Ni siquiera la magia parecía surtir el consabido efecto, cosa que a Arianne le había resultado de lo más curiosa. ¿A qué tipo de criatura se estarían enfrentando? La mente de la muchacha seguía catalogando a aquel ser, motivada por la curiosidad acostumbrada, nacida de la novedad que la visión de aquel ser le generaba.

El caso era que el bicho en cuestión no se callaba ni bajo el agua y, con aquella su forma curiosa de hablar, les mostraba sus planes y sugería el destino de los allí presentes, en lo que él pensaba no había posibilidad de equivocarse. Que si Thazar Rho por aquí, que si estaban muertos, cosa que estaba por ver, que si iban a llevar sus crías por allá, que si habían invadido la guarida del señor del caos… ¡Dioses! Había que reconocer que aquella conversación estaba de lo más interesante.

En fin que había llegado el momento de centrarse, le había estado observando y había que reconocer que el asunto estaba resultando complicado, de manera que con un grácil quiebro de cintura buscó asestarle algún tajo, concentrada en hallar un hueco en el que colarlo, mientras confiaba simultáneamente en que danzarina gozará de la certeza que necesitaban, aunque si una cosa estaba resultando clara, era que no iba ser tan fácil, no…

Os diré algo… un consejo nunca estaba de más, yo que vos, sería más comedido, “cuatrobrazos”, ya que suele ser fatal en consecuencias… aquello de vender la piel del oso antes de cazarlo…

Sin preocuparse por los intentos de ataques que recibía, el extraplanario movió sus miembros con velocidad, las dos garras que tenía libres buscaron a la montura de Gliriel, aunque la velocidad del perro fue suficiente para evitar que estas lo tocaran, sin embargo, su movimiento desacomodó momentáneamente a su jinete, situación que aprovechó para cortar, nuevamente, su cuerpo.

Moviendose apenas, apuntó la otra espada hacia el cuerpo del bárbaro que, entre su armadura, su anillo de escudo y su destreza, evitó el golpe sin problemas

- Oso... realmente creer que uds ser osos? - le contestó extrañado a la bardo mientras se movía y golpeaba - No, no entender, ser solo comida para mis crías -

Menzo recordó lo que había dicho anteriormente desde la playa antes de ascender hasta aqui: no estaría de más dejar a uno vivo para sacarle toda la información posible y este ser parecía conocer muy bien al causante de tanto caos y maldad. Mientras avanzaba con la honda cargada con la vista puesta en uno de los arqueros, el mediano alzó la voz a sus compañeros -¡Intentad desarmarle...este pudiera decirnos todo lo que necesitamos saber!...¡Recordad...necesitamos uno vivo! -Luego descargo la bala contra el orco que tenía en linea recta dentro del alcance de sus balas, al menos el alcance natural necesario para impactar con todo su potencial. La bala impactó de lleno en su objetivo, pero esta vez la magia de la honda no fue tan efectiva como en veces anteriores y así se manifestó en una descarga electrizante casi inapreciable.

- Vivo... jajaja. Si yo seguir vivo, pero uds no - contestó el extraño ser de 4 brazos mientras el orco al que había apuntado el mediano caia al suelo, muerto por la acumulación de heridas.

Solo quedaba un arquero para acompañar al extraño y hablador personaje, pero este no parecía muy preocupado por ello. Estaba claro que no estaba asustado... quedaba por ver si realmente tenía razón en no estarlo.