Partida Rol por web

Durante unos instantes, el sorprendido bárbaro dudó entre seguir tras los pasos del derro que fugazmente había asomado tras la puerta, sin embargo corría el riesgo de quedar a merced de ellos, en medio de la puerta y sumido en aquel limbo dimensional. Desechó la idea y rápidamente comenzó a trazar un nuevo plan.

-¡Mierda, nos han descubierto será mejor huir antes de que acaben con nosotros!

Nadie que conociera a Rakas podría haber imaginado escuchar aquellas palabras de su boca, sin embargo parecía decidido a hacerlo salvo por los gestos que hacía indicando al resto que se alejaran por donde habían venido, al menos hasta la esquina donde podrían organizarse sin ser escuchados.

- Ya nos han descubierto y estarán preparados, pero quizás podamos hacerles pensar que huimos y hacerles salir, sino en el peor de los casos únicamente habremos perdido algo de tiempo.

Susurró una vez se encontró lejos de la puerta y oculto tras la esquina del pasillo donde se encontraban el resto.

-Arza tu puedes esconderte y ver si vuelven a abrir la puerta el resto podemos esperar aquí hasta que alguno decida asomarse y entrar en nuestro terreno.

-¿maasss?, mas que enanos parecen conejos, salen de todos los agujeros- retrocedió junto con los demás para escuchar a Rakas. -tal vez lo mejor sea volver atrás, intentar bloquear esta puerta para no tener que preocuparnos por estos- dijo señalando a la entrada que tenían al lado, -y seguir por la torre de las arpías-

Se colocó junto a Rakas, asomando la nariz por el pasillo, y murmuró: - Para mí que estos mequetrefes no van a picar... - Ladeó la cabeza, negando con insistencia, bastante decepcionada con ese hecho en sí mismo, ya que el caso era que la idea de atraerlos era buena, pero aquellos petrimetres parecían gustar de luchar en su terreno, con ventaja y hacérselas pasar canutas.- Al final vamos a tener que ir a agarrarles por las orejas...

Lo de bloquear la puerta no lo tenía tan claro. ¡Vaya usted a saber si luego se los topaban por el lado más inesperado! Porque, a ver... ¿A dónde daba aquella puerta? ¿Estaría todo comunicado? Aquel entramado de túneles, hogar de desquiciados, difuntos andantes y demás fauna autóctona, había resultado ser toda una fortaleza, al paso que iban incluso laberíntica. ¡Pues no habían encontrado hasta un torreón dentro! Sí, por cierto... y con hiriente vegetación circundante incluida.

Tenía la vista fija en la puerta por la que había aparecido su último visitante, hasta tal punto que se le estaban empezando a hacer los ojos chiribitas, pero entonces se dio cuenta de que justo en el lado contrario había otro acceso y comenzó a vigilarlo por si acaso. No fuera a ser que de pronto les diera por atacarles por ambos lados en simultáneo.

- ¿Qué? ¿Vamos? - Sugirió. No era muy dada a tener paciencia y esperaba de todo corazón que al final no acabasen marchándose y bloqueando el acceso como había sugerido el mago. No era porque no pensase que a lo mejor Ecthelion llevaba razón, sino porque a esas alturas del asunto su necesidad imperiosa de conocimiento se la estaba comiendo por las patas.

Los segundos, lentamente, pasaron uno a uno. Y pese a las expectativas del bárbaro nadie salió por la puerta que estaban observando con atención... ni de la otra.

Solo escucharon unos leves murmullos, que supusieron eran los derros trazando planes, desde la puerta por donde uno de ellos se había asomado. Finalmente los murmullos también cesaron... Estarían listos para emboscarlos?

Vamos. - Digo respondiendo a la muchacha. Las cosas no estan del todo de nuestro lado, pero la experiencia y algun truquillo bajo la manga puede que nos ayude a equilibrar las cosas. - Una pena que no haya cadaveres por aqui de la ultima vez, podriamos hacerle la 3-14 de siempre. - A partir de ahora hablo en tono confidente. Esos enanos han demostrado estar mas cuerdos de lo que aparentan y no me gustaria que el plan se fuera al traste por un despiste. - Pero una ahumaderas y uno de esos animales que convoca Gliriel pueden sernos de ayuda. El plan es que acercarme a la puerta con la ahumadera, y encenderla justo antes de abrirla de par en par. Entonces el animal de Gliriel, atraviesa la nube de humo y entra de lleno en la habitacion, recibiendo los ataques de los derros que nos estan esperando.  Ahora si, continuo hablando en alto mientras froto mi maza con la mano. Esta parte no me importa que la escuchen. Es mas, lo prefiero. - El resto es lo de siempre. Romper huesos, aplastar cabezas y exterminar los corazones negros de esas criaturas.

Estaba claro que su primer plan no surtiría efecto, de manera que lo mejor era buscar otra solución, lo cual no incluía el tratar de encerrarles y dejarles allí, Rakas no pensaba dejar ni uno solo de esos mezquinos con vida. Recordó el truco que habían usado contra los orcos lanzando un cuerpo contra aquella tela que hacía las veces de puerta, sin embargo ahora se encontraban con un problema mayor, el cuerpo debía traspasar una puerta de madera, bastante más sólida que un mero pedazo de tela.

El bárbaro se giró hacia sus amigos, en especial miró a Ecthelion y Gliriel. - Alguno de vosotros puede abrir la puerta.- Antes de que el elfo pudiera lanzar una de sus puyas ante tan estúpida afirmación, Rakas continuó explicándose. - Me refiero a abrirla desde lejos, sin tener que tocarla, luego yo puedo lanzar el cuerpo de alguno de los derro muerto y ver si conseguimos sorprenderles.

Menzo estaba agachado ajustando y asegurando las cinchas de la nueva barda que le había comprado a su animal. En su fuero interno no dejaba de oir las voces acusadoras que llenaban su alma de toda culpabilidad; aquel animal era tan débil para aquella empresa que comenzaba a lamentar no haberla dejado en la posada al buen cuidado. Además, todos sus compañeros no hacían otra cosa que recordarle lo mal amo que estaba siendo dejandola subida en un bote en plena oscuridad.

Había continuado el camino en silencio, observando los posibles cambios en el terreno, pero por fin habían llegado al lugar donde el día anterior habían dejado de explorar. Aún mantenía su visión en la penumbra y debía aprovechar el tiempo que le quedaba de aquel hechizo. Su instinto le decía que el camino a seguir era la escalera descendente del torreón ¿Qué protegían aquellas arpías? Enemigo tan terrible debía de haber sido ahí puesto para vigilar algo gordo, pero por otro lado, dejar espacios sin descubrir en el mismo nivel en el que estaban podía, como bien decía Arianne, ser fruto de sorpresas en nuestra retaguardia.

Habían abierto la puerta...un pasillo...dos puertas más y un derro que se asoma y da la alerta...la nueva situación se complicaba. Pasaron los segundos como letargos de tensión. Rakas pidió la ayuda mágica para abrir la puerte este desde la distancia, pero no obtuvo respuesta.

-Quietecita, le dijo nuevamente a su animal. Menzo se acercó a la puerta, se parapetó a un lado de ella, justo para que le alcanzara el brazo a la cerradura y esperó la señal de los demás para abrirla.

Rakas observó como Menzo se disponía a ayudarle y Arza se escondía con su asombra habilidad para ello, el bárbaro ya había cogido uno de los cadáveres, dejó la guja a su lado apoyada contra la pared y lista para ser cogida, no sabía como iba a funcionar aquello, además aun quedaba superar la indeseable sensación que les embargaba cada vez que entraban en un nueva habitación.

La idea de Gliadel tampoco sonaba mal, pero igualmente tendrían que atravesar el humos provocado para entrar y seguirían en las mismas, si al menos Gliriel aprovechara el tiempo de que disponían para convocar algún aliado animal que recibiera parte de los ataques iniciales. Pero bueno por el momento no parecía por la labor, de manera que tendrían que hacerlo a la vieja usanza, con sudor, sangre y suerte.

- Estoy listo amigo.

Lo importante era no sucumbir al azulamiento como lo habían llamado por el tono de las paredes y conseguir que los primeros ataques y sorpresas que les tuvieran preparadas fueran contra el derro muerto en su mayoría.

Antes de que el mago pudiese contestar, Menzo ya se había posicionado para abrir la puerta -ya veo que al final vamos a entrar, esperemos no arrepentirnos, por lo menos espero alcanzar a alguno de esos enanos esta vez.-se quedó tras Rakas a la espera de que este lanzar a unos de los enanos muertos por los aires.

El tampoco quería dejar atrás a ninguno de estos locos, pero sin duda cada combate tenía su peligro, y al final acabarían frente a Thazar Rho mermados en condiciones.

Con la práctica de varios "accesos" previos se movieron con seguridad. Mientras el mediano abría la puerta y se echaba para atrás. El bárbaro lanzó el cadáver del derro con fuerza hacia adelante. Fue una buena medida, les permitió descubrir que sorpresa les tenían preparada los habitantes del lugar.

En la sala que se abrió ante sus ojos observaron, además del ya conocido efecto de luces azuladas moviéndose una serie de arcos de piedra cubiertos con unas cortinas... por lo menos momentáneamente. En cuanto el cuerpo sin vida del derro atravesó la puerta dos de las cortinas se abrieron ante el veloz movieminto de quienes los custodiaban.

Del que estaba frente a la puerta surgió una enorme lengua de fuego que abrasó al cuerpo sin vida. Del situado al norte surgió una veloz ráfaga de viento que movió el cuerpo, ahora quemado, demostrando la fuerza que tenía la ráfaga

Los derros, al darse cuenta que no habían atrapado a un invasor, sino a uno de sus compañeros, murmuraron preocupados y volvieron a correr las cortinas, impidiendo que fuego y viento siguieran afectando la zona.

El truco había sido bueno, ahora sabían con que se podían encontrar...solo quedaba evitarlo. Aire. Fuego... al observar que bajo el primer portal de la siguiente pared había rastros de agua, supusieron que se podrían encontrar allí... solo que en la sala había 3 portales más... y cuatro derros custodiándolos.

-¡Por Fharlanghn bendito! ¡Resdiós! ¿Pero que…? ¡Esos portones son...! ¿Qué son?... - El asombro salía por su boca en forma de frases inconexas sin sentido ninguno. Los observaba absorta con las pupilas titilando como luceros que destellasen luz en forma de interrogantes- ¡Diantres!... – Ahora su boca se quedó abierta formando una especie de “A” en la que cabía toda una familia de moscas. Había sido visto y no visto.- ¿Pero qué afán tiene esta gente con usar cortinas? – Aquellos visillos que los enanos paliduchos habían descorrido y vuelto a correr no le permitían ver el sentido de todo aquel asunto. Claro que había que reconocer que quizás estuvieran mejor así corridos ocultando la trastienda que sin echar, ya que tiempo de comprobar el uso de aquella barbacoa intermitente probablemente tendrían más tarde. Sobre todo, por eso de no probarlo en las propias carnes.

…Porque la cosa, amigos, tenía miga. Sin saberlo habían churruscado a su compadre, igualito que al cerdo a la parrilla que se podía degustar en cualquier feria del condado. Asado y bien doradito… y encima olía que apestaba, esto último lo sabía por la ráfaga de viento casi huracanado que había nacido del portal norte, impulsando el terrible olor por el aire a través de toda la estancia e incluso más allá hasta conseguir que inundara las fosas nasales de todos los allí presentes.

Aún así ella no se lo pensó y quizás debiera haberlo hecho. ¡Ya lo creo que sí!... Pero las cosas más interesantes que le sucedían a uno en la vida, solían venir tal que así, osease, porque sí. De manera que en un par de zancadas entró en la estancia, decidida a ayudar a acabar con los mequetrefes y echarle un vistazo al sistema de ventilación y calefacción de aquel enclave. La lástima fue que con tanto en que pensar no se acordó en absoluto de las luces azuladas que decoraban el techo y nada más plantar un pie dentro, sucedió lo que tenía que suceder, que perdió por completo la noción del espacio y el tiempo. ¡Mierda, mierda, mierda!... Justo en el momento más interesante.