Partida Rol por web

Parecía que por fin se habían organizado y buscarían los objetos del elfo y tendrían algo de pelea con los trasgos. Rakas trató de mantener la cabeza fría ante la expectación de nuevos combates, entonces vio a su compañero Gliadel respirar profundamente con mala cara.

Gliadel a mi tampoco me acaban de gustar estos ambientes.- Digo mientras apoyo mi mano en el hombro del clérigo.- Sin embargo trato de no pensar en ello, sino en las sorpresas que nos esperan con cada paso y en los gloriosos combates que disputaremos.- Viendo que ya se encontraba mejor sonreí y saqué mi nuevo mandoble, ya sea con trasgos o con las criaturas que encontremos.- Ya tengo ganas de probarlo, de modo que no esperemos más y pongamonos en marcha. Menzo, Arza vosotros delante y con cuidado.

- bueno, que los dioses nos ayuden. Vamos, con cabeza y fuerza compañeros. por cierto haber si esta vez no torturamos a demasiados enemigos.. el elfo se puso justo detrás de Rakas de tal forma que Menzo no lo pudiera ver - tal vez deberíamos haber traído la cabra para que fuera delante "encontrando" las trampas-. Tubo que hacer un peqeño esfuerzo por no empezar a reirse en la mitad de la cueva.

Arza no estaba seguro.
Y por qué no simplemente miramos a ver si encontramos las botellas; si las conseguimos le dejamos el dinero con el precio que nos comentó Valerio y nos vamos, por donde hemos venido.
No sé si lo recordaréis, pero la última vez que nos metimos por una cueva aunque las cosas acabaron bien tampoco fue un paseo por el campo.

Las palabras del mago soprendieron a Rakas que tuvo que esforzarse por no reir, al parecer la cabra nos iba a dar mucha diversión.

Arza nadie dijo lo contrario, pero me da la sensación que las botellas que queremos están tras esas huellas y en esos baules, además porque conformarnos con las botellas si quien sabe que botines podemos encontrar.- El Bárbaro estaba encantado con cada nueva aventura, le gustaba la lucha y las emociones, pero podía entender que Arza fuese un poco más reticente.

Una vez ajustada la armadura y embrazados escudo y maza le corta el paso al semielfo y le dedica un breve sermón. Sermón que alguien suspicaz diría aprendido de memoria, pero no por ello lo hace con timidez. Mas bien al contrario. En sus palabras se puede apreciar orgullo y una pizca de desdén que no intenta ocultar.

-Miedo tenemos todos, amigo. Mírame a mí por ejemplo. Hace un momento he tenido un ataque de nervios del que todavía mis piernas y corazón no se han recuperado. Pero te diré una cosa. Lo único que distingue a un hombre valiente de uno temeroso es la dirección en que corre cuando se huele el peligro. El hombre bravo corre hacia adelante enfrentándose a sus miedos. El pobre cobarde lo hace hacia atrás, esquivándolos.
Puede que el segundo viva más en este mundo que el primero, pero lo verdaderamente importante no es tanto el cuanto si no el como. Y te aseguro que la gloria hay que peleársela al destino con uñas y dientes …-Dicho esto se hace a un lado, dejando pasar a todo el mundo que quiera adentrarse en la cueva –Yo de por seguro que voy a ganarme un pedacito de cielo hoy y ahora. Cada cual que haga lo que quiera.-

Arza le dirige una larga y sombría mirada a Glidael.
¿Miedo?

No es miedo. Es que teníamos un buen negocio entre manos y aún no lo hemos concluido; no sólo eso, sino que además hemos dejado la mercancia a cargo de alguien que apenas conocimos 5 minutos con lo que podía intentar llevárselo él.
Y en vez de ganar dinero con nuestro negocio nos ponemos a ganar unas pocas monedas, que si todo hubiese sido normal habría sido perfecto; sin embargo, nos encontramos con un elfo loco. Posiblemente mago, y tenemos que ir tras él.

Arza menea la cabeza.

Iré delante a ver si encuentro trampas, pero sigo pensando que haríamos mejor en mirar si tiene el vino; y lo tenga o no largarnos a seguir con nuestros negocios.

Diciendo eso, Arza guarda la ballesta; coge una de sus antorchas y la enciende.
Ya podéis cubrirme, porque como me encuentre con alguien iré desarmado.

Y con esas palabras avanzó el primero, atento a las posibles trampas que halla en el camino.

Al escuchar las palabras de Gliadel, los ojos del druida brillan. ¡Que bellas palabras! me gustaría ser como él.
¡Gliadel! ¡Gliadel!-le dice en un tono de voz un poco elevado, agitando el brazo del joven clérigo- yo soy valiente. ¿Por qué no puedo ir delante así los trasgos se derriten al verme? espero que estos me hayan visto antes, así sabrán lo que hago con ellos.-el gnomo parecía sediento de sangre. Y si no quereis que vaya yo delante, que vaya quien quiera, pero por favor, vayamos antes de que se nos haga de noche...

A veces pienso que quieres que todos nos volvamos clérigos amigo.- digo mientras paso al lado de Gliadel y le le sonrio amistosamente.- Gliarel sabemos que eres valiente, y seguro que nos lo demostrarás en breve, pero es mejor que vayas tras de mi para ayudarme en caso de problemas, además cuando nos vean los trasgos sólo tienes que gritarles tu nombre para asustarles.- Girandome me pongo tras los pasos de Menzo y Arza y con un dedo pido silencio mientras trato de escuchar algo. Aunque ya es díficil después del tiempo perdido y el ruido hecho antes continuar, próxima vez será mejor tener todo esto preparado, creo que cuando volvamos a la taberna debemos hablarlo.

Agarrando el brazo con fuerza del pícaro Menzo le para en su avance y le dice, intentando ser reconfortante: -Tranquilo Arza, yo sé que tu eres muy valiente, pero el destino es caprichoso y si el destino quiere que estemos aquí será por algo; podríamos ir a vender los huevos, sí, pero ¿cómo sabemos que dentro de esos baúles no hay cosas más valiosas que el vino...o que los propios huevos? ¿Por qué montar tanto circo por un vino haciendo agujeros en la roca? Será muy buen vino, pero ¿tanto para tanto esfuerzo? Me temo Arza que dentro de los baúles hay algo más que vino. -Y lanzando una mirada profunda a la ensombrecida cara del pícaro y con un gesto lateral de la cabeza señalando el camino,añade -Yo te cubriré.

-Pues que pena… El miedo es un sentimiento noble. Necesario para la vida. Es la codicia y el egoísmo lo que no goza tanto de mi simpatía - Intenta responder a Arza-El antes de que se enfile desarmado hacia el túnel. Aunque no está seguro de haber hablado a tiempo, él tiene la conciencia tranquila.

- Je, je, je. Veo en la chispa de tus ojos que lo eres Gliriel, muy valiente. Valiente y bueno. Pero tampoco olvides que aunque parientes, valentía y temeridad no son la misma persona.-Le dedica un guiño -Que no digo que seas temerario. Pero creo que esta vez Rakas tiene razón. Aunque tú sabrás... Amigüito.- Haciendo énfasis en esta última palabra maldicha intencionadamente y señalándole con el dedo índice a tan solo unos centímetros de su nariz.

-¡Rakas!- Le devuelve la sonrisa amistosa- Si así piensas es que... ¿Puede ser que te haya hecho algo de mella ya en tu corazonzote? Cualquier momento es bueno para seguir la senda de Pelor si así lo deseas...-

Dicho esto y cuando pase el último del grupo cierra la fila con su presencia.Vuelve la cabeza hacia el camino recorrido y mira y escucha una vez más antes de adentrarse más en la senda que seguirían.

Tras las palabras de uno y otro se terminaron organizando. La luz no era un problema, La antorcha "normal" del pìcaro abría la marcha, junto con la antorcha mágica del explorador y las armas de los que cubrian la retaguardia también brillaban gracias al arte.

De a poco comnenzaron a avanzar. Los agudos ojos del picaro se movían de un lado a otro mientras acercaba la antorcha a cada lugar que le parecía peligroso, en tanto el mediano, con su espada en la otra mano estaba dispuesto a cubrirlo.

A sus espaldas la enorme figura del bárbaro empequeñecía al druida. El mago y el hechicero, compartían la tercer fila y el clérigo, ya vencida su claustrofofia, cerraba la marcha.

Asi avanzaron los primeros metros. Veían como la cueva se comenzaba a ensanchar y comenzaron a escuchar, ahora con sus oidos, el sonido que habían percibido antes. Un ruido como de muchas patas golpeando una roca Serían los Grinchis?

Sin embargo, el semielfo seguía atento a su tarea. Asi fue como todos vieron como se detuvo y les hizo un gesto con la mano para que el resto también lo hiciera. Ante sus ojos, en un pequeño espacio cubierto de arena un extraño brillo lo hizo detenerse. Una más cuidadosa inspección le permitió darse cuenta que escondido entre la arena había un cepo armado. El primero que lo pisara sufriría una herida de consideración.

- Todos quietos, hay un cepo aqui. Intentaré desarmarlo.

Dicho esto, le pasa la antorcha al más cercano.Acercame la luz para que pueda ver bien, y tener las manos libres.

espera, tal vez alguno de nuestros hechiceros sepa el conjuro de mano de mago, y pueda apartarlo sin peligro para nadie

Al ver la trampa Rakas tuvo una idea que podía evitarlos algunos problemas y el uso de magia, algo que le ponía los pelos de punta. Buscó una piedra de un tamaño considerable pero que no pesara demasiado.

Arza, Menzo apartaros a ver si consigo desactivar el cepo con esto.- Tras ver que sus compañeros se encontraban a una distancia prudencial, el bárbaro sopesó la piedra y dio un par de pasos hacia atrás para tomar algo de impulso, apuntó con cuidado y lanzó la piedra. Desgraciadamente pasó cerca pero no lo suficiente como para activar la palanca que cerraía el cepo. Mirando al resto se encogió de hombros y volvió a coger su mandoble.- Tenía que intentarlo.

-¡Buena idea Rakas! Bueno. Que Arza decida si lo es de verdad, que parece mucho más familiarizado con este tipo de artefactos…-Mira con curiosidad desde una distancia prudencial la trampa medio enterrada, sin entender del todo el mecanismo.- ¡Pero mira! ¡Aquí hay otra piedra gorda!. Si tu idea funcionara Rakas… -Se escupe en las manos y se las frota antes de proceder a levantar la piedra.-HUUUUUMPF-Levanta la piedra y la apoya contra su pecho acercándose de esta guisa al mediano con las piernas dobladas.
- Toma Menzo. Cógela con cuidadín. ¿Crees que le puedes intentar dar a eso? -

La mirada de Menzo se clava en el dispositivo brillante, su respiración se hace lenta y pausada -Ahora no hay nadie más aqui, somos solo tú, cosita brillante, y yo; solo nos separa una linea imaginaria que es la estela fugaz e invisible de esta piedra cuando te la lance...solo tengo que esperar el momento adecuado...