Partida Rol por web

Sigo recto, hacia el camino que dijo el joven del libro.

Al hombre de las vendas que me ha hecho una sonrisa, le sonrío yo a él.

Me quedo mirando a la señora y con la mano le saludo y continuo mi camino buscando la tienda del druida.

Llegas finalmente al cuerno del unicornio. Ves como los puestos se van montando en las calles y como muchas personas van saliendo de sus casas. Al llegar a la posada un joven toma tu caballo y lo lleva al establo, mientras tu nariz capta el olor de la comida y el pan recién hechos y tu estomago gruñe protestando.

Una vez dentro, ves a un par de hombres sentados en una mesa esperando que les sirvan el desayuno, te mira cuando entras y vuelven a su conversación sobre el tiempo y la cercanía del invierno. Un hombre se asoma desde la puerta de la cocina y te mira un momento para después hablar.

-Buenos días, lo lamento pero estoy muy liado, dígame que le pongo y enseguida se lo serviré enseguida, siéntese donde quiera. Te comenta con una sonrisa.

La taberna sigue igual que siempre, con sus 6 mesas y 6 sillas en cada mesa, espacio mas que suficiente para moverse entre mesa y mesa. Al fondo hay una escalera que sube al piso superior y al lado una chimenea encendida con una de las mesas al lado.

Para cuando enfilo la calle que me conducirá hacia la posada la ciudad ya comienza a despertarse. Muchas personas salen de sus casas para dirigirse a sus quehaceres diarios cuando los rayos del alba comienzan a acariciar vergonzosamente algunos de los tramos adoquinados de la vía. Al poco llego a mi destino, entregando mi montura al mozo que se encarga de los caballos y guiado por mi olfato me encamino hacia la puerta de la posada con intención de tomar un copioso desayuno.

- Buen día tenga. - digo mientras observo un ambiente conocido - Un desayuno doble de lo que sea que este preparando. - indico al posadero alzando mi mano indicándole que deseo doble ración - Y un buen caldo de la tierra que mantenga despierto un poco más a un viajero como yo. - finalizo el encargo mientras me encamino hacia una mesa vacía y familiar junto a la chimenea. - Buen día. - saludo con un gesto al par de hombres mientras paso cerca de ellos. Al llegar a la mesa y sentarme pesadamente en una de sus sillas no puedo evitar sentir cierta nostalgia.

Que le voy a hacer, tendré que buscar otro medio para entrar. - recapacito observando el tintineante fuego de la chimenea y dándome cuenta de que llegado el invierno sera difícil acceder al refugio de Houdini. Distraído saco una moneda de plata y comienzo a jugar con ella entre mis dedos mientras escucho la conversación sin mucho disimulo de los dos hombres que también esperan como yo, su desayuno.

La anciana se despide de ti delante de la tienda del carpintero, quedándote solo finalmente. El exterior de la tienda tiene una apariencia muy parecida a la tienda de Sutolonte, sus paredes son troncos unidos que suben hasta la segunda planta, varias hojas amarillas y rojas asoman a lo alto, la puerta es un trozo de corteza oscura con un pasador. En cuando entras puedes ver varios muebles y armas hechos de madera, las armas tienen una apariencia extraña, como si estuvieran un reflejo extraño. 

Un elfo de los bosques desciende la escalera y muy cortésmente hace un gesto con la mano, dando la bienvenida y al mismo tiempo abarcando sus productos.

-Bienvenido a mi tienda, soy Ermendir el carpintero ¿En que puedo ayudarte? 

Los hombres hablan sobre el frío y el crudo invierno que se acerca, en un momento dado uno le murmura al otro.

-¿Has oído lo de los Arzan? He escuchado que son seres horribles que perdieron su humanidad hace mucho tiempo.

El otro hombre solo hace un gesto con la mano quitándole importancia y vuelven a hablar sobre sus quehaceres en el otoño.

Al poco el posadero te lleva un plato enorme de grasas de animal para untar y dos grandes trozos de pan tostado, junto con una jarra de zumo y un baso de té bien cargado. Finalmente una fuente de verduras, un tazón de caldo y frutas terminan con el desayuno.

-Espero que todo sea de su agrado, si necesita algo mas pegué un grito.

Cuando llegas al lugar donde te señala el joven, ves una casa algo diferente a las demás. Da la sensación de que la madera de la casa esta viva y que te encuentras delante de un pequeño bosques. Es algo que no ves solo una sensación que percibes. Cuando llegas a la puerta esta cerrada y no ves ningún tipo de cerradura o pasador para abrirla. 

Por el resto, en la calle donde estas, pasan algunos ciudadanos  atareados en sus quehaceres y sus compras.

Me acerco hacia la casa, la miro, y toco a la puerta.

¿Hola, hay alguien en la casa? vuelvo a tocar a la puerta...

Otra vez ese nombre. ¿Arzan? ¿Serán salvajes bárbaros? - pienso al escuchar la conversación de los hombres. Al poco llega a mi mesa el posadero Josiah con mi desayuno. No puedo evitar fijarme que falta el vino que pedí, lo ha 

- Umpf... - bufo al contemplar el suculento desayuno, contemplándolo con sonrisa depredadora - Así ya va bien. - digo despidiendo al hombre para poder empezar a degustar el desayuno. Mientras doy buena cuenta de lo servido, me relajo y aprovecho para ir pensando en todas las cosas que implican mi vuelta a la ciudad. Al terminar las piezas de fruta me levanto y me dirijo hacia la barra.

- ¡ Posadero ! - alzo la voz llamando al hombre. Mientras espero que salga contemplo la acogedora posada. - Vino. De esta tierra a poder ser. - demando ya con un tono normal de voz - Voy a pasar varios días en la ciudad ¿cuanto me cuesta que mi caballo se quede en vuestros establos? Sera una dekhana aproximadamente. - busco la bolsa de dinero en mi escondida en mi cinto para poder pagar al posadero por sus servicios. - Por cierto buen hombre, desde mi llegada a la ciudad he escuchado rumores sobre una criatura maligna y también algo sobre los...¿Arzan?. Que sucede en esta ciudad, creía que este era un reino tranquilo desde hace unos años...

El posadero se retira a servir a los otros dos comensales, mientras desayunas atiborrandote de la deliciosa comida. Cuando te aproximas a la barra y llamas a Josiah, este sale limpiandose las manos en un trapo limpio anudado en su cinturón. Te saca una botella de vino con el nombre en el cristal de la botella, "Rio Nuevo". Se pone a calcular mentalmente el precio y finalmente dice.

-Serán 5 piezas de plata por el establo durante diez días, media moneda por día, 2 monedas por el vino y una por el desayuno doble. 8 piezas de plata por todo, pero si decide hospedarse aquí, te lo puedo dejar todo por 15 de plata con los desayunos incluidos o 2 de oro con las demás comidas, por supuesto los 10 días. Te comenta el posadero amablemente.

En el momento que haces preguntas, los dos hombres de antes se mueven incómodos y empiezan a comer mas rápido, terminando el desayuno y dejando las monedas en la mesa, mientras el posadero te responde.

-Bueno, ante todo son rumores, quiero dejarlo claro. La criatura al parecer era algún tipo de licantropo o zombie, no sabría decirte, posiblemente algún Wargo o animal y la gente lo llego a exagerar. Volver otro día. Comenta a los dos tipos que terminan su desayuno y salen rápidamente. Sobre lo otro no se mucho, son rumores que se expanden como una epidemia. La verdad es que son cuentos para asustar nada más. Aunque parece que si que es cierto, que unos llamados los Arzan vendrán a recoger su tributo antes de la llegada del invierno.

Justo en el momento que dice lo de los Arzan, una persona con capucha entra en la posada y bufa ante lo que dice el tabernero, para después sentarse en la mesa donde estabas apoyando sus botas encima de la mesa, apartando con la suela un plato sucio. El posadero termina su frase ignorando al nuevo cliente.

Ves que viste una capa con capucha y que su complexión es bastante delgada, con una altura de 1, 68 y un calzado pequeño, con bota de suela blanda.

Asiento ante las palabras del tendero mientras busco y deslizo dos piezas de oro sobre la barra. Continuo conversando con el tendero, dándome cuenta de que mis preguntas incomodan a los lugareños, que apuran su desayuno y se marchan. 

- Y ¿cual es ese tributo del que se habla? - pregunto al posadero mientras me doy la vuelta, apoyado aun en la barra, para contemplar al nuevo cliente. Una suela ideal para caminar por terreno pedregoso o para ir por los tejados sin hacer ruido alguno. - pienso al ver la suela de mi nuevo o nueva campañera de mesa. Vuelvo a la mesa y me siento en ella, justo después me sirvo un poco del vino Río Nuevo y sin mas disfruto del sabor del vino, el calor de las llamas y ah, por supuesto, de mi nueva compañía en la tabla.

El posadero recoge las dos monedas y deja una llave en su lugar.

-No tengo ni idea, pero comenta que va a salir muy caro y que después de entregarlo, la ciudad va a tardar mucho en recuperarse. La verdad y ciertamente, es que muchos guardias y sirvientes del edificio gubernamental han sido despedidos por falta de recursos. El posadero pone una cara desagradable, al nuevo cliente y vuelve finalmente a la cocina.

Te sientas al lado de la persona que te ignora completamente, al poco el posadero llega con una jarra de cerveza y la pone en la mesa. 

-Haznos un favor a todos, bebiendo tu cerveza rápidamente y lárgate a otro sitio. Comenta el posadero mirando al encapuchado. Una moneda vuela de la mano de este y el posadero la coge volviendo a su cocina.

Al poco entran un grupo de 4 enanos, sentándose en una mesa para desayunar y unos 5 minutos después un bárbaro y un mago que se sientan en otra mesa. Empieza a llenarse el local lentamente.

Cojo la llave que me ofrece Josiah y la guardo en un bolsillo de la muda de montaraz. Después voy hacia la mesa del encapuchado. 

Observo al extraño encapuchado conforme la posada se va llenando, poco a poco, yo no oculto mi descaro cuando le examino con la mirada, ojeando desde la capucha hasta los pies y soltando finalmente un burlón bufido. Tras lo cual me levanto y me acerco de nuevo a la barra en busca de Josiah.

- ¿ Las habitaciones disponen de lo necesario para un baño o he avisarte a ti antes ? - pregunto al hombre sin mucho interés en su respuesta - Y otra cosa más ¿quien demonios es el encapuchado que tanta gracia os provoca? - pregunto, girándome adrede para ver la posible reacción del encapuchado.

De paso que estoy de pie y en la barra aprovecho para observar a los nuevos clientes y de paso ver si reconozco alguna vieja cara conocida a la que poder incordiar con mi anónima presencia. 

A fin de cuentas tengo que entretenerme para permanecer despierto. 

La puerta permanece en su sitio, sin que nadie la abra, del interior de la casa no viene ningún ruido. Algunas personas se te quedan mirando un segundo, cuando esperas delante de esta, pero continúan su camino sin acercarse ni decir nada.

Me siento al lado de la puerta y decido esperar a que llegue el Druida.

(Estoy tan emocionado de que puede ser la bestia que a la vez desilusionado de no ver al druida...) Pienso que puede ser un Drow, pero si fuese un Drow hubiese corrido la voz, aparte no son tan fáciles de matar... ¿Entonces que será esa bestia? ¿Un Drow, un animal salvaje, una mentira de la gente...? 

La persona ni se inmuta cuando miras descaradamente, parece estar mas pendiente de los demás comensales que de ti. Mira atentamente al mago y al bárbaro, cuando bufas burlón, simplemente pega un trago a su cerveza.

-Hay que avisar, enseguida lo tendrás listo. El posadero mira al encapuchado y golpea la barra con el puño. Gentuza que vende cualquier cosa por dinero, vendiendo información que se puede conseguir fácilmente a precios altos e información mas difícil a precios aún mas elevados. El encapuchado vuelve a pegar un trago y te parece que se ríe por el movimiento de sus hombros.

Los enanos es posible que los conozcas de los trabajos del alcantarillado, pero como todos visten igual y ninguno es de los jefes no estas muy seguro. En cambio el bárbaro y el mago no los conoces, aunque si esto no fuera una posada de aventureros resultaría extraño una pareja como esa.

Las personas no paran de mirarte extrañados, escuchas algunos comentarios en voz baja de: Alguien debería decirle a ese elfo que el druída a muerto. Ves a un tipo grande cargando una alfombra con una sonrisa estúpida y burlona pasar por la calle, a unos enanos hablando en su idioma discutir airados y a tres guardias con caras malvadas hablando sobre donde ir a detener a algún estúpido. Pero todos pasan de largo sin detenerse.

así que el druida ha muerto... ¿Entonces por qué la gente dijo que el druida estaría en esta casa? Pero la mujer parecía que no mentía con lo de la bestia... Debería esperar un poco más, luego iré a comprar flechas y cosas para el camino de vuelta... Seguro que Lurina habrá comprado muchas cosas útiles conociéndola... Así que aparte de comprar flechas, pillaré algo de ropa que abrigue, porque el camino de ida pasé frío con la túnica de invierno... Ahora la cuestión voy con Lurina a la guerra o voy a buscar al dragón azul hacia el Oeste... Si voy para el Oeste Lurina le sentará mal y se cabreará mucho, le volverán a obligarle que venga conmigo, pero yo quiero seguir con mi camino, demostrarle al dragón que soy un digno guerrero y que me he vuelto más fuerte que la última vez que lo ví...

No quiero pedirle ayuda todavía al espíritu del dragón...

De momento esperaré los 30 minutos para que pasen los 40 que tenía previsto e iré a la armería a comprar material para la vuelta, seguro que huele a aventura... 

Un pajarito cantor, esto puede venirme hasta bien y todo. - pienso mientras escucho la respuesta del posadero. Hago un ademan con la mano indicándole a Josiah que lo del baño puede esperar a otro momento. Antes de retirarme de la barra deslizo sutilmente dos piezas de oro hacia el hombre, mientras me acerco para susurrarle en damarano:

- Que esto cubra la bebida de la mesa de los enanos. - susurro y al terminar me alejo de golpe de la barra con un movimiento divertido y ágil. - Tomare ese baño en otro momento. 

Camino con semblante alegre cerca de la mesa de los enanos, deseándoles una buena jornada de trabajo y una mejor cena en su propia lengua común. Después me dirijo hacia la mesa del encapuchado buscando en uno de mis bolsillos una pieza pequeña y dura, con varias caras pulidas y bien talladas. Para cuando estoy lo suficientemente cerca le lanzo el pequeño objeto, haciendo que forme una parábola hasta llegar a donde esta sentado, en un angulo que le obligue a realizar un ágil movimiento si desea recoger la gema.

- Sígueme. - le digo con tono y semblante serio, y sin detenerme me dirijo hacia la salida de la posada. Una vez fuera esperare a que salga el encapuchado y entonces me dirigiré con él a la zona del mercado.

Inclino la cabeza mientras le saludo. - Un placer, Ermendir, mi nombre es Easar, simplemente Easar, abandoné toda conexión con mi pasado junto a las posesiones materiales. Aún así, se reconocer la calidad de un buen trabajo y los vuestros lo son. Lamento decirle que no he venido como cliente, pero si me interesaría conocerle a usted. Estaré un tiempo viviendo en la casa de Sutolonte y le agradecería su ayuda y por supuesto le ofrezco la mía. Digo con una sonrisa.

Paseo viendo la mercancía que tiene expuesta mientras continuo hablando con él. - No soy de aquí. Es más, he llegado hace pocas horas. La señora Nagata ha sido muy amable de guiarme hasta aquí. Usted es un miembro productivo de esta pequeña sociedad que es la ciudad de Nueva Diadema y creo que como tal estará informado de lo que ocurre. ¿Sabía de la desaparición de un joven druida? Y si es así qué información podría darme al respecto. No estoy muy acostumbrado a la vida de ciudad y su extraña política. Digo esto mientras inclino un poco la cabeza a un lado, subo los hombros y gesticulo con las manos. 

Escucho atentamente lo que tenga que decirme.

Josiah pasa la mano por la barrara cogiendo las dos monedas y te asiente con la cabeza cuando le le dices lo de la invitación.

Bien, pasa un buen día. El posadero pasa a la cocina mientras tu te alejas de la barra.

Los enanos sonríen a tus palabras y levantan las jarras en respuesta. Cuando lanzas la gema, la persona encapuchada ni se inmuta, los enanos en cambio se giran mirando la gema y a la persona sonriendo beben un trago y se ponen a canturrear una canción enana que dice; Mil gemas se extraen de las montañas, mil gemas engarzadas en nuestras armas, golpea golpea golpea el cráneo de un orco y las mil gemas volaran por encima de sus cráneos rotos. En la lengua enana.

El encapuchado se mueve un segundo incomodo en su asiento y finalmente se encoge de hombres y pega un trago a su cerveza sin seguirte.