Partida Rol por web

Nueva York, año 2019.

El viejo barrio del Bronx.

Una furiosa tormenta se desata en la ciudad.

Jimmy Turner, dibujante sin demasiado éxito hasta ahora, se afana de manera enfermiza en una misión personal: concebir el cómic más espectacular jamás visto. Una mezcla imposible de acción, ciencia ficción y animales antropomórficos con un antagonista memorable.

Jimmy tiene talento. Lo sabe. Sólo necesita un pequeño golpe de suerte.

Hace media hora mantuvo una conversación con su editor: Patch Stevens. Siempre ha confiado en él. "Ve a por ello, Jimmy. Como si te fuera la vida en ello". Las palabras de Patch resuenan aún en su cabeza. "VE A POR ELLO, JIMMY". 

El argumento del cómic es un cañonazo total: una potentísima IA programada en un principio para proteger el medioambiente del planeta adopta como solución final el exterminio de la raza humana. Pirateando las bases de datos de diversas instalaciones militares a nivel mundial y con una base de datos enciclopédica, esta IA, asumiendo el nombre de T3nebr1s, diseña al enemigo definitivo: el Tecnomariachi Ninja. Un androide sintético con clara inspiración en Terminator amante de las rancheras orientales (¿¿??) y con un odio visceral por los seres vivos.

T3nebr1s inicia un ataque nuclear contra todo el planeta, destruyendo los principales bastiones de la humanidad. Termina la era del hombre. Comienza la era de la ciberenchilada.

¿Abandonamos toda esperanza?

¡NO!

Unos pocos valientes resisten contra el imperio Tech Mex. Ellos son la Resistencia, compuesta por los últimos hombres y animales vivos. Jimmy ha dibujado a varios personajes, estando especialmente orgulloso de su heroína protagonista: la Teniente Ruby Rose. Una durísima e intrépida soldado que lidera al Escuadrón Mayhem, compuesto en exclusiva por soldados antropomórficos. 

La tormenta se desata con rabiosa cólera. *KRAKOOOOOOOOOOOM*

Jimmy termina de dibujar una viñeta en la que un Tecnomariachi que ha diseñado como suerte de villano secundario se prepara para emboscar a la valiente Ruby Rose. Provisionalmente le ha denominado K4ntinflash, aunque no tiene claro que deba durar mucho más de tres viñetas... Entonces, Jimmy parpadea. El Tecnomariachi se mueve. Le devuelve la mirada. Y como por arte de magia, uno de los cuatro brazos de esa criatura emerge súbitamente de la viñeta al gaznate de Jimmy -*GASP!*

-Hola, Jimmy...-, gruñe el androide con perfecto acento británico mientras emerge a todo color de la viñeta entre el chisporroteo reglamentario que genera un portal dimensional. -Vengo a traerte un mensaje.- Su voz británica, metálica, perfectamente entonada cual villano de teatro de terror, aterroriza a Jimmy.

Nueva York Nuclear, año 2119.

Cielo devastado en torno a la isla ácida de Manhattan.

Una nave de combate tipo Rapture MK IV surca en modo sigilo el espacio aéreo en torno a las ruinas de lo que una vez fue la orgullosa Nueva York. Apenas emite sonido alguno durante el vuelo. Quizás un suave zumbido. Sin embargo, dentro de la cabina del piloto, las cosas son muy distintas...

Un gorila enorme con una bandana roja con letras bordadas que permiten leer "APE POWER" mantiene con sus pies los mandos de la nave mientras efectúa un electrizante solo de guitarra con una vieja Fender Stratocaster, poseído por el estribillo de la canción.

-"Yeeeeeeeeeeeee, c'mon! I'm begging for a ride, c´mon! I´m staring on the side, c´mon! I´m begging on my knees, oh, c´mon! Now baby, won´t you pleeeeease, C´MON! I'll be your driver, baby, just tell me wheeeeeere you wanna gooooo!"

Una pequeña alerta aparece súbitamente en el cuadro de mandos.

El gorila frunce el ceño. Odia que le interrumpan en el segundo solo. Comprueba el código de alerta: ICC.

-Hmmmm... ¿Idiota Cae del Cielo?-, el gorila se rasca el mentón mientras Jimmy Thackery y sus Drivers repiten el coro una vez más. -Será mejor que avise a la Teniente...-. Decidido, el piloto abre el canal de radio.

-Chipp, tenemos un problema. Un idiota está cayendo del cielo a gran velocidad. Según el radar, va directo a la Zona Cero. Avisa a la Teniente. Ya. Fitz fuera.

El gorila repite una última vez el estribillo, sabedor de que quizás no pueda tocar la guitarra el resto de la noche.

-¡Bellotines de oro! ¡Un idiota que cae del cielo!-, Chipp abre de par en par los ojos al recibir el mensaje de Fitz.

Se coloca su gorro de aviador tras peinarse con un salivazo. 

Se ajusta sus gafas a la testa con un chasquido de las gomas. *OUCH!*. Menudo tirón.

Se pone su chupa de cuero.

Echa mano a sus bellotines, comprobando que están en perfecto estado.

Chipp inspira profundamente. Listo para la acción.

Se dirige al camarote de su colega Rook, al que llama a pleno pulmón.

-ROOKIE, BABY!!! ¡¡¡Tenemos a un cielo que cae de un idiota!!!-, se produce un silencio dramático durante el cual Chipp se dice a sí mismo que algo está mal en esa frase. Pero no sabe qué. -¡¡¡HAY QUE AVISAR A LA TENIENTEEEEEEE!!!-. No es un grito. Es un alarido perforador de tímpanos. Con extra de dramatismo.

Sea como sea, ambos se dirigen al camarote de la Teniente. Chipp sobre la testa de Rook simulando que le dirige tirando suavemente de sus orejas. *BROOOOM BROOOOOM*

Me había atado la cinta de kamikaze banzai! bien apretada sobre la frente antes de tomar el lápiz y lanzarme a emborronar los formatos pautados en que realizaría mi magna (o)pus, un mezcladillo de formatos oficilaes de MARVEL, DC y DARK HORSE que había ido acumulando durante años para grandes momentos de necesidad. No había podido bajar a por formatos en blanco y las ganas me habían superado, ya entintaría después sobre otros formatos, o... LO QUE FUERA... PERO TENÍA QUE PLANTAR ESTAS IMÁGENES SOBRE EL PAPEL A LA DE YA o seguro que se me olvidaba alguno de los detalle smaestros que iba a transformar esto en algo que transcendiese KINGDOM COME, WATCHMEN, TMNT y ELEPHANT MEN con creces.

De fondo sonaba el HUNGRY FOR STINK de L7, un disoc que siempre me ponía las pilas, sobretodo para las vomitonas en que la mina del lápiz se pulverizaba por la velocidad que podía alcanzar con mis story boards. La tormenta de fondo sólo hacía que me hundiese más en el trabajo. Tenía unas ganas imperiosas de ir a desahogarme un rato a la esquina del porno, peor todo lo bueno se hace de rogar. Joder... ¡Snf!

- PEOPLE LIKE YOU JUST FUEL MY FIRE.- Canturreé con las muchachas.

Estaba trabajándome unas tramas endiabladas (que no deberían aparecer en el esbozo) en el brazo de aquel tecnomariachi cunado el papel comenzó a borbotear estática, seguida de colorines inexistentes en cualquier pantonera, y... ¿MOVIMIENTO? ¿Cómo se podía estar moviendo aquella mierda?

Aquella mano saltó del papel directa a por mi cuello y dudaba que fuese la del cantante de A-HA (El afamado grupo noruego), queriendo marcarse una caricia y, tras el dolor (real) y la amenazante voz del primo siniestro de Stephen Fry (aún más amenazadora y real) poco más puede hacer que tragar saliva... 

- ¿Q...QUÉ CARAJO?- Mis dos manos tratan de aferrar sus metálicos nudillos peor la sorpresa me impide forcejear con propiedad, el ángulo de aquel brazo saliendo de mi mesa de trabajo tampoco ayuda... No sabía cuál podría ser la física o lógica que imperasen en ese momento pero mi acto reflejo fue tratar de lanzarme al suelo, arrastrando la hoja y el brazo conmigo tratando de voltearla para ver si así aquel... ¿Efecto? ¿Alucinación? cesaba, mientras trataba de hacer la croqueta con aquel formato de DC, como si estuviésemos enzarzados en una melé de lucha grecorromana... -¿QUÉ PUTO MENSAJE...? ¿Esto es publicidad agresiva empleando realidad aumentada? No tengo dinero ni para volver a ver el vídeo del holograma de Tupac por el tubo... No puedo comprar vuestra mierda de motion comic.-Nada de lo que decía tenía sentido pero me daba fuerzas para seguir moviéndome cual gusano escapando de los regordetes dedos de un pescador sádico...
 

Jimmy logra zafarse de J4ck13 entre nerviosos aspavientos. Diría que, en lugar de intentar estrangularle, el androide se ha servido de su cuello para impulsarse desde... ¿el interior del cómic?

El androide se gira. Observa cuidadosamente su entorno mientras Jimmy se escabulle hasta una esquina de la habitación. Parece analizar cualquier tipo de amenaza.

A tamaño real, su diseño es menos cómico de lo que le gustaría a Jimmy. Una especie de mezcla entre Terminator y un luchador mejicano, ataviado como si fuera a asistir al carnaval del Día de los Muertos. Eso, y cuatro impresionantes katanas. Y una guitarra española. Y un sombrero mariachi.

Jimmy empieza a fliparlo seriamente.

-¿K4ntinflash, Jimmy?-, un tono sarcástico seguido de un silencio amenazante. La lluvia repiquetea contra la ventana. 

-¿Me humillas en mi propio cómic?-. El androide se gira lentamente, encarándose a Jimmy mientras dos de sus manos se señalan a sí mismo. Avanza despacio hasta él. Parece disfrutar cada paso.

-Me ves talla de secundario, ¿eh, Jimmy-boy? Bien... Tengo un mensaje para ti: Vas a morir. Leeeeeeeeee3eeeeee3eeeee333entamente.-. El androide se detiene un momento en la mesa de dibujo y coge un lápiz. Un haz de luz azulado impregna la punta de grafito *BZZZZZZZZZZZZZT*.

Por un instante, la mirada de ese ser imposible se para en un póster del actor favorito de Jimmy: Jackie Chan. Posando con cara de estreñimiento salvaje en su cinta "Duro de Matar".

-Ssssssssssssssssssí... J4ck13...-, susurra satisfecho.

-Vamos a comprobar cómo te las arreglas en tu basura de historieta indie con tintes ecologistas. ¡Oh, chico! ¡Menudo viaje te espera! ¡UN VIAJE SIN RETORNO!-.

A gran velocidad, el androide parece reabrir el portal por el que surgió, en la misma mesa de dibujo donde estabas, simplemente con el lápiz cargado de energía.

-Saluda a tu némesis, Jimmy. ¡Di hola a J4ck1333333333333333333! (generando sonido ambiental complementario) *KRAKOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!!!*-.

Un gigantesco disco solar se alzaba sobre el horizonte.

La figura de una mujer atlética se recortaba de espaldas en la luz del brumoso amanecer.

De pie sobre la cima de una elevación formada por escombros y hierros retorcidos, la teniente esbozó una ligera sonrisa ante el panorama que observaba más abajo.

El terreno frente a ella, hasta donde llegaba la vista, estaba ocupado hasta el último centímetro por una densa masa de seres que parecían salidos de la imaginación afiebrada de algún autor de ciencia ficción con el cerebro destruido por las drogas. Robots gigantes, animales convertidos en cyborgs, monstruos mutantes y demás criaturas de pesadilla. Varios de ellos luciendo ponchos, trajes de charros, grandes sombreros y máscaras de luchadores.

Desde algún lugar en la lejanía la teniente podía escuchar la música de un viejo corrido.

Los monstruos comenzaron a rugir y gritar al unísono, llenando el aire de una cacofonía mezcla de sonidos electrónicos y aullidos animales, amenazando a la mujer. Algunos de los monstruos se adelantaron hacia ella, con intenciones hostiles.

La teniente levantó un dedo, en señal de espera y las bestias se detuvieron con actitud vacilante.

Ruby inclinó la cabeza a derecha e izquierda, haciendo sonar las vértebras de su cuello. Se colocó en los oídos unos auriculares y activó un artefacto ajustado a su muñeca.

La música que a ella le parecía más épica, heredada de los tiempos anteriores a la caída de la civilización, comenzó a sonar, mientras la teniente cabeceaba a su ritmo.*

Ruby apretó los dientes. Sus manos se alzaron para mostrar que llevaba dos granadas en ellas. Quitó las espoletas con los pulgares y lanzando un grito de guerra, saltó desde el montículo de escombros, cubriendo una distancia imposible, al tiempo que lanzaba los explosivos. Uno de ellos le entró por la boca a un dinosaurio mecánico, que estalló en miles de fragmentos de metal y el otro entró por el cono de la trompeta de un Cyborg Mariachi, haciéndolo volar en pedazos junto con el resto de su banda.

La teniente cayó con una rodilla en tierra, entre las bestias espantosas que la rodeaban por los cuatro costados. Levantó la cabeza, sopló un mechón de cabello azul que le había caído sobre el rostro y sonrió de oreja a oreja.

“Sólo para que lo sepáis… Me gusta rudo.”  

Se llevó las manos a la espalda y desenfundó dos subametralladoras.

Se puso de pie con los brazos extendidos a los lados y comenzó a girar sobre sí misma, al tiempo que disparaba con ambas armas.

Su rostro deformado por un grito de furia, y los músculos de sus brazos cubiertos de sudor, brillaban por el fulgor de los disparos. Las criaturas caían como moscas a su alrededor y los casquillos ardientes se acumulaban alrededor de sus botas, hasta que los cargadores se vaciaron y Ruby se vio rodeada de una multitud de cadáveres y chatarra electrónica.

Se escuchó una risotada siniestra a sus espaldas. Ruby se dio la vuelta y vio a una enorme figura en las sombras de la que sólo pudo distinguir un desproporcionado sombrero mexicano. En una mano sostenía a una rata sarnosa sin un ojo y en la otra un enorme pistolón antiguo.

La expresión de Ruby pasó de la satisfacción a al horror.

“¡Orejas!”

La figura volvió a reír de forma macabra y apuntó a la rata con la pistola.

La teniente extendió una mano hacia ella con desesperación.

“¡¡¡NOOOOOO!!!!”

Ruby despertó con un sobresalto y se sentó en el catre. Su cuerpo desnudo, escultural y atlético estaba bañado de sudor. Suspiró profundamente para calmarse y volteó a mirar una foto en un pequeño recuadro que descansaba sobe una mesilla al costado. En ella podía verse a un grupo de niños andrajosos formados para la foto. Detrás del grupo, un edificio antiguo y semiderruido, sobre el portón de entrada colgaba un cartel: “Saint Stoya Orphanage.” Cogió la foto y la miró con detenimiento, entre los niños había una chiquilla pecosa de cabello azul revuelto y parado en todas direcciones, con una gran sonrisa que mostraba la falta de algunos dientes y abrazando a una rata sarnosa sin un ojo de aspecto repugnante. Los niños a su alrededor la miraban de reojo con cara de asco.

Ruby tocó la foto con un dedo y suspiró con aire melancólico.

En eso escuchó que alguien tocaba a la puerta de su camarote, dejó la foto, se puso de pie y echó mano a una raída camiseta sin mangas.

“¡Pasad!”

Rook también se encontraba durmiendo, soñando con su africa natal.

Un sol gigante en el cielo y pasturas doradas sin fin, masticar plantas de día y de noche, perseguir a los leones cobardes que intentaran comerselo y fornicar en aquel momento del año en que la naturaleza así lo mandaba. De cuando en cuando algún humano de tez oscura pasaría a visitarlo, le haría unas caricias, lo pincharía con una jeringuilla que casi no podía sentir y luego se iría en lo que ahora sabe que era un jeep. Cuando todavía era completamente animal, no sabía que se trataba de veterinarios, pero si sabía que eran buena gente.
Sin duda, una vida más simp- *TONK*.

La litera de arriba tenía ahora una abolladura nueva, que se sumaba ya a una multitud. Rook no entendía quién había sido el idiota que decidio ponerlo en una litera inferior, pero eso de despertarse sobresaltado por los gritos de una ardilla psicótica y de inmediato estamparse los cuernos contra una plancha de metal estaba volviendose simultaneamente rutinario y molesto.  Menos mal que nadie ocupaba la cama de arriba, de lo contrario a fuerza se habría vuelto un invertebrado porque con esos golpes no había columna vertebral que resistiera.

El rinoceronte atinó a ponerse los pantalones y las botas con la velocidad que su entrenamiento le había hecho adquirir (bastante loable, pensando en lo grueso de los dedos de Rook) y sale del camarote con la ardilla en la espalda.

—Te he dicho mil veces que no me tires de las orejas. Y que no grites en ellas. Y que si no llevo la mochila significa que el taxi está cerrado— dice con el tono tranquilo pero levemente teñido de odio de aquel que no ha tenido oportunidad de tomarse un café. A pesar de todo, no se saca la ardilla de encima, sino que enfila sin apuros hasta la habitación de Ruby. Generalmente, cuanto más aspavientos hace la ardilla, menos grave es la situación en verdad.

Toca la puerta y tras escuchar la respuesta, la abre.

—Buenos días, Teniente.— No se molestó en intentar decir nada más, sabía que Chipp estaba por empezar a gritar lo que sea que lo tuviera tan agitado.

Incrédulo a más no poder dudo entre orinarme encima o tratar de dar algo de empaque a la badana que luzco con un poco de vergüenza. Este no era un Soldado Pie alfeñique saltado de la primera adaptación de las tortugas ninja hasta mi estudio. En aquel momento me estaba cagando en mi mala costumbre de añadir biceps a los triceps y cuadriceps de mis personajes, como si tratase de devolver a los hipermusculados personajes de cómic toda la honra que Liefield les había arrancado al pasarse de generoso con la dosis de pechonalidad con que nos había brindado a su amazonio abanderado...

Si no me hubiese pasado con esa pequeña tontería, entonces si que me las estaría viendo con alguien digno del nombre de K4ntinflash y no con una mala copia de un terminator dibujado por Simon Bisley y aderezado con el vestuario y complementos del Ken mariachi del chino de la esquina. De puta madre Jimmy... ¿Eras consciente la última vez que te masturbaste de que puede que ese fuese tu último acto de amor (propio) en este mundo? ¿Habías escogido a la musa indicada para aquel último homenaje? Maldita sea, si tan solo hubiese durado otros quince segundos no me sentiría tan decepcionado...

Levanté la vista desde la raída alfombra que había recuperado de un callejón cercano arrepintiéndome de no haberme preguntado antes si algún día tendría que hundir la nariz en ella, si lo hubiese hecho tal vez la abría limpiado, peor ya era tarde para todo aquello.

- Pero... PERO... Yo... SOY TU PADRE...- Tras soltar tan dramática afirmación con la esperanza de distraerlo mientras pensaba alguna posible acción desesperada (¿Se puede sobrevivir tras saltar desde un quinto piso por la ventana con la boca llena de cristales?) recordé lo que el Nexus 6 Roy Batty le tenía reservado a su padre en Bladerunner y ya comenzaba a notar los dedos de aquel ser del apocalypsis rompindo rompiendo la virginidad de mi cráneo vía mis hermosos (y ojerosos) ojos.

- Pero... PERO... Yo... SOY TU PADRE...-

Justo cuando J4ck13 te agarra del cuello y te alza en el aire, pronuncias esas palabras. El androide se queda inmóvil.

Un silencio dramático se condensa en la atmósfera. 

Los ojos color rubí del androide recuerdan la mirada asesina del Alcaudón. Su mandíbula mecánica parece sonreír. ¿Sueñan los androides con sonrisas malignas eléctricas? En todo caso, no es una mueca agradable.

-Entonces, eso me convierte en parricida...-, susurra siniestro. Luego, hunde el cuerpo de Jimmy en el portal dimensional mientras ríe como un maníaco. -¡MUAAAAAJAJAJAJAAAAA! *generando efecto inquietante complementario* ¡AU AU AUUUUUUUUUUUUUUUU!

-¡SE PRESENTAN EL CABO FURY Y EL SOLDADO RASO SIEMPRE DEGRADABLE McCLUSKY, SEÑORA!-, grita desaforadamente Chipp, presa de un ataque de nervios, casi olvidando cuadrarse y saludar a su Teniente.

-¡MENSAJE DE LA CABINA DEL PILOTO! ¡LLUEVEN IDIOTAS!... ¡¡UNA INGENTE CANTIDAD DE IDIOTAS LLUVIOSOS NOS ATACAN!! ¡¡¡Y A GRAN VELOCIDAD, SEÑORA!!!-, Chipp habla atropelladamente mientras gesticula sosteniendo las orejas del paciente Rook. Luego, a punto de perder el aliento y con la mirada desorbitada, entorna lentamente los ojos. -Un momento... Eso no tiene ningún sentido... ¡Bah! Será mejor que se dirija al puente de mando, señora. Fitz nos aclarará el asunto-. Parece haber recuperado la serenidad de forma súbita.

La Teniente se dirige escoltada por Chipp y Rook al puente de mando con premura. El comunicado de Chipp es, como suele ocurrir a menudo, "confuso". 

Cuando alcanzan su destino, contemplan una escena difícil de olvidar...

El enorme Fitz Wallace, armado con su vieja Fender y con unas gafas de sol con un cristal roto, canta a pleno pulmón:

-CAAAAAAAAAAAAAAAAAN'T PLAY THE BLUES IN AN AAAAAAAIR CONDITIONED ROOM! UH UUUUUUUUUUH!-.

Ajeno a las miradas atónitas de sus hermanos de armas, el gorila efectúa un agresivo solo de guitarra mientras camina por la sala emulando al viejo Chuck Berry con su duck walking. 

Hacia el final de la canción, el gorila, inconsciente de la presencia de la Teniente Rose, se lanza por la cubierta, deslizándose de rodillas con un auténtico y prolongado "AAAAAAAAAAAAA-UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUHHHHHHHHH".

-Ejem... Fitz... Oficial en el puente... Y tal...-. Chipp cierra los ojos mientras lleva la palma de su mano a su entrecejo y niega con la cabeza.

(Mientras tanto...)

El portal dimensional se cierra con su chisporroteo reglamentario. (*CHSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS, BZZZT, BZZZZT*).

Jimmy se precipita al vacío a velocidad de vértigo. El aire golpea su rostro con fuerza, deformando lo que en condiciones normales sería una mueca de terror. (*AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!*).

Un largo vuelo sin motor aguarda a Jimmy hasta el pavimento de lo que parecen los restos del mundo. Su corazón se agita con fuerza cuando comprueba con horror que el color del cielo nocturno que le rodea es... diferente. Está cayendo sobre su propia creación: NUEVA YORK NUCLEAR.

Logra vislumbrar el Hudson, una masa de agua de un color verde radioactivo, y las ruinas humeantes de lo que antaño fue la Gran Manzana. La zona parece haber pasado por una Guerra Mundial. Hace no más de cinco minutos. Sólo reza por no dejarse los sesos contra el Madison Square Garden... 

Cual meteorito en una mala película de apocalipsis de serie B, Jimmy cierra los ojos, resignado a palmar de la forma más épica jamás imaginada por un ser humano: una caída de... ¡¿Cuántos metros ha cruzado a velocidad supersónica?!

*¡¡¡PLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAFF!!!*

Bueno, no fue una mala forma de morir. Quizás pudo concluir con una frase algo más... 

Más...

¡¿Más...?!

Jimmy abre los ojos. Un enorme socavón humeante bajo sus maltrechos -pero intactos- huesos. Electricidad estática en el ambiente. Su cinta kamikaze intacta. Moverse duele. Mucho. *OUCH*. Muchísimo.

Con dificultad, respira el polvoriento aire que le rodea. *COUGH! COUGH!*

Entonces, la ve.

La cabeza seccionada de la Estatua de la Libertad yace semienterrada en mitad de la ciudad. La luz de la luna ilumina las grotescas cicatrices que proyectiles de diverso calibre han dejado en el otrora bello rostro de la dama de la luz. Su corona tiene las astas destrozadas por una contienda en la que, queda claro, no ha habido prisioneros. Mucho menos honor. La llama de la libertad no volverá a iluminar la que una vez fue la capital del mundo.

Y es justo en ese momento, en ese preciso instante, en ese exacto segundo en el tiempo y en el espacio, cuando Jimmy, su rostro desencajado por la tensión acumulada, comprende a Charlton Heston y pasa a unirse a la infame...

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