Partida Rol por web

Al ver a los enemigos y darme cuenta de que, por algún despiste, me he posicionado delante del grupo me doy la vuelta, intentando empujar a mis compañeros para que me dejen paso para volverme por donde he venido.

-¡Eh! ¡Este no era el trato! ¡Teníais que ir vosotros delante y yo detrás!

Quedo detrás del resto, viendo como meten los pies donde no es. Por mucho que quiera, no puedo silenciar sus movimientos, pero... es más épico así. Sino podría ser una sangría aburrida.

Los goblins sabían que tenían que actuar rápido para compensar su falta de fuerza. Si podían acaba a un enemigo con pocos golpes era una amenaza menos. Se abalanzaron con mayor valentía de lo que el grupo esperaba, coordinando sus ataques contra los imponentes muros que eran Kroggar y Zwak.

Los dos goblins que compartían mesa fueron directos a por el enano, lanzando tajos de forma frenética con las cimitarras pero fallando en la acometida. Por otro lado el goblin encarado con Zwak estaba más centrado en el combate, consiguiendo rasgar el pecho de la armadura y llegando a la carne que cubría. La primera sangre lhabía sido la del semiorco. Los ataque no terminaron ahí y una flecha voló por encima de su cabeza. El goblin que estaba jugando a las cartas sobre el sarcófago tenia listo su arco, y aprovechó la cobertura y la situación para esconderse tras fallar el tiro.

Los goblins que se habían lanzado al combate cuerpo a cuerpo, tras ver que los intrusos seguían en pie, se destrabaron de un salto hacia atrás, preparados para el ataque de respuesta.

En cambio, el goblin que estaba más al fondo de la sala echó a correr, quizás para salvar su vida o para alertar a otros camaradas.

-Dichosas criaturas... -comento con asco mientras saco mi arco, dispuesto a matarlos a todos. 

Aprovechando la protección que me brindan mis compañeros decido esconderme tras ellos en primer lugar, realizando un ataque sorpresa con el arco de manera más ofensiva y no atacar y esconderme como hacían los goblins. Apunto al goblin más cercano que tenga a tiro, no tengo ninguna presa predilecta en este grupito... aún. Dije que mi especialidad es cubrirles desde las sombras y eso pienso hacer. Por último me muevo tras la esquina de la puerta, buscando cobertura contra un posible contraataque con flechas.

Yador tenía bastante claro su papel en el grupo y sus prioridades, no pensaba trabarse en cuerpo a cuerpo, por muy débiles que fueran aquellas criaturas. Preparó su arco y disparó al goblin mas aislado del grupo. Para sorpresa del tirador la flecha se clavó en la zona mejor protegida de la armadura, dejando muy malherido al chaparro enemigo, pero sin cobrarse una vida.

Tras eso, retrocedió a la sombra del rellano, que parecía el lugar más seguro por el momento.

Lanzó una carcajada cuando hieren al goblin, risueña

-Vergüenza sobre tu vaca, goblinoide. Al borde de la muerte y te meas encima, te parecerá bonito...

El goblin se agarro del pecho, como si el insulto le hubiera partido el corazón, en el sentido romántico. Los síntomas que el goblin experimentó fueron la presión en el pecho, seguido de la falta de sensibilidad en el brazo que sujetaba el arma, la cual dejó caer antes de desplomarse inconsciente hacia delante, golpeándose la cabeza con un ruido sordo. El grupo se había cobrado la primera muerte.

Zwak sabe muy bien que hacer contra objetivos pequeños y ágiles: atacar de forma inesperada. Así que gritando y con el hacha en su hombro, el semiorco corre hasta el goblin. Y, en vez de descender su hacha sobre el pequeño, da una patada inesperada para distraerlo. Así, cuando descienda su hacha con todas sus fuerzas, el goblin estará tan distraído y con la postura rota, sus pequeños brazos no podrán detener la fuerza de su hacha, mientras lo rebana

La estrategia de Zawk resultó como cabía esperar, decorando su persona con sangre y vísceras. El goblin que estaba al principio entre sus dos compañeros miraba a uno y otro lado. Aunque no era muy bueno sacando cuentas, sabía que eran menos ahora que cuando empezó la lucha y temía sumarse a las bajas.

El enano giró su martillo, como si estuviera preparándose para avanzar y tacar el goblin. Pero lo que hizo fue extender los brazos mientras miraba al cielo.

—¡Que caiga sobrre ti el fuego de la forrja de Morradin!—anunció.

Y tras las palabras de Kroggar, un fulgor ígneo cayó sobre el goblin. Como si realmente el Padre de los Enanos hubiese asistido al clérigo enviando una mínima porción del fuego de su forja.

Un pequeño fuego se escapó del horno de Moradin acudiendo a la llamada del mundo de los mortales, listo para calcinar todo lo orgánico de esa criatura, pero el destello alarmó a la traicionera goblin y esquivó el fulgor de llamas doradas cuando se percató de las intenciones del enano.

Contra todo pronóstico, los goblins habían sobrevivido el primer asalto, seis segundos que de seguro les pareció una eternidad.
El goblin que estaba trabado cuerpo a cuerpo contra el sangriento Zwak probó suerte con un tajo de su cimitarra, más como distracción que para matar, pero por lo visto, la subida de adrenalina le dio tanta fuerza que acertó un potente golpe que casi deja fuera de combate al semiorco. No se quedó para ver si este caía y puso pies en polvorosa, como todo buen goblin.

Viendo la oportunidad, el goblin que estaba oculto tras una de los sarcófagos aprovecho para hacer honor a la reputación de "escurridizos y traicioneros" con un disparo certero. La flecha voló raudo y veloz, impactando en el pecho ya abierto por la última herida. La suma de heridas y el dolor hicieron que a Zwak se le nublara la vista, apunto de caer inconsciente, pero su sangre de orco le obligó mantenerse en pie.

Una vez delatada su posición, el tirador salió de su escondrijo para encontrar cobertura en otro sarcófago cercano, alejándose del grupo un poco más.

Aprovecho que el semiorco está llamando toda la atención para repetir la jugada de antes: esconderme de la vista de los goblins y atacar rápidamente con mi arco. Tras esconderme aprovechando la puerta una flecha silba, cruzando la sala en dirección a la nuca del goblin. No me paro a ver si ha dado la flecha, sé que ha dado. Con un giro algo dramático vuelvo a buscar cobertura con la puerta.

Para desgracia del goblin no había corrido lo suficiente rápido ni lejos para salir del campo de visión del elfo. La flecha le atravesó el cuello con fuerza, saliendo la punta por el otro lado. Ni que decir tenía que murió en el acto.

Río mientras cae el último goblin, risueña.. ¿o no era el último? Más habían corrido, y uno aún lazaba flechitas.

- Mirad, el pequeño sigue vivo

Quiere de nuestras cabezas hacer un tiovivo

Es un malhechor y furtivo