Partida Rol por web

No sentisteis que pasara mucho tiempo en aquel reino de trance sin sueños, un calor agradable os fue despertando hasta que descubristeis que os encontrabais tirados en el suelo de una de las grandes puertas selladas de la ciudad. Estas puertas eternamente cerradas, jamás habían sido franqueadas por las gentes de Zikaru, pero había sabíais plenamente qué se ocultaba tras ellas: una verdad terrible e implacable que muchos desearían no haber conocido jamás.

Una mirada preliminar descubrió que en Zikaru reinaba una calma habitual, había bullicio en la calle y los gritos de horror se habían visto sustituido por el de los mercaderes. Parecía que todo había vuelto a la normalidad, aunque no era así para vosotros. Reconocíais la ubicación, estabais cerca del distrito aéreo, donde atracaban las naves celestes que surcaban los cielos y, quizá, os iban a permitir llegar hasta vuestro destino.

Los ojos de Eloise se abrieron repentinamente mientras ahogaba un grito al sentirse de nuevo ¿viva? Miró en dirección a Nero, asegurándose de que realmente estaba con ella y abrazándolo hasta que abriera los ojos.

- Vamos, vamos... Abre los ojos Nero...

Mientras también iba buscando que el resto de sus compañeros y compañera despertaran también. Necesitaba asegurarse que aquello no había sido un sueño, aunque quizás fuera mejor que lo fuera... 

Primero fue un calor tenue, uno que calentaba lentamente mi cuerpo con el tiempo y sutileza, mas pronto eso quedo a un lado cuando otro diferente se pego directamente a mi piel. Cercano y ardiente, de forma instintiva mi mano se movio para buscar ese calor cuando un olor que conocia demasiado bien se filtraba en mi pituitaria.

Abri los ojos lentamente para contemplar esas sutiles esmeraldas que solo podian ser los ojos de Eloise. Sonrei lentamente ante la mujer. - Estoy aqui Eloise... tranquila...

Mi mano se cerro sobre su brazo, apretandolo en un gesto de darle a entender que estaba "bien". Lentamente me fui semiincorporando hasta quedar sentado en el suelo y pegar mi frente contra la cabeza de Eloise mientras ella miraba a alrededor. Aspire su aroma mientras me sentia bien al menos fisicamente, el cacao mental que tenia por contra era... no recordaba uno igual.

La informacion seguia en mi cabeza. Las conversaciones y demas, pero las aparte por el momento para centrarme en el ahora y lo que nos rodeaba o intentarlo.

Estamos en Zikaru... - No me lo creia del todo, era como un despertar, aunque no se despertase realmente.

Una de las puertas eternamente selladas a nuestro lado. La desestime, para buscar junto a Eloise a los demas. Estabamos todos... y estabamos... en el distrito aereo.

¿Estabamos vestidos? Lo comprobe, porque ya solo faltaba que nos soltasen desnudos...

Aquella calidez despertó a Mukhtar de una forma que no había sentido desde que la Calma tomase a sus padres: con suavidad, como una especie de arrullo. Sin embargo, no le tomó demasiado tiempo a su cerebro recordar lo que había sucedido... ¿minutos?, ¿horas?, atrás. El granuja se incorporó de golpe, quedando sentado en el suelo, tomando aire copiosamente tanto por la nariz y como por la boca. Sus ojos, un poco desorbitados, se movían a todos lados, tratando de recabar toda la información posible acerca de sus alrededores. Cuando dio con Eloise y Nero, el hombre se calmó un poco, y más aún cuando se percató de que Raud y Zoe también estaban ahí con ellos.

— S-Seguimos vivos... —Mukhtar se palpó el cuerpo, esperando encontrar su armadura y su viejo poncho cubriéndolo, y también sentir la tranquilidad del pomo de su espada. Cosas inútiles contra un dios, pero que a un simple mortal le daban bastante tranquilidad. También si tenía algún objeto nuevo, pues la ginoide había dicho que les serían proveídos todos los instrumentos necesarios para cumplir el objetivo.

El granuja se quedó mirando la puerta con el ceño fruncido, recordando una vez más todo lo que había sucedido con el Trascendente y la Geningeniera... pero volvió a compartimentar, no era momento de pensar en aquello. Entre más tiempo se tardaran, más gente moriría, aunque ahora en Zikaru parecía reinar una extraña calma. Mukhtar se levantó del suelo y miró a los demás.

— Odio ser el que diga esto, pero... tenemos que ponernos en marcha —miró a todos con algo de pena en los ojos—, aunque entenderé si queréis verificar que vuestras familias estén bien —lo decía especialmente por Raud y Zoe—. Yo me encargaré de encontrar alguna nave con dirección al oeste que pueda acercarnos al... nexo —y ya de paso, asegurarse de que lo vivido fuese real, porque le parecía sumamente extraño que las cosas se hubiesen calmado a tal extremo en la ciudad.

Y la consciencia volvía a brillar como un único punto candente en el centro del punto de visión de Raud, antes de dividirse en dos haces luminosos que cortaron el horizonte para el hombretón sintético. Volvía a tener control sobre su maltrecha mole, sobre la que tenía mil preguntas tras las revelaciones recientes, si antes aceptaba su peculiar origen sin mayores preguntas, ahora sí que se preguntaba si era un pequeño capricho sádico en el sueño de aquel dios devorador.

El volver a la ciudad, como si nada hubiese pasado en ella, y encontrarse junto a sus compañeros le devolvió una cierta sensación de calidez. 

Mientras Nero y Eloise servían como incomparables cicerones para el grupo mientras todos iban recobrando la conciencia, Raud miró a las alturas, tratando de percibir el flujo de naves que desfilaban por el distrito cercano.

- Voy contigo, Mukhtar.- Murmuró sin ningún otro comentario previo desde su despertar.

"¿Dónde estoy?". Miro alrededor, confusa. A pesar de ser una zona de Zikaru por la cual he pasado cientos de veces, al principio me cuesta reconocerla. Todavía no me creo lo que ha pasado... y lo que seguirá pasando. Quiero creer que todo saldrá bien, que Maru nos cuida, pero... ¿Qué es Maru? ¿Otro dios como ese Trascendente? ¿Es eso lo que son los dioses? ¿Seres que nos engañan y que se alimentan de nosotros? No quiero creerlo, no puedo creerlo... si es así, solo nos tenemos a nosotros mismos. 

Observo a mi alrededor, estamos todos... Eloíse, Nero, Raud, y Mukh. Escucho sus palabras como a través de una bruma, desconectada de la realidad, sin ser consciente de lo que ocurre a mi alrededor... "¿Familias que estén bien? Shani... mamá... Pero, ¡no! Cuanto más tiempo estén aquí más peligro corren... si no han "trascendido" ya, pueden hacerlo en cualquier momento, puede volver a haber un fallo de esos... Tenemos que solucionar esto e... irnos, dejar Zikaru...".

Dejar Zikaru... pienso en el viaje que nos espera y me doy cuenta de que nunca he ido tan lejos, nunca he estado en ningún lugar donde, como mínimo, no viera mi ciudad en el horizonte... pero aquí no puedo quedarme, no podemos quedarnos...

Veo como Raud y Mukhtar comienzan a andar.

-¡Esperadme! No... no me dejéis aquí, también voy...

Corro tras ellos.