Partida Rol por web

Asenti levemente ante el hecho de que la injerencia era externa. Eso significaba que ademas de desconocida, no era un fallo propio, sino que bien podia ser el ataque de alguien o algo que queria algo del Trascendente.

La criatura marcaba unas opciones como si nuestras vidas tuvieran como unica finalidad alimentar al Trascendente, no era capaz de captar el hecho de que no tenia porque ser ese nuestro deseo. La forma en que se expreso sin duda dio fe, de que no podia entender una finalidad mayor que la de formar parte de un Dios, que tarde o temprano vendria a este mundo.

Iba a decir algo cuando Eloise se me adelanto. Entendia su preocupacion, asi que busque reofrzar sus palabras con mis propias preguntas, esperaba que mas claras para la entidad que parecia ir adaptandose a nuestras dudas. - Entonces de acuerdo a tus palabras, podremos proseguir con nuestras vidas tras ayudaros... - Aprete la mano de Eloise y busque que se apoyase en mi, por absurdo que fuera, ya que ella era la fuerte en todo caso. - ¿Incluso aunque decidieramos irnos a vivir a otra parte?

Suspire levemente. - El Trascendente sera, de eso no hay duda, pero es el proceso del que hablas el que provoca un malestar que no entiendes o al menos, creo que no captas. Es una necesidad humana, o mayoritariamente humana... - Mire a Raud, para que no se sintiera ofendido. - Evolucionar y mejorar, pero en este caso la tendencia natural y biologica es a traves de nuestros descendientes. Tu hablas de un procedimiento por el cual ni siquiera tenemos eleccion posible. Da igual si creemos en el Trascendente, si lo consideramos un Dios o no... somos su alimento... y lo seran nuestros hijos y despues de eso, nuestros nietos y asi sucesivamente. Somos... - Torci el gesto, porque era un mal ejemplo, pero es lo que era. - Ganado, que manteneis en una bonita cuadra llamada Zikaru, para aseguraros de que el Trascendente sea.

Comprende que puede que no nos guste la opcion de volver a ello, o de que aquellos que deban venir despues de nosotros deban estar sometidos a esos designios sin tener ni siquiera decision en ello.

Deje unos segundos de silencio. - Comprendo que no hay nada mas, que sin duda servir a alguien como Él es algo unico y que su nacimiento sin duda es un objetivo loable... pues que somos nosotros sino motas en la inmesidad de su poder... - Mire al Trascendente, podia notarse como valoraba lo que era, como una parte de mi se sentia atraido por el poder y lo que era. - Mas no es lo mismo tener eleccion, que no tenerla.

Las palabras y la respuesta a Mukhtar cambiaron de tema.

Mire a todos, pero sobretodo buscaba dirigirme a Eloise. - Si nuestro libre albedrio sigue igual, puesto que necesitan que nuestras capacidades esten al maximo, entonces entiendo que nuestras elecciones futuras solo dependen de nosotros. - Mi mente trabajaba sobre ello. Analizaba lo que habia dicho. Esperaba que entendieran a que me referia. - Si la Boveda es destruida entonces eso podria afectar a toda Zikaru... - Miles de muertos. Sino mas... - esa simple posibilidad ya deberia al menos dejar claro que no hay otra opcion mas que ayudar. No se vosotros, pero yo no podria vivir conmigo mismo, si dejo que los de ahi arriba mueran. La Calma es una cosa... pero esto, esto es nuestra eleccion... - Mi pie se movia nervioso. Hablar siempre llevaba a tener problemas, mi opinion en muchos casos acaba provocando problemas, pero no podia quedarme callado y los presentes eran mis amigos... y entendia que todo esto era demasiado.

Yo llevaba años buscando conexiones de esta guisa, de este tipo. Un dios. Estaba frente al embrion de un Dios naciente. Mi conexion con el numerea no era una tonteria y por eso, esta simple vision era un regalo... aunque no me gustase del todo lo demas.

Mire a Eloise, consciente del miedo que se escondia tras sus preguntas. Baje el tono de voz, porque una vez expuesta la parte mas intelectual, cuando terminaba esta, me convertia de nuevo en mi mismo, sin esa fuerza que parecia emanar cuando mi cerebro estaba absorto en sus elucubraciones. - Voy a ir... tengo que ir... pero sabes que no puedo hacerlo sin ti... yo... bueno... necesito que vengas. Se que es una locura, pero dejar morir a los de ahi arriba... - Mi rostro mostraba lo dificil que eso podia ser. Como negarme podia romperme. - No es una opcion... - Habia una resolucion clara en un rostro que habitualmente solo parecia pensar en tonterias y azucar, una que solo habia dejado ver cuando trataba directamente con el numerea.

Veía a Nero y Eloise apoyándose mutuamente mientras Zoe, Mukhtar y yo tratábamos de asimilar todo aquello desde la confusión y el dolor. Ashram había encontrado un reflejo de sus propias teorías, locuras e incertidumbres en este nuevo mundo, parecía reafirmar parte de su filosofía o querencias relacionadas con aquellas piezas de tecnología que desconocíamos y la verdad tras el telón de las religiones cimentadas en el miedo a la finitud o que intentaban ocultar otras verdades y necesidades más egoístas y acuciantes. Realmente me sentía desconectado de todo aquello, como un peón que acepta su papel. Si lo hacía era por todos aquellos que todavía vivían en la mentira, aun en peligro de desaparecer con ella. Después podríamos discutir si la verdad valía la pena o si abandonarnos al olvido una vez más era la única opción para vivir con todo aquello.

Mukhtar abrió las bocas varias veces para decir algo, pero las palabras no le salían. No era la primera vez que hacía ese gesto, y seguramente tampoco sería la última. La geningeniera les había dado un vuelco completo a la percepción que tenían de la vida, de los Sin Alma, de Zikaru misma, y aquello no era fácil de asimilar. Al final de todo, decidió compartimentar aquello, no tenía sentido debanarse los sesos pensando en lo que sucedería después... bueno, sí, pero era imposible saber lo que sucedería. Ahora lo que importaba era la misión, porque si se negaban a cumplirla, seguramente dispondrían de ellos. El granuja dio un paso adelante y asintió a la ginoide, y también a sus compañeros.

— Yo... también voy. No tenemos mucha opción, ¿verdad? —miró a los demás, en especial a Zoe—. Lo mejor es que vayamos todos, juntos, y hagamos lo que sea necesario. Después podremos preocuparnos... por lo que venga.

Me quedo pensando en todo lo que nos ha contado la geningeniera, y en las palabras de Eloise. "Pues sí... a mi también me gustaría casarme bajo la mirada de Maru, y formar una familia, y tener niños... es decir, aún no, todavía soy joven, creo... pero sí algún día... ¿Y para qué? ¿Para que mis hijos sirvan de alimento a esta 'cosa'?".

Escucho a Nero. No entiendo la mitad de lo que dice, pero en lo que sí tiene razón es en que ahora no tenemos elección, pero nada nos impide después abandonar Zikaru, buscar otro lugar. "Junto al mar, ¿quizá? Nunca lo he visto, sé que existe porque se lo he escuchado a algunos viajeros, pero no me imagino cómo puede existir algo así". Nero se lo ha dicho directamente a la geningeniera; yo no lo habría hecho, me da miedo, ella en sí misma me da miedo, tan fría... me da miedo que si después decidimos tomar a nuestros seres queridos (pienso también en Shani, y en mi madre) e irnos, ella pueda tratar de impedírnoslo.

- Mukh tiene razón, tenemos que ir todos juntos. Luego... ya se verá... - intento parecer segura pero no lo consigo, la voz me tiembla. Doy un paso al frente y le tomo la mano a Mukhtar.

Observo a Raud, que aún está detrás. Él también ha per... no, no quiero pensar en que les haya pasado algo... él también tiene seres queridos, como Latta, de los que no sabe qué les ha ocurrido o si están vivos o muertos. Me giro, y le tiendo la mano que tengo libre, esperando que la tome y nos acompañe. "Vamos Raud, tenemos que estar todos juntos en esto". 

La insensible androide miró a Eloise casi con naturalidad, respondiendo con calma.

—El libre albedrío no se os ha sido arrebatado —comunicó como si aquello resolviera todos vuestros problemas, volvió la mirada hacia Nero, escuchando sus reflexiones con una indiferencia que asustaba. Uno podría imaginar que entendía los conceptos, pero la visión monolítica de vuestra anfitriona convertía la empatía en una quimera —. ¿Acaso no es lo que hacen los seres superiores? ¿Criar a sus inferiores para ser usados de alimento y energía? 

Era escalofriante ver cómo lo reducía a eso, incluso, volviendo la reflexión de Nero bajo sus propios términos. Viendo que estabais dispuestos a partir para cumplir el cometido encomendado, la androide asintió casi solemne y las virutas rojas empezaron a arremolinarse a vuestro aldededor.

—El nexo de poniente —recordó antes de que todo se volviera rojo y perdierais la conciencia de nuevo.

El hecho de que la criatura que tuvieramos delante ni siquiera se planteara mentir era algo que sin duda ayudaba... en cierta forma. Sus capacidades estaban versadas en otros campos, establecia sus palabras y su lenguaje en base a lo que consideraba que era logico y razonable, anulando sentimientos y por lo tanto aplastando cualquier posibilidad de establecer un lazo empatico con ella.

Sus preguntas, retoricas por supuesto, solo dejaban establecer un patron simple. Asi como nosotros nos alimentabamos de los seres que considerabamos inferiores como los animales, un Dios se alimentaba... de los que consideraba inferiores.

Ya habia pensado bastante, y y habiamos decidido por el momento lo mejor era salir de aqui. Habria tiempo de pensar mas adelante.

Cuando la criatura entendio que habimos tomado una decision esas virutas rojas que hace un momento mostraban a Zikaru, comenzaron a dar vueltas a nuestro alrededor. Mire a mis amigos y mire sobretodo a Zoe.

Juntos. - El sentimiento dejaba claro lo que significaba para mi. No eran cualquiera.

Raud, Zoe, Mukhtar. Si debia pasar por lo que fuera esto... sin duda era con ellos, con ellos estaba seguro de que podia hacerlo. Mi mano apreto la de Eloise. La mire a ella, solo un instante, intentando darle unas fuerzas que muchas veces me fallaban, pues mi voluntad era mas fuerte que mi cuerpo.

Nexo de poniente.

Eloi... - La oscuridad me reclamo una vez mas antes de poder terminar mis palabras.

Era realmente imposible hablar con aquella cosa... Estaba acostumbrada a los circunloquios de Nero, unos que siempre le causaban dolor de cabeza pero lo que aquí escuchaba... Imposible, imposible quedarse con una mínima parte...

Iba a responder una barbaridad cuando sintió el apretón en su mano por parte de Nero, suspiró y asintió. Si en alguien podría confiar era en él y en aquellos amigos con los que habían llegado hasta allí.

- El nexo de poniente...

Un nuevo escalofrío recorrió su cuerpo, como presintiendo que algo iba a ocurrir de nuevo. Las palabras de Nero la hicieron sonreír.

- Siempre...

​​​​​​Aquellas cosas rojas comenzaron a envolverlos y apretó con más fuerza la mano de Nero. Tenía miedo, sin duda, y no lo negaría...

- Ne...

Y de nuevo, la oscuridad...

Todo se había tornado en un cacofonía, con eco, que se iba perdiendo, sabía que Nero y Eoise habían dicho algo, peor era completamente incapaz de comprender los sonidos. Me fijaba en los cuajos rojos que nos rodeaban, disolviéndose ante mis ojos, en una oscuridad que se comenzaba a tornar en costumbre, muy a mi pesar. Pensaba para mis adentros que al menos los tenía a ellos, que serían como un ancla una vez que desertásemos en cualquier otra parte, eso al menos mientras no nos separasen, no nos mintiesen, no nos...

(Oscuridad)

Un escalofrío fantasma recorrió el cuerpo de Mukthar al escuchar a la ginoide con respecto a los seres superiores y la alimentación. ¿Lo peor de todo? Pues que tenía razón. Ya lo había discutido con Nero en su momento, pero seguía siendo escalofriante. La forma en la que la mujer lo exponía hacia sentir demasiado pequeño al granuja. Sin embargo, no todo estaba perdido. Según la mujer, no se les había removido el libre albedrío, y eso quería decir que había esperanza.

Apretó la mano de Zoe cuando esta se la tomó, y asintió a ella, al igual que a Nero, Eloise y Raud.

- Juntos -dijo en voz alta.

Fue entonces cuando el polvo rojo empezó a rodearlos en una especie de remolino. Mukhtar tembló ligeramente al ver como su visión iba apagándose, y apretó un poco más la mano de Zoe antes de que la oscuridad lo envolviese nuevamente. Esperaba y deseaba volver a despertar con ellos verdaderamente.

Empiezo a estar muy nerviosa. La Geningeniera sí, responde a nuestras dudas pero sus respuestas, tan frías, tan metódicas, no... no me llenan. "¿O quizá es que estoy proyectando las dudas que yo tengo?". Comienzo a sudar, incluso vuelvo a ser consciente de mi desnudez y trato de taparme, pero Mukh, atento a las palabras de la ginoide, no me suelta la mano y no puedo hacerlo.

Parece que ella da la conversación por cerrada. Intento responder, preguntar...

-¿Cómo que el libre albedrío no... ¡Claro que si! Una elección solo lo es cuando se puede elegir de verdad entre varias opciones que... Y, ¿cómo? ¡¡No!! Los seres superiores no se comen a sus súbditos, Maru el Sol Radiante no hace eso... Lo que hace un dios es... 

"Un momento... ¿qué es lo que hace que un dios sea un dios?".

-¿Poniente? ¿Eso dónde... el oeste, ¿verdad? Poniente es el oeste... Maru se retira a descansar tras la montaña de... así, que sí, es el oeste, ¿pero entonces...

Sé que estoy hablando demasiado, por nervios, por miedo. No sé qué pasará a continuación, qué ocurrirá, qué ocurrirá en el futuro con todos nosotros, no mi familia, con Zikaru... Miro a los demás, Eloise, Nero, Raud, Mukhtar... observan a la Geningeniera casi en silencio. Parecen más calmados, quizá resignados, o simplemente espectantes, conscientes de que no podemos hacer nada para impedir... para impedir lo que sea que vaya a ocurrir. Somos impotentes frente a la Geningeniera y frente a ese Trascendente que se come a los Sin Alma. Pero yo no puedo estar tan tranquila. Tengo miedo. Un polvo rojo se levanta a mi alrededor, remolinea sin viento. Intento avanzar, acercarme a la Geningeniera, pero Mukh tira de mi, me sostiene la mano.

-Juntos- me dice.

-Junt...- le digo, justo antes de que mi vista se nuble de rojo y caiga en la inconsciencia...