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[Numenera] Deus Ex Machina [+18]

[Trasfondo] Zikaru y sus alrededores

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15/02/2021, 17:21
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Breve historia de Zikaru

No existe un registro fidedigno acerca del origen de los zikarenses, de acuerdo con los anales históricos más antiguos la ciudad de Zikaru siempre ha estado poblada. Ni siquiera en la Iglesia de la Verdad han sido capaces de fijar una fecha, aunque es algo que no ha importado demasiado a sus habitantes. Hay un dicho popular en Zikaru: "Siempre hemos sido", que define a la perfección el sentimiento general e inalterable de la mentalidad de los zikarenses.

Al estar suspendida sobre un desierto de sal, Zikaru no ha intervenido demasiado en la historia del resto de naciones. Lo más destacado fue cuando los nómadas de Tamait intentaron invadir la ciudad hace unos cien años, pero los autómatas cuidadores, llamados Sin Alma por los zikarenses, defendieron la ciudad como una sola entidad. Los nómadas fueron destruidos y desde entonces ningún poder extranjero ha intentado tomar la ciudad.

Gracias a la supervisión de los Sin Alma, Zikaru ha prosperado convirtiéndose en un enclave comercial indispensable para las rutas que han de atravesar el desierto de sal. Su gran puerto aéreo recibe un tráfico constante de aeronaves procedentes de distintas naciones y reinos, y su mercado es uno de los más grandes conocidos ya que las leyes de Zikaru amparan el libre comercio de cualquier tipo.

Vida en Zikaru

En Zikaru las leyes protegen, y promueven, el comercio en todos sus aspectos. Todo en la ciudad es susceptible de comprar o venderes, y ninguna transacción es prohibida salvo que se pague el diezmo adecuado al Consejo de Comercio de la ciudad. El único límite que existe es la propia ética y moral del mercader, la cual suele escasear a menudo.

Aunque uno podría pensar que haber nacido en Zikaru le garantiza una vida segura, esto dista mucho de ser una realidad. Si bien las leyes protegen a los zikarenses de la esclavitud, los recursos son acaparados por las familias más poderosas del Consejo de Comercio arrastrando a los menos afortunados a venderse como empleados a perpetuidad para sobrevivir o abandonar la ciudad con la esperanza de prosperar. A esta situación se le une la latente amenaza de la Calma, que a lo largo de un año provoca la muerte de entre dos y seis personas habitualmente, siempre gente original de Zikaru.

A pesar de ello, la seguridad que proporciona Zikaru frente al hostil exterior vence a su cara negativa. Al fin y al cabo, nunca faltan extranjeros en Zikaru, por lo que suelen ser el principal objetivo de las prácticas más draconianas de los zikarenses. Las grandes familias del Consejo de Comercio prefieren tratar bien a sus conciudadanos a denigrarlos, al fin y al cabo muchos ven haber nacido en Zikaru, a pesar de no dentro de una familia rica, un privilegio que los eleva por encima del resto.

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15/02/2021, 20:35
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Gobierno, religión y facciones

La ciudad es gobernada por el Consejo de Comercio, una cámara de decenas de miembros procedentes de las familias originales de Zikaru que poseen voz y voto sobre las decisiones de gobierno. Sobre el papel, esto incluye a todas las familias zikarenses, pero en la práctica lo ejercen las pocas más poderosas e influyentes, que son los Nibbur, los Unug y los Shirpurla. Los primeros son tradicionalistas más conservadores, los segundos pragmáticos capitalistas y los últimos los más aperturistas de cara al exterior.

En Zikaru se aceptó el asentamiento de la Iglesia de la Verdad, un capítulo muy alejado del corazón de poder del Papa Ambar en lo Inalterable. Los sacerdotes del Eón siguen las doctrinas puras de los de su clase, aunque a menudo son contratados por las familias como expertos en numenera para tasar lo que se vende en sus mercados. Aunque no poseen representación en el gobierno de la ciudad, la Iglesia de la Verdad posee una gran influencia gracias a sus conocimeintos arcanos sobre los numenera y ostenta una posición preponderante gracias a sus conocimiento.

Aunque la espiritualidad es practicada habitualmente en distintas formas, la religión mayoritaria en Zikaru es la adoración a Maru, el Sol Radiante, que protege la ciudad desde el principio de su historia. Según el mito, Maru creó a los Sin Alma para proteger Zikaru con sus rayos de sol, siendo cada uno de estos autómatas creación suya. Esta leyenda es aceptada por la mayoría, aunque la certeza es que nadie sabe acerca del origen o creación de los Sin Alma.

Los Sin Alma

Una de las principales razones del éxito de Zikaru es debida a los silenciosos y diligentes autómatas cuidadores que deambulan por las calles de la ciudad. Conocidos como Sin Alma, se presentan como robots de carcasas de metal blanquecino y prácticamente indestructible, su aspecto es vagamente humanoide y no responden a ninguna orden o estímulo externo. Los Sin Alma recorren la ciudad reparando desperfectos, cosechando en los campos de cultivo de las terrazas inferiores y realizando ignotas operaciones de mantenimiento sin sentido para todo el mundo.

Nadie sabe el origen de estos autómatas, y cualquier intento ha resultado ser un fracaso. No responden con hostilidad cuando son atacados y, en las raras ocasiones que han sido dañados, su cuerpo se deshace en una masa de metal fundido que se filtra por los conductos del suelo sin dejar rastro. La única vez en los que los Sin Alma reaccionan de forma hostil fue para defender la ciudad de los Tamait o cuando se ha intentado forzar el acceso a alguna de las cámaras inferiores de la ciudad.

Se cree que en estas cámaras se crean los infinitos Sin Alma, pero dada la impenetrabilidad de su acceso y la reacción hostil de los autómatas se ha terminado por desistir cualquier intento. Sea como sea, la Cámara de Comercio ha instaurado leyes que protegen a los Sin Alma. Cualquier interacción hostil o impedimento para cumplir con su deber está prohibida con penas que van desde la muerte a la prisión.

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15/02/2021, 20:36
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El Desierto de Sal

Aunque se le llama comunmente como el desierto de sal, también recibe el nombre de la Perdición del Cielo, aunque nadie sigue vivo para recordar la razón de su nombre. Este páramo carece de vida, siendo una vasta extensión circular de centenares de kilómetros que rodea Zikaru, la cual flota justo en el centro. Nadie duda que esta forma no tiene origen natural, pero como tantas otras cosas en el Noveno Mundo probablemente su explicación nunca podrá darse.

Existen dos accidentes geográficos relevantes en este desierto, cuatro colinas ubicadas al principio del desierto, cada una presidiendo un punto cardinal formando una cruz. Aunque separadas por centenares de kilómetros las unas de las otras, a estas colinas se les llama como los Vigilantes, y suelen tener puestos de vigilancia zikarenses.

A pesar de que la vida no prospera como tal en el desierto, este no carece de peligro. Bajo sus dunas desecadas acechan unas peligrosas criaturas biomecánicas que reciben el nombre de desecadores. Los pocos eruditos que han podido estudiar a estas criaturas confirman que no necesitan sustento para sobrevivir, pero que sienten un enorme placer y excitación consumiendo agua siendo para estas criaturas una especie de narcótico. Cuando cualquier tipo de líquido (agua, aceite, sangre..) toca la superficie salada del desierto, es probable que atraiga a desecadores ansiosos por consumir el agua de sus víctimas.

Más allá del desierto

Aunque existen numerosas tierras, reinos y naciones en el Noveno Mundo, los zikarenses no saben demasiado de ellas. El conocimiento que atesoran proviene más de los visitantes que de su propio afán explorador.

Al norte del desierto se encuentran las estepas de los Tamait, que intentaron invadir Zikaru hace cien años, pero que tras fracasar no volvieron a intentarlo. Actualmente los nómadas Tamait ofrece sus servicios como guías por el desierto de sal, ya que no todo el mundo puede costearse un viaje aéreo a Zikaru.

Otras tierras conocidas son lo Inalterable y el Más Allá, ubicadas al sur de Zikaru a una distancia indeterminada.