Partida Rol por web

Johan patea a uno de los dos, haciéndole caer penosamente al suelo mientras sigue sollozando. El otro mira a Johan con tristeza intentando agarrar con su única mano la pierna, desesperado.

-Por favor, ¡no nos matéis! Mi nombre es Tobias y él es Rolf - Dice señalando a su compañero con un gesto de la cabeza - Sufrimos un accidente que nos dejó sin brazo y sin trabajo en las minas... hemos estado a punto de morir de hambre... entonces aparecieron ellos, la mujer que ahora nos iba a - Al recordarlo se atraganta comenzando a llorar de nuevo - por Ulrick, ¿qué hubiera sido de nosotros con esa mounstruosidad? Y otro hombre mayor, no pudimos verlo, iba siempre bajo una toga y no se le podía ver el rostro. Nos prometió devolvernos los brazos si le llevábamos a la hija de Wilhem, nos dijo que no quería hacerle daño... ¡Qué necios! Pero cuán desesperados estábamos - Se abalanza sobre Johan abrazando sus piernas en gesto de súplica - Por favor, no queríamos hacer ningún mal pero ¡íbamos a morir de hambre! ¡No sabíamos que eran herejes! A la niña se la ha llevado el hombre hace un rato, por allí - Dice señalando uno de los 4 túneles que salen de la pequeña caverna. 

- Así que mineros, ¿eh? Así que conocéis esto como la palma de vuestra mano. Si queréis ganaros el perdón, ya podéis ayudarnos a salvar a esa pobre chiquilla. Quizás así salvéis la vida. Si os negáis moriréis aquí y ahora, por cómplices de herejes. Nadie os echara de menos. Os doy la oportunidad de redimiros y hacer una buena acción. Intercederé por vosotros si nos ayudáis. Así que andando. Llevadnos hacia esos malditos herejes. ¿Os dijeron que harían con ella? ¿Visteis algo? ¿Quien convocó ese ser que acaba de matar Gerald? Andando mientras habláis, no perdamos tiempo.

Con el canto de la espada daría un toque al que se estaría agarrando a su pierna. No le daba lástima, al fin y al cabo ¿Quien se creería que le devolverían el brazo así porque si sin utilizar magia negra? Estúpidos. 

La verdad es que este es uno de esos extraños túneles que han estado apareciendo señor, ningún minero habría hecho esto, ¡ni si quiera está apuntalado! - Dice mirando alrededor. -La mujer nos trajo aquí y luego vino él a llevarse a la niña - Replica entre lágrimas todavía. -No sabemos dónde van...

-Yo no veo más rastros... Más os vale estar diciendo toda la verdad humanos - Inquiero cabreado a los dos hombres arrodillados. - Sois poco más que ratas... - Entonces me dirijo a Johan, Gerald y Ludwig - Igual veis algo vosotros larguiruchos, deprisa, no perdamos a ese cabrón.

Limpiando su espada del ícor burbujeante del demonio, Gerald atendió a la "conversación", por llamarla de alguna manera, que mantenía Johan con los dos hombres aterrados. Tuvieron suerte de haber podido hablar, porque parecía que hubieran sido ellos los que habían traído a esa bestia del otro plano y a los hechiceros hay que silenciarlos lo antes posible, lo había aprendido bien durante La Tormenta.

Ludwig, tú eres el rastreador oficial, si Gunnar no ve nada dudo que yo pueda ver algo - dijo mientras se afanaba en buscar algún rastro en la dirección que habían indicado los hombres - pero...si sus palabras son ciertas, deberíamos apresurarnos. Siempre podemos dejar a alguien aquí para asegurarnos de que estos despojos se lleven su merecido en caso de mentir. ¿Vamos? - dijo mirando al joven mago, que es quien portaba la luz en aquel momento.

Gerald se prepara para salir a la carrera, arma en ristre, en caso de Ludwig asienta, pues necesitaba de su luz para ver en las profundidades.

Abstraído de la conversación, Kohn pensaba haber visto algo, pero no estaba seguro. Estaría mirando las paredes y el suelo embarrado, buscando algo que se pareciera a un rastro fresco. Tenían que cazar a esos herejes, eran una amenaza enorme para la región.

Efectivamente, tal y como te ha dicho el hombre, por el túnel señalado puedes ver un rastros en el suelo de pasos de una persona, se interna en el túnel. No puedes ver más adentro con la luz del bastón de Ludwig, pero parece que lo podréis seguir, al menos de momento.

- Sigamos el camino. En el suelo hay huellas de personas, hay que seguirlos. Los mineros vienen con nosotros, nadie queda atrás. Si queréis salvar el pellejo, tendréis que ayudarnos. Sino por mis antepasados juro que os haremos ejecutar de las maneras mas dolorosas posibles. Es vuestra única oportunidad de salvar la vida. Aprovechadla. Quien sabe si incluso os podría abrir las puertas a otras cosas, que pudieran cambiar vuestro sino.

Cosa que dudo, pero bueno...- pensó para sí. Pero eso tenían que creer. Aún no los había matado, así que, en cierto modo, lo que decía era cierto.

Al ver como el escudero partía por la mitad al horror, y Johan hablaba con los hombres, Ludwig se acercó a los túneles, agachándose para otear el terreno gracias a la luz de su bastón, el cuál apoyaba en el suelo, mientras decía con el corazón a punto de reventarle:

- Tremendo golpe, Gerald. Contigo con nosotros y la ayuda de Sigmar, no tenemos nada que temer.

- Y la de Ulric. Sobre todo la de Ulric.

Frunciría el ceño.

- Dejad a los dioses en paz - gruñó el enano, y escupió al suelo. - La ayuda que necesitamos son vuestros ojos y vuestros oídos. Avisad si notáis algo...

Gunnar continuó escudriñando la sala, acariciando el mango de su martillo de batalla y acomodándolo en sus manos, preparado por si tenía que asestar algún golpe en un ataque sorpresa.

Johan ha encontrado el rastro y no le quita ojo. Os internáis en una red de túneles de apenas un metro de ancho y no llega a dos de alto. El sonido de las gotas cayendo en cavernas alejadas os llega retumbando de los túneles que cruzáis a vuestro paso. Pese a que el rastro no es del todo claro, Johan lo mantiene y es capaz de encontrarlo cuando varios túneles se abren ante vosotros.

Al rato, el túnel termina en una abertura que da paso a un túnel más ancho que lo cruza perpendicularmente. La salida de vuestro túnel está a un metro de altura del suelo de este túnel más ancho en el que observáis apuntalamientos y estructuras propias de una mina. No hay nadie. Podéis ver que en las paredes hay varios agujeros como del que vais a salir. 

Siguiendo a Johan, tan aprisa como puede, atraviesa una serie de túneles, con la única esperanza en mente de encontrar a la pequeña antes de que sea demasiado tarde, y a tiempo de castigar a la bruja que la retiene.

Al llegar a lo que parecía una confluencia de túneles, esta vez apuntalados, Gerald pensó que esta vez, sí se trataba de una mina "normal" si es que había algo en todo aquello que pudiera ser denominado así

El enano avanzaba tozudamente por la cueva, preparado para atestar cualquier golpe.

- Estas cuevas son jodidamente mortales, imagino estarán repletas de horrores sin nombre. Avanzad con cuidado, y tratad de memorizar el camino. Lo que más me jodería de todo es perderme en un sitio como este.