Partida Rol por web

El grupo de niños no se dejó frenar por aquél ruego. Continuaron subiendo, más deprisa que antes, mientras escuchaban cómo por encima de sus cabezas Alice corría para escapar. Después de un par de rellanos, la oyeron gritar, y un golpe retumbó en toda la escalera. ¿Se habría tropezado y caído por subir corriendo la escalera? Pero entonces escucharon otra vez su voz, y además vieron algo. Algo que les puso los pelos de punta.

—¡Aaaah! —el grito de Alice venía de sólo un rellano más arriba—. ¡No, no! ¡Aléjate, déjame!

No pudieron distinguir de qué se trataba, pero Alice estaba parada delante de una forma oscura y cuadrúpeda. Un resplandor rojizo que no parecía venir de ningún lugar concreto iluminaba la escena. Era la criatura que les había acechado antes, justo un instante antes de que John y Ander se vieran separados de ellos por aquél terremoto. Y esta vez estaba mucho más cerca, justo delante de Alice.

En aquél momento, Melhi se frenó en seco y se llevó las manos a la cabeza. Estaba notando algo, pero no sabía qué era.

—Oh, no... —murmuró—. Creo que... ¿Kolda...? No, no es ella...

Sacudió la cabeza a un lado y a otro, como para despejarse.

—Creo que alguien intenta hablarme... Pero no es Kolda... ¿Quién puede ser? ¡No la reconozco!

-Deja que te hable, Melhi. Es la única forma de saber quién es, o lo que quiere decirnos. Tal vez sea esa... cosa. Deja que te hable, ¡nosotros te protegeremos!

Mi gorra ya estaba en mi mano, como antaño con la criatura del bosque que nos atormentó. Estaba dispuesta a convocar el mayor huracán que hubiera existido, para acabar con ese ser que llevaba atormentándonos tantísimo tiempo.

¿Sería por fin ese que estábamos viendo? Echaba muchísimo de menos a los demás amigos, que ojalá no les hubiese pasado nada malo, ¡y que estuviesen aquí! 

Tenía muchísimas ganas de decirle de todo a esa cosa fea, pero me mordí la lengua para escuchar lo que Melhi tuviese que decir.

Melhi asintió y escuchó durante un momento. Se tapó los oídos para no oír los gruñidos de lo que fuese que acechaba sobre sus cabezas y poder concentrarse. 

Después de un momento, abrió los ojos.

—No sé quién es —dijo—. Tiene una voz parecida a las nuestras. Dice que no nos fiemos de "ellos", supongo que se refiere a esa niña rubia, y que volvamos atrás. Que tenemos que ir por una de las puertas, la que más nos atraiga...

Se quedó un instante en silencio y miró arriba.

—A lo mejor es una trampa, aunque... yo tampoco quiero enfrentarme a esa cosa —señaló al ser oscuro que no podían distinguir bien, y que seguía delante de la niña rubia—. ¿Le hacemos caso a la que me ha hablado, quien quiera que sea? ¿Y si volvemos atrás, qué hacemos con Alice?

Lleva desde hace un rato en modo remoto. Está como desconectada, pero siguiendo a los demás en pos de esa niña de cuento. Es ahí, en su ensoñación, cuando Melhi dice que están intentando contactar con ella. Un ser desconocido y que tiene la voz como de hada. Y no se fía.

-¿Y no ha dicho quién es? Porque si tiene la voz como de hada y no sabemos quien es, ¿cómo podemos confiar en ella? Podría ser alguien malvado que intenta confundirnos para que no vayamos por el camino correcto.

Aunque es verdad que tampoco saben cuál es el camino correcto y que seguir por las escaleras podría llevarles a un lugar tenebroso y peligroso. De todas formas, no se fía.

-Chicos, nos han puesto todos los impedimentos posibles para que siguiésemos subiendo. Nos han separado, nos han desaparecido las escaleras.. lo que sea, con tal de que no llegásemos aquí... ¡Y hemos llegado! Bajar ahora no sé lo que supondría, pero creo que no debemos hacerlo. Ahora más que nunca tenemos que ser valientes, y que Zaina y los otros nos den toda la fuerza que necesitamos para enfrentarnos a ese bicho, aunque no estén aquí con nosotros. Están sus ganas de salir, y por ellos y esa fuerza que nos dan tenemos que ser aún más valientes. 

El miedo era grande, pero más lo eran las ganas de salir de allí todos juntos.

-¡Yo voy a seguir subiendo! -dije, decidida.

Al escuchar a Jess, a Melhi se le borraron todas las dudas del pequeño rostro. La niña rubia tenía razón, habían llegado hasta allí, habían decidido subir y no iban a dejar que unos gruñidos les amedrentasen. Tenían sus poderes, y además, no podían dejar sola a Alice ante un peligro como el que seguro era ese ser.

—¡Yo también voy, vamos!

Y echó a volar para abrir camino e iluminar lo que fuera que esperaba en el siguiente rellano.

Melhi y Jess subieron el tramo de escalera que les faltaba, sin perder tiempo. Cuando llegaron arriba, pudieron ver sin problemas la falda azul de Alice, que estaba encogida en el suelo temblando de miedo. Algo se acercaba a ella, despacio y gruñendo... aunque no era un gruñido muy grave. De hecho, habían oído cosas parecidas cuando habían jugado a que alguno de ellos era un animal. ¿Aquella cosa era otro niño...?

El ser pareció ver que se acercaban, y justo cuando la luz de Melhi lo iluminó un poco, saltó hacia la derecha y se perdió por un hueco del muro, oscuro como la boca de un lobo. Era terriblemente ágil. Lo oyeron alejarse por el hueco, mientras golpeaba algo metálico. Unos segundos después, no se escuchó nada más...

En realidad, a ella le da igual subir o quedarse ahí. Lo único que quiere es acabar ya con esa pesadilla y volver a su cama, acurrucada entre sus sábanas y con el ruido de fondo que hacen sus padres antes de acostarse o por las mañanas. Pero solo hay una forma de hacerlo, y es seguir todos juntos. Y ya que Jess se encamina hacia la parte superior de las escaleras, ella también. La criatura horrible se asusta de la luz de Melhi y se escapa por un hueco en la pared.

-¡Mirad! ¡Un hueco!

Ese ruido metálico no ha sonado demasiado bien.

Robert siguió a las chicas a toda prisa, y pudo ver cómo aquella cosa se escapaba en cuanto las luces la iluminaban. No le dio tiempo a verlo bien... pero él también hubiese jurado que era algo muy parecido a un ser humano. Pero se quitó aquello de la cabeza y fue corriendo a ver cómo estaba Alice.

—¿Estás bien...? —le preguntó.

La niña rubia estaba acurrucada en el rellano metálico, temblando de miedo y cubriéndose el rostro con los brazos. Las lágrimas le caían por las mejillas e incluso había perdido un zapato.

—Era... era horrible —dijo—. Me miraba como si... como si fuese a saltar sobre mí en cualquier momento. Y llevaba... una especie de piel de animal encima...

Hipaba y le costaba hablar, pero parecía tener muy claro lo que acababa de ver. Y no era agradable.

-¿A quién has visto? ¿Era humano? Intenta tranquilizarte, pero... ¡Cuéntanos todo lo que sabes! -miraba hacia la oscuridad, por si a aquella cosa se le ocurría volver. No soltaba la gorra, enfadada y nerviosa como estaba. Algo me decía que estábamos muy cerca del cubil del bicho, y lo único que deseaba de verdad era que Zaina, John, Ander y todos estuviesen aquí con nosotros. 

¡Juntos seríamos invencibles!

Alice miró a Jess con miedo, pero tragó saliva y asintió. Parecía que le daban menos miedo ellos que lo que acababa de ver.

—Era... era un niño —dijo—. Iba muy sucio y... olía fatal. Llevaba... una piel de animal encima, como las que salen en los libros. Y... y gruñía. Andaba a cuatro patas y me miraba como si fuese a saltarme encima...

Ya estaba un poco más tranquila, pero entre unas cosas y otras, estaba aún bastante agitada y temblorosa.

Melhi voló hacia el hueco en la pared cuando Kate lo señaló. Se asomó primero, y luego se metió por él con cuidado y lo recorrió un poco. La lucecita que emitía iluminó las paredes del orificio, que era bastante profundo. El Hada estaba a punto de darse la vuelta, cuando de repente oyeron su voz.

—¡Eh, aquí hay luz! —exclamó—. ¡Creo que da al exterior!

Un niño vestido con piel de animal y que teme la luz de las hadas. Y conoce la salida de esa especie de torre. Todo parece muy claro, pero antes de debatirlo, deben salir de ahí y encontrar un refugio seguro donde las hadas no puedan escucharles ni encontrarles.

-La verdad, me gustaría seguir hablando sobre lo que era esa cosa, pero lejos de aquí. Afuera.

Se acerca al hueco por el que ha escapado el niño bestia y que ha explorado Melhi.

-Será mejor salir de aquí antes de que derrumben lo que queda de la escalera.

Se mete en el hueco.

Kate no tuvo que adentrarse demasiado en aquél hueco para alcanzar a Melhi. La pequeña Hada la vio venir y señaló un poco más adelante, donde el hueco hacía curva y se podía ver una luz que recordaba mucho a la del día. Además, el aire estaba menos viciado y olía a naturaleza.

Aquello tenía toda la pinta de ser una salida.

Se adentra en el pequeño hueco y no tarda demasiado en alcanzar a Melhi. Entra aire fresco y puro por el otro lado, lo que quiere decir que están cerca del exterior. Mira hacia atrás para ver si los demás la siguen, pero por el momento parece estar sola con Melhi.

-¡Escuchad! ¡El aire es fresco y limpio! ¡Es la salida!

En cuanto Kate terminó de decir aquello, pudieron oír un sonido proveniente del exterior. Parecía algo así como un disparo que resonaba en la distancia...

Yo dudaba... dudaba...

"Es que no puede ser tan... ¿fácil? Después de todo lo que hemos pasado, la salida aparece así tan de repente? No me huele nada bien"

Quizás todo lo ocurrido hizo de mí una desconfiada, pero... Cierto, no me fiaba de eso. Es como en los laberintos para hamsters y ratones, que corren hacia la salida, y cuando van a cruzarla se la taponan y se quedan con un palmo de narices. Siempre me pareció algo cruel para el animalito... Y ahora los animalitos éramos nosotros.

En esos pensamientos estaba, y a punto de compartir con los demás mis manías, cuando ese sonido de disparo me interrumpió.

-¿Un disparo? Bufff.... Ya no me hacía gracia esa salida, pero ahora... Algo pasa. ¿No creéis que todo esto es demasiado fácil? Si pudiéramos ir todos juntos entraría por ese agujero. Pero me da miedo que alguno pase, y se cierre dejándolo en algún otro lugar y al resto aquí, como pasó con los otros.... Separándonos.

Siobhan no lo dudó un momento y se dirigió al agujero en el que estaba Kate sin perder tiempo. Estaba harta de estar encerrada en ese sitio, que le recordaba demasiado a las escaleras de la cabaña en el bosque. Seguir a ese... lo que fuera, tal vez no era una buena idea. Pero al menos estarían al aire libre y podrían moverse más.

—Yo creo que deberíamos salir —dijo—. Al menos tendremos más espacio. 

Pero Jess tenía razón, tenían que moverse a una para que no siguiesen separándolos. Miró a su amiga rubia y asintió.

—Podemos salir todos juntos. Somos cinco, pero el hueco es grande y cabremos sin muchos problemas. ¿Vamos?