Partida Rol por web

-Ok, Ander... ¡Allá vamos! - empecé a saltar al compás de mi amigo, una y otra vez, cada hez tratando de que fuese más y más alto, deseándolo muy fuerte. Teníamos que llegar, ¡Ander tenía que llegar! Tiraba yo un poco por él cada vez que saltaba, intentando que me igualase. 

Un impulso grande, y estaríamos del otro lado. Era como tomar una de esas medicinas que apestan, que es mejor tragar de una sola vez en lugar de saborearlas y sufrir mucho rato. Eso decía la abuela, y tenía razón. Un solo esfuerzo más, ¡un salto grande!

Zaina se mantenía dando botecitos, aunque se notaba que no estaba muy cómoda practicando aquellos equilibrios ¡Que fuese una feriante no significaba que fuese un mono de feria! Con la frente perlada de sudor, miró arriba y entonces vio a Anette. Solo necesitaban reunirse y entonces ella lo solucionaría todo.

–Anette, cuando Jess suba déjale el chubasquero–le pidió– Ella es más alta que Kate. Si se descuelga y lo sostiene, llegaré sin problema.

El plan de disparar al suelo podía parecer una locura... pero en la mente de Ander era perfectamente razonable. De hecho, el niño se preguntó cómo no se le habría ocurrido antes. Sin perder tiempo, se puso a saltar junto a Jess, cogiendo la mano de la chica rubia, que le ayudaba a impulsarse gracias a sus piernas mucho más fuertes.

Cuando hubieron subido todo lo que podían, el niño apuntó al suelo con cuidado y...

¡WRRRAAANNNNGGGGG!

El disparo impulsó hacia arriba a Ander con tal fuerza que pareció un cohete nada más despegar. La inercia fue lo suficientemente potente como para hacerle llegar casi hasta la abertura en la que sus compañeros esperaban. Estuvo a punto de soltar la mano de Jess, pero consiguió mantenerla agarrada. Con mucho esfuerzo, Robert y Siobhan tiraron de los dos y lograron subirlos hasta la seguridad del desván de la cabaña.

Siobhan se abrazó a Jess, feliz de haber logrado recuperarla, mientras Robert le chocaba los cinco a un aturdido Ander que tenía su característico casco torcido sobre la cabeza. ¡Lo habían conseguido!

—¡Qué pasada! —celebró Robert con una sonrisa de oreja a oreja—. Buf... de esto me voy a acordar toda mi vida, seguro. ¡Vamos, sólo queda Zaina!

La gitanilla era la única que faltaba por subir. Anette le pasó el chubasquero a Jess como Zaina le había dicho, y entre ella y Robert lo sostuvieron en el aire para que Zaina tratase de alcanzarlo.

Está bien... Zaina calculó la distancia. Había conseguido llegar antes, cuando estaba con Anette y ahora, gracias al chubasquero lo tenía más fácil. Con la confianza renovada, la niña se puso a dar saltitos para coger impulso. El problema era que el cansancio comenzaba a hacer mella. Necesitaba sentarse o incluso tumbarse delante de una hoguera y comer malvaviscos tanto como necesitaba respirar. 

–Está bien, voy a intentarlo– dijo mientras botaba. Si al menos tuviese su zurrón...pero este descansaba junto con su cuerpo real. En ese momento se le ocurrió que, si no era real, no tenía porque pesar tanto como creía. Seguro que llegaba al menos a agarrarse al abrigo.– VOY

Zaina se impulsó tan fuerte como pudo con sus muelles, y estiró el brazó hasta que la quemadura del hombro le dolió. Llegó por un pelo... pero llegó. Pudo notar en sus dedos el extremo de una manga del chubasquero y se aferró a él con todas sus fuerzas. Sus compañeros tiraron de ella, mientras la gitanilla trepaba por la prenda. Unos segundos después, estaba en el suelo de madera de la cabaña.

Siobhan se abalanzó sobre Zaina en cuanto la hubieron ayudado a subir, y la abrazó con fuerza.

—¡Al fin! Ya no podía más...

La tensión estaba empezando a hacer mella en la chica de pelo largo. Pero trató de dominarse, todavía no estaban a salvo.

Robert parecía tremendamente aliviado de ver a todos reunidos una vez más. Sólo faltaba que Kolda trajese a John, y podrían buscar por fin una salida de aquella pesadilla, todos juntos. Pero entonces recordó un detalle que no entendía.

—Oye... ¿qué pasa con la voz que escuchaba Kate? —preguntó—. Con la emoción por encontrar al resto, nos hemos olvidado de eso...

Después de dar un fuerte apretón a Siobhan, Zaina se sentó en el suelo, jadeando  antes de dar el chubasquero a Anette. Se sentía completamente agotada y solo quería hacerse un ovillo en algún sitio y dormir... dormir... dormir como si fuese fiesta. Pero aún no podían hacer eso... ¡porque en realidad ya lo estaban haciendo! 

—¿Voz...?— la pregunta de la niña no consiguió salir de todo, de modo que cogió un poco aire y después de soltarlo volvió a preguntar –¿Qué voz? Por cierto... Tenemos que ir a donde están nuestros...cuerpos ¿no?

¡Por fin estábamos juntos, fuera de ese sitio raro! Aunque aún queda salir del lugar en el que estábamos, más raro todavía.

-Cierto, quizás podríamos... ¿volver a donde estábamos cuando llegamos? No se me ocurre nada mejor. Voces... quizás sean las hadas malas tratando de asustarnos, no sé. Pero tenemos que salir de aquí cuanto antes, ahora que podemos.

Robert parecía indeciso. En realidad, Zaina y Jess tenían razón. Habían conseguido reunirse y ya no había mucho más que hacer en aquella casa. Pero tampoco se le olvidaba la razón por la que Kate había ido hasta allí, y lo cierto era que de algún modo les había venido bien, porque habían conseguido encontrar a los demás.

—Kate dijo que escuchaba a un Hada que le pedía ayuda desde aquí, o algo así —explicó—. Pero también es verdad que nos hemos reunido otra vez, no deberíamos dejar pasar la oportunidad de intentar escapar...

¡Bien! ¡Lo han conseguido! Han conseguido sacar a todo el mundo de la oscuridad encerrada en el baúl. Ahora se encuentran en ese punto en que todo protagonista, o grupo de amigos, tiene que decidir que hacer. 

-Hay un hada encerrada en uno de los baúles. Estábamos buscándola para liberarla cuando os hemos encontrado a vosotros. 

Mira a los demás.

-No podéis iros. Estamos rodeados de aliens grises y malvados. Kolda ha ido a buscar a John y cuando estén aquí, tendremos que ayudarles a cruzar la puerta. Si encontramos el baúl que lleva a casa, todo estará solucionado, ¿no?

Cuando oyó la historia del hada encerrada en el baúl, la expresión de Zaina cambió. Había algo en esa historia que no le gustaba nada en absoluto. Y es que todo era demasiada "casualidad". En los cuentos nunca ocurría la misma cosa dos veces, a no ser que fuese a pasar algo, como en los tres ositos, donde probaban de tres platos, luego tres sillas y luego tres camas o algo así. En los cuentos, si había una princesa encerrada en una torre y el cuento seguía, no se encontraban con otra princesa encerrada en una torre idéntica. Podía haber otra princesa, pero esta estaría en un pozo o en un castillo en una isla.

–El año pasado fue "exactamente igual"– dijo dudando, como si no se fiase del todo– ¿En qué baul esta?

La niña se acercó, desconfiada, a los baúles, cuando Kate les explicó por qué no podían salir.

–No... porque nuestros cuerpos se quedaron en el bosque– la niña miró a Jess– o no sé, al menos el mío. Jess me lo contó. Claro, que si viene Jhon, podemos mirar dentro del baúl y quizás llegar hasta nuestros cuerpos antes de irnos, con ayuda de Anette

Siobhan había recuperado su expresión ceñuda, y dio un leve puñetazo en el suelo con fastidio.

—Es verdad... ¡había olvidado lo de esas asquerosas cosas grises! —dijo—. Parece que no pueden entrar en la cabaña, pero la tenían rodeada. Tuve que entrar a toda prisa, y si lo conseguí fue porque les pillé desprevenidos y le di un buen golpe a uno de ellos.

La niña pensaba con toda la rapidez que podía.

—No me gusta un pelo esto. Tenemos que salir cuanto antes de esta maldi... estooo, de esta cabaña. Zai tiene razón, es todo demasiado parecido a hace un año, y ya sabéis cómo acabó todo. Yo voto por darles una paliza a los seres grises e ir corriendo a por John. Si atacamos todos a la vez y por sorpresa, tendremos una oportunidad...

Aunque ni ella misma parecía muy segura de aquello, pero desde luego John no podría llegar hasta donde estaban por sí mismo, si un montón de aliens se interponían entre él y la casa.

Robert tragó saliva. Estaba claro que Siobhan era valiente, pero quizá ese plan fuera demasiado temerario. No se fiaba un pelo de aquellos aliens grises, podían ser tan terribles como las Hadas.

—Qui... quizá haya alguna otra forma de salir —sugirió—. Alguna con la que podamos pasar desapercibidos... Zaina parece que tiene una idea. ¿Qué quieres decir con lo de "con la ayuda de Anette"?

Miró a la cerillera con curiosidad, preguntándose qué podría hacer por ellos en esa situación.

-Pero si conseguimos encontrar el baúl que conecta con nuestro mundo y todos salimos, vosotras también saldréis aunque vuestro cuerpo se haya quedado en el árbol, ¿no?

Se comienza a liar un poco. Está como recibiendo informaciones contradictorias todo el rato y no sabe ya lo que creer y lo que no. Pero quizá deberían comenzar a buscar el baúl que conecta con casa para poder salir todos de ahí cuando llegue el momento. Después todo serán prisas, seguro.

—Pues... preferiría explicarlo cuando estemos todos. Pero ella puede llevarnos como un baúl. Mejor aún porque iremos donde queramos... Podemos incluso mirar dentro de los baúles sin abrirlos— Zaina miró a Kate ladeando la cabeza ante aquella proposición. Le sorprendía. — Pero si nuestro cuerpo se queda aquí estaríamos dejando parte de nosotras. Jess y yo estaríamos vinculadas para siempre con este lugar. Cosa que no me importaría... si no fuese porque cualquier cosa nos podría dañar. Y si nos daña aquí... ¿Tú te arriesgarías así?

La niña se puso a juguetear con el pelo mientras pensaba. Todo aquello era complicado... Si al menos Kolda y John estuviesen allí podría ponerse en marcha.

—Lo único que se me ocurre es que intentemos hacerlo sin John y Kolda.  John estaba junto a nuestros cuerpos ¿no? Y Kolda iba a buscarlo... Podría funcionar. Pero oye, Ander... ¿Que sabes de esos bichos grises?

Melhi escuchó tanto a Kate como a Zaina y asintió. Aquél punto era peliagudo...

—Creo... creo que las dos podéis tener razón —dijo—. Si nos vamos y los cuerpos que Jess y Zaina dejaron en el árbol se quedan allí, podría ser malo para ellas. Pero quizá sea como Kate dice y al abandonar el sueño todo esto simplemente desaparezca. Aunque es un riesgo...

-Aunque los mayores digan que "merece la pena intentarlo", aquí no tenemos oportunidad de fallar, chicos. En una cuenta de mates la borras y vuelves a empezar. Aquí si nos equivocamos quizás lo paguemos Zaina y yo. 

Me quedé pensativa unos segundos, recordando a mis abuelos y mi casa. Me vino a la mente el olor del pastel de manzana de la abuela, y la sonrisa del abu cuando conseguía arrancar el tractor estropeado del cobertizo.

-... pero ¿sabéis? Merece la pena intentarlo. No me importa si salen las cosas mal para mí, no quiero que ganen los bichos. Ya hemos sufrido bastante. Estas hadas malas y el malo que las gobierna no pueden ganar. Yo voto por irnos, y dejar de prestarles atención. Quizás sea como aquella peli donde al ignorar a los bichos malos ellos se morían, porque vivían del miedo de los niños. ¿Qué os parece? ¿Nos largamos?