Partida Rol por web

- ¡Kate! - Ander se abalanzó sobre ella y le dió un abrazo. Hacía mucho tiempo que no tenía tantas ganas de abrazar a alguien. - Me estaban llamando. Hay alguien en la casa Kate. Creo que es el Alien que ha venido a por mi. Por la vocecilla parecía él. ¿Qué hacemos? 

Esperaba que la chica mayor tuviera alguna respuesta, porque la verdad es que el pobre niño no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

Kate se quedó mirando al niño y después miró hacia el interior de la casa. No sabía si era un Alien o una Hada o lo que fuera pero tampoco quería verlo.

A-Ander, ¿donde tienes tu abrigo? Aqui fuera hace mucho frío-le dijo tratando de disimular, sin éxito, que estaba asustada- Tenemos que buscar a las chicas...ellas...ellas sabrán que ocurre-dijo pensando que quizás las chicas que conocían a las Hadas sabrían que es lo que ocurría y por que había tantas 

- Tengo un jersey en la mochila - dijo señalando la mochila de Star Wars que llevaba a la espalda - Pero mi abrigo esta allí - señaló las escaleras, y a la oscuridad que reinaba en el piso de arriba. ¿No había dejado encendida la luz de su habitación? Quizás fuese que no se veía desde alli. - Y no quiero subir, Kate. ¿Podemos irnos? ¿Donde estan mis padres y Theresa? ¿Tu lo sabes? 

Kate bajó la mirada.

-No... pero los mios tampoco están, quizás... haya habido una reunión de mayores por los Aliens pero...-dijo tratando de tranquilizar al pequeño aunque sabía que estaba demasiado nerviosa- nosotros tenemos que buscar a las chicas para saber que es lo que pasa, quizás así ayudemos a los mayores. Vamos ponte el Jersey, o te costiparás-le advirtió.

- ¿A qué chicas, Kate? - rápidamente se acordó de esa chica agresiva que se había abalanzado sobre él. Esperaba que no se tratara de esa chica gitana. Ander le tenía miedo, y un poco de manía. - No, con ellas no. Porfiiii, con ellas no. No me gusta esa chica gitana, porfi porfi poooorfiiiii, pliiiiis.

Mientras decia esto, se colocó encima varias capas de ropa. Un par de camisetas y un jersey, además de unos pantalones por encima del pijama. Otra cosa no, pero iba a estar bien abrigado.

Justo cuando Ander suplicaba que no fueran a buscar a la niña gitana, ambos pudieron volver a escuchar claramente el sonido que venía del piso superior. Pero esta vez no era una voz, parecían varias, aunque todas similares.

- Aaaandeeeeeer, ¿a dónde vas? -preguntaron-. ¿Ya te marchas? Hoy no hace muy buen día...

A estas palabras las siguió un coro de carcajadas y un zumbido apagado. En la parte de arriba de las escaleras se empezó a ver un leve resplandor blanco.

Kate miró hacia el interior, con los pelos de punta al escuchar aquella voz.

-A mi tampoco me gusta Ander, pero... ella y las otras chicas saben como... ganar a los aliens. ¿Tu quieres ganar a los aliens a que si?-dijo tirando de el de la mano hacia fuera de la casa- venga vamonos...-le apremió.

Ander asintió. Siempre había pensado que los aliens serían más como Spock, humanoides y buenos, pero de todo tenia que haber en la galaxia. Asi que se colocó la mochila y se dispuso a ir detrás de Kate.

Pero Kate no sabía a donde dirigirse. El poblado gitano estaba muy lejos y no quería ir hasta allí debajo de todas esas hadas y tampoco tenía muchas ganas, al igual que Ander, de ver a la estridente Zaina. Pensó en que sería buena idea ir a buscar a Jessica. Era la mas mayor y seguro que sabía que podrían hacer. 

-Ander, dame la mano-dijo Kate un poco colorada pues no solía tomar tantas resoluciones- vamos a ir a casa de Jessica ¿vale? pero tenemos que ir sin hacer ruido para que las ha...los aliens no nos descubran.

Sin perder tiempo, Kate y Ander se pusieron en marcha hacia la casa de Jessica. Noxville era un pueblo relativamente pequeño, y no costaba mucho llegar a pie de un lugar a otro, pero en esa ocasión a ambos niños se les hizo tremendamente grande y extenso. Por mucho que corrían, les parecía que no avanzaban nada. Además, no paraban de mirar alrededor, temiendo que en cualquier momento un enjambre de esas cosas se lanzase sobre ellos para hacerles vete a saber qué.

Pero nadie les importunó mientras se movían. Ni siquiera les siguieron las Hadas que pudiera haber habido en casa de Ander. El único problema era el frío, un frío intenso que se metía en los huesos. Y la lluvia, que aunque parecía haber amainado un poco, aún seguía cayendo a su alrededor mientras se apretaban bajo el paraguas de Kate.

Finalmente, pudieron ver la casa de Jess al final de la calle... pero se les heló la sangre en las venas al verla. Estaba rodeada de luces, montones de luces blancas que revoloteaban a su alrededor y parecían atacarla como avispas furiosas.

-Oh Ander-exclamo asustada- las hadas la están atacando. ¿Que podemos hacer?-dijo acurrucada bajo el paraguas mientras pensaba que podían hacer para que Jessica los dejase entrar. No podían gritar ni acercarse o las Hadas los atacarían a ellos dos.

- No sabemos si está ahi, pero si está... ¡tenemos que ayudarla, Kate! - Ander miró a su alrededor. Tenían que buscar un teléfono. Las cabinas solían tener un boletín con los numeros y las calles, ¿no? - Podríamos llamar por teléfono y así sabríamos si está o no.

Kate pensó que no era tan mala idea... excepto por que tendrían que volver hasta la casa de Ander. Además si Jessica no estaba allí ¿a quién atacaban las hadas?

-Creo que ella si está en la casa. ¿Recuerdas lo que le dijo el hada por la mañana? Las hadas odian a esas niñas por que las ganaron la otra vez, por eso las atacan. Si Jessica no estuviera en casa no estarían allí las hadas-le explicó al niño sin poder ocultar sus nervios. Además estaba muerta de frío.

Kate y Ander aún estaban discutiendo qué hacer, cuando un enjambre de aquellas Hadas blancas pareció concentrarse en un punto de la casa y atacarlo con fiereza. Aún estando lejos del sitio, y escuchando el viento y el ruido de la lluvia, llegaron a oír las risas dementes de aquellas criaturas. El frenesí con el que atacaban era escalofriante.

Después de un par de segundos, escucharon el sonido inconfundible de un cristal rompiéndose. Las Hadas habían conseguido seguramente romper alguna ventana de la casa de Jess. Alrededor de ellos dos, todo seguía relativamente tranquilo, salvo por el hecho de que cada vez hacía más frío... o al menos esa era la sensación que tenían ellos.

Ander tenia sentimientos contradictorios. Por un lado, quería ayudar a Jess... ¿Y si la mataban? Se sentiría culpable toda su vida. Por otro lado, tenía tanto miedo, que ni un abrazo de mamá podría quitarselo.

Una vez más, dejó volar su imaginación.

- Kate, tenemos que ayudarla. Flash Gordon nunca dejaría que Dale Arden luchara a solas contra el malvado Ming. Tenemos que salvarla.

Kate miró al niño sin entender que decía.

-¿Quién?- le preguntó asustada, pero él tenía razon tenían que ayudarla. Estaba segura de que Jessica estaba en casa y no podían dejarla en manos de las hadas o se la comerían- va-vale-afirmó acto seguido asintiendo con la cabeza sin mucha convicción-. Tenemos que acercarnos allí sin que las hadas se enteren o nos atacarán.

De improviso, sin que Ander o Kate entendiesen por qué, las Hadas dejaron de volar como locas alrededor de la casa de Jess. Algunas se quedaron quietas, revoloteando fuera con lentitud, mientras otras parecían entrar por una de las ventanas. Seguían resultando amenazadoras... pero ahora se movían con mucha más cautela. ¿Qué habría pasado dentro?

Donde los dos chicos aguardaban, el frío comenzaba a arreciar. La naricilla de Ander empezaba a gotear, y Kate ya había sorbido un par de veces reprimiendo un estornudo. En ese momento, en que se debatían sobre si ayudar o no a Jess, escucharon una voz a sus espaldas.

- Pssst... vosotros dos, por aquí.

Era apenas un susurro de una voz femenina e infantil. ¿Quizá una niña? Aunque lo cierto es que no les sonaba conocida...

-¿Quien está ahí?-preguntó la niña, asustada, tratando de averiguar quien les estaba hablando. Siempre la habían dicho que no podía fiarse de los desconocidos y aquella voz no parecía que fuese una de las otras niñas. ¡Quizás fuera un hada tratando de engañarlos!Recordó las arañas y le dio un escalofrío. O quizás fuese la llúvia y el frío de la noche pero fuese lo que fuese quien les hablaba no iba a poner en peligro a Ander.

- Por aquí, deprisa... -continuó el susurro-. No hay tiempo para explicaciones...

Justo mientras aquella vocecilla decía eso, Ander y Kate pudieron ver que Jess salía de su casa por la puerta de entrada y corría en una dirección, alejándose de ellos. Algunas Hadas la seguían a distancia prudencial, formando un fino hilo de luces tintineantes.

- Hay que seguirla... -dijo la vocecita-. ¡Venid conmigo!

Kate no se decidía hasta que vio a Jess salir también. Entonces agarró la mano del niño y salio corriendo en su dirección siguiendo las indicaciones de aquella vocecilla. Se tenían que reunir con Jess, ella sabría lo que estaba ocurriendo.

-Vamos Ander, ahí está Jess-le dijo al niño mientras corrían.