Partida Rol por web

Ander era el pequeño, y sentía tanto miedo, que no le quedaba otra que confiar en Kate. Siguió como pudo los pasos más largos de la chica que le acompañaba, esperando que la vocecilla no fuera de uno de aquellos extraños extraterrestres que se hacían llamar hadas.

Lo primero que vieron al ponerse en marcha, aparte de la mancha dorada en la distancia que era el pelo rubio de Jess, fue una lucecita que iba pasando rápidamente de casa en casa, de recoveco en recoveco. Parecía guiarlos, y era muy similar a las Hadas que flotaban sobre sus cabezas... pero con la gran diferencia de que no se dejaba ver como ellas. Iba escondiéndose, igual que los chicos, como si tuviera tanto miedo como ellos, o la amenazara un gran peligro. No estaban seguros, pero era posible que esa luz que les acompañaba fuera la que les había hablado.

En ese momento, mientras seguían a Kate, oyeron algo más. Un pedaleo cercano, como si se acercase alguien en bicicleta...

En aquél momento, pasaron muchas cosas. Ander y Kate se pararon un momento al oír el pedaleo que se aproximaba a ellos. Casi inmediatamente, escucharon una voz que venía de la misma dirección.

- ¿Quién está ahí? -preguntó sin alzar mucho la voz, no quería que las hadas la descubrieran- ¿Hola? ¿Niños?... Oye, si se están escondiendo de las hadas entonces mejor que vengan conmigo...

¡Era Siobhan! Se apresuró a acercarse a donde estaban, mientras continuaba hablando.

- ¡Ya no sean tontos, soy Siobhan y ya se tienen que haber dado cuenta que no estoy loca, como todos decían, así que o se vienen conmigo o los dejo solos porque no me voy a quedar aquí esperando a que ellas me atrapen! Voy a contar hasta tres, sino aparecen cuando llegue al tres me voy sin ustedes... 1... 2...

Pero no pudo llegar a decir "tres", porque en aquél momento, oyeron unos pasos que se aproximaban a la carrera y otra voz que también conocían.

- ¡Kate! ¡Ander! -gritó Robert a sus espaldas. Les había seguido hasta donde se habían escondido-. ¡Chicos, por fin os encuentro!

- No podéis ni creer lo que me ha pasado -dijo mientras se secaba las lágrimas con la manga de la camiseta-. Me desperté en mi casa y ni papá ni mamá estaban en ella.. Sin embargo había dos hadas feas y tontas que no paraban de decirme cosas malvadas. ¡Pero deberíais haberme visto! Cuando vinieron a atacarme les golpeé con mi espada. ¡Así, mirad! -en ese momento sonrió lleno de orgullo y emuló, con su espada de plástico, aquella estocada de la que tanto presumía-. Salieron huyendo, pero me dijeron que traerían a más de ellas.. Pero, ¿qué hacéis vosotros aquí? ¿Y por qué hace tanto frío?

Ander y Kate se miraron, atribulados. De pronto, los cuatro estaban juntos, aunque con aquél escándalo acabarían siendo presa fácil si no se daban prisa en hacer algo. La lucecita que habían seguido estaba aún delante de ellos, como esperándoles, pero la mata de pelo rubio que habían visto hacía un momento ya había desaparecido en la negrura...

-Es por culpa de ellas -respondió sin dejar de mirar hacia todos lados-... No sé qué hicieron con los adultos, mis padres tampoco estaban y ellos nunca, nunca me dejan sola en casa. Las hadas son malas, se los dije, pero nadie me creía. Tenemos que irnos de aquí ahora, ¡ya! y hay que permanecer juntos, ellas van a tratar de separarnos pero si nos quedamos juntos les podemos ganar.

Miró a Ander, era el más pequeño y seguro le iba a costar más seguirles el paso.

-¡Súbete! -le dijo aunque lo suyo sonó más a una orden, señalándole el asiento que había en la rueda trasera de su bicicleta- Voy a casa de Zaina, Jess debe estar con ella, había un enjambre de hadas en su casa pero ella se escapó igual que yo... ¿Vienen o no? -los miró impaciente, no se los iba a preguntar dos veces.

Ander miró a Kate. Al fin y al cabo ella era quién más se había preocupado por él, y había ido hasta su casa.

- Mis padres tampoco estaban... a veces... a veces se cambian de dimension, y la realidad que estamos viendo no es la que creemos ver. ¿No sería más sencillo habernos sacado a nosotros de nuestra casa, en vez de haber sacado a todos los adultos? He visto eso en algunas peliculas.

Kate se quedó mirando al niño sin entender bien lo que decía.

-¿Cómo que cambian de dimensión? Seguramente las hadas los hayan asustado y se han escondido. Si no...-dijo planteándose esa posibilidad-¿en qué dimensión podrían estar? Será mejor que vayamos con Siobhan a a ver a Zaina, no podemos quedarnos solos con todas esas hadas malas buscándonos-dijo la chica con un escalofrío.

Aquel chico del casco espacial hablaba cosas muy extrañas, aún así.. ¿qué no era extraño en todo lo que había sucedido durante el día? Que tuviera razón o no era difícil predecirlo, así pues Robert decidió no calificarlo como descabellado.

-No sé si nuestros padres estarán en otra dimensión o no.. - Dijo mientras se acercaba a ellos como temiendo a que de pronto llegaran a desaparecer en la nada - Lo que sí sé es que voy con vosotros.. No pienso quedarme solo de nuevo.. esto.. no es porque tenga miedo a las hadas.. ejem.. sino porque necesitáis a alguien que pueda enfrentarse a ellas.. ¡sí, eso es!

Aunque intentaba demostrar firmeza en sus palabras, el temblor de sus piernas delataba que realmente era porque no quería volver a tener que encontrarse con esas hadas él solo.

Ander no hizo más que ponerle una mano en el hombro... y sonreir.

Una fugaz expresión de alivio pudo apreciarse en el rostro de Siobhan pero pronto toda ella volvió a tensarse, no podían seguir perdiendo el tiempo pero... 

-Tener miedo no es malo... yo estoy aterrada. Ellas quieren que tengamos miedo porque eso las hace más fuertes, pero si no dejamos que el miedo nos gane los que se hacen más fuertes somos nosotros. La magia es de verdad, no sé cómo pero podemos hacerla y defendernos de ellas, pero para eso tenemos que estar juntos y creer, creer con todas nuestras fuerzas.

Tragó saliva, podía oírlas, estaban cada vez más cerca.

-Ahora vamos, por favor -había un dejo de súplica e impaciencia en su voz-. Ander, creo que por ser el más chico corres más despacio y te vas a cansar antes, así que ¿te montas en la bici y te llevo, me llevo a alguno de ustedes dos o no me llevo a ninguno?

Acomodó el pedal y puso el pie sobre éste, lista para marchar, no iba a esperar más, no podía hacerlo.

-Ander, sube con Siobhan-le dijo al niño sonriendo. Aunque seguía preocupada por las hadas... y por las otras cosas que no eran las hadas pero trató de ocultarlo lo mejor que pudo-yo...nosotros os seguiremos corriendo. Espero que las demás chicas estén bien y las hadas no las hayan hecho nada malo...-dijo pensando en voz alta.

Ander asintió con la cabeza y se subió a la espalda de la chica. Esperaba que Kate no se quedara atrás, y tampoco Robert. En un momento como aquel, tenian que permanecer juntos. ¿Donde estarian los padres?

-Sí, hagámoslo así - Dijo Robert algo más decidido - Yo sé correr mucho, ¿sabéis? Os podremos seguir el ritmo, ya me encargaré de tirar de Kate si ella no puede - En ese momento puso mirada orgullosa y agarró de la mano a la chica. Sin esperar respuesta empezó a correr tirando de ella - ¡Tonto el último!

Esbozó una sonrisa, era increíble como pese a la situación algo podía hacerla sonreír.

-Agárrate fuerte -dijo a su pasajero y empezó a pedalear.

Alcanzaron a los dos niños rápidamente y Siobahn, acostumbrada a ese camino que había recorrido tantas veces al visitar a su amiga, sabía bien por dónde ir.

El grupo se decidió enseguida a permanecer unidos, lo cual era sin duda lo mejor que podían hacer en una situación como esa. Juntos serían más fuertes, sobre todo cuando se trataba de lidiar con aquellas Hadas blancas. Siobhan lo sabía bien...

Estaban a punto de ponerse en marcha cuando delante de ellos, la lucecita que algunos habían visto salió de detrás de una valla y se posó en la madera fría. Los chavales reprimieron un grito de terror, porque no cabía duda de que aquello era un Hada. Sin embargo, aquella criatura se llevó un dedo a la boca inmediatamente, abriendo mucho los ojos con verdadero pánico.

- ¡Ssssssh! No gritéis, por favor... -suplicó.

El Hada miró a uno y otro lado, como temiendo que alguien pudiera verla, y después hacia arriba, a la gran nube de puntos blancos que se movía lentamente por el cielo de Noxville. Luego hizo gestos al grupo, esbozando una sonrisa nerviosa.

- Me alegro de que hayáis decidido permanecer unidos -dijo-. Esto... No hay tiempo de explicaciones ahora... Tengo que... llevaros a las caravanas. Me parece que Siobhan... ¿tú eres Siobhan, verdad? Creo que ella sabe dónde es... Aunque en realidad... Bueno, da igual... Eh... ¡Seguidme, rápido!

Dicho lo cual, echó a volar rápidamente hacia delante, brillando cada vez menos en la distancia. No había duda de que aquella Hada estaba completamente aturullada.

-Espera Robert-gimió Kate a la que le costaba correr- no corras tan rápido o nos caeremos al suelo y nos rasparemos las rodillas. 

La chica trataba de correr lo mas rápido que podía pero le costaba seguir el ritmo de Robert y de la bici, además estaba preocupada por el ruido que hacían. No quería que las hadas malas los descubriesen.

Aquella nueva hada no le inspiraba confianza a Robert. Debía admitir que, tras verla, un sentimiento de pánico traspasó cada rincón de su cuerpo. Quizás fueran prejuicios, pero no creía que fuera conveniente hacer lo que esa nerviosa hada decía.

-Vamos, chicos - Dijo dirigiéndose al grupo y tras disminuir la marcha para que Kate pudiera tomar un pequeño respiro - ¡Sigamos adelante! - Luego se acercó a Siobhan y le susurró - No sé tú.. pero yo no me fío de ella, creo que sigue siendo mejor idea buscar a los otros chicos.. Aún así, sabía tu nombre y dice que tú conoces ese sitio.. ¿deberíamos ir?

Tras terminar de hablar con Siobhan volvió a seguir con la mirada el vacilante trayecto que seguía aquella hada. Una pregunta le surgía en ese momento.. 

¿Por qué todas las hadas son tan raras y feas?

El casco de Ander traqueteaba sobre su cabeza, y el niño no sabia si agarrarse a la bici, a la chica o el casco, que como siguiera así, de seguro se le iba a caer. Cada bache era un sufrimiento, para su pompis, y por su preocupación y cariño hacia el casco.

La visión del hada no ayudó en absoluto. Asomandose ligeramente por detrás de Shioban, se limitó a estar callado, esperando que así, ese alien no reparara en la presencia del niño. En su cabeza resonaban las palabras de aquellas que le habían amenazado antes.

Tirando un poco de la camisa de Shioban, dijo en un tono muy muy bajo.

- Vamonos, Shioban.
 

Siobhan abrió la boca con intenciones de decir algo, pero el resultado final de ese gesto fue una gran bocanada de aire que se acabó tragando. Frunció el ceño mientras veía al hada alejarse y, torciendo el gesto, se mordió la cara interna de la mejilla. Recordó.

No todas las hadas eran malas, lo difícil era saber cuál era cuál.

-Juraría que esta hada brilla distinto a las demás... su luz es diferente, más clara -pensó.

Ander tiró de ella suplicándole avanzar. Asintió y se puso en marcha. Pese a ir en la bicicleta, y por ende más rápido que Kate y Robert, procuraba no separarse demasiado de ellos.

Bien fuera que se hubiera decidido a seguir al hada o no, lo cierto era que llevaban la misma dirección. Zaina vivía en las caravanas, y a las caravanas se dirigía el hada.

-Creo que es un hada del bosque... las hadas del bosque son buenas, se alimentan de savia de árbol no como esas otras que se alimentan de s... -pero se mordió la lengua y prefirió no decirlo- Vamos, no la perdamos de vista, pero tampoco nos acerquemos tanto hasta no estar seguros de si es buena o mala. Fíjense en su luz, en su color, las hadas buenas brillan distinto.

El Hada que les guiaba volvía de vez en cuando a acercarse a ellos, revoloteando a escasos centímetros del suelo, para asegurarse de que la seguían. Miraba también alrededor, como si temiera que en cualquier momento fueran a abalanzarse sobre el grupo para devorarlos.

Llevaban buena marcha, así que enseguida pudieron ver las caravanas a lo lejos. De pronto el Hada se paró en seco, y les hizo señas para que se ocultaran.

- Allí están las caravanas -susurró-. Pero está todo muy tranquilo... Mi compañera me dijo que ella se encargaría de avisar a Zaina... pero no las veo por ninguna parte... ¡Ay, no sé qué hacer!

Se la veía muy nerviosa, como si quisiera tomar una decisión para escapar del peligro que les amenazaba, pero no se atreviera a seguir avanzando. Las caravanas estaban en completo silencio, y no se veía ninguna otra Hada cerca. El lugar parecía seguro, y aún así todos sentían un escalofrío extraño que les recorría la espalda...

- De s... de s... ¡De sesos! - Ander pegó un brinco - En una pelicula de alienígenas, tenian como una trompa enorme, y entonces ¡Plas! - hizo un gesto con las manos y el dedo índice - Se lo clavaban en la cabeza y le sorbían por dentro. - Entonces se avergonzó - Mamá no me deja ver esas pelis, pero la vi a escondidas cuando lo estaba viendo Theresa.

Vio como el hada se paraba y se quedaba pensativa y dubitativa.

Puso un brazo por delante de Shioban y dijo con la pistola en la mano

- Yo lo haré. Su falta de fé resulta molesta - y alli se quedó, clavado en el sitio, esperando que alguien le acompañara.