Partida Rol por web

Nunca sigas a las Hadas... 2: El Sendero Rojo

Escena de Zaina

Cargando editor
21/02/2018, 23:27
Narrador

No se había dado cuenta antes, pero cuando Kolda mencionó lo de sus ojos, Zaina notó que tenía la cara llena de lágrimas. Quizá por el esfuerzo que acababa de hacer.

Se llevó una mano instintivamente al rostro y se las enjugó, pero al mirarse los dedos notó que el corazón le daba un vuelco. Los ojos no le dolían, ni le escocían... pero a la tenue luz del Hada que estaba a su lado, pudo ver que sus dedos estaban cubiertos de sangre.

Cargando editor
22/02/2018, 00:58
Kolda

Kolda miraba a Zaina con verdadera preocupación.

Zaina... ¿no lo habías notado? —preguntó— ¿No te duelen?

Cargando editor
22/02/2018, 01:17
Zaina

¿Sangre? ¿Estaba sangrando por lo ojos, como aquellas hadas malvadas al ser heridas? No podía ser. No dolía. Y siempre que había sangre tenía que doler. Bueno, mamá decía que a las mujeres no siempre, pero también decía que era muy niña para eso y sabía que no se refería a sangrar por los ojos. Llorar sangre tenía que doler por necesidad...aunque el verano anterior a las hadas no parecía dolerle mucho. Claro que ella no era un hada.

–No...no duele nada... ¿Es sangre? ¿Seguro qué es mía? No será que me ha salpicado, cómo cuando aplastas un mosquito...o...–. murmuró levantando la cabeza temiendo encontrar un cuerpo o algo similar. En las pelis pasaba. Y en algunos cuentos también.

Cargando editor
22/02/2018, 13:01
Kolda

Kolda se fijó bien en el rostro de Zaina y no le quedó ninguna duda. Tenía los ojos enrojecidos y la sangre manaba de ellos como lágrimas rojas.

Es tuya... —dijo preocupada—. No sé qué puede significar, pero no me gusta...

Miró furiosa a la carta donde la Reina Hada estaba atrapada.

¡¿Qué le has hecho?! —espetó.

Cargando editor
22/02/2018, 13:03
Reina Hada

La Reina Hada miraba también a Zaina desde su prisión de cartón. Por algún motivo, había dejado de gritar y tratar de escapar y parecía intrigada al ver los ojos de la gitanilla. Esbozó aquella horrible sonrisa que dejaba ver sus colmillos.

¿Yo? —preguntó con sorna—. Pero si yo no he hecho nada. La culpa es suya por jugar con poderes que no entiende.

Se rió y luego fijó sus ojos en Kolda.

En cuanto a ti, sucia traidora... no tienes más que esperar. Te prometo que en cuanto salga de aquí, me voy a divertir mucho contigo. Te mataré de la forma más lenta y dolorosa que se me ocurra.

Kolda trató de mantenerse serena ante la amenaza, pero no pudo evitar tragar saliva. La Reina parecía haberse calmado y les miraba con expresión desafiante, sin dejar de mostrar los afilados dientes.

Seguro que os creéis muy listas y poderosas ahora mismo —siseó—. Pero esto está muy lejos de haber acabado. ¿Qué pensáis hacer ahora? Seguís estando solas y vuestra situación no ha mejorado demasiado. Yo que vosotras vigilaría mucho mis espaldas...

Cargando editor
22/02/2018, 14:15
Zaina

-¡No se te ocurra amenazarla!- Zaina pasó por alto el comentario sobre jugar con fuerzas desconocidas y miró con odio a la carta que tenía en la mano. -No saldrás de ahí. El mago es más poderoso que tú.

Y hablando del arcano...¿Dónde estaría el mago?. Tratando de no mostrar miedo, la niña miró a su alrededor. Era la segunda vez que el hada se burlaba y decía que había algo cerca.

¿Por qué? ¿Qué me pasa?

-Annete, por favor...-dijo en tono débil tratando de acercarse a la puerta -¿Puedes mantener el fuego?

La niña se apoyó en la puerta y miró a Kolda con preocupación. Si no fuese por Annette y por ella no habría sido capaz de ponerse en pie. "Vigila" murmuró antes de empezar a llamar a sus compañeros.
-Chicooos ¿Estáis bien?

Cargando editor
22/02/2018, 15:02
Anette

Anette estaba agazapada en el suelo, temblando de miedo. La escena de la captura de la Reina Hada había sido aterradora, con seguridad mucho más de lo que esa niña había visto en su corta vida. No se atrevió a acercarse a Zaina ni a decir nada hasta que esta se dirigió a ella.

Va... vale —musitó, y corrió a coger más cartoncitos y papeles para que la pequeña hoguera no se apagase.

Cargando editor
22/02/2018, 15:04
Narrador

Zaina se dio cuenta entonces de que el intenso temblor que había sentido antes había cesado. Todo estaba otra vez en calma, aunque la tensión se podía cortar en el ambiente.

Apoyó la oreja contra la fría puerta de metal después de llamar a sus amigos, pero no oyó nada. Al otro lado de esa puerta sólo había silencio. ¿Qué les habría pasado?

Cargando editor
22/02/2018, 19:50
Zaina

-Kolda... si es sangre ¿Por qué no me pican ni me duelen? ¿No les estará pasando algo a mis amigos y es por eso?... Además, no sé muy bien que hacer con esto- dijo moviendo la carta y esperando que se marease mucho dentro. Por primera vez en la noche, Zaina se sentía casi sin ideas y desorientada. No sé le ocurría muy bien que hacer, de modo que intentó pensar. Y recordó que Annette iba a decir algo antes de que apareciese el hada.
-Annete, ¿Qué decías antes? A lo mejor hay algo en tu historia que nos ayuda a salir- mientras preguntaba, la gitanilla cogió el hierro que Jess le había pasado, pero se sentía tan cansada que no se veía capaz de forzar la cerradura. De modo que simplemente manipuló la manija, intentando abrirla.

Cargando editor
23/02/2018, 19:51
Kolda

Kolda negó con la cabeza, dando a entender que no estaba segura de nada.

No lo sé, Zaina —dijo—. Aunque supongo que es un alivio que no te duelan y puedas ver bien... En cualquier caso, ten mucho cuidado con la carta. Ha sido increíble lo que has conseguido, pero si la Reina se escapa estaremos en problemas. Ahora sabe de lo que eres capaz.

Cargando editor
23/02/2018, 19:55
Anette

Anette oyó la pregunta de Zaina y durante un momento no supo a qué se refería. Ladeó la cabeza con gesto de duda, pero luego abrió la pequeña boca al recordar.

¡Ah! —dijo—. Me... me preguntaste donde estaba antes de estar aquí y...

Se llevó una mano a la frente y frunció un poco el entrecejo. Trataba de hacer memoria.

La verdad es que no recuerdo cómo he llegado. Antes de estar aquí estaba en... en una calle, cerca de la plaza de la iglesia. Había ido a beber a la fuente que hay allí porque tenía sed, pero nevaba y hacía mucho frío, así que estaba buscando refugio. A lo mejor... a lo mejor me desmayé y alguien me trajo aquí. Alguien...

¿Fuente en la plaza de la iglesa? Zaina no había estado mucho tiempo en Noxville, pero no recordaba para nada que hubiera una plaza con una inglesa y una fuente. Entonces Anette pareció asustarse y abrió mucho los ojos.

¡Oh, no! ¡Mis cerillas! —giró un par de veces sobre sí misma como una peonza, buscando algo. Luego corrió hasta la pequeña hoguera. Había una cajita de cerillas justo al lado—. Gracias a Dios, aquí están. Si las hubiera perdido, me hubiesen reñido mucho...

Se guardó la caja de cerillas en un bolsillo pequeño, pero siguió mirando a su alrededor, nerviosa.

Tengo que volver a casa —murmuró—. Mamá se preocupará...

Cargando editor
23/02/2018, 20:05
Narrador

Mientras escuchaba lo que Anette le contaba, Zaina colocó una mano sobre la manija de la puerta. La giró y, para su sorpresa... ¡la puerta se abrió! Y no sólo se abrió, si no que la niña tuvo que taparse los ojos alarmada, porque una intensa luz cayó sobre ella, deslumbrándola.

Cuando pudo volver a abrir los párpados, descubrió que de pronto aquella puerta daba al exterior. Afuera, había un bosque espeso cruzado por un camino, mientras una ligera nevada caía del cielo encapotado.

¿Qué demonios...?

Cargando editor
23/02/2018, 20:12
Zaina

–¿Nieve? ¿Y por qué se iba a enfadar tanto por perder unas cerillas? Nosotros no tenemos mucho dinero, pero las venden en cualquier super por menos de un loonie Ohhhh...¡Pero si estamos en verano! Esto no es Knoxville ¿No Kolda? Tú conoces bien ese bosque.– la niña miró a la chiquilla con asombro. Por primera vez se fijo en sus harapos. No era simplemente ropa vieja, era vieja y vieja. O vieja y antigua. Parecía sacada de un libro de cuentos, un niña mendiga o algo así. Pero aquello era imposible.. Aquello desde luego era raro, pero más raro aún que la puerta se abriese al bosque... al bosque nevado... Y Kolda había dicho que aquel misterioso niño había sacado a las hadas de un libro de cuentos, pero ¿cerillas? ¿Qué dian...?– Oh no...

Zaina miró ahora a Anette con la mandíbula desencajada. No podía ser.

–Las vendes, ¿verdad?

Cargando editor
23/02/2018, 20:37
Anette

Zaina hizo aquella obvia pregunta, y Anette la miró y asintió. Incluso una leve sonrisa asomó a su rostro.

Sí, los vendo... Si quieres, antes de volver a casa, puedo venderos algunos a ti y a tus amigos. Son muy buenos y largos, y arden muy bien...

Sacó la cajita para enseñársela a Zaina, sin perder aquella sonrisa, que era la primera que esbozaba desde que se habían conocido.

Cargando editor
23/02/2018, 21:09
Zaina

Y en ese momento, a Zaina se le hizo trizas el corazón.

Acababa de comprender muchas cosas, demasiadas y, por un momento deseó no haber encontrado nunca a Anette, no haber vuelto a por ella. Si Anette era la vendedora de fósforos, volver a su mundo implicaría que muriese congelada en una esquina. Era terrible, demasiado terrible como para pensarlo y más aún para decírselo.
-Anette...

Sin decir nada más, la niña dejó la bolsa en el suelo para poder quitarse la chaqueta. Con cuidado se la puso a la desventurada chiquilla sobre los hombros y la abrazó.

-Ahora mismo estamos un poco lejos de casa, de la tuya y de la mía...-intentó explicar de forma que no se asustaste mucho- Alguien nos ha traído aquí, pero te prometo que no dejaré que te hagan daño. Y puedes quedarte mi chaqueta, te la regalo. Da mucho calor. ¿Verdad?

Zaina miró a Kolda con los ojos llenos de lágrimas. Había evitado pensar lo que le ocurriría a Kolda, Melhi y las demás hadas buenas, porque ellas decían estar preparadas para lo que fuese a pasarlas pero ahora...

Cargando editor
27/02/2018, 01:26
Anette

Anette se quedó de una pieza cuando Zaina le colocó su chaqueta sobre los hombros, y aún más cuando le dijo aquellas palabras. La pequeña cerillera no parecía entender a la gitanilla.

¿Lejos de casa...? —el labio le tembló, como si hubiera confirmado por fin que allí pasaba algo raro.

Miró a Zaina con ojos de cervatillo asustado, como si no pudiera asimilar lo que estaba escuchando. Entonces giró la cabeza y observó la sala donde estaban. Pareció darse cuenta de que aquello, definitivamente, no era Ribe.

Oh... oh, no —murmuró. Dos gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas—. ¿Qué voy a hacer...?

Cargando editor
27/02/2018, 01:30
Kolda

Kolda parecía tener un nudo en la garganta. Se limitaba a mirar a las dos niñas sin saber qué podía hacer para que aquella situación fuese menos horrible.

Debí imaginarlo —dijo por fin—. La Oscuridad está haciéndose más fuerte, adquiriendo poderes nuevos. Y es totalmente maligna, no se lo pensará dos veces antes de emplear cualquier medio, por mezquino que sea...

Frunció mucho el ceño y apretó los dientes, furiosa.

Maldita sea... —siseó—. Tenemos que pensar qué podemos hacer para parar esto...

Cargando editor
27/02/2018, 01:33
Reina Hada

Entonces oyeron una risotada que parecía venir de muy lejos. Se dieron cuenta de que provenía de la carta en la que Zaina había encerrado a la Reina Hada.

Ooooh, qué peeeena —declamó el Hada de color rojo, con gestos exagerados—. Y esto es sólo el principio, pequeñas. Seremos capaces de cosas mucho peores muy pronto. Pero no hay duda de que vamos aprendiendo, ¿verdad? De que nuestros colmillos van mordiendo donde duele, ¿no es así?

Mostró sus afilados dientes, como para ilustrar sus palabras.

Pero no tiene por qué ser así, Zaina —dijo con aquella sonrisa horrible—. Podemos... negociar. Si me sacas de aquí, quizá no seamos tan crueles y dejemos que Anette vuelva a casa. ¿Qué te parecería eso?

Cargando editor
27/02/2018, 01:59
Zaina

–¡Cállate, no vamos a caer en tus trampas! Eres un hada traicionera ¡y sé lo que intentas!– Zaina se sentía sola y débil en aquel momento, pero no estaba dispuesta a permitir que hiciesen daño a Anette... ni que sufriese el terrible destino de su historia. Aquello no dejaba de dar vueltas en su cabeza y de hacerla sentir como si una bola de fuego atravesase la garganta. Pese a todo, la niña intentó sonreír a Anette –Mi yaya...mi abuela Mirza siempre dice que hay que ir pasito a pasito. De momento, te vas a quedar con nosotras, ¿vale? Buscaremos a mis amigos y encontraremos la forma de hacer que no nos hagan daño. Te invitaré a mi casa. Vivo en una caravana... en un carro, ya sabes

La niña desvió de nuevo la mirada a la carta del Hada Malvada. No entendía ni la mitad de las cosas que estaban pasando, pero intentaba ser optimista y creer que era posible conseguir que Anette sobreviviese. También sabía que tenía que impedir que el hada escapase. Con cuidado, envolvió la carta en un trozo de tela para protegerla e impedir que la Reina Hada saliese. Zaina arrugó la nariz. Recordó que en una de las funciones que Bastian, el titiritero, hacía, una madre le había recriminado que matasen al lobo de Caperucita con un hacha. Zaina siempre había oído esa versión del cuento, pero según la señora (que no parecía tener mucho apoyo del público) tenían que contar "la que no tenía violencia". Hasta aquel día, la gitanilla había pensado que era una mujer un poco loca, pero en aquel momento se preguntó si por casualidad no habría también una versión feliz de "La vendedora de fósforos". Algo le dijo que no. Tras respirar un par de veces, la niña miró a Kolda.

–Eso tampoco es Knoxville, pero antes de mirar qué puede ser quiero probar una cosa– La niña cerró la puerta y la volvió a abrir, ¿seguiría habiendo el mismo paisaje?

Cargando editor
01/03/2018, 23:40
Narrador

La puerta hizo un ¡clonc! metálico al cerrarse. Por un segundo, todo quedó en silencio. Luego Zaina volvió a girar la manija roñosa. Su corazón se saltó un latido cuando la puerta se atascó un poco... pero luego se abrió de nuevo. Miró afuera y pudo ver la misma escena que un segundo antes. Un bosque en el que seguía cayendo una suave nevada.