Partida Rol por web

Dormís los dos juntos prácticamente un día entero, despertándoos lo justo para hacer vuestras necesidades y comer algo.

Sin embargo, no despertáis tranquilos. A Willy le pasa algo, se despierta temblando y doliéndose de ambos brazos.

-No me lo puedo creer. ¡Sólo me inyectaron algo!¡No me llegaron a operar!- murmura realmente cabreado al mostrarte sus brazos. Están ligeramente amoratados y las venas centrales han adquirido un tono oscuro, casi negro, formando raices de aspecto realmente desagradable y peligroso.

Willy, por favor relajate, dejame que intente darte un suave masaje , a lo mejor es una simple reaccion alerjica a lo que te pinchasen - y suavizando mi voz asta dejarla en un tranquilizante susurro- tumbate y cierra los ojos y dejame a mi.

Sujeto uno de sus brazos entre mis manos y lo masajeo suavemente esperando su reaccíon... si se produce dolor o nó , si esta caliente al tacto.

Parece que a Willy no le duele tu masaje ni le duele el brazo en ningún caso. Sea lo que sea, es algo que no produce ni reacciona al dolor. Sinceramente, estás anonadada. Quizá no sea algo a "curar". Desde luego, no eres médico ni tienes apenas idea de qué puede ser. No sabes si sería mejor el remedio que la enfermedad...

Entonces recuerdas algo. Una vagabunda de tu grupo, una mujer de origen ruso o polaco o algo así, te habló de alguien que curaba de forma gratuita. Un médico, parece ser, que no cobraba a los pobres. Pero estaba en Staten Island, a un ferry de camino. Los ferry cuestan dinero, a menos que podáis colaros. M... Aunque quizá haya otras soluciones.

Willy, esto parece que es importante , ¿sabes que hay un medico en Staten Island que trata a la gente pobre sin pagar?, podriamos intentarlo, aunque lo que no se es como nos las ingeniaremos con el ferry, ¿intentamos colarnos?- digo mientras miro sus brazos.

Willy aparece patéticamente esperanzado a tus ojos. Tiene miedo y se siente tan desesperado que cualquier luz que puedas ofrecerle le llena de alegría.

-Podríamos intentar colarnos en uno de los coches que cargan en la bodega. O arriesgarnos a robar algo de calderilla del cepillo de una iglesia. Quizá incluso si le contamos parte de la historia al cura...-

Parece mas facil pedirle ayuda al cura que colarnos en un coche de la carga del ferry, ¿estas dispuesto a intentarlo? por que si me dices que si podriamos probar en las iglesias cercanas.

Willy asiente. Salís de vuestra madriguera, observando lo tranquila que está la calle esta mañana. Claro. Es temprano, pero además, es sábado. Las calles se llenarán de turistas pronto, pero de momento están tan tranquilas como es posible en Nueva York. El tráfico no deja de ser denso incluso así.

La verdad es que el plan sale mejor de lo que esperábais. El cura parace muy interesado en la persona que le describís, el médico, e incluso os da un papel con el teléfono de la parroquia para que le pidáis que se ponga en contacto con él.

-Una persona así podría hacer mucho bien.-

También os da dinero suficiente para pagaros el viaje en el ferry, aunque os advierte que quizá... bien, os invita a lavaros y adecentaros un poco en la sacristía. Incluso os cambia un par de vuestros raidos abrigos por otros traídos por parroquianos.

En un par de horas, estáis listos y con apariencia de gravemente pobres pero no sin hogar.

Me muevo incomoda con mi nueva ropa , me pica y no está dada de si en algunas zonas donde roza con mi maltrecho cuerpo- maldita sea Willy, que conste que esto lo hago por ti- le digo mientras recorremos rapidamente las calles que nos separan del puerto- estoi que casi no me reconozco- digo mirandome con ojos estrañados tenemos que -darnos prisa , venga Willy, hoy asta tenemos dinero para pagar- le digo mientras me acerco al tipo que vende los tiquets- dos para Staten Island por favor - le digo bajando el rostro para que no lo vea con claridad.

El tipo desconfía, pero no le queda más remedio que aceptaros a bordo. Uno de los miembros d ela tripulación os observa de cerca mientras buscáis un rincón tranquilo donde sentaros mientras cruzáis las aguas de la bahía.

El trayecto es de una hora aproximadamente y al llegar a Long Island la gente se baja de golpe ansiosa por llegar a sus ocupaciones. Pero ni de lejos son tantos como los que a la inversa van de Long Island hacia Mahattan. En cualquier caso, ninguno de los dos bandos son muchos. Sábado, vuelves a recordar.

Así que allí estás, en el puerto de Long Island, junto a tu amigo Willy que se mira preocupado los brazos, con tan sólo un nombre en la cabeza: "Doctor Rosu".

Staten Island es lo unico que tenemos aparte del nombre del doctor por lo que me dirijo a la primera cabina de telefono en busca de cualquier guia telefonica que pueda darme una direccion precisa- venga Willy que tenemos prisa por que te miren eso.

Buscas en un par de cabinas hasta darte cuenta de tu error; entonces decides pedir la guía en un bar, pidiendo un café para evitar suspicacias. En él inviertes el último dinero que os quedaba.

Revisando la guía, encuentras sólamente a un o una tal M. Rosu, pero no aparede la típica señal M.D. que da a entender que se trataría de un médico. No hay más Rosu en Long Island. Pero al menos ya tienes una dirección.

Comparto el café caliente con Willy, mientras buscamos en la guia por el nombre del doctor. Encontramos una coincidencia en la guia pero no aparece que sea doctor,de todas formas apuntamos la direccion.
Willy, vamos a ponernos en movimiento que no sabemos cuanto tiempo tardaremos en llegar andando hasta este sitio- le digo mientras miro la direccion apuntada en la servilleta, y mirando hacia el camarero - perdone,¿ sabe como podriamos ir andando desde aquí hasta esta direccion?- le digo con un tono muy respetuoso y sumiso, esperando que se sienta obligado a ayudarnos.

-Ah, está bastante cerca.- te responden, intentando no acercarse demasiado a tí -Por ahí.-

Las indicaciones, por vagas, no son muy buenas, por lo que tenéis que dar bastantes vueltas hasta encontrar la calle en concreto, a pesar de que, efectivamente, está muy cerca. Es una zona residencial y tranquila, de clase media-baja, pero ordenada y tranquila.

Por fin, estáis frente al edificio de pocas plantas donde vive M. Rosu. Por aquí pasea alguna anciana o una familia llevando a sus hijos al parque a disfrutar del excelente clima de este septiembre curiosamente tranquilo y caluroso.

Me acerco con cautela a la puerta de la casa tirando de la manga de Willy para que me siga-espero que sea este el sitio , por que si no estamos jodidos- le digo mientras llamo a la puerta y bajo un poco el rostro para que no lo vea de primeras quien salga a la puerta.

Ya en la puerta, dudas un poco acerca de a qué telefonillo llamar. No te decides, pensando en una excusa, pero antes de hacerlo Willy te da un tirón de la ropa en el codo. Al volverte, te señala discretamente a una veinteañera morena, de pelo largo y aspecto extranjero que se estaba acercando al edificio desde la otra acera y parecía a punto de cruzar, pero ahora os ha visto y durante un segundo, duda.

Miro a la joven por unos segundos antes de respirar profundamente y llamar a uno de los telefonillos.

La joven parece dudar unos instantes, pero finalmente empieza a avanzar a buen ritmo hacia vosotros, con una cesta para gatos que lleva en los brazos. Su paso es firme y mira directamente al frente. De hecho, pasa junto a vosotros en el momento en que llamas al telefonillo y os ignora o hacer ver que lo intenta, mientras saca sus llaves.