Partida Rol por web

Aprieto los dientes y corro como alma que lleva el diablo. -Nunca mejor dicho....- Pienso mientras noto mi cuerpo en tensión, sintiendo cada musculo de mi cuerpo moverse a una velocidad sobrehumana, notando la sangre recorrer mis musculos, casi hasta puedo sentir los latidos y  mi respiración...

-No puedo fallar, no acelereis...- Les sugestiono mentalmente...

No creo que me falte nada - Mientras inspecciono levemente la habitacion con la mirada - Puede retirarse. - Una vez en soledad, me recuesto en la cama para ponerme a pensar en lo sucedido... las imagenes aparecian en mi menten como flashes que ivan y venian trayendome los rostros de los toscos cainitas y de mi hermosa anfitriona. De repente, y detras de ese pensamiento aparece la cara de mi simpatica jefa... empiezo a imaginarme su sonrisa cuando se entere de todo esto... el sueño me va reclamando y solo me dejo abrazar por el.

El hombre te lanza una mirada profunda, parece que estuviera evaluándote antes de tomar una acción, era un poco molesto el actuar parsimonioso y excesivamente calmado de aquel sujeto. Descolgó la bocina y marcó los tres números que recordabas. Pasaron unos instantes antes de que el hombre hablara a través del auricular.

-Edward L'strange busca al señor Langley... no... dice que es importante...- dice mientras te mira fijamente, parece esperar algo. Luego la voz metálica desde el otro lado responde algo que no se puede entender desde donde estabas. El recepcionista asiente y luego aparta un momento la bocina, parece estudiarte antes de hablar.

-¿Cuál es su asunto señor L'strange?, no tiene cita previa- comenta mientras su mirada desde un par de arrugas, te reporta quizás un gesto de formalidad y burocracía, de molestia.

William Danton: 54 Metros.

Espía de Kingsley: 30 Metros

Distancia: 176 metros

Aquella proeza era simplemente sorprendente, de repente todos tus músculos se tensan y el viento te pega de lleno en el rostro, tus pasos resuenan apenas sobre el pavimento, mientras te empujas hacia adelante, a una velocidad claramente sobrehumana, el pavimento y todo pasaba a gran velocidad, casi como si fueras en tu motocicleta, solo que la respiración humana, el latido agitado, no había nada, más que ese movimiento mecánico y tu rostro concentrando toda la energía de tu cuerpo, para alcanzar el auto.

No obstante, oyes el carro derrapando, como si le hubiesen metido el acelerador a fondo, algo de humo sale de los neumáticos y el vehículo arranca inmediatamente, adelantándose a sus malas intenciones, y tratando de huir...

Pero tu naturaleza te da la ventaja, aún contra ese auto y logras sacarle algo de distancia, pero sigue estando a una buena distancia... el sonido del motor llega hasta tus oídos, todos tus poderes vampíricos en su esplendor han de haber asustado al conductor seguramente...

Cualquiera que te viera a esa hora, no se lo creería...

Aprieto el paso, noto como la sangre bombea en todo mi cuerpo. -No os ireis sin que hable con vosotros....- Pienso desviando más sangre a mis venas y sacrificando un poco para activar de nuevo Celeridad....

Lanzo miradas para comprender su ruta de escape y acortar más distancia, pero de momento, sigo en linea recta tras ellos...

William Danton: 18 Metros.

Espía de Kingsley: 45 Metros

Distancia: 203 metros

Por un momento, y en el fragor de la persecución, olvidas mantener la velocidad sobrehumana, lentamente te detienes, y la velocidad va disminuyendo, la inercia te ancla fuertemente a donde estás, y todo lo surreal y extraño de esa escena se desvanece, eres un hombre corriendo, dispuesto a averiguar lo que sucede.

No obstante, el auto no se detiene a esperarte, se aleja bastante más y aprovecha tu descuido para tomarte ventaja, cruza la siguiente calle y tu al mismo tiempo cruzas la calle, corriendo en medio de la soledad de la noche. Y para hacer las cosas más difíciles, parece ser que el perseguidor, ahora perseguido, insiste en mantener la ruta en línea recta... sin desvíos, la sangre de nuevo va a tus músculos y empieza a fortalecer nuevamente tu cuerpo, es el momento de ganar velocidad una vez más.

Vuelvo a notar el subidón de la sangre correr por mis venas, el viento en mi cara, las calles se convierten en un borrón a mis laterales, gano terreno y de repente. *Zas!* -Mawwwwwwwwwww!!!!- Tropiezo con algo y caigo al suelo de bruces, a varios metros más adelante caé un gato negro literalmente reventado del choque.

-Mierda!- Exclamo golpeando el asfalto con los puños.

Una ira furiosa empieza a recorrerme desde la columna hasta la nuca, erizandome los pelos y poniendome la carne de gallina. Cierro los puños con fuerza hasta que mis nudillos se vuelven blancos.

-Agh!- Me levanto sacudiendome el polvo de la ropa y lanzo un gruñido sordo. -Grrrrrrrrrr...-

Definitivamente la suerte no está de tu lado, el suelo te da de lleno y giras un par de metros hasta que que logras darte cuenta de donde estás y como es que llegaste allí. Te levantas un poco adolorido y tensionado, mientras observas como el auto te toma otra calle de ventaja, te sacudes el polvo, y luego, lo notas, el auto se detuvo allá en la lejanía, te había sacado buena distancia, pero una vez parecía actuar de forma extraña.

Polvo, suciedad, y el ruido sordo de tu caída, pronto el impacto se desvaneció en un eco silencioso, retornandole la tranquilidad a las calles de Filadelfia. La persecución había terminado y tu habías perdido.

Escupo al suelo y me doy la vuelta aún dolorido para dirigirme tranquilamente al callejón donde dejé la moto, y el acceso a las alcantarillas. Miro el cielo, aún con el sabor ferroso de la sangra en mi boca, mi sangre. Esa sensación de perdedor volvia a apoderarse de mi.

Me jode, pero estoy empezando a acostumbrarme. Crujo mis hombros y mi cuello. -Falta poco para que amanezca, ya jugaré al ratón y al gato otro dia.... Y puede que me esté acostumbrando a ser un perdedor, pero eso no quiere decir que me guste....- Me recuerda mi mente mientras avanzo con parsimonia al callejón, y me doy cuenta de lo recorrido. -Joder....- Niego con la cabeza.

Sé que no tengo cita previa, Señor, pero vengo a ponerme a disposición del Señor Langley. Tengo que hablar con él sobre un asunto ocurrido esta misma noche. Le dijo al recepcionista.

Seguramente, el Príncipe ya conozca todos los detalles de lo que ha pasado.

Es más, muchos más detalles que los que yo sé. Pero tiene que escucharlo con mis palabras, de mi boca.

Yo no soy un asesino... soy un estudioso de los Cainitas.

Por favor, necesito verle.

Erik apareció tras un rato por la escalera, la casa ahora estaba silenciosa y el invitado no había armado demasiado revuelo al momento de dormir. Erik se veía más tranquilo, pero al mismo tiempo expresaba algo de confusión, tras todo lo que había sucedido. Entró por la sala y te observa intensamente, como si estuviera pensando muy bien lo que te iba a decir.

-: Lauren... no quiero cuestionarte... pero... ¿estás segura de todo esto? quiero decir... Danton no se veía muy feliz, L'strange salió corriendo... y tienes a este sujeto silencioso y refinado como invitado... - dijo mientras se acercaba un poco. Esperando una respuesta amable, sus ojos reflejaban un poco ese deseo y esa atracción sobrenatural que sentía tu criado hacia tí, ese toque de lascivia y lujuria en su mirada, casi imperceptible.

-¿Quieres que llame a tu amigo... que pasará si se ofrece a venir en las horas del día?- pregunta precavido.

-Dice que necesita verle- dice el hombre acercando la bocina y hablando por ella. Por unos instantes la voz metálica del otro lado habla, luego guarda silencio un momento, y luego parece continuar, hasta que se detiene. -Entiendo- responde el recepcionista mientras cuelga el teléfono, y recoge el periódico que está sobre la mesa. Luego te mira silencioso y finalmente se decide a hablar. -:Espere por favor un momento- dice espetando con poca suavidad, abriendo el periódico y continuando en su lectura.

Pasan un par de minutos, en los que el silencio es incómodo, te empiezas a impacientar, lo único que marca el tiempo es la respiración del recepcionista, que parece imperturbable y actúa como si tu no estuvieras ahí, se rasca la cabeza en un momento, se suena en otro momento. Pasa las páginas del diario. Y tu gastando tu tiempo.

Pasan casi 10 minutos hasta que algo llama tu atención allá afuera. El recepcionista también lo nota, así que se levanta con rapidez, y se dirige hacia la puerta. Un auto se ha parqueado en la calle, de él se baja una silueta oscura, que camina con lentitud. El recepcionista abre la puerta dándole paso. Y quedándose en absoluto silencio.

Un hombre alto y delgado aparece por la puerta, usa un blazer, una camisa blanca, está algo formal, su cabello está desordenado y su tez parece pálida está oscurecida y algo irregular, usa unos lentes redondos y en tiene un cigarrillo encendido, tiene una barba irregular, sin afeitar, que se acentúa en su barbilla y alrededor de su boca, como si no se hubiera afeitado. Su aspecto es serio, sus manos van a los bolsillos, se mueve con un aire lento, tranquilo, y cuando entra, saluda con un asentimiento al humano. Luego te mira.

Lo recuerdas perfectamente, es Horatio Ramsey, el encargado de la seguridad y vigilancia de los Elíseos, el guardián de los Elíseos de Filadelfia. Un hombre seco, serio y leal al príncipe. Claro que la última vez que viniste con Samantha, él bajó en el ascensor a recibirlos, escasamente se le ve sonreír y siempre tiene ese aspecto desaliñado, es bastante impersonal y por lo que recuerdas, un poco cortante.

-: Muy bien L'strange- comentó mientras se paraba frente a tí, su mirada era aparentemente tranquila, el reflejo de la luz ocultaba el color de sus iris -El señor Langley no se encuentra, así que cual es ese asunto tan importante que debe tratar con él?- comentó sin más vueltas, retiró el cigarrillo de su boca, y exhaló algo de humo, el olor a nicotina llegó hasta tí, y el humo también.

- Pues que venga, - asintió volviendo a incorporar la cabeza para mirar al hombre - tratas tú con él y después me informas en la noche. - inquirió con un gesto de su mano - Sobre esos cainitas... No te preocupes, son animales. - sentenció con un gesto despectivo - No voy a permitir que me falten al respeto en mi propia casa, - negó con la cabeza sin dejar de mirar al ghoul - si no quieren mi hospitalidad, peor para ellos. - terminó encogiendo sus hombros y volviendo a apoyar la cabeza en el respaldo del asiento.

El silencio de la noche se apodera nuevamente del lugar, cuando llegas al callejón, y ves a tu moto esperándote silenciosa, callada, cuando vas a entrar al callejón, notas como el auto da un giro para quedar ahora mirando en la dirección contraria, las luces están encendidas y apenas si tienes un atisbo de quien está al volante, allá tan lejos, pero algo es seguro y algo queda comprobado, parece vigilarte, y en lugar de huir, persiste en observarte, o eso puedes intuir desde tu posición.

Y para rematar la faena, en medio del fragor de la persecución, te has perdido en los barrios de Filadelfia, no sabes como salir exactamente de donde estás o llegar al museo de Arte, y el tiempo corre, la noche solo tiene un par de horas de vida, antes de que de paso al sol, y la soledad se ensaña en tu contra, como si no bastara que la dama Fortuna te hubiese dado la espalda, y que Jeremias Erickson dejara tras de su desaparición tantos interrogantes...

Rematando con el último conflicto de la noche y una soga sobre tu cuello, que se aprieta cada vez más.

-:Entiendo Lauren- dijo mientras observaba en silencio, suspiró mientras finalmente habló -Iré a llamar al doctor Wright, y te avisaré entonces- dijo mientras desaparecía hacia las escaleras a realizar la llamada. El silencio cubre la casa, los pasos de Joseph apenas si son audibles, y el viento toca con suavidad las ventanas.

De no ser por tanto que ha sucedido, esta sería una noche como cualquier otra, anoche cerca a esta hora, quizás más tarde, todo había dado inicio. Lawrence había venido con su invitación y parecía que iba a ser una noche tranquila. Ahora la situación había decaído hasta el punto de tener que encontrarte allí, pensando en como salvar tu pellejo, como tener todo bajo control y las palabras de Madame Kingsley resuenan como una sentencia.

Tu no-vida... empezaba a tornarse tan agitada, cuáles serían los giros del destino? que traería el transcurrir de las horas?