Partida Rol por web

Obsesión

1. La mansión Lázarus

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09/02/2011, 00:52
Director

5 de abril de 989

La casa resplandecía. En la mitad de la primavera, cuando no llovía -y ese año no lo hacía demasiado-, el sol era espléndido. Se colaba por los amplísimos ventanales de la mansión, inundándolo todo de luz. A veces era tan potente que no hacía falta ni correr las cortinas, pues se filtraba por ellas.

Damien ya estaba hecho al ritmo de la casa. Los criados se afanaban en limpiar mientras Jules trabajaba en su despacho, todos en pos de una tarde libre para reuniones sociales y compromisos varios. Elisabeth solía despertar después del amanecer, para ir con su tutora a estudiar hasta el mediodía, lo cual lo dejaba aburrido, aunque sólo en teoría. La biblioteca estaba repleta de libros interesantes que leer y, al fin y al cabo, no conocía a fondo todos los recovecos de la mansión.

Para Aleph y Celeste, aquel era el primer día en la casa. Habían pasado la primera noche en las confortables camas, habían desayunado a solas en el comedor -habían despertado tarde, y no era de extrañar, teniendo en cuenta la hora a la que se acostaron- y ya estaban listos para vagabundear por la mansión y emprender el tour prometido, aunque el mayordomo no pareciera demasiado conforme con la idea.

Pero mientras se disponían a iniciar su día, una melodía muy llamativa llenó la casa. Su origen era la sala de música, cuya puerta se encontraba abierta y, por tanto, no sería maleducado irrumpir en ella. Era una canción alegre y tranquila, con un buen humor sorprendente.

Como haría cualquier invitado curioso o cualquier amante de la música, los pasos de Damien, Aleph y Celeste los llevaron hasta la sala. Era la primera vez que coincidían, y ninguno tenía noticia del otro. No había habido tiempo para las presentaciones.

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09/02/2011, 01:14
Elisabeth Mastrall

Jules estaba al piano. Era un instrumento enorme, de madera mate y oscura. Él, a diferencia del piano, vestía de gris perla, con el brazalete negro en torno al brazo. Tocaba con los ojos cerrados y media sonrisa en los labios, con elegancia y pulcritud. Una joven adolescente, a su lado, sonreía de oreja a oreja, fascinada por la música. Era rubia y alta para su edad, y vestía un elaborado vestido azul con volantes. Al finalizar la canción, aplaudió risueña.

-¡Ha sido precioso, Jules! ¡Toca otra!

Era sábado, de modo que la joven no debía estudiar. Y Jules, al parecer, podía tomarse ese momento de asueto.

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09/02/2011, 01:17
Jules Lázarus

Jules abrió los ojos y devolvió una cálida sonrisa a la joven.

-Una más y te toca a ti. Quiero ver cuánto has mejorado.

Su expresión alegre se disipó en parte al ver que tenía público junto a la puerta.

-Vaya, Damien... Y Celeste. Y... ¿Aleph? -Se puso de pie dio unos pasos hasta ellos-. No es necesario que esperéis fuera. Podéis entrar. Elisabeth, Damien... ellos son Celeste y su amigo Aleph.

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09/02/2011, 01:24
Aleph

Aleph escuchó la melodía en silencio, dejando que la música fluyera a través de sus oídos. Sabía apreciar la belleza, y esa canción, desde luego, lo era. Pero, al mismo tiempo, era fría, artificial. Ejecutada de forma limpia y clara, por alguien que tocaba con sentimiento, pero, al mismo tiempo, con pulcritud y elegancia... Con demasiada elegancia

Encantado

Pensó en decir algo sobre la manera de tocar de Jules, aunque acabó por callar

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09/02/2011, 01:28
Aleph

 La conciencia de Aleph rozó levemente la de Celeste, con actitud casi juguetona

Bonita canción. ¿Estos también son de tu familia?

Notas de juego

 No sé si Aleph podrá comunicarse a voluntad con Celeste, o será solo cuando tu pj diga, pero por si acaso, lo pongo aquí. Quítalo, master, si ves que no puedo

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09/02/2011, 01:42
Damien Goldman

Pese al cambio de gesto de Jules, Damien sonrió ampliamente cuando acabó la canción. - Así le podrías alegrar la mañana a cualquiera, Jules. Se te da muy bien... mira tú por donde, una de las cosas que deberían haberme enseñado en la Citadelle... pero bueno, seguro que para ellos sería una pérdida de tiempo. ¡Ah, hola al resto también! - primero se dirigió a Elisabeth, a quien le guiñó un ojo y le susurró sin preocuparse demasiado por el tono de voz. - Me parece que te toca deleitarnos con tus habilidades en el piano antes de lo previsto, a Jules le toca hacer de anfitrión. -

Entonces se giró hacia Celeste y Aleph, un par de segundos después de que Jules los presentara. - ¡Encantado! - Damien se acercó hacia ellos e hizo una corta reverencia en dirección a la chica. - Una agradable sorpresa encontrarse a una mujer tan hermosa por aquí. -

Damien giró sin mover los pies para mirar a Elisabeth. - Después de ti, Elisabeth, por supuesto. - y soltó una jovial risa, volviendo a Celeste.

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09/02/2011, 02:06
Celeste Índigo

Sinceramente, espero que ellos me resuelvan esa pregunta.

La voz de Celeste sonó alta y clara en el alma de Aleph. Su canal de enlace era perfecto, y permitía conversaciones que en voz alta, nunca se producirían.

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09/02/2011, 02:08
Celeste Índigo

 La música acudió a los oídos de Celeste como una sutil llamada. Pero era tan bella que parecía una obligación personarse en el origen del sonido. Además, supuso que en el lugar desde donde partían aquellas notas podría encontrarse con nuevos compañeros de juego. Al fin y al cabo, eso es lo que era para ella esos días. Un baile de palabras oscuras, que ocultaban más cosas de las que decían, mientras los hechos y lo que realmente se pensaba se quedaba oculto tras ellas.

Veamos que nos depara la mañana, ya que el mayordomo parece empeñado en no realizar la visita. Al menos pasaremos el tiempo.

Llegaron a la habitación, y allí estaban Jules, una chica escuchando la melodía, y un joven repeinado. La música sonaba mucho más limpia desde esa posición. Hasta parecía que a Aleph le gustaba, pues la escuchaba con detenimiento. Celeste ignoró, parcialmente, la melodía. No es que no fuera bella, ella no juzgaba eso, simplemente esa belleza era algo que ella no valoraba. Para la chica, era mucho más bonita una buena demostración matemática, o un precioso experimento de física. ¿Era rara? Quizá.

En ese momento, el chico repeinado se presentó. Bueno, en realidad simplemente hizo lo que todos los nobles tenían por costumbre hacer. Ser sumamente educados con todo el mundo. No es que a Celeste no le gustara ese tipo de trato, sino que le parecía demasiado cargante. De nuevo disfrutaba más de una reacción química, que del trato humano. Salvando grandes excepciones.

La chica sonrió amablemente ante las palabras de Damien. Más por inercia que porque realmente lo sintiera. El comentario sobre su belleza era ya habitual, pero no se inmutó. Cerró levemente sus ojitos, y giró la cabeza, dando a entender que el comentario la ruborizaba. Pero nada más lejos de la realidad.

-La sorpresa también es mía caballero. Esperaba su nombre antes del piropo, ya que no le conozco.- Celeste soltó una risita, aunque su voz soná un poco grave y autoritaria, realmente ahora sí que estaba bromeando.- Pero bueno, supongo que me tocará presentarme. Soy Celeste Índigo, hija b... hermanastra de Jules. Y este chico tan guapo.- Celeste guiño un ojos a su compañero.- Es Aleph, un amigo del cual no me separo nunca. Sería un honor conocer su nombre.

Los ojos de Celeste se clavaron en Damien. Unos ojos marrones, profundos y penetrantes, escrutaban sus movimientos. Pero, acompañados por la media sonrisa de la chica simplemente parecían curiosos.

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09/02/2011, 11:11
Elisabeth Mastrall

Mientras se ruborizaba por el comentario de Damien, Elisabeth contempló a los recién llegados con la misma fascinación con la que había observado la actuación de Jules. Sus ojos iban de Celeste a Aleph y volvían al cabo de un segundo. Parecía encantada con la idea de tener gente nueva en casa, gente que ella desconocía y que debía de parecerle de lo más exótica.

Tragó saliva y se apresuró a hacer una corta reverencia ante los desconocidos.

-Yo soy Elisabeth. Soy la... la protegida de Lucas. ¡Vaya, Jules! No me habías dicho que eran tan... tan jóvenes -Sonrió con genuina alegría mientras trataba de no mirar a ninguno de los dos demasiado fijamente-. ¡Vaya!

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09/02/2011, 11:20
Jules Lázarus

-¿Te los imaginabas ancianos, acaso? -preguntó Jules con una sonrisa que sólo tenía para Elisabeth-. Oh, supongo que como siempre vienen invitados de la edad de mi padre... Elisabeth, querida, ¿por qué no tocas para nuestros huéspedes? Estoy seguro de que no han oído nunca nada parecido.

Le cedió el puesto en el piano, que Elisabeth aceptó gustosa.

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09/02/2011, 11:23
Elisabeth Mastrall

-¡Claro que no! -respondió Elisabeth sonrojándose-. Es sólo que... No estoy acostumbrada.

Tragó saliva de nuevo y estiró los dedos.

-No será lo mismo sin que María cante, pero... -Y tras carraspear, empezó a tocar.

La técnica no era tan buena como la de Jules. La muchacha tenía los dedos aún cortos y desentrenados, y le faltaban unos cuantos años más de práctica, pero era una pianista competente y sentida. Al terminar, Jules aplaudió y le apretó afectuosamente el hombro.

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09/02/2011, 14:07
Aleph

 Curiosamente, la nueva melodía le resultó más agradable. Quizás Elisabeth era más inexperta e insegura, pero su estilo tenía algo de lo que Jules parecía carecer: Naturalidad. Era una música más desnuda, más pura. Quizás, con el tiempo, eso se perdiera. Llegaría el momento en el que Elisabeth aprendiera a tocar como sus maestros, y pronto incluso eso se perdería, al igual que se había perdido, al parecer, para Jules. Aún perduraría el sentimiento, pero ya no sería lo mismo. Acabaría enredada entre fórmulas, posturas, y técnicas de interpretación que acercaría el sonido a la perfección que todos buscaban, a una madurez innatural, impropia ¿Que era más hermoso, ver un pichón intentando dar sus primeros aleteos, aprendiendo a volar? ¿O contemplar la blanca paloma alzando el vuelo, majestuosa y elegante?

Sin darse cuenta, se encontró a sí mismo embelesado, escuchando la música con una sonrisa en el rostro, una sonrisa que mostraba paz y serenidad. La última nota permaneció unos segundos en el aire, como si se resistiera a abandonar el mundo, aferrándose a sus oídos con insistencia. Al final, solo quedó el silencio. Y luego, los aplausos de Jules

Ha sido... Hermoso

No dijo nada más. Las palabras sobraban

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10/02/2011, 13:57
Damien Goldman

En cuanto la melodía acabó, Damien aplaudió con ganas. La verdad es que le había gustado mucho la interpretación y pensó que si continuaba tocando el piano podría llegar a ser una gran artista. ¿Quién sería esa María? Por lo que había oído a Jules supuso que debía ser una amiga de Eli que cantaba, pero tampoco tenía mucha más información.

- La verdad es que lo has hecho genial, Eli. ¿Puedo llamarte Eli? Dentro de unos años Jules se avergonzará de tocar a tu lado... - entonces algo pareció pasar por su cabeza y resopló. - ¡Ay, maldita sea! Mis modales. -

Se giró hacia Celeste y, ahora sin reverencia, sólo con una amable sonrisa, volvió a hablar. - Me llamo Damien Goldman, soy el hijo de Don 'debesrehabilitarteparaconseguirunfuturo', un placer, señorita Índigo. Lo mismo digo, Aleph. Espero que charlemos más a lo largo de estos días. -

- ¿Os gusta la música? - dijo a los dos recién llegados a la mansión

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10/02/2011, 14:10
Aleph

 Algo distraído, respondió con voz tranquila aunque distante

Me gusta. No me apasiona, pero sé valorar una buena melodía... Aunque he de admitir que mi estilo preferido es bastante diferente a este

Su mente viajaba por praderas, bosques y ríos. Nadaba entre las notas de una ocarina, o unos tambores, y por encima de los acordes de una canción tan antigua como la propia vida. Una canción que no sería adecuada para un lugar como ese, una danza que recordaba los orígenes del ser humano, cuando el cuerpo olía a montaña y nuestros instintos afloraban a la luz, comulgando con la naturaleza que nos rodeaba. Todo era uno, uno era todo, por aquel entonces. Todo es uno. Uno es todo. Incluso ahora, a tanta distancia de su hogar (si es que alguna vez había tenido alguno), aún podía sentir los cánticos de los sacerdotes Lilium llenando el aire, los susurros de los espíritus danzando alrededor del círculo de piedras, mientras bestias, humanos, e incluso los propios árboles y plantas se unían en una tradición tan eterna como inmutable. La música unía el mundo, pero no aquella música, fría y manipulada. La música pura, la música que hacía todos los corazones latieran al unísono. La música que se cantaba en medio de los prados bañados por la luna, mientras se abandonaba todo raciocinio para volver a sentir a la madre naturaleza junto a sus hijos, velando por ellos como una silenciosa vigilante. Desde luego, no era apropiada para un sitio como ese

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10/02/2011, 14:06
Celeste Índigo

 La respuesta del chico repeinado se hizo esperar, pero al final llegó. Ahora ya sabían como llamarse entre ellos sin utilizar esas palabras vacías como: bella dama, mi señora, señorita... Que tan bien quedan en la boca. Era lógico que Damien estuviera también en la mansión esperando la herencia que le tocaba de Lucas, aunque, no siendo exactamente de la familia no es claro qué es lo que le podría tocar.

Bueno, de todas formas parece que "papa" nadaba en dinero, supongo que tendrá para todos.

El chico realizó una nueva pregunta, en relación con las melodías interpretadas por Jules y Elisabeth. Si decía la verdad, Celeste había estado ausente en sus pensamientos mientras la melodía sonaba. No era plato de su agrado, no por se mala, sino por ser inútil y vacía. Pero podría maquillar ese sentimiento, al fin y al cabo no iba a decir delante de todos que había obviado a los intérpretes.

-La verdad es que cuando escucho a gente tocar, no puedo evitar dejarme llevar. Mi mente vuela por parajes olvidados, y evoca sensaciones que hace tiempo que no experimento. Es una experiencia realmente bella Damien, y creo que yo nunca podría igualarles en talento.

Realmente nada de lo que he dicho es mentira, al fin y al cabo eso es un talento... inútil... pero talento, al fin y al cabo.

-Apostaría algo,a que... ¿Puedo tutearle? podrías hacerlo tan bien como ellos si lo intentaras. Dijo Celeste con una sonrisa.

De hecho el chico ya había tuteado a Celeste, pero quería marcar esa pequeña desconsideración. No es que a ella le importara, pero el ambiente era de tal postín que tenía que remarcar ese pequeño error.

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10/02/2011, 14:51
Aleph

 Una breve risa, a través del canal que los une, expresa lo divertida que debe parecerle a Aleph esa situación

¿Con que la música te lleva por parajes desconocidos y misteriosos, no? Me lo apunto, pequeña

La expresión del grandullón no mutó. Sabía que no era el momento para decir nada al respecto, pero, aún así, no había podido evitar esa pequeña broma entre los dos. A veces, hablaba más de lo que pudiera parecer en un principio. Aún así, no había maldad en sus palabras, simplemente una intención inocente, y prácticamente involuntaria, orquestada por el subconsciente de Aleph, de apoyar a su amiga. De demostrarle que, bajo toda es frialdad y etiqueta, aún tenía algo cercano y familiar a lo que aferrarse

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10/02/2011, 15:06
Damien Goldman

- Claro que puedes tutearme. - dijo sin más, pero justo después Celeste dió en el punto clave. - Jajajajajajajajajajajajajajaja. Pod... JAJAJAJAJAJAJAJAJA - el ataque de risa fue tal que tuvo que sentarse para no acabar en el suelo. La maldita risa era pegadizay no sería nada raro ver a casi todos esbozando una sonrisilla pese a lo ridículo de la situación. - Ay... ay... ya... Jajajaja. Vale, uf, esa ha sido buenísima. Me parece que no, querida. Pregúntame sobre el precio que ha costado este piano, sobre cuánto podrías venderlo a dia de hoy, aquí, en Arlan. Podría responderte a ambas preguntas con más o menos precisión. Puedes preguntarme sobre ciencias, historia o protocolo, que me sé defender bien. Y sobre esgrima, sobre eso puedes preguntarme bastante más. Pero yo, ¿tocar yo? Me gusta mucho la música y creo que no sería respetuoso mancillarla con mi falta de aptitud. Ay, es que me imagino con cara bohemia y tocando y se me escapa la risa... -

Quizás alguien desconfiado pensaría que Damien su risa era falsa y se estaba riendo para dejar en ridículo a Celeste, pero la risa era totalmente sincera y había salido de forma natural. - Tendrían que tenerme aquí un par de años dedicado sólo a eso para poder hacer una décima parte de lo que hace Elisabeth. -

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10/02/2011, 15:20
Celeste Índigo

 -¿De ciencia?¿Hablas en serio? ¿Has estudiado la belleza de la matemática? ¿Los misterios de la física y la química? ¿Las medias verdades, ocultas que nos desvela la filosofía? Si es cierto eso que me dices, me gustaría mantener alguna conversación contigo de estos temas. Realmente me fascinan los misterios del mundo, y cómo explicarlos.

Las palabras de Celeste eran sinceras, realmente ese era un tema que le apasionaba, y si su interlocutor tenía nivel suficiente podría tener un entretenimiento interesante. Mucho más que a un par de nobles tocando el piano.

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10/02/2011, 15:42
Celeste Índigo

 Celeste contestó a través del vínculo, con pocas palabras. Aún así sonaba bastante divertida.

-¡Claro, mi cielo! Mientras no escucho puedo pensar, y mi mente vuela.

La situación era, como poco, divertida para ambos. Aleph empezaba a entender cuando no decía la verdad, pero intentaba maquillarla. La verdad es que ese chico la conocía muy bien, pero no tanto como a la chica le gustaría.

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10/02/2011, 16:06
Aleph

 Otra risa

Ya me imagino

Entonces Celeste respondió a Damien, y esta vez, Aleph mudó su expresión, sonriendo

Vaya, parece que te has buscado un compañero de juegos...

En realidad, la idea le parecía bastante esperanzadora. Con un nexo en la familia, era más fácil que Celeste reconsiderara la idea de conocerles mejor, y, con un poco de suerte, los sentimientos fraternales aflorarían... Al fin y al cabo, a la chica no le vendría mal aprender a querer a otras personas. Con suerte, aquel encuentro supondría un paso adelante...

Con suerte