Partida Rol por web

Obsesión

1. La mansión Lázarus

Cargando editor
14/02/2011, 16:00
Celia von Heuser

Tan pronto como Damien se colocó en guardia, Von Heuser atacó. Fue una entrada rápida, un rechazo algo débil y una estocada a la altura del pecho. Tocado.

La espadachina dio un paso atrás y volvió a ponerse en guardia, a la espera del ataque de Damien.

- Tiradas (1)
Cargando editor
14/02/2011, 16:03
Celeste Índigo

 Cuando Celeste cerró los ojos, en apariencia para tomar aire, su esencia voló hasta Aleph y su dulce voz empezó a sonar en su interior.

-Cariño, ¿por qué te contienes? Es obvio que no quiere estar simplemente esperando. ¿Por qué no vas a abrazar a un árbol? ¿O a tumbarte en la hierba?

Cargando editor
14/02/2011, 17:49
Aleph

Aleph sintió la conciencia de Celeste conectando con la suya, y disfrutó de la sensación durante unos segundos, antes de responder

Oh, estoy seguro de que eso les encantaría En su tono había cierta ironía Tranquila, pequeña. Estoy bien aquí. Sé que poco te importa la imagen que ofrezca frente a ellos, pero, por mi parte, quiero que les causes buena impresión. Al fin y al cabo, son tu familia. Y no creo que esta gente valore el que el amigo que has traído junto a ti se ponga a retozar sobre la hierba mientras ellos muestran sus juegos y florituras. Quizás lo valoran como una falta de respeto

Cargando editor
14/02/2011, 18:01
Celeste Índigo

 -Pues al infierno con ellos pequeño. No te sientas cohibido por que sean mi familia, porque mi familia realmente eres tú. Si les causo mala impresión porque hagas eso, ¡que les parta un rayo! No te sientas a disgusto Aleph. Sus juegos de burgueses y la impresión que tengan de mí me importan tanto como la hermosa melodía de hace unos minutos. Siéntete libre, por favor. Halzo por mi.

Celeste volvió la mirada al gigante con esa última frase. Sus ojos, enormes y vidriosos, le miraban fijamente. Era claro que no era una orden, sino una petición. Una súplica de que no hiciera eso por ella, y que olvidara las supuestas reglas sociales que imperaban. Esa no era su familia, y tenían aspiraciones a serlo, tendrían que entender y respetar a Aleph. Era un requisito indispensable.

Cargando editor
14/02/2011, 18:15
Aleph

A través de la conexión se volvió a oír la risa de Aleph

No voy a convencerte, ¿verdad? En fin, si me lo pides así...

Vamos a hacer una cosa: Si yo cedo en esto, y evito guardar las formas, tú tendrás que darles una oportunidad ¿Trato hecho?

En realidad, estaba deseándolo, razón por la que, antes siquiera de que Celeste respondiera, ya se estaba descalzando para pisar la hierba

Cargando editor
14/02/2011, 18:15
Damien Goldman

Damien intentó rechazar el embate de Celia pero no actuó a tiempo y se vió ya al principio con las de perder. El hijo del barón Goldman torció el gesto aunque no pudo verse bajo la máscara. Dando dos pasos cortos hacia adelante intentó hacer una pequeña finta con el estoque y alcanzar a la instructora, pero él mismo se notaba algo torpe y desentrenado.

No puedo haber perdido tanta práctica sólo en el viaje...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Vaya p***... xDDDD PD: VAYA TEMACÍSIMO, qué motivada me he pegado al darle al botón *.* Te quiero Rocío

Cargando editor
14/02/2011, 18:21
Celeste Índigo

 Celeste también rió. En verdad Aleph sabía sacar los buenos sentimientos de su interior.

¿Y no lo he hecho ya? Que yo sepa no les he soltado ninguna bordería. Pero si insistes, voy a ser todo lo melosa que mi estómago me permita.

Si el canal pudiera trasmitir gestos, en ese momento un guiño de sus ojos habría viajado hasta Aleph. Pero dada esa carencia tuvo que recurrir a hacerlo realmente. Fue fugaz, casi imperceptible, pero la expresión de Celeste era divertida, con su media sonrisa y su guiño. Instantes más tarde, su cara volvió a mostrar la frialdad habitual.

Cargando editor
14/02/2011, 18:19
Aleph

 Mientras Celia y Damien comenzaban el combate, Aleph se agachó de forma pausada y tranquila, y comenzó a descalzarse. Luego salió del camino empedrado, y comenzó a andar sobre el césped en dirección a uno de los árboles. El roce del mullido manto verde le hizo sonreír, y a pesar de que aquellas minúsculas vidas habían sido moldeadas y recortadas por los humanos para evitar que la maleza creciera libre y salvaje, Aleph no pudo evitar sentir aquel flujo que tanto echaba de menos cuando se encontraba en la civilización. Sentía como sus piernas le unían con la madre tierra, una conexión tan antigua como intensa, tan lejana como mística. Tan incomprensible, que no se podía explicar con palabras

Todo es uno. Uno es todo

Se sentó bajo la sombra de uno de los árboles, y cruzó las piernas en la posición del loto completo, tal como le había enseñado su maestro años atrás. Ver a una mole como Aleph realizar una postura tan flexible y pasiva era una imagen, cuanto menos, curiosa. Se movía de forma calmada y calculada, y, a pesar de su tamaño y aspecto, la imagen general que ofrecía era de paz, incluso de mansedumbre. Cerró los ojos, ignorando las estocadas de los combatientes, y luego inspiró, lentamente... Expiró

Hacía tiempo que Aleph había aprendido a meditar. Aquel no era el momento, pero, aún así, no pudo evitar dejar que una parte de su mente conectara con la natura, mientras la otra se mantenía atenta a su alrededor

Cargando editor
14/02/2011, 18:28
Aleph

Me imagino que eso te pondrá de los nervios

Aleph no pudo evitar sonreír. Y Celeste se dio cuenta, gracias a la conexión que les unía, de que Aleph se tranquilizaba un poco. Hasta ese momento, era probable que él mismo (y mucho menos Celeste) se hubiera dado cuenta, pero toda esa formalidad y etiqueta habían puesto algo tenso al grandullón. Ahora, en cambio, podía desconectar. A pesar de que muy probablemente Aleph no lo hizo voluntariamente, Celeste identificó sin problemas ese sentimiento que le invadía cuando tenía tiempo para conversar con su yo más salvaje y primario: Felicidad

Cargando editor
14/02/2011, 19:52
Celia von Heuser

Von Heuser no cayó en la finta, sino que rechazó el pobre intento del joven sin apenas despeinarse, lo justo para recuperar la posición inicial.

-No está mal, pero creo que sabe usted hacerlo mejor, Goldman.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Vas tú primero esta vez.

Cargando editor
14/02/2011, 22:37
Damien Goldman

Damien frunció el ceño, medio ofendido por lo mal que lo estaba haciendo... pero en su cabeza retumbaban las palabras que Celia le había dicho. Además, estaba frente a una instructora y él seguía siendo un aprendiz por mucho que hubiera sido en la Citadelle de Beaufort donde le habían aprendido a hacer esgrima.

- No lo dude. - dijo con el mismo tono de voz que antes, totalmente diferente a lo que era Goldman normalmente. En una demostración de su habilidad el novel dió un paso largo hacia adelante mientras mantenía alta la guardia para acortar distancias. Entonces dirigió su estoque hacia la parte central del torso de Von Heuser en un ataque aparentemente muy sencillo, pero en el último momento su brazo hizo un extraño movimiento hacia arriba pero sin desviar su trayectoria, lo que desembocó en un golpe muy certero hacia la parte superior del tronco de la instructora.

Aquel era su mejor movimiento, su mejor baza, la técnica que había perfeccionado por encima de todas en su instrucción.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Uso mi maniobra especial ^^

Cargando editor
14/02/2011, 23:42
Celia von Heuser

El impacto de la punta roma contra el acolchado fue muy claro. Aquel formidable ataque había dejado a Celia sin posibilidad de hacer una parada.

-Eso está mejor -concedió.

Volvió a la posición inicial y lanzó una estocada, pero el joven, ya habiendo entrado en calor, no tuvo problemas para pararlo.

- Tiradas (3)
Cargando editor
15/02/2011, 00:06
Damien Goldman

Efectivamente Damien ya había entrado en calor pero sabía que aquello no era suficiente: el combate acababa de empezar. Ya le había quedado claro que Celia Von Heuser era muy, muy buena. Mejor que él, con mucho, pero le estaba plantando cara y eso para él era motivación suficiente para darse al 120%. No pudo evitar esbozar una sonrisa ante el comentario de la instructora, adelantándose muy rápidamente para asestar otro golpe a la togarense, quizás demasiado arriesgado ya que vió algo vendida su defensa.

¡Concéntrate! ¡Tienes posibilidades!

- Tiradas (4)
Cargando editor
15/02/2011, 00:17
Celia von Heuser

Von Heuser tropezó con sus propios pies, aturdida por la rápida arrancada de Damien, y fue tocada en el brazo. Entornó los ojos y dibujó una enigmática sonrisa que se amplió cuando ella misma alcanzó el estómago del joven espadachín. Volvieron a las posiciones iniciales.

-Ésta es la última vuelta, me temo.

- Tiradas (5)
Cargando editor
15/02/2011, 00:24
Damien Goldman

Damien emitió un gruñido ante el golpe de suerte de Von Heuser. Pese al error de coordinación que había cometido había conseguido alcanzarle y eso le exasperaba. Contaba con una pequeña ventaja, pero ahora estaban empatados. El problema que tuvo es que el comentario de la instructora le hizo ponerse nervioso y aunque se lanzó a atacarla vió que había perdido casi todo su fuelle en el anterior intercambio de golpes.

- Tiradas (2)
Cargando editor
15/02/2011, 00:41
Celia von Heuser

La perezosa entrada de Damien sirvió para que la experta espadachina se aprovechase del hueco en su defensa. Dando un giro hacia la derecha aprovechó la inercia para hacerle vacilar y hundir la punta roma en su axila.

Jadeando, Celia se retiró y se quitó la máscara. Tendió la mano enguantada al joven espadachín.

-No muchos pueden jactarse de haberme tocado dos veces, Goldman. Veo que la Citadelle le ha educado bien.

- Tiradas (2)
Cargando editor
15/02/2011, 01:10
Elisabeth Mastrall

Después de dirigir una mirada distraida a Aleph, que caminaba descalzo por el jardín, algo que para la muchacha debía de ser una ocurrencia de lo más excéntrica, aplaudió con ganas la actuación de Damien.

-¡Qué buen espadachín eres, Damien! -exclamó Elisabeth-. Jules me había dicho que en Gabriel enseñaban esgrima y modales a todo el mundo, ¡pero no pensaba que sería de un modo tan bueno!

Cargando editor
15/02/2011, 01:14
Damien Goldman

Damien se quitó la máscara empapado en sudor: el anterior joven había vuelto a ocupar su cuerpo. Sudando y con una sonrisa estrechó la mano de Celia Von Heuser. Inclinó la cabeza respetuosamente. - Muchísimas gracias por el honor de batirme ante alguien como tú... ha sido muy duro, pero también muy satisfactorio. A mi me han enseñado bien, sí, pero no hay duda de por qué eres una instructora tan reconocida. - dijo para entonces dirigir su mirada a Elisabeth y ampliar su sonrisa. - ¡Gracias, Eli! Espero que hayas disfrutado viéndonos... y he tenido que trabajar muy duro para saber lo que sé. En Gabriel la gente disfruta mucho de la esgrima y es un arte muy practicado... pero allí donde yo estudié son muy severos y te enseñan duramente. Aprendes, mucho, pero hasta que le coges el punto se pasa un poco mal... -

Se quitó la ropa protectora y guardó su estoque tras quitarle la protección, entonces, sin preocuparse mucho de su estilo, se dirigió a la hierba y se sentó... o más bien se dejó caer. - Uuuuf, estoy agotado. ¿Y Jules? Debería haber bajado ya... -

Cargando editor
15/02/2011, 01:31
Aleph

Apenas se inmutó cuando el muchacho cayó al suelo a un par de metros de él. No movió un músculo, como si su mente se encontrara en otra parte, a muchos kilómetros de allí...

Cargando editor
15/02/2011, 01:30
Celeste Índigo

 Celeste observó la batalla atentamente. Al fin y al cabo se lo había prometido a Aleph. Se portaría bien, y nadie tendría nada que decirle, ni que tacharle. Sería una burguesa más. Con la educación y los modales que se esperan de alguien de ese nivel. Una vez terminada, comprobó las habilidades de sus adversarios, y vió como Damien tenía un estilo bastante pulido, y unas estrategias propias, que sería bueno recordar. También comprobó que Celia no era ninguna aprendiz, y que se podía desenvolver perfectamente con la espada.

Aunque un entrenamiento no es lo mismo que una batalla real. Si le quitas esos seguros a las espadas no es solo la habilidad lo que suma, sino la valentía, la resolución y la capacidad de apartar los pensamientos de muerte. No es lo mismo por otro lado, tocar a tu adversario con un arma cegada, que penetrar tu hoja en la piel y ver como su cálida sangre baña el acero. Hay que tener unos nervios muy duros. Y no es claro que aquellos dos combatientes los tuvieran.

Celeste, con una sonrisa en la cara, empezó a comentar:

-Elisabeth. ¿Por qué no nos enseñas tus habilidades? Seguro que te desenvuelves tan bien con la espada que con el piano.

La voz de la chica era melodiosa y sus palabras, sinceras.